Así, Jaime Guzmán concebía la necesaria vinculación que debe existir entre dedicarse a la política y los principios que conforman nuestras convicciones éticas y morales. Sin los primeros, como es obvio, reinaría el individualismo y el caos, y entonces no habría sociedad. Pero, sin los valores, si se carece de un proyecto de Jaime Guzmán y el sentido noble de la actividad política