En tiempos de Revolución. El cine en la Ciudad de México. 1910-1916

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películas nacionales o extranjeras habían tenido hasta entonces– y al parecer fue bien recibida, sobre todo en salones del interior del país, donde era más fácil exhibir obras largas debido a la escasa distribución del cine extranjero. Toscano, de gira con ella en provincia, escribió a su madre: “Mi vista de la revolución anda por Monterrey (…) se hizo una magnífica entrada.”1 Y luego de mostrarla en Querétaro, Salvatierra, Celaya, Silao, Guadalajara, Guanajuato, comentó: “en la gira me ha ido bastante regular, espero (…) ganarme algo al final”.2 Dividida en cuatro partes, la cinta describía acontecimientos ocurridos en más de un año en diversos puntos del país. En la primera se exponían la rebelión maderista, el viaje triunfal del caudillo y su entrada a la ciudad de México; es decir, era una versión de La toma de Ciudad Juárez y el viaje del héroe de la revolución, don Francisco I. Madero. La segunda parte daba cuenta de la campaña electoral, incluyéndose escenas de los contendientes por la presidencia y vicepresidencia, hasta llegar a la toma de posesión; se trataba de materiales que habían sido exhibidos como propaganda maderista. La tercera parte mostraba los festejos que siguieron a la toma de posesión y algunas ceremonias oficiales, culminando con escenas del ejército y de cuerpos de voluntarios organizados para defender al nuevo gobierno. Finalmente, la cuarta parte describía la rebelión orozquista, combatida por el ejército federal.3 Los cuatro grupos de imágenes, enhebrados por la figura de Madero, contaban en conjunto lo que parecía ser un proceso concluido, la historia completa del título. Además de su alcance temporal, que abarcaba ya un par de años, Toscano adoptó en esta cinta la propuesta de montaje hecha por los hermanos Alva en Los últimos sucesos en Ciudad Juárez, en la que se reunían materiales que mostraban distintos lugares del país y se pasaba alternadamente de uno a otro; por ejemplo, a las tomas en Chihuahua de una máquina loca cargada con dinamita que determinó la derrota del general José González Salas, seguían las hechas en México de la revista frente a Palacio Nacional del cuerpo de ejército que iba a combatir a los rebeldes. Pero Toscano descubrió que este procedimiento podía extenderse de 1 Carta de Salvador Toscano a Refugio Barragán, 7 de septiembre de 1912, Fundación Carmen Toscano. Fondo Salvador Toscano. Filmoteca UNAM (en adelante abreviado FST), caja 1, exp. 10. Se reproducen progamas de las cuatro cintas mencionadas en la p. 70. 2 Carta de Salvador Toscano a Refugio Barragán, 17 de octubre de 1912, FST, caja 1, exp. 10. 3 La estructura en escenas se muestra en la ficha respectiva, incluida en el Anexo.

los espacios geográficos o físicos a los bandos enfrentados en la guerra, y así a las tomas de los revolucionarios orozquistas seguían, oponiéndoseles, las del ejército federal. Estas cuatro películas inauguraron en México el género documental conocido como de compilación. (Véase el cuadro 5) No parece que se exhibieran antes obras extranjeras similares que inspiraran su manufactura, por lo que debe contarse a Toscano y los cineastas que hicieron las otras cintas entre los pioneros del género en el mundo.4 En todo caso, su creación fue posible por la acumulación hecha por los documentalistas de materiales cinematográficos reutilizables y también debido al gran interés del público por ver imágenes del héroe que había vencido y hecho exiliarse al viejo don Porfirio. Porque era manifiesto en ellas el propósito de hacer un recuento de la trayectoria de Madero como jefe político, desde las primeras imágenes en movimiento públicas que se habían tomado de él antes y durante la toma de Ciudad Juárez. El documentalismo mexicano se había hecho en la escuela del periodismo filmado, es decir, en el registro de acontecimientos noticiosos como un viaje, un festejo público, un desastre natural. Por eso se desprendía de sus imágenes una intensa sensación de autenticidad, subrayada por el hecho de que los intertítulos que daban coherencia narrativa a las escenas se limitaban a describirlas, sin introducir comentarios de una voz autoral. (Por cierto, la mayor parte de estos documentales eran “firmados” por las empresas que los producían o exhibían, no por el cineasta que los había fotografiado o editado.) Este apego de la imagen en movimiento a lo concreto dio credibilidad también a las películas de compilación centradas en Madero aunque, como las cintas informativas en que se basaban, tuvieran que limitarse a la descripción de los gestos y las acciones de su persona, dejando de lado ideas abstractas y principios políticos. 4 Una de las primeras cintas extranjeras de compilación exhibida en México parece haber sido Revista mundial de 1912, “con los acontecimientos contemporáneos más culminantes”. Programa del Teatro Bernardo García, 8 de septiembre de 1912, Ramos municipales, Ingresos, vol. 2470a. En el ensayo de Jay Leyda Films Beget Films. A Study on the Compilation Film (George Allen & Unwin, Londres, 1964) no aparecen obras mexicanas de esta época. Para su desarrollo en el país véase mi ensayo “Las historias completas de la revolución de Salvador Toscano”, en Pablo Ortiz Monasterio (ed.), Fragmentos. Narración cinematográfica compilada y arreglada por Salvador Toscano, 1900-1930, Conaculta / Imcine / Universidad de Guadalajara, México, 2010, pp. 23-37; y, en el mismo libro, “Cine documental y revolución mexicana. La invención de un género”, de David Wood, pp. 41-53.


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