Los 25 secretos mejor guardados de América Latina

Page 98

Fragmento de su próxima novela Una vuelta yo estaba por menstruar, me había a fumado como tres porros de corrido y andaba súper en cualquiera por la Plop, toda sudada, vestida medio así no más, subiendo y bajando escaleras, sola, saludando a todas las Cuquis, confundiéndolas, hablando cruzado y eso, cantando a los gritos las canciones de moda, hasta que, a la distancia, vi un trolo que no voy a decir el nombre porque es muy conocido. Estaba más dado vuelta que yo, no sé con qué. A mí siempre me gustó ese pibe y guardaba sus fotos en una carpeta del escritorio de la compu que se titulaba “botiquín”. Pajera mal. Sabía infinidades de detalles de su vida gracias al fotolog. Su dormitorio poco ventilado, sin placard, de niño patas para arriba, sus amigos incondicionales y comunes que lo entendían, que estaban cuando se sentía solo y le hacían el aguante en este mundo hostil, rodeado de gente que no acepta que uses cresta. ¡Por favor! ¡Qué imbécil! Pero era una divinura. Muy mujer. Su corte taza, su decoloración y su piel lampiña, lisita, delicada. Le conocía las depresiones, las camperas nuevas y como siete calzoncillos. Divino. Le gustaba subir videos de él medio en bolas hablando a la cámara muy amaneradamente, comentando cosas de la tele. Mega trolo. Estaba re fuerte y lo sabía. El abdomen siempre dentro del encuadre. Lo único que no me gustaba era que se arreglaba el pelo de continuo. Había sido bailarín en un crucero y la gente que trabaja en barcos queda loca, muy para adentro, porque están demasiado aisladas, en el medio de los océanos, usando la misma ropa, viendo las mismas caras, escuchando las mismas canciones del iPod, en un lugar que se mueve tanto, con las drogas que se les terminan en seguida, con toda esa gente con ganas de coger… y él con tan poquita edad, comiéndose los mocos, sin su apéndice, con una Internet re lenta y esos ojitos y esa boquita y esa pielcita... Lo amaba pero también me daba un poco de pena. Me fascinara su aura de internacional, seudoindie y trabajador, más allá de que se partiera en mil, claro. En fin, en resumen, que me lo quería garchar a toda costa al puto ese. Cualquier trolada que se mandaba me calentaba. Se hacía un poco el pobrecito fotografiándose en los espejos de los ascensores, encogiendo los hombros, puchereando, tapándose los ojos ojerosos con un flequillito florecido. Mientras yo veía sus fotos le decía a la pantalla “yo te voy a agarrar, putito”. Y aquella noche lo tenía ahí, casi en la mano, así que no me dejé estar, le miré la nuca con toda mi energía, irradié un rayo preciso, filoso, desgarrador y no sólo hice que se diera vuelta, dejara de bailar y me mirara,

98

FERIA INTERNACIONAL DEL LIBRO DE GUADALAJARA


Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.