Jazz al Parque: 15 años de Jam

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“Desde el principio hemos hecho conteos y encuestas, que son los dos instrumentos por excelencia con que hemos hecho seguimientos a los diferentes Festivales al Parque”, recuerda Fernando. “En el primer Jazz al Parque no teníamos el apoyo de los guías ciudadanos porque no existía el programa Misión Bogotá. Teníamos auxiliares bachilleres de la policía, que no iban uniformados a los eventos, sino vestían una camiseta blanca y se mezclaban entre el público para consultarlos sobre diferentes aspectos”. Estos aspectos fueron muy importantes para la consolidación de Jazz y los demás festivales al parque, porque en los primeros festivales se indagó entre el público principalmente por la pertinencia de la actividad y la percepción sobre la inversión que representa para el distrito su realización. El éxito del festival desbordó la capacidad del Parque de la Independencia y obligó a la administración

distrital a realizarlo en la cancha de fútbol del Parque Nacional, que también se desbordó y presentó diferentes problemas de acústica y deterioro de la cancha. Pasó entonces al Parque El Lago, que es el lugar en dónde hoy se realiza. Juan Carlos Rozo, miembro del equipo de mediciones del observatorio desde hace 7 años, recuerda que al principio en el Parque El Lago no había cerramientos y por lo tanto continuaba como en los años anteriores, en el Parque Nacional o en el de la Independencia, hasta que hace tres años, para un mayor control se delimitó el espacio del festival. “Cuando estábamos en el Parque Nacional el público era diferente, quizá porque pesaba mucho el público asistente normalmente a este parque, es decir, familias con niños que se encontraban con el festival. En el Parque el Lago, si bien se ven muchas familias, empezaron a sobresalir las parejas; muchachos jóvenes con su novia, o grupos de amigos sentados en el prado, hombres solos, que es una característica especial de Jazz al Parque. En los otros festivales no es tan usual ver personas solas”. Para César Pinzón, Investigador del Observatorio de Culturas desde el 2007, el público está bien definido: “Es un público en apariencia de un nivel socioeconómico más alto que en la mayoría de los festivales, un público maduro pero joven, entre 28 y 40 años”, dice. “La gente va a disfrutar y no necesariamente está pendiente del escenario, sino que están como en la conversación entre ellos: ese parque es una maravilla, yo no sé antes dónde se hacía pero ese parque invita a sentarse, a llevar el picnic; entonces se ve el mantel a cuadros clásico del picnic, la canasta, falta el oso Yogui. Se ven también parejas, novios; tranquilos, acostados en el piso. Y niños, claro, no muchos pero si más que en otros festivales”. El trabajo en los Festivales al Parque es siempre extenuante, sobre todo en los que movilizan a decenas de miles de ciudadanos; Jazz al Parque es muy diferente como cuenta Jaime Rodríguez, quien coordina actualmente el equipo de mediciones y ha trabajado en 5 versiones del Festival: “Es un ambiente un poco más relajado comparándolo con festivales como Rock o Hip Hop, que son eventos muy masivos y con una población totalmente diferente. El trabajo es más relajado porque las distancias son Jazz al parque desde el trabajo de campo: una experiencia diferente •159•


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