The FIFA Weekly Edición #2

Page 14

bien dudar un poco más de sí mismo. Perdido en su propio laberinto, el Real Madrid decidió justificar su derrota en los errores del árbitro, una excusa que recuerda a las peores tardes de Mourinho. La realidad es que en un par de semanas todos nos habremos olvidado de ese partido tan normal. Por el momento parece que la gran rivalidad entre Barcelona y Madrid está más viva en las charlas de café que en el campo de fútbol. Hace unos días corrió el rumor de que el Real Madrid estaba a punto de llegar a un acuerdo económico con Bill Gates para que su estadio se llamara Microsoft Santiago Bernabéu. Un amigo mío, seguidor del Barça, escribió en Twitter: “No sé a qué espera el presidente del FC Barcelona para contactar con Apple. El nombre sería muy fácil: iCamp Nou”. Å

Bundesliga

Va s o s d e p l á s t ic o en Berl ín Sven Goldmann es redactor experto en fútbol del diario berlinés Der Tagesspiegel.

El Bayern acabó el partido encerrado en su área y pidiendo la hora... ¡en su propio estadio! Tras los agobios finales, una vez confirmada la victoria de los muniqueses por 3-2, Pep Guardiola declaró que enfrente habían tenido “al mejor equipo al que nos hemos enfrentado hasta ahora”. No hay que olvidar que el Bayern Múnich ya se había medido esta temporada a Schalke, Bayer Leverkusen y Manchester City, a los que sometió con su apabullante dominio. El sábado, el técnico español del club bávaro aprendió la palabra Arbeitssieg, que en alemán significa ‘victoria trabajada’. Y eso que delante no tenía a uno de los hipotéticos grandes de la competición, sino a un recién ascendido: el Hertha de Berlín. A Berlín le gusta verse a sí misma como el equivalente cosmopolita del Bayern, como la ciudad más vibrante del mundo, donde convergen el Este y el Oeste y donde se forja la sociedad del mañana. Hasta hace unos meses, Berlín era una ciudad extraordinaria también por otro motivo: se trataba de la única capital del mundo que no tenía ningún equipo en la máxima categoría del fútbol de su país. 14

“Berlín sigue dividido en lo que al fútbol se refiere: en Este y Oeste y en tradición y comercio”. Es probable que dentro de unos años nadie se acuerde ya de esta historia gracias en parte al Hertha, el descarado recién ascendido que suma quince puntos en diez jornadas esta temporada y ocupa la quinta posición en la tabla, pero también al 1. FC Union Berlín, que marcha segundo en la segunda categoría del fútbol alemán y es un firme candidato al ascenso. El lunes, el Union se enfrenta en un duelo en la cumbre al primer clasificado, el Colonia. Berlín sigue dividida en lo que a fútbol se refiere: en Este y Oeste y en tradición y comercio. El Hertha es el club de la parte occidental de la ciudad, donde se encuentra la mayoría del dinero, pero también donde las deudas son más altas. La entidad albiazul acumula actualmente una deuda de 37 millones de euros, que no es mucho para un jeque árabe, pero sí para una empresa de Berlín, que además de vibrante es también una ciudad sin blanca. El técnico del Hertha, el holandés Jos Luhukay, ha construido con escasos medios un equipo que tras el ascenso del pasado verano se ha convertido en uno de los mejores, más valientes y más eficaces de la Bundesliga. El Süddeutsche Zeitung, un diario muniqués que no suele simpatizar demasiado con Berlín, elogió en los siguientes términos el trabajo de Luhukay al frente del Hertha: “Rara vez se ha visto en Berlín una entidad pública que invierta mejor el dinero”. Sin embargo, eso es cierto sólo en parte, porque la historia del 1. FC Union es igual de apasionante, por no decir más si cabe. El Union es el club de la parte oriental de la ciudad, donde el fútbol se sigue viviendo como en los buenos viejos tiempos. En el campo del conjunto albirrojo, el presidente de la entidad ve el partido con los aficionados en la grada de fondo y bebe cerveza en vaso de plástico como todo el mundo. En 2005, tras descender a la cuarta categoría del fútbol alemán, el Union estaba arruinado, mientras que ahora es un club saneado y dueño de su propio estadio, el An der Alten Försterei. Por medio de grupos de trabajadores voluntarios organizados en turnos, los aficionados han convertido el recinto en una auténtica caldera que pasa por ser uno de los estadios más animados de Alemania. El año pasado, cuando el Union recibió al Hertha en el derbi berlinés, el aforo se agotó en cuestión de horas. La próxima T H E F I FA W E E K LY

temporada habrá que ver cuánto duran las entradas si al Bayern de Guardiola le toca finalmente venir a jugar aquí. Å

Premier League

Tr a s p a s o d e poderes David Winner es un escritor y periodista afincado en Londres. Entre sus libros sobre fútbol figuran Brilliant Orange y Dennis Bergkamp: Stillness and Speed.

Consulten ustedes con los antiguos turcos, incas o romanos. Todos les dirán lo mismo: que ninguna jerarquía dura para siempre. Da igual lo imponente que el poderoso pueda parecer, lo resistente e inexpugnable que luzca su fortaleza: tarde o temprano, todo imperio se desintegra y desaparece. Lo mismo ocurre en el planeta fútbol. La gran pregunta de nuestros días podría cifrarse así: ¿será la hegemonía del Manchester United en el fútbol inglés, al cabo de dos décadas, tan evanescente como la de sus antecesores? A las órdenes de Sir Alex Ferguson el United dominó el mundo cual formidable coloso, y acumuló casi 40 títulos, 13 de ellos del campeonato inglés y dos de la Liga de Campeones. Ningún otro club de fútbol en Inglaterra —ni el Preston North End de los años 1880, ni el Arsenal de los años 1930, ni el magnífico Liverpool de las décadas de 1970 y 1980— ha logrado prevalecer durante un periodo tan prolongado. La brillantez con la que Fergie configuraba sus equipos, su carisma y sus artes motivacionales, habrán aportado una medida de entre 10 y 20 puntos por temporada. Pero Ferguson ya no está. Ha abdicado en favor de su compatriota David Moyes, exentrenador escocés del Everton. Y ahora, cinco meses más tarde, el aura de invencibilidad del United se ha esfumado. Los hinchas del club se toman los desempeños mediocres y los puntos cedidos en casa ante equipos como el Southampton y el West Bromwich Albion como augurios de la invasión de su ciudad por las huestes del rey godo Alarico. Mejor no pensar en lo que habría sucedido si los hom-


Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.