Revista Innova Ocular #24

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OFTALMOLOGÍA 41

Innova Ocular Virgen de Luján ¿Dónde se coloca la ICL? La ICL se implantará dentro del ojo, justo detrás del iris, a través de una microincisión en la córnea, estando diseñada para permanecer en su posición de forma indefinida sin necesitad de ningún cuidado especial. ¿Cómo se coloca la ICL en el ojo? Como estamos ante una lente pequeña, blanda y moldeable, en pocos segundos se puede plegar sobre sí misma e inyectar dentro del ojo. Una vez dentro del ojo, la ICL se despliega y se acomoda dentro del líquido que se encuentra entre el iris y nuestra lente natural, el cristalino. Efectuando un simple procedimiento, la ICL se puede retirar o intercambiar por otra, si fuese necesario. ¿Cómo puedo saber si me puedo implantar una ICL? Para saber si el paciente es candidato a esta cirugía hay que realizar un estudio exhaustivo y personalizado del ojo; mediante topografía con cámara Scheimpflug determinaremos si hay suficiente espacio dentro del ojo para implantar dicha lente con seguridad. Además, debemos realizar un estudio de células endoteliales para conocer el estado del endotelio corneal. A esto hay que sumar el resto de las pruebas que se realizan de forma rutinaria en una consulta para cirugía refractiva. ¿Cómo es la cirugía y el postoperatorio? La anestesia en este tipo de cirugía es tópica, esto es, mediante gotas anestésicas; el paciente sólo sentirá que se le está tocando y unas leves molestias. La lente se inyecta en el interior del ojo introduciendo la punta de una especie de “bolígrafo” (inyector) donde va insertada la lente plegada. Se realiza a través una incisión mínima en la córnea que cierra sin necesidad de suturas. La intervención tiene una duración de unos 10-12 minutos y a continuación el paciente se irá a su casa, pudiendo incorporarse a su vida normal al día siguiente después de la revisión. ¿Qué ventajas ofrece esta técnica? A diferencia de la cirugía láser, la principal

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ventaja de esta técnica es su reversibilidad. La ICL puede retirarse o recambiarse por otra en el momento en que creamos conveniente. Además, se trata de una técnica aditiva, esto es, no elimina ni altera ninguna estructura del ojo, sino que aporta algo adicional al sistema óptico del paciente. Por otro lado, los estudios han demostrado una mayor calidad visual en pacientes intervenidos mediante ICL, mejorando en muchos casos la visión que el paciente presentaba previamente con su gafa. ¿Qué indicaciones y contraindicaciones existen? Los candidatos a esta cirugía deben tener entre 21 y 45 años y presentar miopía o hipermetropía estables, que pueden estar combinadas con astigmatismo. Aquellos pacientes con patologías oculares importantes, especialmente si afectan a la córnea o en casos de glaucoma o catarata, no deben ser intervenidos mediante esta técnica. ¿Qué riesgos o complicaciones existen? Al igual que sucede con cualquier actuación médica, esta cirugía no está exenta de riesgos. La implantación de una ICL es una cirugía intraocular y, aunque son muy poco frecuentes, pueden presentarse situaciones que requieran el tratamiento correspondiente para conseguir los mejores resultados en la visión del paciente. Consideraciones finales sobre la implantación de ICL • Se trata de una técnica reversible y aditiva • Especialmente indicada en miopías moderadas-altas y en córneas finas o patológicas • Aporta mayor calidad visual • La cirugía tiene una duración de minutos y es indolora • Provoca menor sequedad ocular que las técnicas con láser • Aunque pueden darse complicaciones, éstas son muy raras • Recuperación e incorporación a la vida laboral muy rápidas • El paciente debe seguir las instrucciones postoperatorias y las revisiones pautadas

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