LAS 21 LEYES IRREFUTABLES DEL LIDERAZGO

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76 creo que tendremos que estar en lados opuestos. Y como tiene tanta influencia, sé que al principio ganará la mayor parte del tiempo. Pero voy a entablar relaciones con las personas y a atraer a gente nueva a esta iglesia y, algún día, tendré mayor influencia que usted. “Pero no deseo contender con usted”, continué yo. “Usted tiene ahora sesenta y cinco años. Digamos que tiene por delante otros quince años de buena salud y productividad. Si lo desea, estos pueden ser los mejores años de su vida, y que esta sea de provecho. Juntos podemos hacer cosas grandes en esta iglesia, pero la decisión es suya.” Cuando terminé de hablar, Jim no dijo una sola palabra. Se levantó de su asiento, caminó hacia el pasillo, y se detuvo a beber agua de la fuente. Lo seguí y esperé. Después de un largo rato, se irguió y se volvió hacia mí. Cuando lo hizo, pude ver que lágrimas surcaban sus mejillas. Entonces me dio un abrazo de oso y me dijo: “Puede contar conmigo, estoy de su lado”. Y Jim estuvo de mi lado. Resultó que vivió unos 10 años más, y como estuvo dispuesto a ayudarme, juntos realizamos algunas cosas positivas en esa iglesia. Pero esto nunca habría sucedido si yo no hubiera tenido el coraje de hacer una conexión con él ese primer día en mi oficina.

A MAYOR RETO, MEJOR CONEXIÓN Nunca subestime el poder de entablar relaciones con la gente antes de pedirles que lo sigan. Si alguna vez ha estudiado la vida de grandes comandantes militares, es probable que haya notado que los mejores aplicaban la Ley de la Conexión. Una vez leí que durante la Primera Guerra Mundial en Francia, el general Douglas MacArthur dijo al comandante de un batallón antes de un ataque arriesgado: “Mayor, cuando se dé la señal de lanzarse al ataque, quiero que usted vaya primero, antes que sus hombres. Si lo hace, ellos lo seguirán”. Entonces MacArthur quitó de su uniforme la cruz de servicio distinguido y la prendió en el uniforme del mayor. Lo había premiado por su heroísmo antes de pedirle que lo mostrara. El mayor dirigió a sus hombres, estos se lanzaron al ataque, y alcanzaron su objetivo. No todos los ejemplos militares de la Ley de la Conexión son tan dramáticos. Por ejemplo, se dice que Napoleón acostumbraba aprender el nombre de cada uno de sus oficiales y recordar dónde vivían y qué batallas habían peleado con él. Se sabe que Robert E. Lee visitaba a sus hombres en sus campamentos la noche anterior a cualquier batalla importante. A menudo enfrentaba los retos del siguiente día sin haber dormido. También leí que Norman Schwarzkopf siempre encontraba la forma de conectarse con sus tropas. En la Navidad de 1990 durante la Guerra del Golfo Pérsico, pasó el día entre los hombres y mujeres que estaban tan lejos de sus familias. Dice en su autobiografía: Comencé en la aldea Lockheed… Algunas tropas ya se habían sentado a cenar, aunque apenas era mediodía, porque se turnaban para comer. Estreché muchas manos. Luego regresé a la aldea Escan donde había tres enormes comedores en tiendas. Al Diplomatura en “Habilidades y Competencias de Alta Gerencia con énfasis en Liderazgo y Coaching” Leaders Training International Group LTIG


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