CREACIÓN
tu cumpleaños Aun no termina el mes dentro del cual solía celebrar tu nacimiento. Un mes lleno de otoño, frío y triste en este momento, antes no fue así; el noviembre pasado fue precioso, abrigador por nuestro amor y siempre sonriente, esperando la fecha de la celebración. Cuando llegó el día veintinueve todo era algarabía, risas, festejo, palabras de amor que brotaban de mi pecho. Hoy la fecha tocó mi puerta, con la ligereza de una pluma en el aire, temblé de miedo, tanto, que no abrí; llegó la noche, saqué del enfriador una copa de vino tinto, de ese que tanto me gusta, tomé una copa, lo serví, salí al patio miré al cielo alcé mi copa y brindé con ella; la luna, la única intermediaria entre tu vida y la mía. Me embriagué con ella hablando de ti, lloramos juntas, cara a cara, sentí como besaba mi frente y me decía constantemente: –Preciosa, no te atormentes más, el sol y yo hemos vivido separados por milenios y aun nos amamos y es ese gran amor que sentimos el uno por el otro, lo que nos hace seguir adelante, vivos, dando día y noche a millones de personas en este planeta, seguimos vivos por ustedes-. A lo cual, yo le respondí –Madre de la noche, el era todo para mí, no tengo nadie más por quien vivir-. La luna quedó callada, me miró y sus ojos comenzaron a brillar más y más, como encolerizados. –Preciosa, no seas egoísta, por una vez en esta noche, piensa en ti-. Me quedé fría con su respuesta, me di cuenta que, cuando pienso en ti, me olvido de mí. A eso se refería la luna, a mi egoísmo, pero ¡Cómo demonios te saco de aquí! –Madre de la noche, cuánta razón escucho en tus palabras, creo que acabo de comprender por qué él, mi gran amor se tuvo que ir, yo necesitaba esta soledad para poder acercarme a mí-. Sonriente la Luna se despidió y el hermoso Sol en el horizonte, le tendió un resplandor, ella lo acarició caminando a su lado, hasta que desapareció.
Zafiro Merlión, 31 años. Oaxaca, México. Escritora por convicción.
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F A C T U m - Revista Literaria