Marcel Lefebvre Cartas Pastorales y Escritos

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LE DESTRONARON

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la política la que ha hostigado a la religión y al Altar. Y Nos defendemos el altar».46 Estas breves consideraciones indican con evidencia la gravedad de los errores difundidos bajo la etiqueta de laicismo. La Iglesia no tiene ningún interés en hacer revivir antiguas disputas; no desea que los católicos se dejen arrastrar a un terreno de polémicas estériles, que no servirían sino para desunir el bloque espiritual de la nación y apartar a los católicos de su duro y positivo deber cotidiano de edificar una sociedad más justa y capaz de resolver los problemas concretos y urgentes de la vida de nuestro pueblo. No obstante, la Iglesia no puede permanecer indiferente ante estos ataques que afectan a la sustancia de su doctrina, pues si no, traicionaría su misión y abriría el camino a desviaciones fáciles para las almas que le han sido confiadas. El laicismo y el laicado católico 11. Nuestras reflexiones no pueden detenerse ahí. El cuadro se vería con una luz defectuosa si no se aclarase otro problema: el peligro que corren el clero y el laicado católicos si dejan que el error laico se infiltre insensiblemente en sus filas, pues ya ha impregnado tan profundamente la atmósfera cultural y social que respiramos, que hasta las almas que deberían estar a cubierto de él, se ven acechadas por sus argucias. El laicado católico puede exponerse a ciertas tentaciones fáciles que proceden de la mentalidad laica. Estas son las principales: a) La tendencia a apartarse de la influencia y de la dirección de la jerarquía y del clero, so pretexto de haber alcanzado la mayoría de edad. Haciendo esto, el laicado católico se convence de que está adquiriendo la plena conciencia y todos los derechos de ciudadano, tanto en la comunidad religiosa como en la sociedad civil. 46

Discurso del 19 de sep. de 1925.


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