KAWASAKI J 300
E
l primer scooter Kawasaki es una realidad largamente esperada. La única marca japonesa sin catálogo de scooter hasta el momento, era lógico que se introdujera en estas lides. Por un lado, para extender su logotipo en el segmento de mayor crecimiento en mercado estratégicos como el europeo que, si bien en número de unidades es marginal frente al empuje de los países emergentes del resto del planeta, mantiene un status de prestigio todavía de primer nivel. Por otro, dado el extenso catálogo de modelos de la firma “verde” que ocupa casi el pleno de divisiones que podamos encontrar en el mercado, no podía permitirse el lujo de seguir desechando la opción de un scooter, el vehículo con mayor potencial de crecimiento en la actualidad.
RADICALMENTE DEPORTIVA La primera incursión de Kawasaki en el sector scooter ha seguido una política ya presente en otras marcas de primer nivel. Como en el caso de BMW con su serie C 600/650, la firma japonesa ha recurrido a un acuerdo de colaboración con la taiwanesas KYMCO. Y lo ha hecho con una única versión dirigida a los propietarios del carné A2. De momento no se contempla la opción de adentrarse en el ámbito del carné de coche con una variante de 125 cc, aunque debería ser el siguiente paso lógico de la marca japonesa. Como no podía ser de otro modo, la filosofía del nuevo Kawasaki J 300 es radicalmente deportiva. Cada vez que la firma japonesa presenta sus cartas en este sentido, apuesta por la máxima radicalidad. La imagen es pura deportividad, con líneas estéticas y grafías que le apartan de todos los modelos de su competencia. Fíjate en sus faros y verás la misma mirada que las superdeportivas Ninja. Los intermitentes también siguen la línea de las motos Kawa con carenado y el faro trasero está directamente derivado de la saga naked Z. La pantalla de menor altura o las leds frontales profundizan en este carácter, así como los discos ondulados y los latiguillos metálicos, a lo que añade una puesta a punto general
exclusiva respecto a la base KYMCO de la que se ha partido, sobre todo en electrónica y en puesta a punto de suspensiones. A destacar los cinco puntos de precarga de muelle de los amortiguadores traseros para adaptar la conducción a las distintas condiciones de carga (peso de piloto, conducción a dúo, etc.). DETALLES DE CALIDAD Dicha base de este Kawasaki J300 es el K-XCT, con un monocilíndrico con culata de cuatro válvulas y simple árbol de levas en cabeza, refrigeración líquida y alimentación por inyección derivado de éste. El asiento incorpora más mullido que en el superventas taiwanés, y el pasajero se beneficia de estriberas plegables y nuevas asas incorporadas en la parrilla trasera. Sin embargo, estos cambios obligan a un hueco bajo el asiento en el que no hay capacidad para dos cascos integrales, pero sí para uno y un maletín A4. La instrumentación ofrece un elegante tono azul de color de fondo y sobre el manillar se incluye el logotipo de la firma japonesa. Como en modelos de gran éxito como el Suzuki Burgman o el propio KYMCO SuperDink, la llave de contacto va protegida con un obturador para mayor seguridad. También destacan detalles de calidad como la funda del asiento con dos dibujos y costuras plateadas o el acabado con pintura metálica del manillar. A pesar de no contar con plataforma plana, incorpora un gancho portabolsas (3 kg de carga máxima), una capacidad de carga que se completa con una guantera izquierda sin cerradura para portar objetos con un máximo de 1,5 kg. La toma de corriente es componente accesorio, mientras que las dos manetas incluyen manetas de regulación para adaptar la distancia a los puños. El Kawasaki J 300 ya se encuentra disponible en la red de concesionarios oficiales de la marca en tres colores, las variantes negro y plata a un precio de 4.399 € y una versión Special Edition en combinación negro/verde por 4.549 €. El coste del ABS (Bosch, como en el caso de la gama KYMCO) es de 400 € y se ofrece una garantía de cuatro años.