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NAVEGAR POR LA BRECHA: EXPECTATIVAS Y REALIDADES DE LA JUBILACIÓN

La esperanza de vida media al nacer en España es de 85 años para las mujeres y de alrededor de 80 años para los hombres. Siendo la edad de jubilación en España actualmente de 65-66 años (edad mínima legal) para acceder a una jubilación, tenemos al menos entre 15 y 20 años para vivir esta etapa fuera de la vida laboral. Es una etapa de la vida que en muchas ocasiones no estamos preparados ni materialmente ni social ni económicamente para afrontar los retos que comporta o aprovechar sus ventajas. Una de las principales causas es la gran brecha que existe entre expectativas y realidades de la jubilación.

En los últimos años, la edad de jubilación en España ha sido objeto de mucho debate y controversia. Se han puesto en marcha varias iniciativas gubernamentales a nivel nacional e internacional. Entre las principales estrategias articuladas como parte de la perspectiva del Envejecimiento Activo que promulgan numerosos organismos, así como solución práctica a las presiones sobre el sistema de pensiones, con menos cotizantes que aporten al sistema, está el prolongar la vida laboral de los adultos mayores. En la práctica, consiste en incrementar la edad de jubilación y a la vez incentivar que las generaciones futuras se mantengan en el mercado laboral más allá de la edad establecida. Por ejemplo, el Gobierno ha puesto en marcha una serie de incentivos para que las empresas contraten a empleados de más edad, así como exenciones fiscales para quienes sigan trabajando pasdos los 65 años. A pesar de estas medidas, la realidad de la jubilación en España suele diferir bastante de las expectativas tanto individuales como gubernamentales. Sólo un pequeño porcentaje de los españoles consigue jubilarse a la edad legal, ya que la mayoría se jubila mucho antes, entre los 60 y los 65 años.

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Las intenciones de retiro varían de acuerdo con una serie de elementos que interactúan entre sí. A nivel objetivo, influyen las condiciones financieras (salario/pensión), factores de expulsión del mercado laboral, así como necesidades económicas, satisfacción en el empleo, la obsolescencia de las habilidades y el conocimiento aprendido en etapas más tempranas de la vida (que hacen que sea más complejo el mantenerse en un mercado laboral constantemente en cambio y basado cada vez más en la tecnología) y las condiciones en el puesto de trabajo así como la carga horaria son algunas de las barreras a la continuidad laboral de los adultos mayores. Entre los condicionantes no laborales o económicos, podemos encontrar necesidades familiares de cuidados a otros individuos, condiciones de salud, muchos jubilados descubren que ya no tienen el mismo nivel de actividad física que tenían cuando trabajaban. Esto puede provocar problemas de artritis u otros de salud e, incluso, si seguimos disfrutando del ejercicio regular, nuestro nivel de actividad puede no ser tan vigoroso como antes. A nivel subjetivo, influyen las experiencias pasadas de otros individuos cercanos, expectativas de futuro sobre la esperanza de vida después de la jubilación, proyectos no laborales aplazados...

La expectativa suele ser que las personas puedan disfrutar de sus años de jubilación con una buena calidad de vida y tiempo de ocio. Para algunos, la jubilación puede ser una época de descanso y relajación. Para otros, puede ser el momento de dedicar todo su tiempo a sus seres queridos. Sin embargo, las expectativas y realidades de la jubilación suelen ser muy diferentes. Para muchas personas, la realidad de la jubilación significa enfrentarse a una disminución de los ingresos y probablemente a la necesidad de recursos financieros adicionales. Para quienes tienen la suerte de contar con un plan de jubilación o condiciones básicas ya alcanzadas, la realidad puede ser menos estresante. No obstante, para la mayoría, la jubilación significa renunciar a una parte de los ingresos que han obtenido a lo largo de su vida laboral. Puede ser una transición difícil tanto para las personas como para las familias. Además, debido al coste de la vida, muchas personas no pueden viajar ni disfrutar de su jubilación tanto como esperaban. Por otra parte, muchas personas disfrutan de su trabajo y no quieren dejarlo, incluso cuando alcanzan la edad de jubilación, y entra en conflicto con intereses empresariales, de reducción de plantilla o costes en muchos casos o problemas intergeneracionales a nivel laboral y familiar. La percepción asociada a la vejez o la entrada a la jubilación, que incluye deterioro de la salud y finalización de la vida útil está cambiando a nivel social. Con una mayor esperanza de vida y el incremento de los niveles de salud en la población, cada vez se aleja más esta visión de inactividad social. En definitiva, la jubilación puede ser una época emocionante o difícil, o una combinación de ambos. Todo depende de nuestras expectativas, de las realidades de nuestra situación vital y de cómo nos preparemos para afrontarla, pero sobre todo implica cuidar la salud y mantenerse activo.