IN-FORMAL
Cultura y transformaciรณn
EDITORIAL La informalidad es la ausencia de materia, las representaciones son las abtracciones de la realidad. Infomral pretende ser un medio de comunicacion en donde se divulgen articulos que busquen hacer reflexiรณn de la materia, de la construcciรณn humana y ver todo como una informalidad.
SUMARIO Callejeando
Reportaje
Fotoensayo
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Poema
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CALLEJEANDO
Vendiendo Boronas: un acercamiento audiovisual
Por Fabián Peñaranda El pequeño tráfico de droga es una estrategia de sobrevivencia, al que algunas mujeres se vinculan por las condiciones sociales de las que provienen. El narcotráfico vende una idea falsa sobre lo que se puede conseguir a través de la venta y se crean estereotipos dañinos sobre las personas que se involucran y sobre la dinámica misma. (delincuente despreocupado, delincuente peligroso, el delincuente que hace daño, salir de la pobreza, poseer muchos bienes materiales). Dentro del sistema judicial costarricense, las estadísticas de ingreso por motivos relacionados al tráfico son más altas en las mujeres, por lo tanto es necesario problematizar este aspecto. La investigadora social y antropóloga Claudia Palma Campos ha dedicado su trabajo a estudiar el mundo de las desigualdades sociales con un enfoque de género, y ha encontrado un funcionamiento sistémico en cuanto a la percepción del narcotráfico. Según Claudia, el sistema funciona como un arma de doble filo, es totalmente punitivo, no reformador. Esto invisibiliza la realidad de la criminalidad, la cual es producida por el sistema socio económico. Estos últimos meses, Claudia ha cambiado el papel y lápiz por una cámara. La antropología visual la llevo a buscar una nueva manera de sensibilización y búsqueda de alcances comunicativos, el cine. Mediante el documental ¨Vendiendo Boronas¨ se pretende mostrar la historia de vida de mujeres envueltas en la criminalidad del narcotráfico, para así evidenciar como el contexto es el principal causante para entrar dentro de la red de drogas.
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El documental es un medio importante para destacar las problemáticas sociales que ocurren, contribuir a su reconocimiento, y utilizarlo como posible medio de cambio. En el caso de las mujeres y el narcotráfico, se destacan dos poblaciones principales, las mujeres y las personas involucradas en el tráfico de drogas, y cómo ellas entre sí se relacionan. Es importante reconocer la importancia de la identificación de las mujeres en el narcotráfico porque demuestra la realidad de personas encarceladas, o marginalizadas que no se llega a conocer fácilmente por el público a través de otra fuente que no sea el documental.
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REPORTAJE
Don Mario: el primer alfarero de Santa Ana
Por Fabián Peñaranda Para comprender la relevancia de la alfarería en Santa Ana es necesario revisar la historia de la familia Hernández. Como se menciona anteriormente, la producción de cerámica en esta región comienza por medio de esta aproximadamente hace unos sesenta años, esto debido a la existencia de una veta de arcilla ¨Caolín¨ dentro de la propiedad de estos. Don Mario Hernández expresa en la entrevista #4, que nadie sabia que hacer con este material, hasta que un farmacéutico les comento que en la Uruca existía una fábrica que buscaba este tipo de arcilla para la producción alfarera. Los Hernández empiezan un periodo de dos años de venta de arcilla como materia prima para la fábrica ubicada en la Uruca. Esta fue la introducción al mundo cerámico para la familia Hernández, la familia se trasladó hacia la Uruca en donde aprendieron el procedimiento de preparación de cerámica, hasta que la fábrica cayó en quiebra. Después del periodo de trabajo en la Uruca, un salvadoreño contacta a la familia para crear un taller en conjunto en Cinco Esquina de Tibas, es con esta unión que Don Mario se sumerge en la producción cerámica. Don Mario recalca que:
¨La unión entre mi papá y el salvadoreño solo duró tres meses, este luego se devolvió a su país, pero nos dejó todos sus secretos, entre ellos: la preparación del esmalte, la preparación de la arcilla y la utilización del torno. Con el torno fue que me entusiasmé y en quince días sin parar de practicar, aprendí a usarlo.¨ (Hernández, comunicación personal, 2017) Luego de quince años de producción en el taller ubicado en Cinco Esquinas, los Hernández optan por trasladarse a Santa Ana en 1960, esto debido a que el traslado de la arcilla es más efectivo estando cerca de la veta del barro, la cual se encontraba en el cantón de Mora. Es en este momento que se crea ¨Ceramicas San Agustín¨, taller manejado por el padre de Don Marío hasta su muerte en 1963. Después de este suceso es que Don Mario opta por separarse del taller y crear uno propio, ¨Cerámicas Santa Ana¨, en el cual contaba con varios empleados. Los empleados al aprender las técnicas y métodos de producción se van del taller de trabajo y crean sus propios talleres, esto provocando la expansión del oficio de la alfarería en Santa Ana. Don Mario menciona que: ¨...entre los años ochenta, existieron al menos sesenta talleres de cerá-
mica en Santa Ana, en donde todos aprendieron de lo que nosotros enseñamos cuando fueron trabajadores de nosotros. Actualmente yo calculo que pueden haber unos veinticinco talleres de cerámica, pero no todos venden directo.¨ (Hernández, comunicación personal, 2017). Dentro de la producción alfarera de Santa Ana, los hornos han cambiado a ser eléctricos, Don Mario es un usuario de estos, pero este sostiene que todo alfarero o artesano debe de construir un horno de barro para poder considerarse como tal. Los métodos de cocción han cambiado considerablemente, se ha facilitado la producción de piezas por medio del horno eléctrico, hasta se tienen mejores acabados con este. Pero es necesario de conocer el barro por medio de la construcción de un horno, Don Mario menciona que es cuestión de ingeniárselas y construirlo. Mediante el recuento histórico del trabajo de la familia Hernández se pueden analizar el papel de la cerámica Santaneña y la cerámica ¨Hernández¨ en el diseño cerámico costarricense. Don Mario menciona que: ¨…yo tengo entendido que aca en Santa Ana nació esto de la
cerámica, con nosotros, en Guanacaste hacen, pero allá es muy distinto. Acá nosotros comerciabamos por todo el país, San Carlos, Heredia, todo San José, Limón y hasta el mismo Guanacaste...¨ (Hernández, comunicación personal, 2017). En esta cita es evidente que la producción en Santa Ana era intensa, lo que era de producción a escala familiar pasó a convertirse en industrial y a tener un sello específico. En el caso de la familia Hernández, su sello es la utilización de la arcilla ¨Caolín¨. Don Mario mencionan que eran los únicos en el valle central en tener este tipo; en Santa Ana también se extrae arcilla, pero es de la rojiza. Don Mario menciona que el diseño de las piezas es siempre funcional, dentro de los talleres Hernández, nunca se diseña por gustos propios, si no con el afán de vender en masa, así fue y así era, hasta la aparición del hijo de Don Mario, el cual reproduce la tradición pero especializando técnicas formales y estéticas para la expresión artística propia. La producción se planifica dependiendo de las fechas, se tiene establecido que durante periodos específicos hay que producir piezas en relación a lo celebrado, por ejemplo navidad. También se elaboran piezas dependiendo de la estación, en verano es necesario tener bastantes piezas de macetas, ya que la demanda es muy alta. Don Mario menciona que las compras nunca han bajado, que siempre se agotan las piezas a su totalidad, pero que otros no han tenido esa suerte. Santa Ana se volvió un epicentro de la cerámica del valle central, la producción que se daba y se da ahí va a todos los rincones del país, desde el mercado central de San José
hasta Guanacaste. Esto es un punto muy importante, debido a la característica de oficio alfarero que se encuentra en ciertos sectores de está provincia. Además de ser productores cerámicos, los Hernández nunca dejaron de ser vendedores de arcilla. Don Mario menciona que en los últimos veinte años se ha vendido engobes y arcilla a instituciones como el INA y distintos intermediarios para producciones especiales. Ahora bien, es necesario resaltar que el tipo de preparación de la arcilla en cuanto a la familia Hernández es por medio de ¨pasta¨, este proceso es mediante la extracción del barro directo de la veta,
limpiandolo mediante telas y luego pasar esta pasta por medio de un tamizaje de una pulgada. Este método no altera la composición ni la estructura física de la arcilla, solamente se purifica de agentes externos para volverla pasta modelable. Según Don Mario, la decoración con distintos motivos es nueva, tradicionalmente la cerámica Santaneña no tenía estas características. Esto quiere decir que el mercado fue modificando las técnicas de decoración de los alfareros de esta región, al igual que pasó con la utilización de los hornos. Actualmente, Don Mario sigue produciendo piezas con ayuda de sus
hijos, los cuales tienen sus respectivas profesiones pero estos mencionan que es necesario seguir reproduciendo el conocimiento de la alfarería, por lo tanto también producen y elaboran hornos, además que emplean nuevas técnicas dentro del oficio, esto indica que el oficio se adapta a las necesidades, exigencias y gustos de la generación. La identidad y la alfarería son un tema importante de analizar para problematizar la importancia patrimonial de Santa Ana, esto debido a que en esta región se ha llevado a cabo el oficio desde los años cincuenta y para muchas familias este sector es el epicentro de la mayoria producción de cerámica del valle central. Por lo tanto dentro de la comunidad santaneña existe un consenso regional entorno a la importancia de esta labor. Actualmente existen programas de promoción municipal de la cerámica santaneña, los cuales se llevan a cabo por miembros de la municipalidad y la familia Hernández. Entre los principales programas está la finalización de una revista que contenga las distintas dinámicas en torno a la alfarería. Ahora bien, es necesario desmenuzar la tradición alfarera para contemplar si dentro de su existencia hay valores patrimoniales. Para Bonfil (1992), “ El patrimonio cultural no estaría restringido a los rastros materiales del pasado sino que abarcaría bien costumbres conocimientos sistemas de significados, habilidades, formas de expresión simbólica que corresponden a diferentes partes de la cultura y que pocas veces son reconocidos explícitamente como parte del patrimonio cultural que demandan atención y producción.” (P. 130). Por lo tanto, el patrimonio alfarero
en Santa Ana no estaría ligado solamente a una cuestión histórica, si no que tambien vendria a formar parte la actual apropiación de la comunidad o la interpretaciones de esta acerca de la tradición, esto vendría a mostrar una de las características más importantes del patrimonio, que este no es estático. Los principales elementos que conforman la tradición alfarera y cerámica en Santa Ana son: obtención de la materia prima (arcilla), preparación, diseño y modelado, cocción, la venta y la apropiación de la pieza. Dentro de la obtención de la materia prima para la elaboración de cerámica no existe actualmente según las entrevistas, un mismo patrón entre los productores, muchos la compran de Salitral en distintos lugares o sino de la veta de los Hernández, la cual está marcada con un gran valor simbólico ya que es el sello consensuado de los primeros productores cerámicos de Santa Ana. En este caso se podría tratar el tema como menciona Bonfil (1992), “ El universo social más importante que sirve de base para sustentar una cultura es definir la comunidad local, lo cual hace que en una misma región sea posible advertir diferencias culturales¨ (P. 133). Esto puede darle aspecto patrimonial a la arcilla tipo ¨Coalín¨, la cual se diferencia del resto de arcillas de Santa Ana por su calidad química y su simbólica representación del comienzo de la tradición cerámica. La venta y apropiación tienen propiedades patrimoniales debido a que la cerámica santaneña se encuentra alrededor de todo el valle central y está presente en distintas décadas, por lo que debe de existir un consenso entre la apropiación y funcio-
nalidad de los objetos producidos en Santa Ana, los cuales han estado al servicio de las personas del valle central por el transcurso de décadas, por lo que estos objetos cerámicos pueden considerarse auténticos. Según Prats (2006), la autenticidad tiene que ver con el carácter simbólico del patrimonio. (P. 54). Esto hace evidencia que puede existir dentro de las piezas Santaneñas una estética, funcionalidad o acción de adquisición simbólica, que envolverá al material de un sentido patrimonial regional, ya que, según el hijo de Mario Hernández, en las casas de San José debe de existir al menos una maceta de ceramica Santaneña.
FOTOENSAYO
Espacios penitenciarios (2017) Por Fabián Peñaranda
Para identificar cuáles son las condiciones sociales que hacen posible la pobreza, la vulnerabilidad y la situación de riesgo, es necesario comprender qué es la exclusión social. Según Gacitúa (2000), es el término que establece la diferencia conceptual entre “bajos ingresos monetarios” y “la situación de pobreza”. Se esclarece que la exclusión social es más que la escasez de dinero, supone el acceso limitado al capital humano (educación, trabajo, salud, participación social) y genera en las personas excluidas la construcción de mecanismos de sobrevivencia que violentan la ley, reproducen la violencia y producen un malestar generalizado en la sociedad. En Latinoamérica, las características socioeconómicas de la mayoría de personas que conforman la población privada de libertad evidencian que es gente que crece en comunidades tradicionalmente postergadas y marginadas.
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Entre el barro y la cuerda (2017) Por Fabián Peñaranda
En la comunidad de Nandayure no hay rótulos excesivos en inglés promocionando el turismo del lugar, ni vitrinas llenas de piezas como lo es Guaitil, tampoco existe un ecomuseo en donde las personas que se dedican a la alfarería puedan colocar allí sus piezas producto de su trabajo. Al contrario de las otras dos comunidades, en Nandayure la cerámica se encuentra focalizada mayoritariamente en el sector de Puerto San Pablo. Durante el recorrido se visibiliza que el principal ingreso económico de estas zonas se encuentra en la pesca artesanal, por este motivo se encuentran alrededor dos puertos activos con respectivas cooperativas de pesca. En la visita a Puerto San Pablo, fue notable la marcada tradición pesquera, pero en el camino se observan en los hogares de habitación el ¨horno de barro¨, herramienta característica de la zona por ser esencial para la gastronomía y la cocción de algunos elementos cerámicos, que en mucho caso provienen de prácticas generacionales y tradicionales.
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Siempre se pierde lo esencial. Es una Ley de toda palabra sobre el numen. No la sabrรก eludir este resumen De mi largo comercio con la luna. -Borges. 20