FDH, Revista Bimestral

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Favio Posca

¿Cómo te llevás con eso de que te definan como un artista transgresor?

Nunca me dijo mucho la palabra “trasgresor”. De hecho, nunca fue mi intención transgredir. Yo creo, o me siento, que soy un artista totalmente libre y tengo la suerte de no dejarme llevar por ningún prejuicio ni atadura a la hora de explotar lo que puedo hacer arriba de un escenario. Si alguien lo toma como transgresión, a mí no me jode ni me ofende. Me da lo mismo porque yo no me pego a ningún cliché ni a ninguna etiqueta. No me siento ni “underground”, ni “transgresor”. Siento que fui desarrollando una forma muy propia e inventando un lenguaje teatral. No sé si será trasgresor o no, pero sí me parece que le lenguaje que yo manejo es algo nuevo. Es teatral porque estoy arriba de un escenario, pero no tiene nada que ver con el teatro tradicional, por eso creo que la gente joven es la que entendió lo que yo hacía. Por más que haya gente de todas las edades con onda, con apertura y con data, creo que inevitablemente hay generaciones que se pierden lo que hago. Los jóvenes son los que más captaron esa forma de lenguaje. La gente que me viene a ver a mí no es la “gente de teatro” sino, justamente, la gente que nunca va al teatro. ¿Y vos sos de la gente que nunca va al teatro?

La verdad es que no me gusta ¡nada! (risas). No me interesa demasiado ir al teatro. Algo veo, sí, pero prefiero mil veces ir a ver una banda o una exposición de pintura. No me creo mucho la convención del teatro. No me creo que esté en una mansión solo por ver la escenografía, ni que haga frío afuera, ni nada de lo que se quiere “aparentar” en escena. Capaz porque yo laburo desde otro lugar. Yo trabajo con las historias que te pueden pasar, desde un pasado próximo pero desde un lugar muy real. Trabajás con lo posible…

Claro, por eso es muy creíble. Si yo estando en el Maipo le quisiera hacer creer a la gente que estamos en la montaña, ¡no me cree nadie! De todas maneras, creo que transportar al espectador está bueno, yo los llevo desde los acueductos de Ámsterdam a traficar caracoles mágicos en la selva, a lugares deformes, si querés, pero desde el

relato, desde el aquí y ahora. Dejando muy claro, porque ya todos lo saben, que estamos en el Maipo. Eso está bueno porque el espectador así está seguro en su butaca de que yo no le estoy mintiendo, entonces es más creíble todo.

a quedar exactamente como a mí, simplemente, porque es mi forma. Además, la estética tiene mucho de videoclip o un estilo cinematográfico, eso da la impresión de que fue pensada para un público contemporáneo…

Nuestro público siempre fue muy joven. Igual es importante marcar que el show no se hizo pensando en un público sino pensando un poco en lo que yo tengo “Bad time, good face” tuvo que ver con ganas de decir. Este show tiene algo ¿Cuál sería el mal tiempo del que hablás en la obra? ¿Es un tiempo personal o social?

“Yo llevo al espectador desde los acueductos de Ámsterdam a traficar caracoles mágicos en la selva, a lugares deformes, si querés, pero desde el relato, desde el aquí y ahora” algo personal, pero con respecto a mi mirada sobre lo que venía pasando con el arte en Argentina. En un momento me sentí paralizado, sin saber qué camino tomar después de 6 espectáculos viendo todo bastante parado a nivel creativo. Y dije “o me quedo en la crítica que es fácil o tomo lo que no me gusta de este momento creativo que yo venía viendo en el país, lobotomizado, pobre, y propongo algo” y de ahí el título de esta obra, planteando un camino paralelo a lo que hay. En ese sentido, creo que mi show es bastante subversivo con respecto a lo que determinada gente de nuestra sociedad compra. En un mundo donde lo que vende es sólo lo que está bien promocionado sin ninguna apuesta por la calidad artística. Me pareció que está todo muy pensado desde lo rítmico, en cómo vas combinando lo teatral con los videos que te dan cierto descanso como espectador…

Totalmente. Está pensado para que el espectador pueda descansar del texto sin música. Porque las canciones también tienen texto, pero la música te lleva a otro plano, te dispara a otro lado, para que luego puedas bajar y seguir disfrutando de la actuación. Y eso tiene que ver con una forma y un estilo muy mío, esta mezcla del rock, con la imagen, con los textos que quizás otros han querido hacerlo pero nunca les va

que no habíamos hecho nunca, que es laburar por caminos en los que me meto y luego sorprendo al espectador, diciendo efectivamente lo contrario a lo que se espera. Por ejemplo, en lo que le pasa al mimo o lo que muestro en el primer videoclip en el arranco hablando de una cosa y termino haciendo otra. Un poco engañando al espectador, sorprendiéndolo y, obviamente, haciéndolo reír. Porque, básicamente, lo que uno busca es la diversión. Lo que sí se ve en este show, es una bajada de línea más social que no se veía en otros shows míos que capaz eran más herméticos. Igualmente, el lenguaje y la forma sigue siendo muy mía ¿La TV te interesa?

Hacer tele me encanta. Es esclavizador pero divertido. Cuando aparezca un proyecto que me interese lo voy a hacer. Como he dicho tanto que no, muchos productores están creyendo que soy un artista de culto o algo así. Pero el día que aparezca un proyecto que me gusté lo haré… O no (risas). Soy medio cuidadoso con eso porque respeto mucho a la gente que me sigue y me parece que está bueno que yo no esté en la tele en este momento. Digamos que me autoexilié pero para preservarme. Quizás me gustaría hacer un proyecto mío, eso está por verse.

FUERA DE HORA 2010 33


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