la contemplación de los escombros, surge como
La reverencia como postura corporal
respuesta una alabanza. Podríamos esperar un “ya nada se puede hacer” y sin embargo, haciendo
Sabernos criaturas, hijas e hijos del Amor, es un
suyas las palabras del Cántico de las criaturas
don que coloca nuestro cuerpo en reverencia. Una
pronunciadas en el siglo XIII por Francisco de Asís,
amiga de tradición coreana me explicó en una oca-
el Papa proclama:
sión que la reverencia es la postura corporal que sitúa el corazón por encima de la cabeza. Es por
mi’ Signore, per sora nostra matre Terra,
tanto el gesto que permite que la energía baje de
la quale ne sustenta et governa,
la cognición al ámbito del amor, una dinámica que
et produce diversi fructi con coloriti flori et herba.
Otto Scharmer apunta como imprescindible en todos los procesos de creación e innovación, y por
Esta alabanza está abonada en el campo semánti-
tanto, añadimos nosotros, en todos los procesos
co de la familia: reconocer a la tierra como nuestra
de conversión.
hermana y madre nos permite sentirnos parte de una familia común, que es comunidad ecológica de iguales en dignidad y diversa en coloriti. En esta
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tierra que nos hermana, la diversidad no es un accidente sino un elemento esencial e imprescindible en el viaje de la conversión. Como también sucede en nuestras aulas, representación de la casa común y oportunidad cotidiana para el cambio. La alabanza emerge de la contemplación de los escombros como un grito de esperanza que brota cuando nuestra vida está enraizada en el Amor y no podemos hacer otra cosa que adorar. Esa adoración toma cuerpo en una postura, en un propósito y en una praxis. Podemos decir entonces que Laudato si´ contiene: •
Una postura y es la reverencia.
•
Un propósito y es la conversión ecológica.
•
Un activismo y es la esperanza.
u
e
DUCADORES = Julio - Septiembre 2018