Escenario prestado acto 5

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acto # 5

sakkei

escenario prestado





La vista de un jardĂ­n de frente que muta en pequeĂąos ciclos pide prestado un paisaje de fondo. El pasto se expande en las paredes y toca los bordes que no son claros a pesar de estar contenidos en un cuadrado blanco. M.A.G.



escenario prestado En el marco del cronograma de muestras 2016 de la galería Gachi Prieto desarrollamos el ciclo Escenario Prestado, espacio que propone un acercamiento distinto a la experiencia con la obra: escritores, artistas y curadores son invitados a escribir textos que surgen de una serie de encuentros con la única consigna de pensar la obra como disparador. El ciclo se propone construir de forma colectiva un discurso poético, un entramado de voces que desde la literatura devele otro recorrido en el contacto con las artes visuales. Organizado en seis actos, presentamos el quinto en el contexto de la muestra Conformaciones de Sabrina Merayo Nuñez curada por Mariana Rodriguez Iglesias, con textos producidos por Josefina Zuain, Dolores Canestri, Marcos Mangani, y María Ferrari Hardoy.



Un pasaje a la abstracción de los sentidos. Conformaciones, exposición de Sabrina Merayo Nuñez en Gachi Prieto Arte Contemporáneo.

Se traba conocimiento con ellas no por representación sino por contaminación afectiva Felix Guattari, Caosmosis

Al escenario y al laboratorio, Sabrina Merayo Nuñez les pide prestadas las particulares maneras que exhiben sus objetos. Vemos el mínimo número necesario de piezas para establecer una hipótesis del gesto humano que atraviesa la materia. Piezas que son tan fuertes en sí mismas que pueden sostenerse solas, con las huellas del trabajo realizadas sobre ellas como único argumento. Aisladas y reunidas, distribuidas en el espacio rodeadas de silencio como para que éste sea el mejor despunte de sentido. Del escenario, se replica la presentación de fuerzas –como sucede en el encuentro de protagonista y agonista en las tablas o la proyección de la voz del actor hacia su audiencia– con la diferencia de que aquí los cuerpos son los materiales en estado concreto (antes que figurado) y lo que vemos son breves escenas detenidas en el tiempo: resistencias del material, mutaciones a las que fueron sometidos, procesos suspendidos a mitad de camino de convertirse en otra cosa; en última instancia de ensayos y desplazamientos. Del laboratorio, no sólo reconocemos el modo de aproximarse al objeto y analizarlo en sus partes, podemos, sobre todo, reconocer que cada pieza es una muestra obtenida en el taller entre herramientas y libros, entre objetos a desarmar y obras por terminar. En Conformaciones, al usar su propia colección de materiales provenientes del universo del mueble, Merayo Nuñez crea un tipo de inventario que asocia el gesto artístico con una perspectiva de sentido filosófica, en el contexto particular de la caja blanca de una galería, haciendo foco en las operaciones que se usaron para modificar la materia antes de que la norma fuera la industrialización del objeto. Aquí la artista actúa como coleccionista y alquimista: remueve a los objetos de su sistema de origen y los inserta en ese espacio en apariencia neutral -esa estética museológica que agrega valor estético y una apropiada distancia del mundo de lo utilitario. En este territorio de lo poético el espectador es invitado a leer cada forma con ojos táctiles, a recorrer el encuentro de materiales que se da en las piezas y prestar atención a las tensiones, lo que cede y lo que vibra en esos vínculos abstractos. Estas conformaciones pueden ser leídas como haikus, por su brevedad, por evocar un instante y porque su lectura es ante todo un pasaje a la abstracción de los sentidos.


La artista despliega un conjunto de obras que dan cuenta de la relación entre los seres humanos, las ideas y los objetos presente en los dramas de nuestra historia leída a través del mueble y del ornamento. Hay una fuerza universal en la práctica de Merayo Nuñez, aplicable a la metáfora de la máquina –la exposición de las partes, sus relaciones y la noción de sus límites, antes que el conjunto como algo opaco para el usuario– al hacer visible lo que usualmente es invisible. ¿Cuál es la sintaxis propia de un objeto? ¿cuántos modos de combinarse y ordenarse existen para un conjunto de materiales? ¿qué pasa cuando esos mismos materiales, forzados por la potencia del trabajo sobre la materia son dirigidos hacia nuevos estados? Estas son algunas de las preguntas que podrían haber guiado el trabajo desplegado en Conformaciones, vale decir, la investigación práctica sobre cómo a los objetos y los materiales se les son dados diferentes roles y significados en el tiempo y las culturas hasta llegar a nuestro presente; la artista los desarticula y reorganiza para así encontrar otros poderes en esas relaciones. Poderes pequeños, breves instantes de encuentros, que desvían el cauce natural de nuestra relación con esos objetos y proponen una manera de estar en el mundo diferente o, por lo menos, más despierta, más atenta.

Mariana Rodríguez Iglesias. Nuñez, Primavera de 2016



Conformaciones Sabrina Merayo NuĂąez






La materia ideal árbol nací / hace miles de años / antes de antes semilla / hundida en tierra húmeda / el presentimiento / tengo / de que fui / minúscula expansión del universo / materia germen signo incipiente gesto / la cuerda suelta en el espacio / la vibración de la cuerda / y luego / esto / mis raíces como dedos enjambre garra pata buscando algún lugar / un tiempo / que no se mueva / digo / ya más nada ni en el fondo del mar / ni en el frágil recuerdo abonando la sutil incertidumbre que dejaron mis ancestros

todo cae / yo digo / hasta la carne del tronco hasta mis huesos y entonces / ya mis hojas languidecen en otoño como siempre / qué pasa / es todo todo todo / la naturaleza de mí cede el cuello a la guadaña o la mano del maestro / soy madera viviente / reclinatorio silla oreja / capas y capas geológicas de sueño / el libro de los muertos y los vivos / las piezas diminutas / la música el silencio / claro / transmuto en la forma y sigo siendo / no lo saben / aquella belleza prohibida del saber edénico / no digan / de ahora en más surgiré como un rostro que brota en la corteza de un cerebro

encastro una pieza de mí con otra igual / o no / complementaria / ¿seré parte de este juego? ¿me pierdo? ¿tengo un sentido inquietante en lo símil quieto del encuentro? ¿soy parte de algo mayor o simplemente un único ser partido y reencontrado tantas veces? / no lo sé / me suspendo me atomizo soy la masa cera de un mundo panal que va libando libando libando el centro / y no es nada quizás / corroído / lo que sabemos / distorsión de siluetas recortadas en espejos / movilidad continua / no se engañen / ni siquiera el dolor de la pluma del pájaro caído para siempre está quieto / un instante es un punto en la estela de polvo que el cielo nos cede / visto desde cerca o desde lejos

entonces me observan / ya los veo / me tocan me abren se esconden en mis cajones secretos y murmuran / no saben quién soy / me desconocen / olvidan que respiran respiran gracias a mí y a mi especie / olvidan la nobleza de mi cuerpo que ha llegado a música / qué sutil y abismal pasaje de instrumento a su efecto / yo diría que soy piano en las manos de un hacedor de milagros y por eso no soy sólo árbol ya / la sustancia en cambio / amalgamada en la idea material que me rescata / a veces / del infierno Dolores Canestri





Una mujer enferma camina Una mujer enferma camina. Camina para desgranar su apariencia. Se consume. Se mueve. Se modifica. Una mujer camina y transpira y fortalece sus músculos enfermos. Una mujer sin pelos. Una mujer sin carne. Una mujer camina. Se mueve, se traslada, transforma su materia. Se injerta en calidad de un cuerpo sin fuerza. La eficacia de una musculatura desvanecida. Piel seca. Huesos duros. Musculatura blanca. Pedazos de un cuerpo en tubos transparentes. Una mujer enferma camina. Camina hacia ninguna parte. Camina para cambiar su forma. Camina para dejar de ser una mujer enferma que camina. Un cuerpo se esfuerza. Un cuerpo material que se mueve. Una mujer que se recupera. No hay brillo. No hay superficies pulidas. No hay glamour. Una mujer sin pelos, sin fuerza y sin músculos camina para encontrarse con su propio cuerpo. Los pies en contacto con el suelo, empujan el mundo. Los pies no son raíces. Marrón es la caminata de un cuerpo enfermo. Marrón como maderas de todos los tipos. Huele mal y se ve feo. No brilla su superficie. Una mujer enferma camina. Se transforma, se transfigura. Una superficie de colores pálidos, de color muerto. Una mujer lucha, lucha por seguir en movimiento. Una mujer biológica, una mujer mineral. Una tensión muscular que se traslada en el espacio. Una mujer enferma camina y sus tendones vinculan la tierra y el cielo, el aire y el suelo, la vida y la muerte. Un tendón. Dos piernas. Transformación en movimiento. Camina. Sin cesar. Transpira la cabeza, se endurece el interior, los colores sucumben. Se traslada en el espacio, no puede quedarse quieta. Una miel recubre las membranas que se encuentran debajo su piel. Una miel dorada que no brilla porque todo a su alrededor es opaco. Una miel que esconde un tesoro de aserrín. Josefina Zuain





Una escama Una gota de cera Un pedacito de marfil Una mano robada Un chiste Un lapso de tiempo Un poema Una separación Un encastre Un montón de hojas secas Una listita de preguntas Una herramienta Un sonido Un objeto despedazado Una búsqueda Un reflejo Un tubo de ensayo Un rincón Una idea

Muchas dudas Un explorador que empieza a excavar, se va encontrando con diferentes temperaturas, capas, objetos y hasta algún recuerdo. Junto con él nos movemos de una pila de incertidumbre en otra. Caminamos mutando sin darnos cuenta. Subimos, picamos, entrenamos, calamos, vamos hasta lo más hondo. Bajamos. Nos metemos por debajo la cascarita de la herida. Sentimos dolor, seguimos. Sumergidos en la cueva, con una antorcha en mano, buscamos cosas en la oscuridad. Transitando lo denso sin saber que hay delante y que dejamos atrás, seguimos. Todo se aclara y volvemos a la superficie. El viaje concluye. Aparece un único testigo, un objeto carbonizado que siempre estuvo en nuestra mano. Todo se trata de eso, de hacer y seguir. Lijar, hundir, serruchar, marcar, para develar lo que existe dentro. Un color, una linea, un escondite o una puerta. Separar, aislar, analizar, escuchar y ver que te devuelve. Muchas dudas

Marcos Mangani



Elegimos cera de abejas para la máscara de nuestro padre, en vez de bronce. Sabíamos que duraría menos, pero no pudimos resistirnos a que el parecido fuera mayor. Un artista tomó el molde antes de que se lo llevaran. Luego trajo la cera en escamas, y lo vimos fundirlas, mezcladas con aceite de ricino y lavanda. Después le echó polvos para colorearla, y la volcó dentro del vaciado, ayudándose con una cuchara honda. La terminó con sus manos. Nos dijo que las máscaras se guardan en armarios de madera. La pusimos detrás de las ropas. La piel brillaba un poco. Los rasgos fueron perdiendo algo de su parecido, a causa de todas las veces que la sacamos y usamos. Cuando lo extrañábamos, cuando deseábamos su opinión sobre algún asunto. A veces simplemente la sacábamos para asegurarnos de que seguía ahí. Pedimos unas réplicas al artista. Creímos que cada uno debía tener la suya, por si necesitábamos consultarlo todos al mismo tiempo. Pero parecía que si eran varios no era ninguno, y tuvimos que deshacernos de algunas. Las fundimos. Ya no podíamos distinguir cuál era la primera, así que las elegimos al azar. Uno de nosotros se vendó los ojos, el segundo le abrió las puertas del armario y yo sostuve la olla en la que arrojó las máscaras. Fui yo quien tuvo que poner la olla al fuego, pero no pude mirar cuando se derretían. Volví al armario y me senté entre las ropas. Ahora nos consultamos cuando queremos sacarla, sabemos que está cada vez más frágil, que nuestros dedos calientes la perjudican y no hemos terminado de culparnos por los daños que sufrió, pero el alivio al verla todavía nos compensa. A veces abro el armario y la toco. Los tres lo hacemos, pero ninguno lo admite. Cada día la notamos un poco más manoseada, un poco menos parecida, pero no podemos dejar de hacerlo, ni acusarnos tampoco. Todos entendemos que en algún momento alguien la dejará caer y perderá lo que queda de parecido, y seremos huérfanos al fin. María Ferrari Hardoy


Sabrina Merayo Nuñez Tierra del Fuego, 1980. Se formó en Artes Visuales (UNA, ENBAPP), Historia del Arte (UBA) y Expertizaje y Valuación de obras de Arte (UMSA), interesándose especialmente en la historia de las tecnologías y técnicas constructivas y del mueble antiguo y el diseño. Participa desde 2003 en muestras en Argentina y en el exterior. Entre otros, fue seleccionada en los premios XX Klemm, Itaú Artes Visuales 2015 y 2016, 10 Concurso Uade, Concurso Opera Prima, Premio Williams de Arte Joven, y 5to Premio Andreani, donde recibió una mención en 2015. En 2013 participó de la Bienal de Arte Joven de Buenos Aires y de la Latinamerican Experience Gala en el Museo de Bellas Artes de Houston, Texas. En el 2016 realizó la residencia Manta y recibió la Beca Interdisciplinaria Cazadores. Actualmente vive y trabaja en Buenos Aires.

Mariana Rodriguez Iglesias Su perfil es una combinación entre la acción y la reflexión, entre la curaduría y la investigación, la gestión de proyectos y la educación. Blogger, escritora y apasionada del arte, se destaca por dirigirse a sus interlocutores sin reducir las problemáticas contemporáneas a fórmulas repetidas con un discurso inteligente y actual. Yoguini metódica y en constante búsqueda de mayor autoconocimiento, confía que el despertar de la conciencia es mucho más que una frase bonita: una tarea a realizar desde el arte y la educación.


Josefina Zuain Nací en Bahía Blanca en 1985, día de los enamorados, día de mucho calor. Soy ingenuamente creída de la alegría y el conocimiento como armas de resistencia y tengo un ímpetu incontrolable hacia la creación y construcción de proyectos artísticos (odio la palabra proyecto!). Me gusta el arte, sus teorías, su materia. Disfruto de acompañar ideas, amigos, colegas, espacios, instituciones y obras. Soy escritora y bailarina y un poco artista e investigadora.

Dolores Canestri Nació en Buenos Aires, en 1972. Es escritora y correctora literaria. Dicta cursos de redacción y dirige talleres literarios para adultos y jóvenes. En 1994 recibió el primer premio de poesía en los “Juegos Florares Juglarescos”, del museo Pueyrredón. Su primer libro de cuentos y poemas, Soles Crudos (Tierra Firme, J. Luis Mangieri, 1995) recibió el apoyo del Fondo Nacional de las Artes. Su cuento “Juicio Final” fue publicado en 2003 junto con las finalistas del “XIV Premio Ana María Matute de Narrativa de Mujeres” (Ediciones Torremozas, España). Sobre el arte y el mundo (literatura-estética-filosofía), libro de conversaciones con Gabriel Landoni, ha sido publicado recientemente. Intervalo (El Reino, 2013) es su primera novela. Con su nueva novela Golpe de altura fue finalista del Premio Clarín de Novela 2013. Actualmente, cursa la Maestría en Escritura Creativa dirigida por María Negroni en la UNTREF.

María Ferrari Hardoy Buenos Aires, 1976. Es artista visual, formada en los talleres de Sergio Bazán y Diana Aisenberg. En 2014 fue seleccionada para participar del programa Prácticas Artísticas Contemporáneas, durante el cual realizó clínicas con Rodrigo Alonso, Rafael Cippolini, Valeria González, Eduardo Stupía y Andrés Waissman. También es licenciada en Economía por la UBA. Desde 2010 participa de muestras en Argentina y el exterior, y ha sido seleccionada en numerosos Salones de Pintura y Artes Visuales, tales como UADE, BANCOR, Finochietto y la Bienal Nacional de Pintura de Rafaela. Su obra puede verse online en www.mariaferrarihardoy.com.

Marcos Mangani Nací. Lloré. Crecí. Fui curioso. Me ensucié. Jugué. Grité. Lloré. Conocí gente. Me pelié. Aprendí. Estudié. Volví a jugar. Creé. Corrí. Salté. Volé. De más grande, investigué. Tomé. Saqué. Puse lo mío. Me volví a embarrar. Conocí. Comprendí. Me arriesgué. Tome coraje. Hice lo que me propuse. Estudié. Experimenté. Me revelé. De curioso, entré. Conocí. Me fui. Volví. Cuestioné. Me cuestioné. Exigí. Exploré. Expliqué. Comprendí. Me centré. Aceleré. Hice arte. Hago Arte. Soy artista. Compongo. Creo. Modifico. Superpongo. Saco y pongo. Me ensucio. Toco timbres y puertas. Creo en la gente. Voy. Entro. Te lo digo. Dudo poco. Llamo. Lo hago. Expongo. Enseño. Complico. Resuelvo. Saco fotos. Vuelvo. Recorro. Recuerdo. Salgo a bailar. Salto. Parpadeo y Escribo. Descanso. Retomo todo. Produzco. Filmo. Edito. Dirijo. Pienso. Doy clases. Conozco. Rescato. Registro. Vivo. Respiro. Vuelo y amo.



© Gachi Prieto, 2016 Todos los derechos reservados Ley 11.723 Prohibida su reproducción total o parcial. Idea y realización: María Alejandra Gatti Diseño y pre impresión: studionube.com.ar Agradecimientos: Gachi Prieto, Sabrina Merayo Nuñez, Mariana Rodriguez Iglesias, Josefina Zuain, Dolores Canestri, Marcos Mangani, María Ferrari Hardoy, Andrés Waissman y Martin Manarino. Fotografías: gentileza Daniela Karol Este libro se terminó de imprimir en Buenos Aires en el mes de Noviembre de 2016. Edición limitada de 100 ejemplares numerados.



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