ERRR Book #05

Page 220

A mi hermano le regalaron una bola negra llena de líquido. En el centro tenía un orificio donde, al agitar la bola, aparecía un triángulo, en una cara decía yes, en la otra decía no. Se trataba de hacerle preguntas —la mayoría tontas o chuscas— para humillar al otro; la mayoría, aterradoras o inexplicablemente nostálgicas, tenían la misión de descifrar el propio destino.

Mi programa favorito, durante años, fue El hombre de la Atlántida. Trataba de un joven con branquias, para respirar bajo el agua, y escamas entre los dedos de las manos y los pies para nadar a gran velocidad, juntando brazos y piernas y ondulando el cuerpo, como un delfín o una foca, bajo el agua. Cuando estábamos de vacaciones, en las albercas, con mis hermanos jugaba al Hombre de la Atlántida. Saltaba malamente al agua, y bajo la superficie pegaba los brazos a los costados y ondulaba el cuerpo, como un gusano. Así, podían pasar horas. Pedíamos de comer a la alberca para no despegarnos ni un segundo de ella. Recuerdo la sensación de morder hamburguesas mojadas y tomar refresco con hielo, antes de saltar de nuevo al agua. Llegaba la noche y teníamos que irnos porque estaba prohibido nadar o estar en la alberca después de las siete o las ocho de la noche, dependiendo de la política del hotel en el que estuviéramos. Después de la cena, con nuestra chanclas, caminábamos por las orillas de la alberca, poseídos de una infinita nostalgia (como si en otra vida hubiéramos sido o delfines o ballenas o simples peces).

219


Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.