Dos Mundos Newspaper West Texas V03I02

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Page 3 DOS MUNDOS • Volume 03 • Issue 02 • February 19, 2013

Columna de Israel Ortega

A simple and wrong answer to poverty: Increasing the minimum wage Un respuesta simple y errónea a la pobreza: Aumentar el salario mínimo

“Encuentro de Corazones” “Encuentro de Corazones”

Photos by Stan Galarza

n Feb. 14, O LULAC/Hispanic Heritage of

Commentary by James Sherk, Opinion column courtesy of Heritage Libertad, www.libertad.org.

Israel Ortega is the editor of Heritage Libertad – the Heritage Foundation’s Spanish language site. Follow him on Twitter: @IzzyOrtega.

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D

urante el discurso del 12 de Feb. sobre el Estado de la Unión, el presidente Obama propuso luchar contra la pobreza subiendo el salario mínimo. Suena interesante pero no funcionará. Los economistas laborales han estudiado repetidamente los efectos de los aumentos al salario mínimo. Y no hallan correlación alguna entre unos salarios mínimos más altos y un descenso de la pobreza. Subir el salario mínimo a $9 la hora, como sugiere el Presidente, sencillamente no reduciría la pobreza. Aunque eso parezca contrario al sentido común, por decirlo de manera suave. Sin duda, las familias con bajos ingresos se beneficiarían de unos sueldos mayores. Entonces, ¿por qué no ayudaría? Pues por varias razones. En primer lugar, relativamente pocos trabajadores que reciben el salario mínimo son pobres. El trabajador promedio con el salario mínimo vive en una familia que gana $50,000 anuales, pues muchos trabajadores que lo reciben son adolescentes o estudiantes universitarios que trabajan a tiempo parcial; es decir, que no están tratando de mantenerse a sí mismos (o a su familia) con sus ingresos. Sólo una novena parte de los trabajadores que podrían beneficiarse con ese aumento vive en la pobreza. Por lo tanto, subir el salario mínimo no afectará a muchas de las familias pobres. La segunda razón es que un salario mínimo más alto les costaría el empleo a algunos de esos trabajadores. El verdadero salario mínimo sigue siendo de $0 la hora. Ninguna empresa paga a sus empleados más de lo que producen. Un salario mínimo más alto provocaría el que las empresas despidiesen a todo trabajador que no añadiera al menos $9 a la hora al valor de su empresa. El aumento del 25% al salario mínimo propuesto por el Presidente llevaría al desempleo a alrededor del 5% de los trabajadores con sueldo bajos (algunos economistas progresistas no están de acuerdo, pero las investigaciones más recientes debilitan sus argumentos). En estos tiempos, esto puede parecer un acuerdo aceptable; sin embargo, la mayoría de los empleos con salario mínimo corresponde a puestos de principiantes. A medida que los trabajadores con el sueldo mínimo ganan en experiencia, se vuelven más productivos y pueden hacerse merecedores a un sueldo mayor. Dos tercios de los trabajadores que reciben el salario mínimo obtienen un aumento de sueldo en el plazo de un año. El valor principal de un trabajo con el salario mínimo reside en la preparación laboral que proporciona, no en el bajo sueldo momentáneo. Subir el salario mínimo hace que los trabajos para principiantes sean más difíciles de encontrar. Y eso hace que para los trabajadores menos calificados sea más complicado obtener las habilidades necesarias para salir adelante. En efecto, corta el peldaño inferior la escalera de su carrera profesional. Esto ya es suficientemente negativo en un momento económico normal, ni que decir tiene durante una recuperación anémica tras una profunda recesión. Y por último, las garras del estado de los beneficios sociales recuperaría los aumentos que reciben las familias con bajos ingresos. Los trabajadores con salarios bajos tienen derecho a una gran cantidad de beneficios federales según sus ingresos, incluyendo: cupones para alimentos, bonos de alojamiento, Medicaid y el Crédito Fiscal por Ingresos Obtenidos. A medida que aumentan los ingresos de los trabajadores, estos califican a menos ayuda—de hecho supone un impuesto adicional sobre sus ingresos. La Oficina de Presupuesto del Congreso (CBO) encuentra que estas reducciones elevan los tipos impositivos marginales de muchos trabajadores con bajos ingresos hasta casi el 100%. Un padre soltero que trabaja a jornada completa con el salario mínimo gana $15,000 anuales. Un aumento a $9 la hora incrementaría su sueldo en casi $4,000, aunque casi todo se perdería luego a causa de la reducción de sus beneficios sociales. La estructura del Estado de beneficios sociales hace que sea virtualmente imposible luchar contra la pobreza con un salario mínimo más alto.

uring the Feb. 12 State of the Union D address, President Obama proposed fighting poverty by raising the minimum

wage. It sounds appealing, but it won’t work. Labor economists have repeatedly studied the effects of minimum wage increases. They find no correlation between higher minimum wages and lower poverty. Raising the minimum wage to $9 an hour as the president suggests wouldn’t reduce poverty. This seems counterintuitive, to put it mildly. Surely, low-income families would benefit from higher pay. Why wouldn’t it help? For several reasons. First, relatively few minimum wage workers are poor. The average minimum wage worker lives in a family making more than $50,000 a year. Many minimum wage workers are teen-agers or college students working part time; they’re not trying to support themselves (or a family) with their income. Only one-ninth of the workers who would potentially benefit live in poverty. Raising the minimum wage won’t affect many poor families. Second, higher minimum wages cost some workers their jobs. The true minimum wage remains $0 an hour. No business pays its employees more than they produce. A higher minimum wage would cause businesses to lay off every worker who doesn’t add at least $9 an hour in value to their enterprise. The president’s proposed 25 percent minimum wage hike would make about 5 percent of low-wage workers unemployed. (Some liberal economists disagree, but more recent research undercuts their arguments.) Now, this may seem like an acceptable trade-off; however, most minimum wage jobs are entry-level positions. As minimum wage workers gain experience, they become more productive and can command higher pay. Two-thirds of minimum wage workers earn a raise within a year. The primary value of a minimum wage job is the on-the-job training it provides, not the present low pay. Raising the minimum wage makes such entry-level jobs more difficult to find. That makes it more difficult for less-skilled workers to gain the skills necessary to get ahead. In effect, it saws off the bottom rung of their career ladder. That’s bad enough in normal economic times, let alone during an anemic recovery from a deep recession. Finally, the welfare state claws back raises that low-income families receive. Low-income workers qualify for many means-tested federal benefits, including food stamps, housing vouchers, Medicaid and the Earned Income Tax Credit. As workers’ incomes increase, they qualify for less aid — effectively an additional tax on their income. The Congressional Budget Office finds such reductions push many low-income workers’ marginal tax rates to nearly 100 percent. A single parent working full time at the minimum wage makes $15,000 a year. A raise to $9 an hour would increase their pay almost $4,000 — almost all of which they would then forfeit through reduced benefits. The structure of the welfare state makes it virtually impossible to fight poverty with a higher minimum wage.

l 14 de febrero, LULAC/Herencia Hispana de Odessa organizaron su 10o. show cultural de modas anual, “Encuentro de Corazones,” en el Salón 20/20 en Odessa. Este evento cultural de trajes mexicanos comenzó en el 2003 y es realizado con la ayuda de modelos locales que representan a varias entidades en Odessa. Más de 260 invitados asistieron este año. Un agradecimiento especial al director, Esteban Puertas de cache de VIVA MEXICO, quien coordinó el show de este año.

Odessa held its 10th annual cultural fashion show, “Encuentro de Corazones,” at Salon 20/20 in Odessa. This cultural Mexican costume event began in 2003 and is hosted with the help of local models who represent various entities in Odessa. More than 260 guests attended this year. A special thanks to the director, Esteban Puertas of the cache of VIVA MEXICO, who coordinates the show every year.

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