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Alumbrados EPM / 50 aĂąos de historias en Navidad
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Alumbrados EPM / 50 aĂąos de historias en Navidad
Prólogo La Navidad tiene un sabor, unos colores, un ritmo, un significado y una historia especial para Medellín. La ciudad que creció entre montañas ha hecho de la luz un símbolo de su afán de conocer siempre más y sorprenderse cada día. El Alumbrado Navideño está en el centro de ese mundo. Son los 50 años del Alumbrado Navideño de Medellín, o mejor, 50 años desde el momento en que EPM decidió realizar cada diciembre este gran montaje de luces y de colores.
espacios que propician la interacción de la gente con el Alumbrado. El Alumbrado Navideño tiene un papel importante en la vida social, económica y cultural de Medellín, y así también está ocurriendo en los demás municipios de Antioquia que desde hace varios años participan en el concurso “Encendamos la alegría”: una manera de promover el trabajo en equipo de las comunidades a partir del reconocimiento de sus propios valores culturales.
Inicialmente fue el centro de la ciudad y esto se convirtió en toda una tradición para los medellinenses. En los años sesenta y setenta, era recorrer la avenida La Playa, desde el Teatro Pablo Tobón Uribe hasta la plazuela Nutibara, y luego ir al Parque de Bolívar y caminar por la carrera Junín, con los edificios más emblemáticos también llenos de luz en sus fachadas. El Alumbrado fue creciendo, se fue transformando al mismo ritmo de la ciudad. Recordemos, por ejemplo, que a comienzos de los años 90 se dio en el país una crisis energética y esto llevó a que el Alumbrado Navideño de Medellín empezara a innovar con materiales distintos a las luces.
Son 50 años creando espacios para el encuentro ciudadano alrededor de las tradiciones de la Navidad. Por eso, en EPM nos sentimos muy contentos de compartir esta historia con toda comunidad.
Sin necesidad de prender una sola bombilla, sola la de su imaginación y compromiso con la ciudad, un grupo de funcionarios de EPM ideó la forma de tener luces de Navidad en diciembre de 1992. En su reemplazo estaban las telas de colores, los papeles metalizados y otros elementos que, para convertirlos en decoración navideña, dieron lugar a un oficio que ya está muy constituido: el de los hombres y mujeres, grandes artesanos que trabajan todo el año en la “Fábrica del Alumbrado” para construir pacientemente cada una de las figuras, con base en unos diseños elaborados por la empresa. De esa transformación también se destaca la paulatina presencia en muchos otros sitios de la ciudad, principalmente en los parques de los barrios y también en los corregimientos, además del uso de nuevas tecnologías que ahorran energía y elementos como el agua, las figuras en movimiento y los
En este libro se recogen esos momentos, esas imágenes que van más allá de lo anecdótico y con toda claridad se incorporan al devenir de Medellín en capítulos que, valga decirlo, están llenos de luz, de creatividad y de encuentro ciudadano. Los autores de esta investigación, los profesores Julia Victoria Escobar Londoño, de la Corporación Universitaria Lasallista; y Fernando Aquiles Arango, de la Universidad Católica Luis Amigó, se dieron a la tarea de buscar ese hilo conductor que nos lleva desde la Navidad como tradición arraigada en Occidente hasta las calles de Medellín y el trabajo que hace medio siglo desarrolla EPM para atraer cada fin de año a miles de visitantes que quieren conocer “El Alumbrado”, diferente en cada temporada, siempre lleno de imaginación y de belleza. Leer este libro es como viajar por la alfombra mágica de cada una de esas navidades que todos, en familia, hemos compartido y siempre recordamos.
Jorge Londoño De la Cuesta Gerente General de EPM
Año 2012
Catalogación 621.32 M194 Arango Navarro Fernando Aquiles, Escobar Londoño Julia Victoria. Alumbrados EPM, 50 años de historias en Navidad.
Fecha de edición: 30 de noviembre de 2017 Autores: Fernando Aquiles Arango Navarro Julia Victoria Escobar Londoño Auxiliares de investigación José Miguel Ceballos Blandón Ana María Arango Ramírez Fotografía: Archivo EPM, Archivo Biblioteca Pública Piloto. Edición: Vicepresidencia Comunicación y Relaciones Corporativas, EPM
Texto resultado de la investigación interinstitucional “Alumbrados EPM, 50 años de historias en Navidad”. EPM, Unidad División Alumbrado; con los grupos de investigación Educación y Subjetividad, de la Corporación Universitaria Lasallista – Unilasallista–, y Urbanitas, de la Universidad Católica Luis Amigó, Funlam. Los autores son moral y legalmente responsables de la información expresada en este libro, así como del respeto a los derechos de autor; por lo tanto, no comprometen en ningún sentido a EPM con los grupos de investigación Educación y Subjetividad, de la Corporación Universitaria Lasallista –Unilasallista–, y Urbanitas, de la Universidad Católica Luis Amigó, Funlam.
Corporación Universitaria Lasallista Presidente del Consejo Superior Hermano Humberto Murillo López, f. s. c. Rector J. Eduardo Murillo Bocanegra, PhD. Vicerrector de Investigación / Editor Institucional Luis Fernando Garcés Giraldo, PhD. Dirección Editorial Editorial Lasallista Corporación Universitaria Lasallista editorial@lasallista.edu.co
Universidad Católica Luis Amigó
EPM Gerente General Jorge Londoño de la Cuesta
Presidente del Consejo Superior Padre Carlos Eduardo Cardona Quiceno
Vicepresidente Transmisión y Distribución de Energía Inés Elena Vélez Pérez
Rector Padre José Wílmar Sánchez Duque
Gerente de Transmisión y Distribución Juan Carlos Duque Ossa
Vicerrectora de Investigación Isabel Cristina Puerta Lopera, PhD.
Jefe Unidad Alumbrado Ángel Pablo Pérez Álvarez
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Origen de la Navidad Alumbrados EPM / 50 años de historias en Navidad
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El mundo abrió sus ojos a las fiestas decembrinas que fueron preludio de la Navidad en las rutilantes noches del tiempo, en los alrededores del mar Mediterráneo, en Mesopotamia, hace unos cuatro mil años, mucho antes de que Jesús fuera la esperanza prometida por Isaías y Miqueas en el Antiguo Testamento. En ese entonces la cultura mesopotámica celebraba 12 días de fiestas asociadas al Año Nuevo, como puente entre un momento de crisis -por el otoño luego de la recolección de las cosechas y la declinación de la vida por el invierno- y la llegada del orden (Barceló, 13), fiestas que contaban con un “rey”, papel que desempeñaba un criminal, quien era tratado con magnificencia durante los festejos y luego era ejecutado.
La costumbre de la celebración se extendió por otras regiones poco a poco: primero Grecia, donde fueron llamadas sacaea; luego Fenicia, Chipre y Roma. Acá las denominaron saturnalias, por asociación con Saturno, dios de la agricultura y la cosecha, pero también equivalente al Cronos (Tiempo) de los griegos. Las saturnalias se iniciaban cuando llegaba el solsticio de invierno -actualmente 21 de diciembre- e incluían un sacrificio en el templo de Saturno y un banquete público; el 25 de diciembre quedaba en medio de esta celebración y era el día en que el sol estaba en el punto más bajo de su recorrido. Los festejos se realizaban en las calles, se extendían hasta el primero de enero e incluían disfraces, juegos de azar (prohibidos el resto del año), banquetes donde amos y esclavos compartían como iguales e incluso a veces el esclavo era nombrado jefe del festejo –esta inversión de roles también se presentaba en las guarniciones militares-,
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Vale la pena precisar que fue el emperador romano Julio César quien en el año 41 a. C., estableció el 31 de diciembre como cierre temporal de un año e inicio de otro, instaurando el año solar egipcio que empezaba el primero de enero (Rodríguez, 841).
De Roma, esas costumbres festivas pasaron a los pueblos eslavos, por donde entraron a los pueblos paganos nórdicos muy desfiguradas y empobrecidas; y posteriormente a Israel y a otros países de la cuenca mediterránea, y a España, adonde arribaron como festividades cristianas. Estas fiestas de fin de año iban siendo aceptadas en diversas culturas, pero también iban sufriendo adaptaciones y remodelaciones. Ocampo (159) menciona que en los primeros siglos, el cristianismo celebraba el nacimiento de Jesucristo en la Pascua que, con la fiesta de pentecostés, era una de las dos fiestas cristianas más importantes. Un cambio substancial se dio en el siglo IV como lo cuenta Barceló (15): “Roma fue el escenario de una nueva imagen navideña, el nacimiento de Cristo; 345 años después de su muerte, el papa Julio I, por falta de documentos y de la certeza del día de su nacimiento, fijó como fecha del acontecimiento el 25 de diciembre, que caía a la mitad de las saturnalias, después del Adviento y antes de la Epifanía o de la Manifestación del Señor, en donde se englobaba la Adoración de los Reyes Magos y el Bautismo”.
“Los festejos se realizaban en las calles e incluían disfraces, juegos de azar , banquetes donde amos y esclavos compartían como iguales e incluso a veces el esclavo era nombrado jefe del festejo” 13
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visitas a los amigos para intercambiar regalos -llamados strenae-, que consistían sobre todo en frutas, para desear buena fortuna en el año que se avecinaba (Barceló, 14). Esta autora agrega que los saturnalias duraban doce días y a cada uno le correspondía un mes en el orden de los mismos y se auguraba el clima de esos meses según se comportaran el viento, el sol, la nieve y la lluvia en el día equivalente. “Junto a esta costumbre, estaba también la de golpear a las personas con ramas verdes para asustar a los demonios, y desearles buena suerte en el próximo año” (15).
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Los países cristianos comenzaron a celebrar la misa de Cristo (Crit’s mass, convertido en Christmas) durante doce días, para espantar a los demonios y bendecir el hogar.
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Luego de este cambio, los países cristianos comenzaron a celebrar la misa de Cristo (Crit’s mass, convertido en Christmas) durante doce días, para espantar a los demonios y bendecir el hogar (Barceló, 4).
Y aquí se precisa que en las páginas siguientes se destacarán siete de los aspectos propios de la Navidad, que hacen característica esta época y sirven de marco a los alumbrados, la luz de la Navidad.
Los Magos representaban las tres edades del hombre, para indicar que cualquier momento de la vida era bueno para postrarse ante Dios (Rodríguez, 836). El fervor por estos magos creció durante la Edad Media, en lo que influyó que en el siglo IX el clero de Milán anunciara que tenía los restos de los Reyes Magos, y los tuvieron en la iglesia de san Eustorgio hasta que tras el saqueo de esa ciudad por parte del emperador alemán Federico Barbarroja en 1164, fueron llevadas a la ciudad de Colonia; allí, en el siglo XIII, se erigió la catedral de los Tres Reyes de Colonia, donde sus restos fueron depositados (Rodríguez, 837); la Iglesia estableció su fiesta el 6 de enero llamándola Epifanía (manifestación de Dios), “y aunque la costumbre de que los tres Reyes Magos traigan regalos a los fieles es propia del siglo XIX, lo cierto es que siempre, desde los tiempos de Roma, hubo presentes en esta fecha” (837).
Como primer elemento se destacan los Reyes Magos, que son mencionados en el evangelio de san Mateo, pero cuyas características están claramente definidas en el famoso mosaico bizantino de san Apolinar realizado en 520 d.C., donde aparecen vestidos como persas, con diferentes edades y bajo un encabezamiento donde figuran sus nombres (Rodríguez, 836). Ciento cincuenta años después Veda el Venerable dirá que Melchor, el más anciano, portaba oro, pues Jesús era rey, que Gaspar, hombre maduro, llevaba incienso, pues Jesús también era Dios; y que Baltasar, hombre joven, le llevaba mirra, pues Cristo habría de morir joven.
Los Magos representaban las tres edades del hombre, para indicar que cualquier momento de la vida era bueno para postrarse ante Dios (Rodríguez, 836). 15
Aquí vale la pena precisar que la palabra aguinaldo, ese regalo que se acostumbra a los parientes y amigos en la Navidad -segundo elemento de este recuento-, deriva de la palabra celta «equinand» que se traduce como regalo de Año Nuevo. Ya los romanos tenían esa costumbre que denominaban los “strenae”, para desear prosperidad a los familiares y a los amigos; “aun cuando la Iglesia Cristiana prohibió inicialmente los aguinaldos, por considerarlos costumbres de los gentiles, en la época medieval se popularizaron en todas las clases sociales (Ocampo, 159-160). Antes del Medioevo ya existía la costumbre del árbol -tercer elemento del recuento-, que se había iniciado entre tres mil y dos mil años antes de Cristo, en Europa y Asia, donde muchos pueblos les rendían culto a los árboles porque los consideraban como expresión de la Madre Naturaleza.
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Según Ocampo (158-159), la Iglesia Católica lo hizo para, con el nacimiento de Cristo, el Sol novus, enfrentar la fiesta cristiana a la celebración romana del Sol invictus, con el propósito último de llevar el mensaje de Jesús recién nacido, en esa búsqueda constante de la paz, de la fraternidad, del amor cristiano y la caridad.
Adicionalmente, las culturas vikinga y celta acostumbraban decorar con frutas los robles, para rendir homenaje a sus dioses y agradecer las cosechas. Y se puede afirmar -haciendo un pequeño paréntesis en el tema- que si durante su vida Jesús hubiera visitado Roma habría podido conocer las fiestas de diciembre (saturnalias), y si hubiese llegado a Inglaterra y Francia se habría enterado de que existía la tradición de poner un árbol adornado, costumbres que derivarían en símbolos de la Navidad futura. Volviendo a la historia, fue entre los siglos III y IV cuando transcurrió la vida, en Bari, provincia de Asia Menor, del obispo de la
ciudad de Mira que luego fue conocido como san Nicolás, quien dedicó a los más necesitados toda su fortuna e inspiró al generoso y bonachón personaje que luego la Navidad acogería. Tras su muerte, el 6 de diciembre del año 326, el obispo fue canonizado y pasó a ser conocido como san Nicolás. La Iglesia lo designó como patrono de los marinos, los comerciantes, los piratas, los viajeros, la gente humilde, los niños, los jóvenes y las muchachas solteras. Su día se celebra cada 6 de diciembre. “Los niños de origen sajón esperan de santa Claus o Papá Noel los regalos de Navidad”, dice Ocampo (159). San Nicolás es el cuarto elemento que se quiere destacar.
Y fue realmente a partir de la Edad Media que el cristianismo “depuró, definió y enriqueció sus fiestas y tradiciones navideñas, dotándolas de la grandiosa solemnidad y el riquísimo acervo de manifestaciones y expresiones sociales, artísticas y gastronómicas de las que aún gozamos hoy” (Rodríguez, 831). Allí mismo agrega que entre los siglos IV y VI la Iglesia estableció el tiempo de Adviento (llegada) como fase de preparación espiritual para la Navidad; luego llegaban las dos grandes fiestas: Nochebuena y Navidad. Después del primer gran banquete, la cena del 24 de diciembre, que se realiza desde los primeros siglos del cristianismo, los fieles asistían a medianoche a la iglesia para celebrar la Misa de Gallo, costumbre que se extendió rápidamente y ya en el siglo XVIII estaba popularizada en toda la Europa cristiana (832). Como nota curiosa, esta misa recibe su nombre por ser el gallo símbolo de fecundidad y como anunciador con su canto de la salida del sol, e incluso fue costumbre hasta principios del siglo 20 que en mitad de esa misa se llevara un gallo para que lanzara su cacareo o en su defecto, un niño que imitara su canto. En el siglo VIII, Bonifacio, obispo de Maguncia (Alemania), erradicó el árbol pagano de los alemanes e instauró el pino como símbolo del amor de Dios y lo adornó con manzanas, que representaban el pecado original y las tentaciones; y con velas, que simbolizaban a Cristo como luz del mundo. A mediados de este mismo siglo “surgió otra leyenda cristiana, en la que un roble que los paganos creían sagrado, cayó sobre un abeto, pero éste quedó milagrosamente intacto y por su forma triangular se explicó que representaba a la Santísima Trinidad, con el Dios Padre en la cúspide. Para los bretones, el origen del árbol
Edificio Miguel de Aguinaga / AĂąos 60
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Para hablar del pesebre –quinto elemento, muy significativo en este recuento-, vale la pena señalar que era ese objeto de madera usado en los sitios de tenencia de los animales domésticos en que se ponía paja o granos para su alimento.
Existe una tradición que señala que Jesús nació en una cueva o gruta que san Justino, en el siglo II, ubica en las cercanías de Belén (Valiñas, 35). Este autor dice allí mismo que Orígenes en el siglo III habla de la veneración que el pesebre y la gruta generan, y que en el siglo IV santa Helena, madre del emperador Constantino, hizo construir una gran basílica en el sitio donde quedaba la gruta. Luego, en el siglo VII, el papa Teodoro I hizo traer de Belén los restos del pesebre de madera donde nació Jesús y los depositó en la Basílica de Santa María la Mayor, en Roma.
A partir de allí, el pesebre se hizo indispensable en las catedrales, iglesias y abadías durante las celebraciones de Navidad, y sus formas eran variadas, siendo incluso a veces simples troncos de abeto huecos (Rodríguez, 833). A la altura del siglo X era común la representación de escenas bíblicas asociadas al nacimiento de Jesús, pero el asunto fue degenerando en tal jolgorio y excesos que finalmente en 1207 el papa Inocencio III prohibió las escenificaciones en los templos. A partir de allí se comenzó a popularizar el uso de figuras inmóviles para representar esas escenas y motivar la devoción (Rodríguez, 834). Estando vigente esa prohibición, en Italia, a san Francisco de Asís se le ocurrió celebrar la Nochebuena del año 1223 “en Greccio, en Umbria, colocando en un pesebre una imagen del Niño Jesús entre las de la Virgen y san José, acompañados de una mula y de un buey vivos. Convocó a sus frailes y a los habitantes de las cercanías, celebró la
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misa ante aquel «Nacimiento», y se cantó la Epístola; y los asistentes regresaron a sus casas llenos de alegría”. Da Celano sostiene que el heno usado en ese pesebre curaba enfermedades de las personas y los animales; además, facilitaba que las mujeres dieran felizmente a luz en casos en que los partos eran largos y dolorosos (14-15); allí mismo Da Celano señala que el Niño Jesús en ese tiempo:
“estaba sepultado en el olvido en muchos corazones y resucitó gracias a su siervo Francisco y su imagen quedó grabada en los corazones”. El santo de Asís inició una costumbre que se extendió por diversos países de Europa (Alcolea, García y García, 11). Hay pesebres italianos y españoles desde los siglos XIII en España e Italia, países en los que se crea una gran tradición de su elaboración. “Papel destacado tuvieron en su difusión los Franciscanos y las Clarisas, rama femenina de la Orden, ya que se convirtieron en las introductoras de los Niños Jesús en los conventos y en los domicilios particulares” (Rodríguez, 834). Los pesebres considerados más antiguos están en el monasterio de Füssen, en Alemania, que data de 1252, y el de la catedral de Florencia, en Italia, de 1289. Rodríguez señala que los pesebres “tal como los conocemos hoy, debieron nacer en el siglo XV, cuando las figuras (...) comenzaron a formar grupos escénicos independientes”.
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de Navidad se debe a Persifal, caballero de la mesa redonda del rey Arturo, mientras buscaba el Santo Grial o cáliz de la última cena de Jesús. Persifal vio un árbol lleno de luces brillantes, que se movían como estrellas” (Barceló, 17).
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Esa costumbre italiana del pesebre llegó a España en las navidades de las iglesias y conventos de fines de la Edad Media. Cuenta la tradición que el rey español Carlos III –quien también era rey en Italia- regaló a su hijo una colección de figuritas de Navidad con las que se hizo un pesebre en el palacio; esto fue imitado por los nobles de la corte española y la costumbre aristocrática se popularizó en España cuando los artesanos copiaron dicha costumbre y elaboraron las figuras en arcilla, con lo que las familias armaron los pesebres en sus residencias (Ocampo 159). Para el caso de América, según Fajardo, “Probablemente debido a la extraordinaria influencia de los Franciscanos en América, la representación del Nacimiento de Jesús se hizo muy popular. Por esta razón, fue motivo no solo de una amplia iconografía en pintura sino particularmente en escultura, a través de los llamados “Nacimientos”, o “Pesebres”. Estos no sólo se trabajaron para los templos y conventos, sino que alcanzaron una gran difusión en los hogares, para las celebraciones de la Navidad. La escenificación del Nacimiento, permitió a los artistas la libertad de mostrar junto a las figuras sagradas de San José, la Virgen y el Niño, a los Pastores, los Reyes Magos, y los Ángeles. Además de los tradicionales animales que se dice acompañaron al Señor: la mula y el buey, así como a una gran cantidad de personajes dedicados a diversos oficios”.
Estos no sólo se trabajaron para los templos y conventos, sino que alcanzaron una gran difusión en los hogares, para las celebraciones de la Navidad. Por su parte, el villancico -sexto elemento destacado de este recuento- es una composición poética y musical con estribillo, cantada en el Medioevo. Se decía que eran cantares de villanos (campesinos), de ahí su nombre (Ocampo, 160). Los villancicos tienen “su origen en el dulce juglar de Dios, San Francisco de Asís, y el primer compositor conocido de este género parece haber sido un fraile menor, fray Jacopone da Todi” (Perdomo, 8).
El ciclo de la Navidad, que integra los hechos previos y posteriores al nacimiento de Jesús, tuvo muy rápida representación en las artes plásticas de Occidente, sobre todo en Italia, lugar de origen de la iconografía cristiana. Ya en el año 345 en un sepulcro en Letrán se representó el pesebre entre el asno y el buey (Junquera, 24). Losfranciscanosmantuvieronlacostumbre de elaborar el pesebre, lo que ocasionó que se extendieran hasta otras naciones europeas, “llenándose al mismo tiempo, cada vez más, de contenido iconográfico, reuniendo en una sola composición, las sucesivas adoraciones de padres, ángeles, pastores y Magos, logrando alcanzar pleno desarrollo durante la segunda mitad del siglo XVII y del XVIII” (Junquera 24).
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Villancico:
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Se dice que eran cantares de villanos (campesinos), de ahí su nombre.
Rodríguez (832) dice que el primer villancico recogido tiene fecha de 1492, y aunque técnicamente hablando el primero “fue la melodía angélica, que resonó en honor del Verbo Encarnado, por las oquedades de las montañas de Belén: ¡Gloria a Dios en las alturas y paz en la tierra a los hombres de buena voluntad! (…), el villancico nos viene en la sangre. España lo recogió de los laudes italianos e hizo de él un género popular (Perdomo, 8). Dice Ocampo (160) que los villancicos más conocidos en España eran los de Navidad, que se acompañaban con castañuelas, flautas pastoriles, órganos de iglesia y otros instrumentos; que era la forma más sencilla de cántico religioso y que su temática recoge diversos elementos de las costumbres de los pueblos. “En España los villancicos más antiguos fueron recopilados en el célebre «Cancionero de Upsala»
editado en 1556, el cual fue conocido en América y utilizado en nuestras navidades más antiguas, para los cantos de los villancicos” (Ocampo, 160). El origen de la cena de Nochebuena y de la comida del día de Navidad -séptimo y apetitoso elemento del recuento- tiene relación con los banquetes romanos durante las saturnalias con que recibían el Año Nuevo. La costumbre de servir un ave como plato central de estas comidas, ya fuera gallo, ganso, pato, oca o pavo (cuando fue traído de América) proviene del mundo clásico grecorromano, donde se consideraba que estas aves que volvían después del invierno traían consigo el anuncio de la primavera, por lo que servirla a la mesa en estas ocasiones especiales constituía un acto favorecedor del buen tiempo (Rodríguez, 839).
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En América
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ras el Descubrimiento de América en 1492, a Cristóbal Colón lo encontró la semana de Navidad en aguas de la isla La Española (hoy República Dominicana), al mando de la embarcación la Santa María, propiedad de Juan de la Cosa. No dice “el diario del Almirante de cómo se celebró la Nochebuena a bordo, que, aunque repartida la gente a son de mar, no dejaría de tener regocijo de villancicos y vihuelas al pie del palo mayor” (Guillén, 9). Lo cierto fue que en el amanecer del lunes 25 de diciembre de 1492, el destino le dio un cruel regalo de Navidad a Colón: la carabela Santa María encalló en cercanías de Punta Santa y debieron abandonarla y embarcarse en La Niña. Con los restos de la nave levantaron el primer asentamiento español en América y lo denominaron la villa de la Navidad (Guillén, 9). Y esos maderos como
“La Navidad en América tuvo desde el principio un componente significativo de luz, de iluminación, y fue siempre claro en las celebraciones que Navidad era luz.” que traían mala suerte: los 39 españoles que allí se establecieron fueron exterminados luego por los indios de la región. De las primeras noticias que se tienen de la Navidad en América se tiene que en tiempos del Papa Sixto V, “En 1586 (…), el religioso agustino, fray Diego de Soria (…) obtuvo una bula para celebrar en Nueva
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España unas misas llamadas de ‘aguinaldo’ que deberían efectuarse del día 16 al 24 inclusive, del mes de diciembre de cada año” (Romero, 19, citado por Miñana, 23). Y esa costumbre de las misas de aguinaldo ya se vivía en Colombia en el siglo XVII, como lo menciona Castrillón, citado por Miñana (27): “Desde su construcción en 1689, las misas de aguinaldo se hacían antiguamente a partir del 16 de diciembre en la misma capilla de Belén”, en las afueras de Popayán, Cauca, sur de Colombia.
regocijos y contactos eróticos y sexuales (Penagos, citado por Miñana, 23).
La Navidad en América tuvo desde el principio un componente significativo de luz, de iluminación, y fue siempre claro en las celebraciones que Navidad era luz. Ese detalle será muy importante cuando se hable del Medellín de los años 60 que conjugó ambos elementos y, a la sombra de EPM, asumió la iluminación como un símbolo propio.
Menciona Ocampo (160) que en Colombia se adaptaron las costumbres navideñas, que desde el principio adquirieron lo que él denomina «mestizaje cultural», con modalidades regionales dependiendo de factores étnicos y geográficos y regionales, por ejemplo. En la época de la Colonia, cuando Santa Fe de Antioquia era la capital del Departamento -esta explicación resume lo que se cuenta en Silva (80-87)-, las fiestas decembrinas se inauguraban el 30 de noviembre, el día de san Andrés Apóstol, con música y pólvora, y a partir del 1° de diciembre entraban en vacaciones todos los empleados públicos hasta el 1° de enero. Las fiestas se dividían en fiestas de iglesia y fiestas de plaza. Las de plaza las encabezaban los llamados Alféreces de la Virgen de la Concepción y eran nombrados el 7 de diciembre del año anterior por el cabildo o ayuntamiento, día en que recibían las mandas o aportes de las personas para organizar las fiestas. Tras el acto religioso del 7 en la noche, había fuegos artificiales e iban todos a la casa de uno de los alféreces donde se preparaba y tenía dispuesto un refresco, que comprendía merengues, rosquetes, bizcochuelos, panales de azúcar rosado; además de vino, mistelas de naranjas, horchatas, aguas de diferentes clases, como de moras, limones guayabas.
En la América española se instituyó la celebración de la Inmaculada Concepción el 8 de diciembre, por cédula real en 1760 y, por ejemplo, en el departamento del Cauca, en Colombia, hubo actividades asociadas a esa celebración. En Popayán, “Se estableció la costumbre de iluminar la ciudad la noche del 7 de diciembre, en lo que obraba orden infaltable del teniente gobernador o del alcalde (Arboleda, citado por Miñana, 23). Pero como agrega Miñana, desde mucho antes las fiestas de Navidad se venían celebrando (23). Aunque en general la época de Navidad tiene muchos elementos positivos, de vez en cuando surgían dificultades. En 1800 el obispo Ángel Velarde prohibió “por razones de moral” la celebración de la novena de aguinaldo y la misa de gallo en este lugar apartado, pues se prestaba para ciertos
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En Hispanoamérica se hizo tradición los 16 de diciembre una costumbre traída por los españoles desde la época de la Colonia: los aguinaldos, los cuales se ganaban mediante juegos como “pajita en boca”, “hablar y no contestar” y “dar y no recibir”, entre otros; se jugaba entre gente de todas las edades y en algunas regiones tuvo características folclóricas (Ocampo, 160).
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Después del 15 venía la Novena del Niño, cuyas misas se decían a las 4 de la mañana, y en todos esos días los Alféreces se esmeraban por ofrecer buenas atenciones a quienes asistían a sus casas, donde el artículo de más consumo era el de bizcochuelos, con el correspondiente aguardiente de anís para el pueblo, y vino de España para los visitantes principales. El tiempo de la Novena se cerraba el 24 de diciembre, con la misa de Nochebuena, que se celebraba a la medianoche, aunque desde las 10 de la noche la gente entraba a la iglesia a oír los villancicos, que se cantaban en el coro algunas veces y otras en el presbiterio. En el siglo XIX, cuando ya Medellín es la capital de Antioquia (lo es desde 1826) se percibe un cambio, porque los testimonios dan cuenta de que hay celebraciones familiares de la Navidad, cuando en la Colonia eran sobre todo en la calle e iglesias y en las casas de los Alféreces. Es decir, la celebración se realiza en dos ambientes distintos: la iglesia y el hogar, lo que marca una diferencia con la manera original de la celebración, que se escenificaba en el espacio religioso exclusivamente. Hablando del Medellín de la década del 80 del siglo XIX, Escobar menciona a don Félix Montes, quien vivía en el barrio La Asomadera, hoy calle de Niquitao, que llevaba a cabo una fiesta de Navidad a la que asistían la mayor parte de los vecinos de la Candelaria, que incluía un pesebre chistoso y donde se estrenó el primer fonógrafo que llegó a Medellín (71).
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"Después del 15 venía la Novena del Niño, cuyas misas se decían a las 4 de la mañana" Por ese mismo tiempo, pero por el camellón del cementerio de San Lorenzo, junto a una cantina llamada “El Puerto de la Eternidad”, residía un señor apodado Ño Júpiter, quien tenía la costumbre de celebrar la fiesta de Navidad con un chistoso pesebre. Y vecino a él vivía el viejo ‘Riacita’, hombre sencillo e ignorante, a quien también le agradaba hacer su pesebre en su propia casa o habitación, y quien después de rezar la novena al Niño Dios, “para que los que asistían a ella pudieran bailar al compás de su violín, que él mismo pulsaba, le cubría el rostro al Niño Jesús con un trapo, dizque para que no viera aquella irreverencia” (76). Ya en el siglo XX, en Medellín la temporada navideña se vuelve un evento más familiar, de reunión, novena navideña con familia y amigos, juegos, bromas, cena y salidas al campo, para no mencionar el licor, la pólvora y los globos. Con base en una buena descripción que hace Ortiz (152-159) a continuación se sintetiza lo que caracterizó la celebración navideña en Medellín y en general el Valle del Aburrá, hasta los años 60 del siglo XX.
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El 8 de diciembre seguía la fiesta del octavario de la Virgen con misas solemnes y salves, además de comidas públicas todas las noches hasta el 15; el 9 empezaban las corridas de toro, tras la cual los caballeros pasaban a tomar chocolate y dulces a casa de uno de los Alféreces, luego iban a la Salve y luego a un espectáculo de teatro o comedia.
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“La temporada navideña se vuelve un evento más familiar, de reunión, novena navideña con familia y amigos, juegos, bromas, cena y salidas”
La temporada navideña comenzaba el siete de diciembre, con la iluminación, e iba hasta el 6 de enero. Desde muy temprano del siete de diciembre comenzaban los actos de la fiesta de las candelas, que se celebraban por la noche: a partir de esa fecha aparecían los globos de papel en grandes cantidades. Los niños estaban pendientes de la elaboración de una especie de farol con una naranja agria grande, a la cual se le vaciaba todo el contenido frutal, a la cáscara se le hacían huecos semejando un farol y luego se le ponía un alambre que sin dañarla sirviera para sostenerla sin peligro de quemaduras. Luego los niños procedían a pedir las velas, que no eran otra cosa que simples “cabos” o residuos de velas, que se colocaban en el fondo de la naranja, uno por uno. A partir de las seis de la tarde, los niños prendían velas y faroles en las ventanas y aceras, mientras que los padres y hermanos mayores tomaban aguardiente y quemaban pólvora. Para los niños los festejos terminaban a las 12 de la noche, mientras muchos adultos se quedaban bailando y tomando licor. No todo el mundo hacía pesebres en los días navideños, porque las gentes tenían en muy alto concepto la labor de hacer un pesebre. Los había de dos clases, los que hacían en las iglesias y capillas y en algunas comunidades religiosas, y los que hacían las familias. Los de los sitios religiosos se distinguían por la enorme cantidad de decorados, porque los ambientaban para la época del nacimiento de Cristo, con telones representativos de los paisajes nocturnos de Palestina. En las iglesias se pedía limosna en el besaniños, limosna que se ponía en un charol de electroplata, sobre una servilleta de crochet, en una mesa destinada para ello. El pesebre familiar era menos decorado que el de las iglesias, pero a veces con más figuritas, sobre todo de pastores y ovejas, y no faltaba el que ubicaba a Belén al borde de una hermosa laguna, o junto a una llanura que terminaba en una ciudad lejana. Jorge Hernández Patiño, Hache,
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En todos los pesebres el nacimiento era muy pobre, pero muy arreglado. Los caminos eran de aserrín y los ríos de papel plateado, los prados de musgo y los árboles de diferentes tipos de ramas, mezcladas con cactus y matas de hojas gruesas. A los niños se les daba una participación muy activa en la “hechura del pesebre”, razón por la cual cada uno de ellos consideraba que el pesebre lo había hecho él. A todos los participantes se les exigía someterse a normas de respeto y religiosidad, pues de lo contrario el pesebre se lo llevaban los reyes y nunca más se volvería a hacer.
Era costumbre entre novios, esposos y amigos pedir el aguinaldo, pero había que hacerlo el 16 de diciembre y antes de que lo pidiera con quien se había pactado. Se usaban estrategias de acercamiento para sorprender al otro y cobrarle el aguinaldo, como disfrazarse, esconderse en el jardín o en las afueras de las casas y hasta casos extremos como fingirse moribundo para que la otra persona se acercara triste o asustada. Quien no lograba el aguinaldo esperaba las albricias, entre el 25 de diciembre y el 6 de enero, que eran una forma muy similar a los aguinaldos pero sin la importancia ni el romanticismo de los primeros. Las albricias desaparecieron de las costumbres populares en la década de los años treinta, tal vez por la mala situación que atravesó el mundo en esa época.
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“La Navidad tenía la magia del aplastar tapas metálicas de gaseosa para hacer los cascabeles”
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funcionario de EPM, ratifica lo del pesebre y otras costumbres de ese compartir familiar: “la Navidad tenía la magia del aplastar tapas metálicas de gaseosa para hacer los cascabeles, de echar globos, de armar el árbol de Navidad con algodón y chamizos, de simular en el pesebre los lagos y quebradas con espejos y con plástico; y además de hacer las novenas con niños y adultos”.
MedellĂn de noche en Navidad / AĂąos 60
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Durante el periodo de navidades se celebraba una fiesta en honor de los santos inocentes, conmemoración del genocidio de Herodes, que daba lugar a muchas tomaduras de pelo y que en ocasiones creó conflictos que terminaron con la vida de alguien. Las gentes preparaban las inocentadas con invenciones que iban desde humor finísimo hasta las buenas vulgaridades, por demás, muy paisas. El seis de enero terminaba el festejo de Navidad con la celebración de la fiesta de los Reyes. Ya para entonces las gentes estaban cansadas y saturadas de fiestas, y los que querían ver algo más tomaban el tren o un bus y se iban para el vecino municipio
de Caldas, donde la fiesta tenía tanta solemnidad y colorido que era famosa en todo el departamento. Este viaje era como un punto final de tanto regocijo y condumio. Una celebración muy reconocida en Medellín era la del barrio San Benito. Allí se “construía un gran escenario, montado sobre andamios, donde cada día se representaba una escena” (Novena de aguinaldos), con el altar mayor cubierto por un telón pintado al óleo, que se cambiaba todos los días de la Novena y representaba paisajes de tierras lejanas: el pozo de Siquén, las puertas de Jerusalén, rebaños de ovejas, desiertos y camellos, entre otros, que servían de fondo a figuras articuladas de tamaño natural que a veces aparecían montadas sobre una burrita; otras, descansando en una tienda de campaña o lavando ropa junto al río. En Novena de aguinaldos se dice que en el barrio San Benito el centro de todo era la misa de gallo, el 24 diciembre. El templo se abarrotaba de vecinos que querían asistir al “nacimiento”. Esto era la sorpresa de cómo llegaría el Niño Dios a su cuna o a los brazos de sus padres. En medio de la oscuridad comenzaba la Misa y en el momento de Gloria alguna sorpresa había: niños vestidos como ángeles llevaban al Niño en brazos, una estrella iluminada lo bajaba desde el coro hasta el pesebre o una mujer vestida de blanco cantando Noche de Paz depositaba en la cuna a un niño de carne y hueso. La alegría era inmensa, los aplausos muchos y el fervor de la misa muy especial. Era una gran noche en el barrio. La gente cenaba temprano o interrumpía la fiesta familiar para acercarse al templo.
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Ya entre los años 50 y 60 se comenzó a apreciar con fuerza un fenómeno que se volvería emblemático para la ciudad: la iluminación en Navidad.
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Era costumbre entre novios, esposos y amigos pedir el aguinaldo, pero había que hacerlo el 16 de diciembre y antes de que lo pidiera con quien se había pactado. Se usaban estrategias de acercamiento para sorprender al otro y cobrarle el aguinaldo, como disfrazarse, esconderse en el jardín o en las afueras de las casas y hasta casos extremos como fingirse moribundo para que la otra persona se acercara triste o asustada. Quien no lograba el aguinaldo esperaba las albricias, entre el 25 de diciembre y el 6 de enero, que eran una forma muy similar a los aguinaldos pero sin la importancia ni el romanticismo de los primeros. Las albricias desaparecieron de las costumbres populares en la década de los años treinta, tal vez por la mala situación que atravesó el mundo en esa época. Luego de la Novena del Niño Jesús y como remate de la misma, llegaba el día de la Navidad. Paradójicamente se celebra el 24 de diciembre, mientras en los países del resto del mundo es el día 25.
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Ya entre los años 50 y 60 se comenzó a apreciar con fuerza un fenómeno que se volvería emblemático para la ciudad: la iluminación en Navidad. Ese alumbrado navideño tiene su origen en una costumbre de los medellinenses: la de “visitar las empresas emblemáticas en el mes de diciembre, para disfrutar del adorno de sus fachadas con luces de colores y compartir en familia el inicio del día de las velitas y de la navidad misma” (EPM (s.f.), 29) El Alumbrado Navideño de Medellín se inició en 1955, época en que “parte de la ciudad se engalanaba tímidamente con lámparas especiales, gracias a los aportes materiales de la empresa privada, las autoridades y hasta de la prensa. Los habitantes de la Bella Villa “bajaban” a mirar el encendido oficial a las seis de la tarde y a recorrer una y otra vez la avenida La Playa, constituida desde siempre en columna vertebral del decorado navideño” (EPM s.f.).
Hacia el año 1958, Industrias Haceb comenzó tímidamente a donar lámparas y tomacorrientes a las Empresas Públicas de la ciudad, con el fin de que durante el mes de diciembre y hasta el seis de enero, una parte de Medellín estuviera engalanada con lámparas, para que la iluminación no fueran simples anuncios de tubos de neón con propaganda comercial (Ortiz, 159). La gente tomó con tanto entusiasmo este tipo de iluminación que el siete de diciembre, para la inauguración, se movilizaba muy temprano en la mañana desde los más apartados rincones de la ciudad hacia la Avenida La Playa, lugar donde se hizo la primera iluminación de esta clase. Todo debía empezar oficialmente a las seis de la tarde pero a las cuatro la gente ya estaba pendiente del encendido de las luces y luego recorrían el tramo iluminado no menos de cuatro o cinco veces. Esto, más la iluminación tradicional que se hace en todas las casas, dio desde el primer momento un aspecto hermoso a la ciudad. En los años posteriores, la misma empresa y otras llegaron a donar cantidades de focos y tomacorrientes (Ortiz, 159).
El alumbrado era impulsado por las empresas privadas y por la Sociedad de Mejoras Públicas de Medellín, SMPM, como lo registró El Colombiano en 1957: la Compañía Colombiana (de Tabaco) con ayuda de dibujantes y arquitectos, instaló un árbol de Navidad gigante iluminado con bombillos en la entrada de dicha compañía (dic. 3, pág. 17); y la Sociedad de Mejoras Públicas de Medellín, instaló en Junín una estrella gigante, en el Teatro Pablo Tobón Uribe un vitral con motivo navideño y adicional a eso, en los diferentes barrios árboles navideños y pesebres (dic. 8, pág. 17).
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Y para terminar este recuento de ese alumbrado que financiaban los particulares y algunas empresas, vale la pena puntualizar que los años 60 significaron muchos cambios en el mundo, en todos los sentidos, incluso en asuntos asociados a la Navidad, como en el caso de la capital antioqueña, porque:
Es en esta década que se inicia un fenómeno que marcará definitiva y positivamente la historia del Medellín moderno: los alumbrados navideños bajo la coordinación de Empresas Públicas de Medellín, EPM, a partir de 1967.
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El 1 diciembre de 1967 los medios locales resaltaron que la empresa Suramericana de Seguros instaló en su fachada adornos navideños para colaborar con el embellecimiento navideño de Medellín.
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C
on adjetivos como maravilloso e inigualado espectáculo y fantástica iluminación, por parte de los periódicos locales, con presencia de “más de un millón de personas” en la noche inaugural -según el diario El Correo del 8 de diciembre de 1967-, 170 árboles de Navidad instalados en los barrios de la ciudad, la presencia del alcalde Jaime Villegas Moreno y de Octavio Aristizábal Correa, gerente de Empresas Públicas de Medellín; 80 mil bombillas distribuidas en la Catedral Metropolitana, la iglesia de La Candelaria, el Palacio Municipal, el edificio Miguel de Aguinaga, de EPM; el Palacio de la Gobernación, las avenidas La Playa y Juan del Corral, el Parque de Bolívar, el Parque de Berrío y la Plazuela Nutibara, y con la posibilidad de recorrer los alumbrados por $3 pesos (el periódico El Colombiano costaba 0,60 centavos), empezó el 7 de diciembre de 1967, hace 50 años, la administración del Alumbrado Navideño por parte de EPM.
Ya desde noviembre de ese año el Radioperiódico Clarín informaba que “los obreros de las Empresas Públicas de Medellín vienen colocando las bombillas multicolores en los sitios tradicionales: Parque de Berrío, Plazuela Nutibara, avenida La Playa, teatro Pablo Tobón Uribe y Parque de Bolívar” (nov. 5/1967). Y allí mismo anunció que “la avenida Bolívar se utilizará especialmente para adornos gigantescos que se tendrán por primera vez en la capital antioqueña”.
Eran los primeros pasos de una actividad que se inició como un simple asunto de decoración de algunos lugares importantes de Medellín con bombillas incandescentes de 25 vatios, para convertirse luego en un fenómeno cultural de profundas raíces, a tal punto que hoy se volvió un referente cultural navideño de importancia internacional.
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Fue evidente en esa década de los 60 que la Empresa había entrado en una dinámica social muy intensa, e incluso en la organización surgió “una cultura empresarial cuyo fundamento fue anticiparse muchos años a las necesidades de la ciudad en asuntos vitales, como el suministro de energía y agua (…) para beneficiar a los dueños reales de la Empresa: los ciudadanos de Medellín” (EPM-BID, 26).
Fue evidente en esa década de los 60 que la Empresa había entrado en una dinámica social muy intensa, e incluso en la organización surgió “una cultura empresarial cuyo fundamento fue anticiparse muchos años a las necesidades de la ciudad en asuntos vitales, como el suministro de energía y agua (…) para beneficiar a los dueños reales de la Empresa: los ciudadanos de Medellín” (EPM-BID, 26). Y ese anticipar necesidades se evidenció en esa década en proyectos de alto impacto en diferentes frentes. Uno de ellos fueron las inversiones en el aprovechamiento de las aguas de los ríos Guadalupe y Nare, que comenzaron a dar frutos a mediados de la década, como lo informó EPM al Concejo Municipal en 1966, donde anunció la terminación de la central de Guadalupe, vital para atender la creciente demanda de energía, “mientras se terminaban los estudios y se culminaba la obra de gran aliento que significó el aprovechamiento del río Nare para la generación de energía en la región del Peñol y Guatapé, en el oriente antioqueño, y que culminaría con el embalse del Peñol y la central hidroeléctrica de Guatapé” (EPM-BID, 49).
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Y no era casual que EPM asumiera el Alumbrado, porque desde su creación en 1955 había tenido un enfoque muy social, en principio con su primer gerente Óscar Baquero Pinillos (1955-1959) y luego con sus sucesores: Luis Echavarría Villegas (19591963), Alejandro Uribe Escobar (1964-1967) y Octavio Aristizábal Correa (1967-1970), quienes impulsaron diversos proyectos que empezaron a darle de a poco esa estatura de gigante que fue adquiriendo EPM con el transcurso de los años.
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tro proyecto fue la “Desviación del río Negro, que sería el inicio de una serie de obras de acueducto para garantizar agua potable suficiente en toda la ciudad” (EPM-BID, 31), abastecimiento que se completaría a principios de los 70 con la construcción de la represa de la Fe, que permitió duplicar la capacidad de abastecimiento de agua en Medellín. Un tercer proyecto fue el Plan Maestro de Alcantarillado, y ya para 1970 se había construido en la ciudad buena parte de la red sanitaria para aguas residuales; y un cuarto fue la extensión del servicio telefónico hacia otros municipios del Valle del Aburrá; entre 1955 y 1969 se cuadruplicó el número de usuarios de este servicio y se habilitaron 2.400 teléfonos públicos (EPM, 52). En 1964 se creó la División de Habilitación Viviendas, para “extender y llevar los servicios de acueducto, alcantarillado y energía a los sectores más pobres de la ciudad” (EPM, 52). Se considera que la creación de este programa de alto impacto social es “una de las razones más importantes para que la gente sienta la Empresa como suya, paguen oportunamente las cuentas y se cuiden de no despilfarrar el agua y la energía” (EPM-BID, 34).
Ya desde 1962 EPM había asumido la atención del alumbrado público de la ciudad, que primero se iluminó con bombillos incandescentes P40, luego con tubos fluorescentes -duraban siete veces más e iluminaban cinco veces más-; a finales de la década surgieron los bombillos de alta densidad de descarga de mercurio (luz blanca) -duraban tres veces más que los tubos incandescentes-, posteriormente se desarrollaron los bombillos de sodio (luz amarilla) que iluminaban el doble que los de mercurio y actualmente se utiliza la tecnología led. Y como un proyecto menor, pero también beneficioso para los ciudadanos, a partir de 1961 se unificó la facturación de los servicios públicos, que antes se entregaban por separado, lo que hizo más cómodo el pago a los usuarios y descongestionó las taquillas (EPM, 47).
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Por eso, que EPM asumiera en 1967 el Alumbrado Navideño no fue otra cosa que la ratificación de la sintonía que esta organización ya tenía desde entonces con los habitantes de Medellín, pues se trataba de una actividad que congregaba a muchas personas entre el 7 de diciembre y la primera semana de enero. Además, significó darle un carácter más formal a esa costumbre de iluminar la ciudad que había empezado en la década de los 50, y que combinaba avisos de neón de las empresas privadas en las fachadas de sus sedes o en sitios céntricos de la ciudad, con ornamentación de las vitrinas comerciales, lámparas especiales donadas por la empresa privada, y en las casas particulares velas de esperma, algunas de ellas entre faroles; bombillas eléctricas y antorchas que funcionaban con gas. La iluminación consistía en la instalación de gargantillas, que eran unos cables largos con plafones a una cierta distancia, en los cuales se instalaban bombillas de colores. Estas gargantillas eran puestas en los árboles y en las palmeras.
Todavía en EPM recuerdan el nombre del ingeniero Hernán Gaviria, quien fue el responsable del Alumbrado en esos primeros años. Pertenecía a una pequeña dependencia que se entendía con los asuntos propios de la energía eléctrica y junto a él trabajaron otros funcionarios que comenzaron a aportar al proceso, como los ingenieros Gustavo Baena y Fernando Antonio Loaiza. Baena recuerda que en ese tiempo “EPM era una empresa más pequeña, pero más técnica; hoy en día es más grande, pero más administrativa que técnica”.
“Significó darle un carácter más formal a esa costumbre de iluminar la ciudad que había empezado en la década de los 50”
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En 1968, y para deleite de los medellinenses y visitantes que desfilaban por legiones frente a los escenarios con iluminación navideña, al frente del teatro Pablo Tobón Uribe se instaló una fuente luminosa. En esa plaza se colocó un mecanismo para encender todo el Alumbrado, “y allí mismo se hizo una ceremonia inaugural de iluminación de la ciudad junto con las autoridades civiles, militares y eclesiásticas, el alcalde de Medellín Ignacio Velez Escobar y el gerente general de Empresas Públicas Octavio Aristizábal Correa”, según informó el periódico El Colombiano el 8 de diciembre de 1968.
La magnitud de la presencia de EPM fue tal que, según declaró en diciembre de 1969 al Radioperiódico Clarín Luis Roberto Escobar, relacionista público de EPM, la energía eléctrica utilizada en el Alumbrado -en ese tiempo solamente en el centro de Medellín- era suficiente para cumplir con las demandas de una población de algo más de 80 mil habitantes; ese año se utilizaron 30 mil kilovatios entre el 7 de diciembre y el 4 de enero, con un costo de 156 mil pesos (Clarín, dic. 9/1969). Además, en ese año se utilizaron 50 kilómetros de cable para las 100 mil bombillas, en cuyo montaje trabajó una cuadrilla de 60 trabajadores distribuidos en turnos, desde la última semana de octubre hasta la inauguración el domingo 7 de diciembre de ese año. El manejo del Alumbrado Navideño de EPM siempre ha estado bajo la responsabilidad directa del área que se encarga del alumbrado público, que ha tenido distintos nombres, como sección, área, división, por ejemplo, y que hoy en día se llama Unidad Alumbrado, cuyo jefe es Ángel Pablo Pérez Álvarez.
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“y allí mismo se hizo una ceremonia inaugural de iluminación de la ciudad junto con las autoridades civiles, militares y eclesiásticas, el alcalde de Medellín Ignacio Velez Escobar y el gerente general de Empresas Públicas Octavio Aristizábal Correa”
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El jefe de Energía, decidió darle un toque sonoro a la Navidad e hizo instalar amplificadores con los que ponía a sonar villancicos Si hay algo claro fue que desde el primer momento se evidenció el sello del compromiso de la gente de EPM: en esas primeras versiones del Alumbrado Navideño, el ingeniero Hernán Gaviria, jefe de Energía, decidió darle un toque sonoro a la Navidad e hizo instalar amplificadores con los que ponía a sonar villancicos en el Parque de Bolívar, en Junín y en La Playa a finales de los años 60. El periódico El Colombiano destaca con amplitud en su edición del 7 de diciembre de 1973 (págs. 1 y 19), la novedad de ese año: el uso de bafles en forma de hongos que reproducían grabaciones combinadas de música navideña y textos del poeta antioqueño Jorge Robledo Ortíz, que complementaron las 110 mil bombillas utilizadas en esa oportunidad. Después de que por razones no conocidas dejaron de utilizarse los amplificadores de sonido, la música volvió a aparecer cuando se creó la División de Alumbrado Público, cuyo primer jefe, el ingeniero Eduardo Isaza Peláez, restableció la tradición de los villancicos rescatando de las bodegas los equipos utilizados años atrás, además de unos tubos de acero mannesmann que se aprovecharon en el montaje navideño como postes auxiliares. Esa dotación musical también fue aprovechada por la sección de Daños de Teléfonos para, cuando llamaba un usuario a reportar dificultades, ponerle música navideña mientras esperaba en la línea a ser atendido.
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Los diseños del Alumbrado fueron muy sencillos en los primeros años, porque lo que hacían los funcionarios de EPM involucrados en ese proceso era esencialmente elaborar a mano alzada algunos bocetos con sugerencias de distribución de las bombillas en los sectores donde se instalarían. Aunque fue una labor silenciosa y anónima, como parte de la voluntad de los funcionarios por lograr que fuera una iluminación a la altura de lo que se esperaba de EPM, aún se recuerda el nombre del ingeniero electrónico Hernán Gaviria, ya mencionado, quien fue la cabeza de esa labor de diseño un poco infomal, porque realmente eran más bien dibujos que diseños; incluso algunos recuerdan que Gaviria fue quien tuvo la idea de poner unas estrellas grandes en acrílico azul que se ubicaron en el Parque de Bolívar y quien diseñó, para este mismo parque, unas figuras plásticas con iluminación interior y una vela gigante que se utilizó en el Alumbrado de 1987, año en que ya se iluminaba también el Cerro Nutibara, que se incluyó porque allí EPM tenía unas instalaciones muy importantes y porque era un lugar emblemático de la ciudad.
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Hubo también otra expresión musical en 1974, cuando la Oficina de Fomento y Turismo organizó un evento complementario al Alumbrado que se llamó Sinfonía de Luces, con el apoyo de la banda del Conservatorio de la Universidad de Antioquia y la Estudiantina y Danzas de EPM, tal como lo informó el diario El Colombiano (dic. 7, pág. 23). En este año no hizo presencia el alcalde de Medellín Federico Moreno Vásquez, sino que inauguró el secretario de educación César Palacio Londoño, quien al accionar la palanca de encendido dijo: “Hágase la luz” (El Colombiano, dic. 8/1974). En la portada de este periódico, ese mismo día, se informa que el sitio que mayor entusiasmo generaba entre los visitantes del Alumbrado, tanto locales como foráneos, era la avenida La Playa, que estaba convertida en el centro de interés para disfrutar el recorrido decembrino. Y el punto central del Alumbrado era justamente en el cruce con la carrera El Palo. En este año le fueron instaladas luces a la fuente de agua del Parque de Bolívar, “lo que se constituyó en una gran novedad porque la gente creía que el agua era de colores y no entendía el milagro del efecto producido por las luces” (EPM (s.f.), 32).
Como parte de la voluntad de los funcionarios por lograr que fuera una iluminación a la altura de lo que se esperaba de EPM, aún se recuerda el nombre del ingeniero electrónico Hernán Gaviria
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En esos años el Alumbrado se dejaba toda la noche y EPM destinaba funcionarios para que se hiciera el acompañamiento nocturno y luego apagaran a las 6 de la mañana. El ingeniero Gustavo Baena, quien ingresó a la Empresa en 1979, recuerda que a Gaviria le gustaba mucho el arte y les daba instrucciones como “póngale a este árbol navideño este detalle, y a ese otro árbol tal cosa”, es decir, diseñaba lo que iba en cada árbol del recorrido. A Gaviria lo reemplazó el ingeniero Héctor Agudelo, a quien, aparte de ser buen jefe lo recuerdan porque no le gustaba que se prendiera el Alumbrado antes de la fecha oficial. Algunos no olvidan una ocasión en que algunos integrantes del montaje del Alumbrado, con el ánimo de hacer una preinauguración para ellos y sus familias, lo encendieron sin consultarle a las 11 de la noche para hacer el recorrido desde el teatro Pablo Tobón Uribe bajando por La Playa, en unas “chivas” que contrataron, en una época en que solamente se iluminaba el centro de la ciudad. Para su infortunio, esa noche estaba por alguna razón el ingeniero Agudelo en la clínica Soma, en pleno corazón de la zona que se iluminaba, y apenas vio el Alumbrado Navideño encendido inmediatamente llamó a preguntar qué pasaba, lo que obligó a apagar y, en consecuencia, a cancelar la salida.
Luego estuvo como jefe Fernando Antonio Loaiza –quien había ingresado a EPM en 1964 mantuvo la tradición del apoyo al Alumbrado Navideño. Loaiza también diseñaba y ejecutaba, y asegura que mientras él estuvo en el Alumbrado “nada nuevo hubo en tecnología”. Esa misma línea de diseñar por intuición la continuó el ingeniero Eduardo Isaza Peláez, primer jefe cuando se creó la División de Alumbrado Público, quien recuerda que se sentaba con hojas de papel periódico en una mesa de diseño “a hacer los dibujos de Navidad para la fachada del edificio y los adornos, aprovechando los bombillos tipo ají, pequeñitos, que se usaban entonces, para que luego se enredaran en las gargantillas, se unieran y así empezamos a utilizar los postes”. En esos años el Alumbrado se dejaba toda la noche y EPM destinaba funcionarios para que se hiciera el acompañamiento nocturno y luego apagaran a las 6 de la mañana. El encendido y el apagado se hacían mediante cuchillas, ubicadas en distintos lugares del centro de Medellín, que se subían o bajaban para tales efectos. Después de Isaza, en los primeros años de los años 80 llegó como jefe el ingeniero Juan Guillermo Osorio Benítez, quien comienza a preocuparse más por el proceso de diseño del Alumbrado y además da un impulso significativo a la ceremonia de inauguración de la actividad. En tiempos de Osorio ingresó a EPM Iván Pereira, quien había estudiado electrónica y recuerda que “cuando eso el Alumbrado Navideño no tenía nada de secuencias, eran bombillos prendidos en los árboles”; y le dieron la instrucción de que “había que meterle electrónica al Alumbrado”.
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Pereira empezó diseñando unos controles de secuencias, que hacía en unas pequeñas maquetas de madera, en lo cual trabajó de la mano con otro personaje de esos años del taller de electrónica muy recordado: el ingeniero Arnulfo López. A Pereira lo encargaron de los secuenciadores en diciembre, por lo que le tocaba, primero, subirse a los postes y conectarlos, y luego estar pendiente de ellos para hacerles mantenimiento durante la temporada decembrina. No olvida Pereira que en ese tiempo parte de los diseños de las figuras del Alumbrado estaba a cargo del ingeniero Gustavo Baena, quien mandaba los dibujos y ellos en el taller, mediante un trabajo en equipo, primero dibujaban en el piso la figura y con alambre de cobre la delineaban. Cuando se armaban las figuras, se revestían con angeo y los demás elementos que se requirieran, y luego se les organizaban las gargantillas con los bombillos para dejarlas listas.
También en los 80 se inició la iluminación del Pueblito Paisa, los centros comerciales y la avenida Oriental. Cuando fue alcalde de Medellín por primera vez (1988), Juan Gómez Martínez, le dio gran importancia a la inauguración del Alumbrado y se trajo a los actores de una popular telenovela en esos años: “Quieta, Margarita”, que tenía como protagonistas a María Eugenia Dávila y a Luis Eduardo Arango. En este mismo año se utilizó la figura de un papá Noel gigante, lo que marcó el inicio del uso de figuras que antes no se habían tenido en cuenta. Vale decir que no habrá mayores cambios en el Alumbrado hasta los años 90, cuando por diversas circunstancias se dan muchas transformaciones y lo que empezó como una actividad de decoración de la ciudad en época decembrina, comenzará a evolucionar hacia otros niveles, como veremos en el siguiente capítulo.
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Lo claro es que EPM recibió en 1967 una gran responsabilidad con el Alumbrado, pero con el compromiso de sus empleados de todo nivel y el respaldo de los ciudadanos, convirtió ese sueño de una Navidad bien bonita para Medellín en una realidad esplendorosa de millones de bombillas y unos diseños extraordinarios que deslumbraron y fueron la punta de lanza para mostrar a la Empresa y a la ciudad como líderes indiscutibles en la región y el país.
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Mediante un trabajo en equipo, primero dibujaban en el piso la figura y con alambre de cobre la delineaban.
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Edificio EPM en Navidad
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Para decirlo muy sintéticamente, EPM vivió una época de menor dinamismo en su crecimiento a principios de los 70 por razones políticas y sociales de la región y el país, lo que se reflejó, por ejemplo, en procesos de menor duración en el cargo de gerente. Hubo cinco en ese mismo número de años: Alberto López Toro, quien solamente estuvo unos meses de 1971; Josué Ortiz Mejía, quien fue gerente encargado entre 1971 y 1973, Víctor Suárez Vásquez (1973-1974), Sergio Restrepo Londoño (1974-1975) y Jaime Tobón Villegas (1975-1976).
Esta situación era traumática para la Empresa por cuanto en los quince años anteriores su consolidación administrativa dependió en gran parte de los gerentes generales en propiedad, quienes en promedio duraron cerca de cuatro años en el cargo y esto aseguró una mayor continuidad y claridad en sus decisiones (EPM-BID, 56). Pero el Alumbrado Navideño marchaba bien, aumentaba el fervor por las bombillas que engalanaban los diciembres de Medellín y entonces EPM decidió comprar “50 mil bombillas en colores y 20 mil sóquets (sic) para preparar el Alumbrado de Navidad, ya tradicional en la capital antioqueña. Las 50 mil bombillas hacen parte de las 100 mil que se colocan cada año en las vías de la ciudad y servirán para reemplazar las que se encuentran malas y las que se robaron. La empresa Philips será la encargada de suministrarlas por 285 mil pesos. 20 mil sóquets para intemperies serán comprados a Álvaro Medina por valor de 28 mil 400 pesos.
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En total, las Empresas Públicas invertirán este año 313 mil 400 pesos para alumbrar el centro de la ciudad, sin contar los costos de instalación” (Clarín, sept. 29, 1970). En esos años incluso hubo que comenzar a reglamentar el tránsito en la ciudad en la temporada navideña y destinar vías alternas para evitar traumatismos (El Colombiano, dic. 7, 1971, pág. 21). Adicionalmente, la junta de EPM autorizó la compra de 20 mil tubos fluorescentes para complementar la iluminación navideña; “los mismos serán adquiridos en el almacén Silvania y su valor es de 700.000 pesos” (Clarín, nov. 6, 1972). Esos años de incertidumbre en EPM empezaron a cambiar cuando se inicia una etapa que dejó huella en la historia de la Empresa: en 1976 llega a la gerencia el economista Diego Calle Restrepo, quien había sido embajador en Canadá, funcionario del Banco Interamericano de Desarrollo, ministro de Hacienda y gobernador de Antioquia, y que ocuparía el cargo hasta su muerte en octubre de 1985. La gerente financiera en tiempos de Calle Restrepo,TatyanaAristizábalLondoño,recuerda la estrechez financiera del momento: “El Banco Mundial tenía congelados los desembolsos y los condicionaba al descongelamiento de las tarifas en los servicios públicos. Fue un proceso largo, pero al descongelar las tarifas, el proceso fluyó de nuevo” (Memoria Empresarial).
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unque la iluminación navideña funcionaba sin mayores traumatismos en medio de la sencillez de su propuesta, EPM no se sustrajo a los problemas que comenzaron a presentarse en el entorno desde la década del 70.
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Calle Restrepo mostró ese carácter anticipatorio de las necesidades de la ciudad, tan tradicional en los funcionarios de EPM: de entrada, solicitó un estudio del sistema de acueducto para los años siguientes con proyección de la demanda de agua, con base en el cual se adelantaron obras en los ríos Piedras, Buey y Grande que aseguraron el abastecimiento de agua potable en el Valle del Aburrá hasta el año 1989 (EPMBID, 38). Igualmente, se dieron los primeros pasos, que otros gerentes continuarían, para el gigantesco proyecto denominado Aprovechamiento Múltiple Riogrande que, en resumen, consistió en la construcción de las centrales hidroeléctricas Niquía y La Tasajera, el embalse de regulación Ríogrande II, la planta de tratamiento de agua potable Manantiales y un sistema de túneles y tuberías de conducción que amplió el sistema de distribución del acueducto y de recolección del alcantarillado (EPM-BID, 42). Estas decisiones permitieron que en Medellín se afrontara adecuadamente el intenso verano que se vivió en el país entre 1980 y 1981, época en que se dio el segundo racionamiento más fuerte que ha sufrido Colombia. El Gobierno Nacional había traído un barco de Estados Unidos, el Polaris, dotado de barcazas para la generación de energía, pero esta alternativa no funcionó porque, según Jairo Londoño Arango, vinculado a la Sociedad Colombiana de Ingenieros, SCI, ese barco “no era sino chatarra y en este momento se encuentra hundido en las islas de San Andrés” (El Tiempo, oct. 11/1992). En esos tiempos de posibles racionamientos, cuando le preguntaban a Calle Restrepo acerca de si se hacía o no el Alumbrado Navideño -lo recuerda el ingeniero Gustavo Baena-, siempre respondía: “sí, sí, hay que hacerlo, no se le ocurra una cosa diferente. El Alumbrado es patrimonio de Medellín, además, este pueblo tiene muchos problemas, hay que darle motivos de alegría con el Alumbrado que es lo máximo en Colombia”.
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“El Alumbrado es patrimonio de Medellín, además, este pueblo tiene muchos problemas, hay que darle motivos de alegría con el Alumbrado que es lo máximo en Colombia” Metro de Medellín (C. 1998)
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Ese verano, “el de 1981, hubiera sido de ingrata recordación porque pudo haber provocado racionamientos máximos de agua durante más de 15 días, si EPM no hubiera adelantado a tiempo las ampliaciones y nuevas obras del río Piedras” (EPM-BID, 38). Esa actitud previsiva, tan propia de la cultura EPM, posibilitó que se mantuviera el suministro de agua y energía en el Valle del Aburrá sin mayores novedades y -retomando el tema de la iluminación decembrina-, que se pudiera seguir desarrollando sin interrupción el Alumbrado, a pesar de las preocupaciones por los efectos del clima, asunto recurrente en los años posteriores, durante las gerencias de Carlos Posada Uribe (1985-1987), Darío Valencia Restrepo (19871988), Juan Guillermo Penagos (1988-1990) y Carlos Enrique Moreno Mejía (1990-1992).
El Alumbrado Navideño en general estaba en la primera etapa de su desarrollo, en concepto del ingeniero Carlos Arturo Díaz, quien considera que era una propuesta de iluminación alrededor del oficio, de la destreza del personal de EPM, “porque sabíamos manejar redes, cables y torres, el soporte fundamental primario de la propuesta del Alumbrado Navideño, lo que a partir de los ochenta se complementaba con personal creativo que prestaba la Oficina de Fomento y Turismo de Medellín para ayudar en el desarrollo de la parte gráfica; uno de ellos fue René Orozco, muy creativo, y este fue el acompañamiento durante mucho tiempo”.
En esta década de los 80 en el Alumbrado se comenzaron a utilizar guirnaldas de bombillos de 60 vatios y varios colores, pero por los altos consumos de energía se optó por la instalación de bombillos de 40 vatios (Arango, 39).
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Taller de Alumbrados 1997
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La segunda etapa del Alumbrado puede ubicarse a partir del año 1992, cuando se presenta el racionamiento más serio que ha tenido el país. En ese año, a causa de la intensidad del fenómeno de El Niño -acontecimiento meteorológico, oceánico y atmosférico, causado por el cambio en el movimiento de las corrientes, que provoca un aumento anormal de la temperatura del mar y se producen epidemias, sequías o inundaciones - que afectó los niveles de los embalses generadores de energía hidroeléctrica, el Gobierno de César Gaviria estableció un racionamiento de energía entre el 2 de marzo de 1992 y el 7 de febrero de 1993 (Mateus, 75). Ya el Congreso de Ingenieros realizado en Ibagué en 1990 había previsto que se iba a presentar el racionamiento, y le había entregado indicaciones al Gobierno para evitarlo, pero no fueron tenidas en cuenta (El Tiempo, oct. 11/1992).
Como medidas complementarias para afrontar esta crisis, se adelantó en 60 minutos el horario en Colombia y se hizo el negocio de las barcazas, que fracasó. Este consistió en la compra por parte del Gobierno de dos barcazas, por las cuales se dio un anticipo de 9 millones de dólares (Semana, 2002) y que en total costaron 50 millones de dólares, su potencial era de 20 mil kilovatios, cuando el déficit de energía era de 900 mil kilovatios; además, cuatro de los once equipos generadores llegaron inservibles, y de contera, la sincronización de las barcazas con la planta de Termocartagena no era viable, entre otras razones porque las turbinas de la planta en Cartagena generaban 250 kilovatios, mientras que las de las barcazas generaban 20.000 kilovatios; eso era “como tratar de acoplar un mosco con un jet”, según la SCI (El Tiempo, 0ct. 11/1992).
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Papel Metalizado y Cintas de colores (1997)
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Avenida La Playa 2001 En vista de que el negocio de las barcazas no funcionó y se mantuvo el rigor del racionamiento hasta marzo de 1993, para el Alumbrado Navideño de diciembre de 1992 fue necesario, primero, definir si se hacía o no y, segundo, pensar en estrategias para llevarlo a cabo cuando el país estaba pasando una situación eléctrica compleja. Lo recuerda el ingeniero Carlos Arturo Díaz: “el 92 se convierte como en un reto, ya que por primera vez se dice: «no hay Alumbrado Navideño», esa fue la directriz; teníamos un problema complicado, estaba el tema de las barcazas, un fracaso impresionante, y nadie quería el lujo de tener otro escándalo”.
Precisa Díaz que estaban “en la administración de Diego Uribe Uribe (1992-1994) y entre EPM y la Alcaldía se generaron algunas propuestas para remplazar el Alumbrado Navideño. El jefe de la División Pérdidas Energía era Rafael Pérez -también pintor- y nos dijo: «por qué no se les ocurre algo, rayen, hagan cualquier cosa, porque si no hacemos nada nos van a quitar el Alumbrado». Y justamente la capacidad del personal EPM volvió a salir a flote. En medio de la tremenda crisis energética se tomaron decisiones de profundo impacto: una de las más significativas fue la propuesta de “integrar a las mujeres desempleadas para que colaboraran en la organización y la elaboración de los elementos decorativos. Por fin las comunidades sentían que hacían algo para la ciudad, y tras echar mano de diversos materiales más económicos, como el papel y el alambre, la Navidad pasó a ser contemplada durante el día y la noche” (Iluminet).
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Alumbrados 2001
“Por qué no se les ocurre algo, rayen, hagan cualquier cosa, porque si no hacemos nada nos van a quitar el Alumbrado”.
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De esta manera, se organizó el Alumbrado Navideño a partir de elementos más sencillos, porque como lo dijo Díaz, “Medellín tiene una tradición muy bella que es el Alumbrado” que no se podía dejar de lado. Y la presencia de Carlos Arturo Díaz fue clave porque, como lo reconoce Hugo Armando Silva, diseñador gráfico de los alumbrados hasta hace pocos años, “Carlos es un pintor, un artista, y eso permeó de ahí en adelante el Alumbrado porque era una visión distinta”.
Díaz recuerda que para ese año 1992 “la primera vez que boceté la idea de lo que podía ser lo hice desde una lectura yo diría artística, no real, un ejercicio de bocetar cómo uno hace un alumbrado en una ciudad que no tiene luz, por lo del racionamiento; entonces yo decía, lo más cercano para mí frente al tema puede ser cómo decora uno la casa, cómo va la guirnalda, la decoración, el papel. Yo había estudiado aeronáutica en Italia y me había tocado en algún momento ver la Navidad en París y en Suiza, vi ornamentaciones muy decorativas de las calles; y hablo de decorativas porque ese elemento no existía en la historia del Alumbrado Navideño de Medellín, es decir, toda la estructura del Alumbrado estaba basada en bombillos, en cables y estructuras y figuras, sin que apareciera ningún otro elemento visible en el día”. Ahí se gana en un elemento: organizar el Alumbrado para que también fuera visible y llamativo en el día, por el tipo de materiales y por la forma como se organizaban los elementos.
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Y conseguir los materiales adecuados fue otra carrera, porque ese Alumbrado, en el cual también participó activamente René Orozco, el creativo de la oficina municipal de Fomento y Turismo, requirió unos 23 kilómetros de papel amarillo, otros 28 de papel rojo, kilómetros y kilómetros de papel metalizado, más otros materiales que tuvieron que conseguirse mediante licitaciones y visitas a las papelerías del centro de Medellín. Incluso se menciona que para el personal que participaba habitualmente en el montaje del Alumbrado Navideño fue en principio un asunto extraño el de un Alumbrado sin cables y sí con mucho papel decorativo. Algunos recuerdan con una sonrisa que no faltó quien dijera que ya ese montaje era más propio para otro perfil de personas por aquello de decorar, usar tijeras, manejar papeles de colores, cortar, etc. Pero igual empezaron a apoyar, como siempre lo había hecho el personal EPM.
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Y aquí se presenta un caso de sensibilidad social muy propio de la cultura EPM: como parte de la estrategia para afrontar un Alumbrado Navideño sin energía eléctrica, y en vista del alto componente decorativo y de destreza en el manejo de materiales como papeles de colores y metalizados, el ingeniero Carlos Arturo Díaz se acordó “de las madres comunitarias, de los lugares donde yo había ido, de barrios con muchas carencias; y logramos reunir 80 mujeres y les dijimos, «muchachas, vamos a trabajar aquí»; y aparecieron muchas cosas muy bonitas porque la gente decía: ve, mi esposo hace mimbre, cose así y teje así”. A esas personas fue posible agruparlas bajo la figura de Precoodes, una cooperativa de trabajo asociado que había sido fundada en 1990 de manera concertada entre la Alcaldía de Medellín, el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), el sector privado y organizaciones comunitarias, como alternativa de empleo para los sectores más vulnerables de Medellín y el Valle de Aburrá.
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Y se ganó en otro, con la presencia de la música con los artistas desempleados de la recién disuelta Sinfónica de Antioquia, que hicieron parte de esa Navidad: en muchas esquinas del centro se pusieron tarimas, cada una con músicos. “¿Cuál era la clave de esos músicos?, tenían que tocar básicamente melodías navideñas, entonces pusimos en cada tarima todo el despliegue de una sinfónica, piano, fagot… Eso fue mágico, porque yo creo que en la ciudad nadie había visto esos instrumentos tan de cerca, y la gente salió a ver”, señala Díaz.
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“Nosotros rayábamos en el suelo, esta es la campana y más o menos esta es la cuerda; y ellos iban y soldaban” Y también recuerda Díaz que se contaba en EPM con un taller de soldadura con operarios tan diestros en su labor que quien diseñaba iba con el boceto y eso lo dibujaban en el piso. “Ni siquiera les entregábamos un plano, nosotros rayábamos en el suelo, esta es la campana y más o menos esta es la cuerda; y ellos iban y soldaban y nos traían esa campana y no sabíamos cómo”. Y con este equipo de trabajo que combinaba madres comunitarias y voluntarios de los talleres se comenzó a presentar, recuerda Díaz, “una anécdota muy bonita, y es porque cada una de ellos empezó a coger su figura como un símbolo de su familia, entonces le ponían nombre en honor a la tía, a la mamá o a la hija. Uno oía decir: «ve, ¿cómo va Florita?» Y era la campana. Entonces iban poniéndoles nombres a las figuras y eso dio una carga impresionante, porque ellos no querían salir de su figura y no querían rotar a otras figuras; y cuando ya vieron la primera figura, eso impresionó. Una de las primeras fue una campana básica decorada con plástico y papel metalizado, y en algún momento apareció la guirnalda, y con todo eso fue que apareció el alumbrado que hemos llamado nosotros decorativo”.
Alumbrado Navideño 1999
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El montaje del Alumbrado Navideño era asumido con tanto fervor que, cuando salían para el centro a instalar cada figura, “eso era una caravana con la señora montada en el carro junto a la figura, y casi que quedaba marcada para ir a visitarla porque era una escultura urbana hecha por alguien de un barrio; era algo maravilloso, eso tenía una fuerza que yo creo que es como la historia del Alumbrado; y también ahí nace una vinculación tenaz, aparece, básicamente, una metodología que se riega, que crece y se multiplica”, cuenta Díaz. Para complementar esa decoración navideña se diseñaron unos faroles y unas antorchas que se instalaron en los postes del alumbrado público y funcionaban con una mezcla de alcohol químico aportada por la Fábrica de Licores de Antioquia, FLA, entidad que ganó la licitación abierta con ese propósito-. Y aquí aparece otro elemento novedoso de ese año 1992: la contratación de cerca de 150 personas expertas en caminar en zancos que fueron buscadas en los barrios de Medellín, encargadas de prender el Alumbrado.
En palabras de Díaz, el encendido diario del Alumbrado era una cadena de oficios muy bonita, porque se alquiló una casa en el centro, una empresa elaboraba una especie de macetas y se contrató a Ciclobi, una empresa de triciclos, que hacía unas bolas que se metían en las macetas. Después de agregar mezcla aportada por la FLA, venían los zanqueros e iban prendiendo el Alumbrado. Y ese exitoso diciembre de 1992 se cerró con otra valiosa conclusión. Para el ingeniero Díaz: “fue como el inicio de esa Navidad en la que aparece un elemento decorativo doble, porque se podía visualizar en el día y en la noche. Incluso recuerdo que en ese diciembre hubo muchos accidentes, porque la gente solía distraerse manejando por mirar el Alumbrado durante el día”. Podría decirse, en resumen, que el racionamiento fue una oportunidad de “buscar otras opciones para los diseños del Alumbrado Navideño, toda vez que a partir de ese momento se insertaron nuevos elementos, usando telas y papeles brillantes y de colores, y figuras voluminosas que en ocasiones estaban provistas de un reflector para dar efectos de color (Arango, 40).
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“Es como la historia del Alumbrado; y también ahí nace una vinculación tenaz, aparece, básicamente, una metodología que se riega, que crece y se multiplica”
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Y puede decirse entonces que realmente ese año 1992 fue distinto para el país, para Antioquia y para Medellín por el apagón y por las restricciones generadas en diversas actividades por la crisis energética; pero en el caso del Alumbrado Navideño, fue una plataforma para llegar a otros niveles de desarrollo e iniciar una nueva etapa, incluso con profundo impacto social, como a continuación se reseña.
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61 Alumbrado en el Río Medellín 1999 Alumbrados EPM / 50 años de historias en Navidad
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Huellas que va dejando el Alumbrado Navideño A partir de ese año ya las madres comunitarias harán parte del montaje del Alumbrado Navideño. Pronto se vincularon también una sicóloga y una licenciada en preescolar que montan una guardería para acompañar a los niños de estas madres trabajadoras del Alumbrado. Y esa presencia primero de mujeres cabeza de familia y luego a través de los años de sus hijos, hermanos, vecinos, etc., le irá dando un sello social muy especial al Alumbrado Navideño de EPM. Hoy en día los operarios que arman las figuras de la Navidad en Medellín son un grupo amplio de hombres y mujeres de diversas edades, con algunas de las mujeres cabeza de familia de los primeros años y jóvenes que son familiares o allegados a quienes ya trabajaban en este proyecto anual. La operaria Mónica Valencia recuerda que “cuando conformaron la Cooperativa en el barrio Popular yo fui una de las socias fundadoras de Precoodes. Como nosotros éramos de las comunas, todo el mundo nos tiraba la puerta en la cara si pedíamos empleo; por solamente ser de las comunas, pues por la mala fama de las comunas. Y fue con Precoodes que entré acá. Yo creo que el perfil acá uno mismo se lo hace, con las ganas de trabajar, con la honestidad, con ponerle amor al trabajo, aquí mismo me hice el perfil laborando en los Alumbrados”.
Mónica, quien lleva 22 años vinculada al Alumbrado, también recuerda que cuando ella empezó a trabajar lo más que se acostumbraba en esa época eran la gargantilla y los bombillos de colores: “se utilizaban unas lonas; recuerdo que hicimos un pesebre gigante para el río, era súper volumétrico, era una compañera aquí, otra ahí, y uno cogía y llegaba hasta cierta parte, y la otra compañera cogía y así armábamos lo que nos tocaba”. Aparte de Mónica, otros operarios que contaron su experiencia fueron Margarita Monsalve, Dora Luz Pino y su hija, Yuli Andrea; Andrés González, Luz Dary Muñoz, Patricia Muñoz Calderón, Juddi Mayo, Cristian Andrés Quintero, Cristino Álvarez Moreno, Yudy Rodríguez Cartagena, Brayan Yecid Borja, Carlos Velásquez Álvarez y Lina Durán Machado.
Ellos afirman que: “La Navidad es unión, familia, alegría, color, vida, porque cuando uno sale a ver el Alumbrado uno no va solo, uno quiere ir con su familia, con sus amigos, entonces es como una motivación, para uno reunirse, acercarse y compartir con nuestros seres queridos. El primer Alumbrado en el que yo participé fue en 2001, cuando se hicieron unos para llevar a Venezuela. En mi caso yo ingresé a los 20 años, mi mamá fue la que me colaboró para ingresar aquí.
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Nosotros no trabajamos directamente para EPM, pero sí somos muy conscientes de que son directamente los de EPM los que cuando se cambia de empresa contratista nos recomiendan a la nueva empresa contratista: «miren, tengan en cuenta este personal que le hemos visto actitudes». Cuando uno ingresa EPM no exige que tenga cierta cantidad de experiencia, cuando alguien ingresa las compañeras que de pronto tenemos ciertos conocimientos en varias áreas le empezamos a explicar. Aquí nos dan muchas oportunidades, porque no todas las personas somos hábiles en todos los campos; entonces nos ponen por ejemplo a empapelar; pero de pronto ven que a uno empapelando no le da, entonces lo van moviendo a uno hasta que le encuentran el puesto en el que uno desarrolla las mejores capacidades” (Margarita Monsalve). “Yo también empecé cuando fue el alumbrado de Venezuela y recuerdo muchas cosas bellas, porque en ese entonces Venezuela nos pedía que el papel fuera naranjado, que no podía tener nada rojo: los motivos, fueron muchos, pasacalles, pendones y para mí fue algo muy bonito. Tuvimos una época en que trabajamos con los acrílicos, trabajábamos una por un lado y la otra por el otro, para meter una correíta, para construir y pegar la manguera, o también lo de la bombillería, que fue con lo que empezamos acá. Cuando empecé aquí pensé que era un trabajo común y corriente, pero a medida que fui avanzando entendí el sentido, ver uno las familias, ir uno y recorrer los alumbrados y ver la cantidad de niños, la alegría que uno ve en ellos: «¡Ay, tan lindo los bombillitos! ¡Ay mira ese muñequito! ¡Ay, mira esa estrellita!». Por ejemplo; cuando se le pone mucho el control que prende y apaga las luces, para los niños eso es muy llamativo. Entonces, ahí es donde uno ve el sentido de las cosas que ha hecho. Yo que he trabajo en el río en diciembre, y para uno es muy bello que le pregunten: “¿ustedes los hicieron? ¿Ustedes participaron de esto? ¿Cómo los hicieron? Los felicitamos, son unos artesanos”.
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Entonces uno coger al turista y explicarle: «vea, es que este papel metalizado se mete así y la manguera se pega así». Y para ellos es muy grato llevarse una imagen de lo que es el Alumbrado de Medellín, de los artesanos. Por ejemplo, yo soy una de los que estando allá cuidando y bregar que las personas no se monten a los motivos, porque los dañan o porque puede haber un accidente porque es con electricidad; y los niños dicen, no, yo me quiero montar, uno se alegra de ver eso o yo soy una de ver los niños saltando y con esa alegría para mí es muy motivador. Lo bueno para nosotros es que nos han dado la oportunidad de que trabajemos como familia; y nosotros hemos sido muy independientes; de cada una se va aprendiendo, cada uno se va ubicando, la valoración que nos han dado como mujeres cabeza de familia, eso para nosotros es muy grande que nos den esa oportunidad; incluso, si mi hija quiere trabajar y traemos la hojita de vida, le dan esa oportunidad; eso para nosotros es un progreso grande en la empresa” (Dora Luz Pino).
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Taller de Alumbrado Navideño 2000
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Trabajo en equipo para crear el Alumbrado Navideño. “Empecé acá en el 2002 a los 17 años que salí de estudiar y de ahí para acá vengo trabajando, aquí he aprendido todo. Yo vine a disfrutar de los alumbrados cuando empecé a laborar acá, pues antes sí iba con los amigos, casi siempre en la chiva, nos íbamos a recorrer molestando, y uno decía, ¿quién hará eso, como será eso? Personalmente nunca me imaginé que iba hacer esto, quién hacia esto. Yo pensaba, como pensaba la persona que te conté, eso lo traen de otro país, yo nunca pensé que lo hacían acá en Medellín o que lo iba a hacer yo. Para mí el mejor alumbrado fue el de los 50 años de EPM en 2005. Esa vez me tocó hacer una torta muy grande en el ío. Yo me estaba iniciando apenas como ayudante y no sabía casi nada. Entonces para mí fue muy duro porque nunca había cogido una pulidora, nunca había cogido un pico. A mí me tocó hacer la torta, con otros compañeros que eran soldadores; recuerdo mucho cuando la probamos a ver si funcionaba bien, qué felicidad tan grande. Es muy emocionante ver algo pues tan grande, ay juepu…yo estuve en eso, pensaba cuando yo la veía por allá puesta. Eso a mí me marcó mucho” (Andrés González).
“En la fecha que yo entré había una cooperativa que se llamaba Precoodes y nació en el Popular Dos, ahí cogió unos socios de allá mismo; entonces cuando ellos empezaron a crecer, el Alumbrado empezó a crecer, es la empresa que más años ha tenido el Alumbrado. Entonces ellos cogieron toda la gente de esa zona y ya después empezaron a crecer más y empezaron a coger de otras partes; luego empezaron a venir otras empresas contratistas, por ejemplo, esta que es de Itagüí; y ya vemos muchas personas de diferentes partes de Medellín. Yo digo algo: uno aquí ha crecido mucho como persona. ¿Por qué? Porque somos madres cabeza de familia y siempre nos han apoyado mucho. Yo entré nuevecita como todas, la experiencia la va adquiriendo uno, le va cogiendo amor. Por ejemplo; yo soy una persona, que cada año tengo un proyecto: con la liquidación yo me compro algo para mi casa. Entonces yo llevo 14 años acá, voy para 15 años de estar trabajando acá. Entonces, mire que uno no trabaja solamente porque va a ganar dinero, sino porque uno tiene metas también en la vida. Y uno aquí pasa la mayor parte del tiempo; o sea, esto es como la familia que uno tiene, después de los hijos, porque uno permanece aquí 12 o 13 horas. Y a los hijos uno los ve de noche o los ve dormidos” (Luz Dary Muñoz).
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“Cuando yo empecé aquí se trabajaba nada más con gargantilla, era solamente gargantilla, y vea hoy en 2016 dónde vamos, hemos innovado bastante. ¡Si, hemos innovado mucho! Aparte de eso, me encantó mucho cuando quedé en embarazo y yo me metía por allá debajo de las estructuras con esa piponcha, con esa barrigota; a mí nunca me dio nada, ni vómito, ni mareo, nada, nada; yo era trabajando y dándole duro al Alumbrado Navideño. Y eso hace 18 años. Yo decía que cuando mi hijo cumpliera 18 años, lo ingresaría a trabajar acá. Gracias a Dios que me dio vida y salud para verlo trabajando acá” (Mónica Valencia).
Niños cantando villancicos 1994
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Alumbrados EPM / 50 años de historias en Navidad
La confianza en la estabilidad de su trabajo, en la calidad del mismo y el agradecimiento que tienen los operarios del Alumbrado Navideño lo ratifica su jefe en el taller, el Gestor del Alumbrado Navideño, Esteban Duque Franco, Profesional Operaciones Negocios, quien aspira a “que toda la gente que ha dejado acá su juventud trabajando todos estos años en el Alumbrado Navideño, que la ha metido toda, que toda esa gente salga pensionada de acá”.
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El Pueblito Paisa en Navidad (Años 90)
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Alumbrados EPM / 50 años de historias en Navidad
Y así como esas voces, hay muchas otras que con esperanza y agradecimiento hablan de su trabajo en el Alumbrado, de la oportunidad que han tenido en la vida tanto ellos como sus hijos, familiares y amigos con el apoyo de EPM; porque el Alumbrado Navideño no solo irradia luz, color, alegría y tradición mezclada con modernidad, sino que irriga beneficios económicos en distintos niveles, por una parte a quienes elaboran las figuras y por la otra a un conjunto significativo de la población, sobre todo en los estratos más bajos, que son quienes aprovechan para las ventas ambulantes, el transporte de nativos y visitantes y en general todo tipo de actividades asociadas a la Navidad, un evento que ilumina maravillosamente el cielo y las calles de Medellín en las noches navideñas.
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Alumbrados EPM / 50 aĂąos de historias en Navidad
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Puente de Guayaquil 2001
Alumbrados EPM / 50 años de historias en Navidad
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ero la década de los 90 no fue solo la del apagón, sino que para EPM representó muchas novedades, que debieron administrar sus gerentes Mauricio Restrepo Gutiérrez (19951997) y Ramiro Valencia Cossio (1998-2000). Muy significativa fue la promulgación de la nueva Constitución de Colombia en 1991 y de las leyes 142 (Servicios Públicos Domiciliarios) y 143 (Eléctrica). En esta misma década, y como fruto de ese nuevo escenario jurídico, el alcalde Sergio Naranjo Pérez, apoyado en conceptos de los gremios económicos de la región (Cámara de Comercio, la ANDI, la Cámara Junior, Proantioquia y la Sociedad Antioqueña
de Economistas, SAE), así como de políticos de gran importancia en la región, propuso transformar a EPM mediante “la creación de dos empresas mixtas con tratamientos distintos para el ingreso de capital privado, una para prestar los servicios de telecomunicaciones y la otra para mantener integrados los demás servicios” (EPM, 80), a lo cual se opusieron diversas voces de ciudadanos y organizaciones sociales, además de connotados dirigentes como Joaquín Vallejo Arbeláez y José Gutiérrez Gómez, Don Guti. El Concejo Municipal resolvió en junio de 1996 que EPM sería una empresa industrial y comercial del Estado, cuyo único dueño sería el Municipio de Medellín, lo cual fue ratificado por esta misma entidad en diciembre de 1997 a petición del Alcalde. Y en este mismo año se inició un proceso de transformación interna que aprobó la Junta Directiva en 1998 y “suponía que al cambiar la estructura tradicional hacia esta nueva, se estaba entrando en una lógica corporativa que contaba con dinámicas propias para enfrentar el nuevo panorama de prestación de servicios” (EPM, 85).
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Alumbrados EPM / 50 años de historias en Navidad Un suceso muy importante fue el estreno de la nueva sede, el Edificio EPM, que en principio algunos denominaron Edificio Inteligente. Fue inaugurado en 1997 y significó reunir muchas oficinas dispersas en sectores céntricos de la ciudad y en el edificio Miguel de Aguinaga, que por su ubicación y facilidades de acceso se conservó para que continuara prestando sus funciones.
Fue la década en que se consideró necesario diversificar las fuentes de generación de energía. EPM dio inicio a la cultura del gas natural mediante el proyecto piloto El Limonar, en San Antonio de Prado, administrado por la
Unidad del Gas que había sido creada algunos años atrás. Además, se adquirió un porcentaje accionario de Gases de Antioquia (51%) y en 1994 se creó la Gerencia del Gas, que impulsó la prestación del servicio mediante redes en Girardota -el primer municipio del país en contar con este sistema- al tiempo que se promovió la creación de la empresa Transmetano para construir y administrar el gasoducto Sebastopol-Medellín, que fue inaugurado el 7 de agosto de 1998, año en que también entró en funcionamiento la central térmica de gas La Sierra. En estos mismos años se pusieron en servicio las centrales de Niquía y La Tasajera, la
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planta de tratamiento de agua Manantiales y la planta de tratamiento de aguas residuales San Fernando, en Itagüí, además de comenzar las obras de la central hidroeléctrica Porce II, que tras superar diversos problemas fue terminada a principios del siglo XXI. Por los lados del Alumbrado Navideño también se presentaron novedades: en el año 1993 se incorporó el corredor del río Medellín entre el puente de Guayaquil y donde está ahora el Edificio EPM como nuevo punto de iluminación decembrina, lo que significa otra ruptura en la historia del Alumbrado Navideño en la ciudad.
Ya estaba el diseñador gráfico Hugo Armando Silva acompañando a Carlos Arturo Díaz, y en ese salirse del centro de Medellín como sitio emblemático del Alumbrado influyó la presencia de estos diseñadores que trajeron otras ideas y otra manera de enfocar esta actividad decembrina.
Alumbrados EPM / 50 años de historias en Navidad
Hugo Armando llegó a EPM, donde estará 20 años, y al año y medio fue vinculado al diseño del Alumbrado donde trabaja conjuntamente con René Orozco, de la oficina de Fomento y Turismo. Cuando más adelante Carlos Arturo Díaz fue designado para trabajar en los proyectos de gas natural, entonces Silva quedó a cargo de la coordinación del diseño.
Alumbrado Navideño 1999
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Señala Díaz que “se necesitaba una fortaleza muy grande para poder sacarle provecho a los materiales que ya habíamos descubierto y que podíamos intercambiarlo con las luces; entonces aparece Hugo, que trabajaba con esos materiales todo su diseño. Y decidimos llevar eso al río, y llegamos explorando el viento, ensayando con veletas, un aporte de Hugo; entonces ya esa primera historia es la que toman ellos, para hacer lo que después tan hermosamente se desarrolla de una forma mucho más profesional, más articulada y mucho más temática; y además es la evolución basada en ese principio básico de un material que se quiere trabajar y de un grupo de diseñadores que lo toma como una alternativa”.
Y recuerda que había una inquietud respecto a un cambio importante, sobre todo porque se venía elaborando toda una serie de elementos figurativos muy navideños, muy representativos, como las campanas, temas de figuras, pero se quería hacer de otra manera, la idea era plantear una serie de propuestas que marcaran cierto hito.
Y a ese equipo de diseño del Alumbrado Navideño se sumará luego otro profesional, como lo recuerda Hugo Armando: “yo estaba estudiando en Italia y cualquier día estuve en una conferencia de un arquitecto que también era un artista; y yo salí loco de ver todo lo que hacía el tipo, cómo pulía montañas y como pulía todo. Y después en la noche me dio por pensar qué pasaría si el río se juntara con todas esas cosas. Llamé a Horacio y entonces le pregunté: ¿vos que sabés de tensoestructura? Y le dije que yo iba por ahí en cuatro meses y que se pusiera a aprender esa vaina para ver si éramos capaces para el año 2000 de hacer algo bien interesante con telas”. Alumbrados EPM / 50 años de historias en Navidad
“Se trataba de cubrir el río, o sea, tapar toda la extensión desde el puente de Guayaquil hasta el de San Juan” Con la vinculación del concepto de tensoestructuras ya el Alumbrado Navideño se ve desde una escala distinta, una escala urbana, porque se trataba de cubrir el río, o sea, tapar toda la extensión desde el puente de Guayaquil hasta el de San Juan, cuando siempre se había realizado el Alumbrado hasta la altura del Edificio de EPM. Valencia sostenía que “el Alumbrado en el río tiene una composición que se ve desde el puente de Guayaquil hasta el fondo, y aunque todavía se pueda discutir, yo veía más la composición de lo macro, del tema general”.
Se trataba de Horacio Valencia Corrales, arquitecto con maestría en Arquitectura, quien se vinculó al equipo del Alumbrado en 1999, cuando se estaba en la discusión sobre qué hacer con el tema del milenio (año 2000) y cómo afrontarlo. Valencia reconoce que él “venía trabajando un tema de mi interés, pero no había abordado muy de cerca y lo terminé de aprender aquí, y es el tema de las estructuras ligeras, que se montan a partir de cables, un tema bastante pertinente con el Alumbrado”.
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Alumbrados 2001
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“...El Alumbrado de Medellín es comparable con todos los festivales de iluminación del mundo”
Valencia explica el concepto: “el proyecto era para mirar de lejos y de cerca; si yo hacía un diseño puntual había que componer la ciudad como tal. Por eso sigo siendo férreo defensor del río Medellín, porque tiene un contexto único y ahí voy a la antigua, porque hay dos cosas que muchas veces aquí en Colombia tiende uno a medio subvalorar, hasta que lo comprueba a nivel internacional. Uno, el Alumbrado de Medellín es comparable con el festival de Lyon, es comparable con todos los festivales de iluminación del mundo. El Alumbrado de Medellín es
único, de eso no tengo la menor duda, y es único en la medida en que es muy de nosotros. Dos, hay un tema claro, un tema técnico, real y de referencia a nivel mundial, que se ve en Hugo, por ejemplo, y es sobre todo esa destreza grande que tiene él de conceptualizar y de armar todo un tema propositivo, de una propuesta armada a través de toda una historia; es una narrativa que le pone al proyecto un sello único, de carácter, y eso no se hace sino aquí, eso no lo hace otro proyecto, eso se arma es aquí, entonces eso sí es muy del proyecto”.
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“Se fue estructurando en otros niveles simbólicos por la incorporación de elementos más conceptuales que trascendían el simple concepto de ornamentación” Y el Alumbrado comienza a crecer, no solamente porque con las ideas de los diseñadores se fue estructurando en otros niveles simbólicos por la incorporación de elementos más conceptuales que trascendían el simple concepto de ornamentación y decoración, sino porque empezó a ser mostrado como proyecto de ciudad. Resumiendo lo que explica Valencia: se da un hito importante en el Alumbrado porque se quiere lograr una ruptura importante en cuanto a lo gráfico, lo que se logra con la combinación de lo urbano con el diseño macro sobre el río y la parte técnica con las estructuras de veinte y treinta metros, es decir, del tamaño de un edificio de cinco o seis pisos. “Pero no es como un edificio, en el sentido de que con este se puede atrasar la entrega, pero en estas estructuras no, había que entregarlas un día, en una fecha inamovible, había que acabar el día que había que acabar y luego desmontarlas otra vez”, dice Valencia. Se da un desarrollo técnico, porque esa escala implica un asunto de infraestructura muy importante, porque se empieza a ver que EPM tenía torres, tenía grúas, “y yo veía eso y me babeaba, qué es esta dicha, pues es que yo puedo hacer una estructura de 30 x 30, hicimos unas torres de 60 metros de altura, con unas torres de emergencia que en su momento se utilizaban para contingencia, de los atentados terroristas, y aprendimos a coger las torres y voltearlas con cables y jugar con los cables y hacer estructuras tecnointegradas”, recuerda Valencia. El tema llega incluso a la universidad como asunto de investigación, “y eso fue un encarrete. Por ejemplo, hay un tipo de superficie llamado paraloideiperbólico, y recuerdo que cuando sacamos la licitación pública para contratar la estructura a mí me llamó el abogado que estaba redactando el proceso de licitación y me dijo: oiga hombre, qué es paraloideiperbólico, es que estoy sacando la licitación pública y no he podido entender qué vamos a comprar; entonces me tocó explicarle”, recuerda Valencia.
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Telas y luces en el Paseo del Río de Medellín 2003
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“La verdad es que a mí el Alumbrado Navideño se me convirtió más que trabajo, en pasión” Valencia recuerda con orgullo que en ese diciembre estuvo el pintor y escultor Fernando Botero, quien se quedó sorprendido con ese montaje de telas en el río y simplemente comentó: “esto es arte lumínico”. Por su parte Hugo Armando, uno de los gestores del cambio conceptual en el Alumbrado Navideño de Medellín, piensa que uno de sus grandes aportes fue que trabajó con mucha pasión: “la verdad es que a mí el Alumbrado Navideño se me convirtió más que trabajo, en pasión, de hecho me enfermé a veces por estar tres o cuatro horas en el río”.
Hugo considera que su principal aporte al Alumbrado como diseñador es por ser muy buen conceptualizador, “capaz de coger información y conceptualizarla para contar historias; es amalgamar una parte técnica y otra parte de relatos y de tradición; yo pienso sobre ese eje de la tradición al relato, y de las tendencias y el arte, y lógicamente con esa caja grande que la antecede: el potencial técnico y el conocimiento técnico con que se han desarrollado los proyectos del Alumbrado Navideño”. Una de las características del personal de EPM es la capacidad de trabajar en equipo y de resolver dificultades, y el grupo humano que realiza cada año el Alumbrado no es la excepción. Silva considera que “todos en su momento han tenido siempre un reto: alguien propone la idea de qué se va a hacer, un alcalde o una junta lo definen y aprueban; y todos estos locos acá son capaces de hacerlo en un tiempo récord, superando la cantidad de marañas administrativas que hay dentro de estos proyectos, para hacer cualquier compra, para mover cualquier cosa, es impresionante. Por eso digo que en el Alumbrado no todo es color de rosa, porque hay momentos de bastante tensión”. De otro lado, en Medellín comenzó a ser muy evidente el gusto de las personas en los barrios por adornar en diciembre no solamente sus casas sino también las cuadras, a diferencia de los primeros años del Alumbrado en que, aparte de los espacios céntricos que EPM adornaba, no estaba generalizada la costumbre de poner el alumbrado en las casas, y en este caso dependía del gusto de los habitantes de las mismas y del presupuesto disponible. El ingeniero Isaza recuerda que “lo más hermoso de la Navidad era hacer un recorrido por todos los barrios del oriente y del occidente de Medellín; qué belleza, organizaban concursos y rifas para comprar todos los materiales y hacer las gargantillas; era hermosísimo ir a Envigado e Itagüí, ir a todas partes y ver esa belleza, eso es algo indestructible”.
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De las primeras experiencias con el diseño, con las telas para cubrir las tensoestructuras, este arquitecto asegura que “con esa técnica desarrollamos todo, para mí el pesebre más bonito fue precisamente el de ese año que fue a punta de telas, el manto de la Virgen, por ejemplo; y fue la torre grande de San Juan, con la que paramos el tráfico una tarde completa, al punto que nos llamaba todo el mundo, pero es que el montaje para nosotros era bastante emocionante, era ver semejantes cosas de manera inmediata; porque uno se las sueña, las piensa, ve cómo las construyen y se montan, y todo eso se hace en un periodo de tiempo muy corto”.
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Año 2003
“el mejor ejemplo de eficiencia, calidad y servicio al cliente” Claro que la gente en los barrios empezó a conectar los alumbrados de la cuadra de manera inconsulta al alumbrado público, generando en ocasiones cortos e incidentes eléctricos. Por esta razón, EPM encontró una alternativa para evitar esa práctica: ofreció asesoría para acompañar a esas comunidades y realizó las conexiones cuando aquellas lo solicitaron. Lo que pudo ser un problema derivado de la iluminación navideña se convirtió en una oportunidad para que EPM se acercara a la comunidad y le ofreciera solución a un problema específico. Esa es parte de la magia de la Navidad en Medellín. No se puede dejar de mencionar que uno de los detalles que se incorpora al Alumbrado en la década del 90 es la costumbre de bautizar la versión de cada año. Ya en 1994 se había empezado a trabajar el Alumbrado por temáticas, la primera fue la tradición religiosa de los ángeles y se hizo una amplia campaña ciudadana con mensajes alusivos a la paz y a la fraternidad. En 1995 la temática fue “Mil antorchas sobre el río Medellín”. Y a partir de 1997 se regularizó la costumbre de identificar cada Alumbrado con un nombre: ese año fue “La magia de la Navidad”, en 1998 “Navidad en paz” y en 1999 “Caminos de luz”.
Año 1999
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EPM fue escogida como la Institución más destacada en el concurso “Antioqueños del siglo XX”.
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Y esta etapa del cambio de siglo se cierra con cuatro reconocimientos: uno, por ser “el mejor ejemplo de eficiencia, calidad y servicio al cliente”, EPM fue distinguida como la Empresa del Siglo XX en Colombia, otorgado por el diario económico Portafolio, fruto de una encuesta entre decanos de administración y estudiantes de ese mismo programa en todo el país. Dos, por votación popular, en un concurso organizado por la Cámara de Comercio de Medellín y los periódicos El Colombiano y El Mundo, EPM fue escogida como la Institución más destacada en el concurso “Antioqueños del siglo XX”.
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En 1999 Fenalco Antioquia le entregó el reconocimiento Mercurio de Oro, por ser promotor de turismo y comercio; y en 2001, Proexport Bancóldex le entregó su premio institucional por la exportación de los diseños y las figuras de Navidad.
Año 2000
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Y los otros dos fueron, por supuesto, para el Alumbrado Navideño: en 1999 Fenalco Antioquia le entregó el reconocimiento Mercurio de Oro, por ser promotor de turismo y comercio; y en 2001, Proexport Bancóldex le entregó su premio institucional por la exportación de los diseños y las figuras de Navidad. Ese esfuerzo combinado de años entre ejecutivos, empleados y trabajadores de EPM por responder a las necesidades de los habitantes de Medellín y del Valle del Aburrá, y por darle estatura nacional e internacional al Alumbrado Navideño, no pasó desapercibido al terminar el siglo XX. Fueron reconocimientos más que merecidos para una actividad que, como el Alumbrado Navideño, muestra claramente el sentido de responsabilidad que ante la comunidad ha desarrollado EPM.
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AĂąo 2010
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E
l inicio del siglo XXI encuentra a EPM ad portas de inaugurar la central hidroeléctrica Porce II, lo que finalmente se dio en 2001 tras un complejo proceso de construcción que se había iniciado en 1995. Ubicada en jurisdicción de Amalfi, Gómez Plata y Yolombó, Porce II continuó fortaleciendo el músculo generador de energía de la Empresa, que complementará años más tarde con la central Porce III, ubicada en una zona común a los municipios de Amalfi, Guadalupe, Gómez Plata y Anorí, y que entró en funcionamiento en 2010. Porce III con “una capacidad instalada de 660 megavatios (4 turbinas tipo Francis, cada una con 165 megavatios de potencia), será la central más grande del sistema de generación de EPM. Demandó una inversión del orden de los US$1.330 millones” (Revista Dinero). Porce III es uno de los desarrollos más importantes para sustentar la demanda de potencia del sistema eléctrico del país (Porce III, 56). Pero también el inicio de siglo trae consigo tres gerentes: durante la alcaldía de Luis Pérez Gutiérrez se desempeñaron en la Gerencia General Iván Correa Calderón (2001-2003), Edith Cecilia Urrego (2003) y Óscar Velásquez Jhonson (2003). El inicio del siglo XXI para el Alumbrado Navideño encontró a Ángel Pablo Pérez Álvarez como Jefe de la Unidad de Alumbrado de EPM, cargo desde el cual ha liderado el proceso del Alumbrado Navideño. Sus primeros alumbrados como jefe, aparte de 1999 que ya se mencionó, fueron “La Navidad nace en los barrios” (2000), “Medellín, un escenario de Navidad” (2001), “Medellín es luz” (2002), “En Medellín, todos pintamos la Navidad” (2003), “Paisaje de luces” (2004) y “Medellín, luces de fiesta” (2005).
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Ya hay un equipo de trabajo muy consolidado en esta primera década, que no solamente se encarga de la dirección general de esta actividad decembrina, sino que también coordina las labores del grupo de hombres y mujeres que se desempeñan como artesanos del Alumbrado Navideño.
Hay otros dos gerentes en esta década: Juan Felipe Gaviria Gutiérrez, quien ocupó el cargo entre 2004 y 2007, y Federico Restrepo Posada, entre 2008 y 2011, quien se despidió de la Gerencia con el Alumbrado Navideño denominado “Festival de Luz”, correspondiente a diciembre de 2011. En el año 2007 se registró un hecho especialmente significativo que marcó un nuevo hito en la historia de la electrificación de los antioqueños: se liquida la Empresa Antioqueña de Energía, EADE, y EPM absorbe ese mercado energético que cobijaba a 35 municipios de la región, con el único propósito de beneficiar a las comunidades atendidas e integrar los mercados de energía eléctrica en el departamento para garantizar una misma tarifa de energía. Fue un suceso que tuvo unas repercusiones económicas y sociales muy positivas, evidenciadas sobre todo “en el mejoramiento de la calidad de vida de muchas familias en Antioquia y en la competitividad del Departamento” (Muñoz, 42).
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En esta primera década llega también el actual Coordinador del Alumbrado, Esteban Duque Franco, a quien le toca conocer muy de cerca alumbrados como “Colombia es luz” (2006), “Medellín, un museo de Navidad” (2007), “Medellín, luces de vida” (2008), “Medellín, fuentes de luz” (2009) y “Medellín, un cuento de luz” (2010).
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“El Alumbrado llegó a una etapa más moderna...porque se involucra mucha más tecnología y entran elementos nuevos” En esta década es muy claro que el Alumbrado llegó a una etapa más moderna con Horacio Valencia, porque se involucra mucha más tecnología y entran elementos nuevos, como lo recuerda el ingeniero electrónico Iván Pereira: “Valencia traía una cultura como de Europa, y empezó a meterle esa parte más moderna al Navideño, incluso con el uso de microcontroladores para programar”. En el Alumbrado Navideño ya está muy desarrollado el concepto de diseño y es claro, como lo asegura la arquitecta Juliana Londoño, integrante del equipo que lo piensa y lo diseña, que “el Alumbrado no es una simple distribución de figuras en determinados sitios, sino que es un proyecto considerado de alto impacto urbano”. Recuerda que cuando ella empezó el elemento conceptual lo desarrollaba en esencia una persona del equipo, pero luego optaron por estructurar un equipo que desde aportes interdisciplinarios construían el concepto del Alumbrado. Por su parte Diana Victoria Ramírez, ingeniera forestal y también integrante el grupo de diseño, precisa que una de las intencionalidades del Alumbrado es generar identidad y disfrute de la familia, que no sea solamente ver figuras. Ellas y el resto del equipo nutren su creatividad mediante información que van investigando o que reciben de distintas fuentes, desde sus respectivos ámbitos de formación profesional: el diseño gráfico, la arquitectura, la ilustración, los referentes espaciales y la literatura, entre otros.
Han participado en los diseños de propuestas como “Naturaleza, vida y luz” (2012), “Nuestra Navidad” (2013), “Los valores iluminan la Navidad” (2014), “Carnaval de luz” (2015) y “En Navidad, Medellín es una gran familia” (2016). Su trabajo de diseñadoras en el equipo del Alumbrado Navideño lo han desarrollado durante las gerencias de Juan Esteban Calle Restrepo (2012-2015) y Jorge Londoño De La Cuesta, de 2016 a la fecha. Uno de los retos que recuerdan Juliana y Diana Victoria fue cuando se propuso el tema de la paz como mensaje central. Y como se trataba de algo muy amarrado a la tradicional imagen de la paloma y esto generaba dos puntos de vista fuertemente opuestos, más bien optaron por otro camino que les permitió lograr un resultado interesante: crearon un cuento en torno de la percepción infantil de la paz. La manera como este equipo genera propuestas es desde ideas que surgen entre todos, que las discuten y van depurando, hasta quedarse con la que mejores valoraciones tenga durante ese proceso en el que todos participan.
“El Alumbrado no es una simple distribución de figuras en determinados sitios, sino que es un proyecto considerado de alto impacto urbano”
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Alumbrado 2017
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Se ha incorporado un elemento de respeto total con el medio ambiente, partiendo de que ya se cumplió con el ahorro eléctrico, con el cambio de energía o con el cambio tecnológico, para involucrar también programas de gestión que apuntan a disminuir los impactos en el medio ambiente.
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La evolución del Alumbrado también se percibe en el componente ambiental, de la mano con los demás elementos: antes de ponían gargantillas con bombillos en los árboles sin mayores preocupaciones, pero eso ha cambiado. Hoy se trabaja de manera interdisciplinaria y a los diseños dispuestos en sitios de la ciudad donde se pueda deslumbrar y entender la luz como un elemento decorativo, se ha incorporado un elemento de respeto total con el medio ambiente, partiendo de que ya se cumplió con el ahorro eléctrico, con el cambio de energía o con el cambio tecnológico, para involucrar también programas de gestión que apuntan a disminuir los impactos en el medio ambiente. Alumbrados EPM / 50 años de historias en Navidad
Año 2015
Sobre los criterios de diseño frente al lugar que se elige, como cuando se debió reemplazar el bulevar del río por las obras que allí se adelantan, las diseñadoras especifican que cuando supieron que allí no iba a ser posible hacer el Alumbrado Navideño hicieron una lluvia de ideas de varios lugares y tuvieron en cuenta aspectos como el área a intervenir, la altura y las limitaciones existentes. Por ejemplo, una de las propuestas era irse a la 70 sur, al lado del aeroparque Juan Pablo Segundo, pero ahí existían limitaciones por la parte aeronáutica y también se fijaron en el sistema del transporte público, que tuviera buenos accesos. Eran varios parámetros para evaluar. La selección del Parque de los Pies Descalzos y el área de Plaza Mayor para la Navidad de 2015 y del Parque Norte en diciembre para la de 2016, respondió a un proceso de las características que ellas describen. A todos los sitios que se proponen les asignan una calificación y el que más puntaje logre es la opción más viable. De todas maneras, a la propuesta también se le hace un filtro con la alta dirección de EPM y con la Alcaldía, hasta que llegar al último visto bueno.
Sobre los colores, Juliana y Diana Victoria dicen que hay unos muy característicos de la Navidad, colores muy marcados: rojo, verde, plateado. Pero también han hecho una investigación más profunda para salirse un poco de esos colores tan tradicionales, no para dejarlos a un lado sino para complementarlos con otros, además de incluir otros elementos, como la música, la danza y el baile, buscando un Alumbrado Navideño más sensorial.
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Año 2016 Sobre el Alumbrado Navideño de 2016 en el Parque Norte, Iván Pereira asegura que “se veía más calor humano, la gente compartía más, las familias se sentían más seguras”, por lo que considera un acierto esa nueva ubicación.
Nace Encendamos la alegría
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Hubo una iniciativa derivada del Alumbrado: el concurso Somos Luces, una iniciativa conjunta con la Alcaldía de Medellín para premiar el alumbrado navideño tradicional de los barrios. Diana Victoria Ramírez fue jurado de ese concurso y destaca que tenían “unos parámetros de calificación y con base en ellos identificaban cómo era esa asociación de la comunidad para generar un alumbrado navideño, que tuvieran un componente ambiental, con elementos reciclados con energía led, que fuera evidente que lo hacían entre todos, porque a veces llegábamos a lugares en donde era solamente una familia; y la idea no era que se identificara una familia, sino una comunidad en general, que nos contaran qué iban a hacer con el premio, que tuvieran una finalidad social”. Agrega que “lo bonito era que en la comunidad ni siquiera estaban pensando en torno a un premio sino en mostrar que su barrio se movía alrededor de una fiesta tradicional; fue una experiencia muy bonita y además para nosotros fue importantísimo que se viera que los niños estuvieran ahí, porque esa es la Navidad”. Puede agregarse que en este proyecto de Navidad se evidencian cambios tecnológicos en el diseño de la iluminación con sistemas ahorradores de energía, elementos con movimiento y el empleo de la robótica y el agua para propiciar una mayor interacción con la gente (Arango, 41).
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Y así como a través de los años la iluminación decembrina fue extendiéndose desde el centro de Medellín hacia los barrios, y luego a municipios vecinos del Valle del Aburrá, llevando alegría, unión y espíritu navideño, llegó el momento en que se proyectó a la región… y nació el concurso Encendamos la alegría. En el marco del Bicentenario de Antioquia, en 2013, se lanzó este concurso que selecciona 14 propuestas de alumbrado navideño que pueden presentar 123 municipios donde EPM presta el servicio de energía eléctrica: de los 125 que tiene Antioquia se excluyen Medellín por razones obvias, y Murindó y Vigía del Fuerte porque tienen otros operadores; a los 122 restantes se suma El Carmen de Atrato (Chocó). A los ganadores se les construye la propuesta presentada, como un premio a la comunidad para que haya un mayor disfrute de la temporada decembrina. Con este concurso, EPM busca ayudar a construir tejido social con el trabajo unido de la comunidad para realizar y presentar juntos una propuesta de lo que sueñan para la Navidad. Además, es un espacio que se abre para e que por primera vez mucha gente visite el alumbrado en los municipios que resulten ganadores. Se trata, en síntesis, de motivar una experiencia de compartir, rememorar y disfrutar para toda la población.
En la primera versión, en 2013, se invitó a los municipios a presentar un imaginario de cómo quería que EPM los iluminara en diciembre; pero no solo el parque principal, sino también incluir en la propuesta un circuito de luz dentro del municipio que cobijara lugares emblemáticos, calles adyacentes al parque y, eventualmente, alguna zona rural cercana al casco urbano, todo ello con la intención de que la gente recorriera lugares significativos de la localidad mientras apreciaba el alumbrado. Sobre 100 puntos que se otorgaban como máxima calificación, 55 correspondían al imaginario y otros diez se podían lograr con base en el indicador Necesidades Básicas Insatisfechas, NBI. Lo explica el funcionario Esteban Duque Franco, Profesional Operaciones Negocios y coordinador del Alumbrado Navideño: “tomamos el listado de los municipios participantes y al que menos NBI tenga le damos cero puntos, no se le da puntaje; y el que más NBI tenga, el que tiene más carencias, le damos hasta diez puntos y de ahí para abajo los puntos se van otorgando con esa medición”. El tercer factor valora la relación de ese municipio con EPM en cuanto a la prestación de los servicios públicos. “Valoramos hasta diez puntos según la cantidad de servicios que nosotros le prestamos: gas, energía y agua. Por cada uno les damos tres puntos, si un municipio tiene energía y gas le damos 6 puntos, pero si tiene los tres le damos10 y si solo tiene uno le damos 3 puntos. Damos hasta 5 puntos a los municipios con los que tenemos administración, operación y mantenimiento en el alumbrado público, así: si EPM presta su servicio en el municipio y ya tiene un contrato se le dan los 5 puntos, si lo tiene apenas en negociación le damos 2,5 y si ninguno de las dos, pues no tiene puntos”, explica Duque.
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Alumbrado en Marinilla 2013
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En los primeros aĂąos del concurso llegaban en promedio 40 o 45 propuestas
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Los restantes 20 puntos involucran a los usuarios, a la comunidad: se mira la cartera, o sea, los morosos. Al municipio donde haya menos deudores de servicios públicos se le otorgan hasta 20 puntos y se dan menos puntos en la medida en que sea más alto el número de usuarios en mora. Desde el inicio del concurso se definió que se seleccionarían 14 municipios, para con el presupuesto disponible se garantizara el cumplimiento de las expectativas de diseño de las comunidades. En los primeros años del concurso llegaban en promedio 40 o 45 propuestas, mientras que en 2017 llegaron 73, lo que indica el creciente interés que ha ido despertando en la región.
Claro que ese interés se ha ido ganando por el compromiso y cumplimiento del concurso, porque en principio hubo algunas dudas. Se menciona el caso del alcalde de Frontino que hace unos años expresó cierto desgano cuando conoció el concurso, pero luego de haberlo ganado y haber sido testigo de los beneficios recibidos en distintos sentidos por ese municipio, les expresó a los organizadores su agrado por la actividad y el interés por continuar presentando su municipio al concurso.
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Verónica Álvarez García, coordinadora del concurso Encendamos la alegría, recuerda que para la primera versión “llegaron pasacalles, carteles, maquetas con muñequitos, pendones, un buzón gigante, videos, canciones, poemas, cuentos y pancartas; era complicado con tal diversidad de formatos. Por eso, desde la segunda versión pedimos fue un documento de 20 páginas con la descripción del imaginario”.
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Alumbrado 2017
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Y como lo señala Ángel Pablo Pérez Álvarez, Jefe de la Unidad Alumbrado, a la que pertenece el Alumbrado Navideño, “para la segunda versión, que al igual que la primera realizó el anuncio de los 14 ganadores en el Edificio EPM, se preparó algo muy agradable, porque se expusieron las propuestas de los municipios para que cuando fueran llegando las vieran. Se contrataron unos trovadores que elaboraron unas trovas referentes a lo que se vivía en el municipio que se iba a anunciar como ganador. Entonces, claro, el que conoce su municipio dice, «ese es el mío, ese es el mío»; y finalmente la trova terminaba haciendo la rima con el nombre del municipio ganador y entonces eso era todo un alboroto”. Luego de las dos primeras versiones, y por distintas circunstancias, el anuncio de los ganadores se envía mediante una notificación por correo electrónico a los participantes y por las redes sociales de EPM.
El Gestor del Alumbrado, Esteban Duque, recuerda que “la primera vez que ganó el municipio de San Pedro, municipio lechero por excelencia, se imaginó la Vía Láctea con todo y cohetes; ese diseño reflejó algo muy propio de ellos en el trabajo que hizo con la comunidad. En Valparaíso se inventaron un cafecito, en Titiribí una abeja y ellos mismos la diseñaron”. Las inauguraciones de los alumbrados en los municipios son muy especiales porque se reúne toda la comunidad y hay un montaje cultural para celebrar el encendido de las luces. Verónica Álvarez lo cuenta así: “el acto de inauguración lo orientamos hacia el lado de la cultura, con los grupos más representativos, en una tarima y con un animador que nosotros llevamos. El animador crea toda una expectativa y los involucra en su cuento; un año tuvimos un “aplausómetro”. Y el animador decía: necesitamos más gritos, más aplausos para que prenda el alumbrado. Entonces la gente iba subiendo el tono un poquito; y el animador: más, más energía, ya casi, falta un poquito, ya casi…Y la gente se iba alborotando, y el asunto termina en que la gente grita todo lo que puede y ahí se enciende el alumbrado, que es cuando sí se oye toda la euforia y la emoción. Yo creo que esto es el mayor agradecimiento que EPM le puede dar a esa gente, es muy bonito”.
Tras anunciar los 14 municipios ganadores, los organizadores del concurso se reúnen con los alcaldes y sus equipos de trabajo para especificar detalles, acordar fechas y ponerse de acuerdo sobre el trabajo que debe desembocar en el montaje del alumbrado y en un acto de inauguración del mismo. Hasta la fecha 53 municipios han sido los ganadores y algunos de ellos han repetido dos o tres veces.
“Finalmente la trova terminaba haciendo la rima con el nombre del municipio ganador y entonces eso era todo un alboroto”. 100
Según Eusse (8), “la construcción del proyecto hidroeléctrico Ituango es sin duda una monumental obra de ingeniería que marcará un precedente en el futuro de la ingeniería colombiana y abrirá paso para el desarrollo de otros megaproyectos para impulsar el crecimiento tecnológico y económico del país”. No puede dejarse de lado que el vigor del Alumbrado Navideño ha traspasado las fronteras del Valle del Aburrá. Como concurso ha llegado a casi la mitad de los municipios de Antioquia y ha tenido presencia en el país en ciudades como Cúcuta, Pereira y Cali, además de San Andrés. A principios de este siglo también hubo actividades de exportación del producto hacia otros países, como Venezuela y Honduras, por ejemplo, que permitieron pensar en una unidad de negocios, pero que luego se desestimó para concentrarse en los servicios propios de la trayectoria de EPM.
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Para completar el panorama, una clara manifestación del aporte social de EPM a la comunidad mediante el diseño e instalación del Alumbrado Navideño, es que genera cerca de 1.000 empleos directos e indirectos por año, privilegiando grupos asociativos y propiciando espacios para la recreación de los habitantes de la metrópoli y de innumerables turistas que disfrutan de este espectáculo (Bedoya, 11). Y eso sin contar las familias que derivan su sustento de las ventas alrededor del Alumbrado Navideño, aprovechando los cientos de miles de personas que lo recorren durante las cuatro o cinco semanas que permanece a la vista del público.
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Otros logros Sobre otros logros de EPM ahora que se acerca el final de la segunda década de este siglo, no puede olvidarse que desde 2012 se inició otro megaproyecto: la hidroeléctrica Ituango, que se constituye en otro hito en la historia de Antioquia y del país, por la magnitud de la generación de esa central que permitirá incluso la exportación de energía con los excedentes de allí derivados.
Y justamente el reconocimiento y buen nombre logrado con el Alumbrado a través de los años, permitió un acontecimiento importante para EPM y para la ciudad: en 2012 se realizó en Medellín la asamblea general anual de la comunidad de 62 ciudades iluminadas del mundo, LUCI (Lighting Urban Community International) (Arango, 41), ciudades que se identifican porque conciben la iluminación urbana como un factor clave para la cohesión social, el desarrollo y el cuidado del medio ambiente (Calle, 7). Y Medellín es una de esas ciudades, e incluso trasciende porque, como lo cuenta Esteban Duque, “a partir de la comunidad LUCI nos invitan al exterior a mostrar el proyecto y cuando empezamos a hacerlo nos empiezan a invitar todavía más. ¿Cómo? ¿Y eso donde pasa? ¿Y cómo lo hacen? Entonces, en Corea, en Luxemburgo, y siga uno contando, con la gente asombrada y uno mostrándoles lo que hacemos en Medellín. O sea, nos miran como un referente importante a nivel internacional, por esa mirada social, conceptual, técnica y urbana de nuestro Alumbrado Navideño”.
Alumbrados EPM / 50 años de historias en Navidad
Y también están los turistas, con cerca de 70 mil personas que llegan en diciembre a Medellín con motivo del Alumbrado y gastan en promedio 150 dólares diarios, lo que permite hablar, en un cálculo tímido, de al menos unos 40 millones de dólares que quedan en la ciudad tras el paso de los visitantes decembrinos.
Y también están los turistas, con cerca de 70 mil personas que llegan en diciembre a Medellín con motivo del Alumbrado Es decir, el Alumbrado Navideño significa beneficios por todos los lados: empleo para mano de obra calificada y no calificada todo el año, ganancia para los venteros ambulantes en la época decembrina, una actividad espectacular para el disfrute de los habitantes de Medellín y toda clase de visitantes y, sobre todo, una actividad multicolor que llena de orgullo a EPM, a su equipo de trabajo y a los ciudadanos de Medellín. Y sin perder de vista dos aspectos que menciona Andrea Foronda Román, Profesional en Comunicaciones en EPM: “la Navidad siempre ha sido una fiesta de familia, donde nos reunimos los abuelos, los tíos, los primos, los hijos, para compartir la cena e intercambiar regalos; y es además un momento muy especial de la ciudad, porque no es gris, sino que muestra todas esas variaciones de los colores de diciembre, donde la gente sale de su rutina y está más contenta, y se percibe un ambiente distinto en Medellín”.
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Es la historia durante 50 años de un sinnúmero de hombres y mujeres anónimos que han entregado gran parte de su vida para que los niños sonrían con mirada extasiada, para que los jóvenes forjen ilusiones y sueñen con el futuro bajo el efecto mágico de las luces multicolores, para que los adultos disfruten de un espectáculo maravilloso que les recarga el corazón de todos esos buenos deseos que requieren para empezar un año más de lucha y esfuerzo, y para que los adultos mayores disfruten, sintiendo las dulces heridas de la nostalgia en sus corazones, de unas imágenes navideñas cargadas de recuerdos que los devuelven años y décadas en su vida para recordar los felices años de su infancia y juventud, cuando con inocencia disfrutaban de la Navidad de otros tiempos junto a sus padres, hermanos y amigos.
Y uno de esos proyectos que transforma a la sociedad es el Alumbrado Navideño, que siempre ha tenido en su base un equipo de trabajo, la gente EPM, que con amor, dedicación e ilusiones de generar un producto cultural que cause admiración y aplauso en los espectadores decembrinos, llega todos los días a trabajar con la convicción de que no hay mejor ni más positivo mensaje en la Navidad que esa obra maravillosa que combina conceptos, luz, colores y música con toda la magia de la tecnología, y que como premio final motiva la alegría y el sueño de que es posible un mundo mejor para todos.
Y a la vez es la historia de una empresa, EPM, la segunda más grande del país, “que ha desarrollado para sí misma y para la comunidad gran cantidad de conocimiento representado en el diseño, la construcción y la puesta en marcha de proyectos de gran envergadura en las áreas de ingeniería y en las transformaciones sociales” (Bedoya, 12).
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Alumbrado Navideño 2016
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Para terminar
Este recorrido por el Alumbrado Navideño no es otra cosa que destapar un baúl lleno de joyas con todas las tonalidades del color y de la luz, con todos los hermosos matices del alma humana: la solidaridad, la entrega, la creatividad, el esfuerzo hasta el límite, el afecto por el otro y por los otros, porque todo eso es lo que produce la Navidad en general y el Alumbrado Navideño en particular.
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Alumbrado 2010
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