revista D&CG

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Sin embargo hay un pequeño detalle que falta, y sin el cual, todo el trabajo se irá a la basura: Mercadeo y Distribución.

Por: María Fernanda Perdomo El mundo se compone de imágenes y sonidos. Imágenes hay de todo tipo, sin embargo, hay un tipo de ellas que resulta bastante interesante analizar: el producto gráfico, el cual, no es cualquier imagen. Es una imagen, cierto, pero pensada, diseñada, analizada, procesada, creada con un fin específico, pensada para un tipo de personas dado, etc. Un producto gráfico puede ir desde un logo hasta una publicidad. Las personas convivimos con las imágenes y con los productos gráficos a diario. Se han vuelto comunes para nosotros y las damos por hecho. Los posters de películas, son un ejemplo claro de ello. Los vemos con regularidad, pero nunca nos ponemos a pensar el valor de éste producto gráfico. No nos imaginamos el talento que se requiere para desarrollar un buen afiche. Para empezar a resaltar las virtudes de los posters está la siguiente historia: Perensejo Pérez (Martin Scorsese o el que quiera) se ha demorado alrededor de unos tres años – y eso si le va bien- haciendo una película de 120 minutos. Después de sortear problemas, largas jornadas de trabajo intenso, llorar y reír por el producto, finalmente la película está terminada. En ese momento hay una buena razón para celebrar.

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Ahí es cuando el productor consigue una agencia de publicidad que haga toda la promoción de la película. A los creativos de la agencia se les presenta el film, para que sepan lo que se va a comunicar en la campaña de difusión. Ahora, hay que ponerse en los zapatos de los publicistas. Para ello, es necesario considerar lo siguiente: la consigna es condensar TODA una película en UNA imagen. Hacerse a la idea de lo que ello implica es difícil, pero, a continuación se tratará de explicar: Si la película dura 120 minutos, eso quiere decir que dura 7200 segundos. Teniendo en cuenta que en una película promedio de 35mm hay 24 cuadros (imágenes) por segundo, eso implica que hay, aproximadamente 172’800 imágenes en una película. Como para redondear el asunto, se debe plasmar el contenido de 172’800 imágenes en UNA SOLA. Sin duda, es un trabajo que requiere más mérito del que se lleva. Ahora hay que pensar en esto: no sólo se debe tener una capacidad casi divina y providencial de síntesis, sino que también es necesario tener en cuenta que la imagen debe ser llamativa, atractiva, informativa, espectacular, simple, sencilla, acogedora o sobrecogedora, aterradora o tierna, etc. Es bueno evitar las comparaciones, pero esta vez se hará una excepción a la norma: La próxima vez que se detenga frente a un afiche de una película, déle el mismo respeto a la pieza que le daría a la Mona Lisa de Da Vinci estando en el museo del Louvre en París.

03/05/2009 12:50:26 a.m.


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