Boletín 2013

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A 10 anos, un debate necesar io La crisis económica, social y política que estalló a fines de 2001 es un parteaguas en la historia reciente, marca un antes y un después en nuestra generación. Las jornadas de lucha del 19 y 20 de diciembre con los saqueos, las asambleas barriales, los paros y piquetes son imágenes que viven en nuestras retinas y que nos hablan de un momento de profunda tristeza, bronca e impotencia en el pueblo trabajador, que solo pensaba en “que se vayan todos”. Es en ese contexto de evidente crisis de representación del sistema burgués que surge el kirchnerismo: un gobierno que asume con la inminente tarea de restablecer el orden social y devolverle legitimidad a las instituciones y el Estado. A 10 años de gobierno K, nos surge la necesidad de reflexionar sobre la real situación de los estudiantes y trabajadorxs de nuestro país. La denominada “década ganada”, pasa a ser perdida si nos detenemos a observar que no se han solucionado los problemas de fondo de la economía y de la sociedad. Evidentemente el kirchnerismo logró con éxito cimentar las bases del sistema de representación y erguirse sobre él, apoyado en un amplio consenso social. Entendemos que esa construcción se da en dos planos, por un lado discursivo y por otro de gestión pública: Políticas “progresistas”, endeudamiento y crisis de representación: Desde 2003 se fue avanzando sobre políticas concretas de corte progresista que significaron una conquista para parte de la población, como la estatización de las AFJP, Asignación Universal por Hijo (AUH), la reapertura de las paritarias, o los juicios a represores de la dictadura. Estas políticas, sumadas a otras, han tenido la potencialidad de reconstruir la confianza del pueblo trabajador sobre el sistema capitalista y su estado, re-naturalizando el orden social vigente y mostrando al estado como una herramienta que, “bien utilizada”, podría cambiar la calidad de vida de la población, eliminar la pobreza, etc. Sin embargo la situación es distinta si observamos estas políticas públicas de cerca. Como sabemos, la jubilación es una masa de riqueza que el trabajador produce durante su actividad laboral. Se trata de un fondo que nos servirá para vivir cuando ya no podamos trabajar. Dicho fondo lo garantiza el Estado, a través del sistema de jubilaciones conocido como la Administración Nacional de Seguridad Social (ANSES). Esta situación es así desde 2008, cuando la caja de jubilaciones volvió a manos del Estado. Pero, con este traspaso, ¿cambió la forma en que funcionan los fondos jubilatorios? No tanto. Por un lado, al traspasar los fondos de las AFJP al Sistema de Reparto se creó el “Fondo de Garantía de Sustentabilidad” (FGS), que está compuesto por diversos tipos de herramientas financieras, como los títulos públicos, las acciones de empresas, tenencias a plazos fijos, entre otros1. Dicho fondo creció manteniendo la misma estructura que antes de 2008: cuenta con la participación de empresas privadas, lo que significa que respalda sus compromisos futuros en las ganancias de estas empresas. Por otro lado, también se le otorga a la ANSES la función de subsidiar y encarar proyectos destinados a la obra pública (ejemplo, en materia de energía). Y en lo que respecta a la tenencia de títulos públicos (es decir, la deuda que tiene el Estado con la ANSES) aumenta conforme pasan los años. De esta manera vemos que el Estado utiliza la caja de la ANSES para cada agujero fiscal que necesita tapar. Y así encontramos que el gobierno tapa deudas extranjeras a costa de incrementar la deuda con la ANSES, no asegurando las jubilaciones futuras, acordes al salario de los trabajadores.

1 - http://www.anses.gob.ar/destacados/fondo-de-garantla-de-sustentabilidad-3

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