La cara oculta de la escuela

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La contribución de la escuela

La escuela es la primera de las principales instituciones, fuera de la familia en la que casi todos nos vemos inmersos. Del jardín de infancia en adelante' el estudiante comienza a aprender cómo es verdaderamente la vida en L~ Empresa [!bid.: 37]. Pero son Samuel Bowles y Herbert Gintis quienes más claramente han puesto el acento en la importancia de las relaciones sociales materiales de la educación, al menos en lo que concierne a la conexión entre ésta y el mundo del trabajo. [... ] ~os :'lspectos formales, objetivos y cognitivamente orientados de la escolanzaciÓn captan sólo un fragmento de las relaciones sociales cotidianas del encuentro educativo. [... ] Debemos considerar las escuelas a la luz de las re~aci~:mes sociales de !a v!~a econóJ?ica. [... ] Suger~mos que los aspectos prmc1pales de la orgamzaciOn educativa son una réphca de las relaciones de dominio. y subor~inación en la esfera económica. La correspondencia entre las r~lacwnes soc1~les de la escolar~zación y el trabajo explica la capacidad del sistema educat~vo para producir ~na_ ~uerza de trabajo sumisa y fragmentada. La expenenc1a de la escolanzaciOn, y no meramente el contenido del aprendizaje formal, es central en este proceso [Bowles y Gintis 1976: 125].

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Basándose, por un lado, en el trabajo de los historiadores revisionistas de la educación, al que ya nos referimos antes, y, por otro, en la crítica estadística de las predicciones de la concepción meritocrática de la escuela, sostienen que ésta no cumple las funciones de desarrollo personal y garantía de la igualdad de oportunidades sociales que generalmente se le atribuyen, sino, en primer lugar y sobre todo, las de legitimar el orden social existente, socializar a la fuerza de trabajo de acuerdo con el lugar que va a ocupar, estratificar y fragmentar a los trabajadores y reconciliar a las personas con su destino social. De todas estas funciones, lo que ahora nos interesa es la idea básica de que niños y jóvenes son preparados para insertarse de manera no conflictiva en el mundo de la producción adulta a través de la experiencia que les hace hacer la escuela de unas relaciones sociales similares durante su permanencia en ella. Este es el llamado <<principio de correspondencia>>, que formulan así sus autores: [... ] Las relaciones sociales de la educación -las relaciones entre los administradores y los profesores, los profesores y los estudiantes y de los estudiant~s entre sí 3; con. su, tra?ajo-- repr?ducen la división jerárquica del traba¡o. Las relaciOnes ¡erarqmcas se refle¡an en las líneas de autoridad ver-

Del análisis del discurso al de las prácticas escolares

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ti~al que van _de lo_s_ administra~ores a l?s profesores y de éstos a los estudiantes. ~a ahenac10n del traba¡o asalanado se refleja en la falta de control del est~d1ante sobre su educación, la alienación del estudiante respecto del c?ntemdo del currículum y la motivación del trabajo escolar a través de un s1sten:a de notas y otras recompensas e~te~nas, en vez de la integración del es~ud1ante sea con el proceso (el aprend1za¡e) o con el resultado (el conocimiento) del <<proceso de producción>> educativo. La fragmentación en el trabajo se refleja en la competencia institucionalizada y a menudo destructiva. entn; ~os estudiantes y la cla~ificación y la evaluación pretendidamente mentocratlcas. Al adaptar a los ¡óvenes a una serie de relaciones sociales similares a las del lugar de trabajo, la escolarización busca conducir el desarrollo de las necesidades personales de acuerdo con sus exigencias [!bid.: 131].

Bowles y Gintis van más allá de esta caracterización general de la escuela al intentar mostrar que no toda la población es sometida al mismo tipo de socialización. Identifican estas diferencias con el paso de la_ enseñanza secundaria y obligatoria a la superior corta y a la supenor larga. En el nivel más bajo se socializaría a los estudiantes en una actitud de sumisión hacia las normas y la autoridad; en el más alto se intentaría fomentar en ellos una actitud de iniciativa o interiorización de las normas (una disciplina interna más que externa); en el intermedio se produciría un tipo de socialización mixta. C~da etapa produce un tipo de socialización y todos pasan por la pnmera, pero el número de los que acceden a las siguientes se reduce progresivamente. Así, si, como sostienen los autores, puede operarse la misma distinción entre niveles de la jerarquía del trabajo y rasgos caracteriales requeridos en ellos, cada grupo social abandona la escuela con el tipo de socialización más apropiado para desempeñar adecuadamente su función en el lugar que le corresponde en la división del trabajo. Intentan también validar empíricamente su posición a través del análisis de los rasgos caracteriales que se asocian al éxito en la escuela y el ~rabajo, o a la caracterización como buen estudiante y buen ~rab_aJa~~r, tratando de mos~rar que los rasg~s. premiados por la mst1tuc10n escolar son los mismos que los posltlvamente sancionados y buscados en el lugar de trabajo. Basándose en Weber y Merton, afirman: Los estudiantes son recompensados por mostrar disciplina, subordinación, un comportamiento orientado intelectual y no emocionalmente, una fuerte laboriosidad independiente de la motivación intrínseca por las tareas. Más aún, esos rasgos son recompensados con independencia de cualquier efecto


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