El Observador de la Actualidad 756

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El Observador

LA EPIFANÍA DEL SEÑOR Y LOS MAGOS DE ORIENTE

3 de enero de 2010, AÑO 15, No. 756

La Estrella de Belén, evidencias astronómicas POR OMAR ÁRCEGA E. / cracox2001@yahoo.es

El director del observatorio astronómico Ilalux, padre Reynaldo Huerta, habla a El Observador sobre la «Estrella de Belén» y las evidencias astronómicas que existen sobre ella ¿Hay evidencia científica de que la estrella que guió a los Reyes Magos fue un evento astronómico? «Existe, sí, evidencia científica de algunos fenómenos astronómicos que sucedieron en el tiempo en el que nació Jesucristo y que, por lo tanto, deben ser tomados en cuenta como posibles candidatos para ser nombrados como la Estrella de Belén».

pero sólo desde la perspectiva del planeta Tierra en ese momento». De ser así, ¿cómo se explica? «Una conjunción es un fenómeno astronómico por el que podemos ver las luces de dos o más astros aparentemente unidas, formando un solo conjunto. También se le llama conjunción cuando las luces de los astros en cuestión

¿Fue un cometa? «Por supuesto que hubo cometas muy notables en ese tiempo. Por ejemplo, el cometa Halley fue visto en el año 11 a.C., pero casi es seguro que ninguno de ellos pudo tener el privilegio de ser la la Estrella de Belén» . ¿Por qué no pudo ser? «La razón estriba en que los astrónomos de la antigüedad los consideraban como señales de infortunio, y, bajo esta perspectiva, es poco probable que alguno de ellos fuera considerado como la señal celeste del nacimiento del Salvador de los hombres». ¿Fue la conjunción de varios planetas? «La conjunción, como fenómeno astronómico, es lo más aceptado por los científicos modernos para ubicar como tal, a la Estrella de Belén. De haber sido así, no fueron varios planetas; a lo más pudieron haber sido tres, de hecho fueron dos. No hay que confundir ‘alineación de planetas’ con una conjunción. En una conjunción los planetas sí pueden estar alineados,

están relativamente cerca. Las conjunciones pueden ser entre planetas entre sí, entre planetas y la Luna, entre la Luna y estrellas, entre planetas y estrellas, y otras combinaciones posibles. Entre más cerca, relativamente hablando, se presenten los astros, mayor expectación causan, siendo las conjunciones de 0° las más notables y las que más admiración despiertan. Precisamente una de éstas últimas tuvo que ser la denominada Estrella de Belén». ¿En qué años sucedió exactamente? «El caso más probable de conjunción que pudo haber sido La Estrella de Belén, fue entre los planetas Júpiter y Saturno. Esta conjunción se verificó tres veces en el año 7 antes de Cristo. La primera el 29 de mayo, la segunda el 30 de septiembre y la tercera el 5 de diciembre —según Astronomy, libro

de Roen Kelly—. Esta circunstancia le da a la conjunción un mayor grado de probabilidad, ya que, según el relato bíblico, en el caso del astro que guiaba a los Magos, éste aparecía y desaparecía, para luego volver a aparecer, como fue el caso de cuando llegaron a la ciudad de Jerusalén, que ya no la vieron, y luego cuando salieron de ella, que la volvieron a ver, llenándose de gran alegría». ¿Puede volverse a repetir este fenómeno? «Naturalmente que sí. La mencionada conjunción se ha repetido varias veces, y se repetirá en lo sucesivo, no cada año, porque los planetas, al girar alrededor del Sol, lo hacen con velocidades diferentes, y por ello pueden pasar décadas y a veces siglos para que se repitan. No siempre son tan notables porque la inclinación de las órbitas de los planetas a veces es mayor o menor, según sea el caso». . Algo que desee agregar para los lectores de El Observador «Dos cosas. Primero: El hecho de que el fenómeno no haya ocurrido el año 1 de nuestra era, sino en el año 7 a. C. se debe a que, en el siglo IV, Dionisio el Exiguo se equivocó al calcular el año en que nació Jesucristo. Él lo situó en el año 753 de la fundación de Roma, cuando debió haberlo hecho en el 746, ya que, por error suyo, no tomó en cuenta los años en los que César Augusto reinó con el nombre de Octavio. En la nueva cuenta hecha en tiempos modernos, sabemos que Jesucristo nació en el año 7 a. C. Y segundo: desear a los amables lectores y usuarios de el Observatorio Ilalux un próspero año nuevo 2010».

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¿MAGOS, REYES O REYES MAGOS? POR FRAY EULALIO HERNÁNDEZ RIVERA, OFM

El día 6 de enero celebramos, popularmente, la adoración del Niño Jesús por los tres reyes magos: Melchor, Gaspar y Baltasar. Día alegre para todos, especialmente para los niños. Pero, ante esta celebración, debemos hacernos preguntas como las siguientes: ¿Quiénes eran? ¿Cuántos eran? ¿De dónde venían? ¿Cómo se llamaban? ¿Cuál era la intención de su viaje? ¿Qué enseñanza nos dan? Respecto a la primera pregunta, la narración del hecho que nos da san Mateo en su Evangelio (capítulo 2, versículos del 1 al 12) nos dice que «unos magos (Magoi), que venían de Oriente, llegaron a Jerusalén», de modo que los llama magos a secas; ni en este versículo ni en ningún otro del relato los llama reyes. Entonces, preguntará alguno: ¿dónde tuvo origen el llamarlos reyes? Del el salmo 72 (71 de la traducción latina), versículo 10, que dice: «Los reyes de Tarsis y de las Islas le pagarán tributo; los reyes de Saba y de Arabia le ofrecerán sus dones», y el 11 añade: «Ante Él se postrarán todos los reyes». Aún podemos preguntar: ¿qué son los magos? Eran individuos con algunos poderes extraordinarios como convertir una vara en serpiente (¿hechiceros o prestidigitadores?). Interpretar los sueños y visiones, adivinar lo oculto y predecir el futuro. Además, entre los medos y persas formaban una clase sacerdotal, y entre los babilonios, cultivaban la astrología y la astronomía. Véase, por ejemplo, el libro de Daniel, capítulo 1, versículos 17 al 20 y capítulo 4, versículos 1 al 4. ¿Cuántos eran? La narración evangélica no hace referencia al número de ellos. Únicamente, en el versículo 11, describe los regalos que le ofrecieron al Niño Dios: «Oro, incienso y mirra», como de tres clases y de allí dedujeron que podrían haber sido tres. ¿De dónde venían? San Mateo sólo dice, en el versículo 1, que venían del Oriente, esto es, que eran extranjeros, que no pertenecían al Pueblo de Dios. San Beda el Venerable (c. 672-735) fue el primero que sabemos que opinó al respecto y los hizo imaginarios de los continentes Europeo, Asiático y Africano; opinión evidentemente muy convencional. El texto sagrado parece sugerir, si atendemos a la clase de regalos que presentaron al Divino Niño, que son árabes, pues esos regalos son muy característicos de Arabia. Pero, por otro lado, si atendemos a que una estrella les dio a conocer el nacimiento de Jesús y los guió hasta Belén, se nos sugiere que, por sus conocimientos de astronomía, eran babilonios. Los israelitas (los del reino del norte) habían sido deportados por el rey de Asiria; y los judíos (los del reino del sur) lo fueron a Babilonia, reino éste que posteriormente fue hecho tributario de Asiria, por lo que Nabucodonosor II permitió a los judíos volver a Judá y reconstruir el templo de Jerusalén, en tanto que el reino del norte se extinguió. Estas deportaciones pudieron ser la razón de que los deportadores conocieran las profecías mesiánicas del libro de los Números, capítulo 24, verso 17, a saber: «La veo pero no ahora; la contemplo pero no cerca, se alza de Jacob una estrella», y la de Isaías, capítulo 60, versículo 6: «Te cubrirán muchedumbres de camellos, de dromedarios de Madián y de Efa. Todos vienen de Saba trayendo oro e incienso»: la primera, unida a sus conocimientos astronómicos hizo posible a magos babilonios conocer el nacimiento de Cristo y ser guiados por una estrella, hasta Belén. La segunda les hizo posible saber el tipo de regalos que podían ofrecerle. Y los nombres. ¿Se llamaban Melchor, Gaspar y Baltasar? No sabemos en qué se inspiraron quienes sugirieron que esos podían ser los nombres de los Magos; lo que sí sabemos es que son nombres de uso muy posterior y que se empezaron a usar en el siglo VIII. Resumido de la revista Santa María de El Pueblito, enero 2006 (www.santamariadelpueblito.org)


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