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Artesanía familiar

La labor educativa en el hogar necesariamente es de tipo artesanal

Hasta hace algunos años la televisión, por poner un ejemplo, solía cuidar la moralidad de sus programas. Hoy, en cambio, pareciera existir una competencia entre las televisoras para sacar al aire los temas más inmorales posibles. Antes, los cuentos infantiles tenían la finalidad pedagógica de enseñar a los pequeños el encanto de los valores. En la actualidad muchas caricaturas y las teleseries infantiles sólo buscan entretener a su público al margen de toda valoración moral, y cuando los hijos crecen entran en contacto con otros medios de diversión y amistades que pueden estar muy lejos de los criterios familiares, en lo que todos conocíamos como buenas costumbres.

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Otro factor, de no poca importancia, es la necesidad que tienen muchas parejas de trabajar para sostener a la familia, con todo lo que esto supone de ausencia del hogar, así como las tenciones por motivos económicos y, por si fuera poco, el olvido de Dios. Como se ve son muchos los factores que contribuyen en el deterioro de las figuras paterna y materna, así como su influencia negativa en el desempeño de sus papeles como esposos.

Sin embargo, no debemos perder de vista que en las guerras hay que aprender a funcionar con lo que hay: lo bueno y lo malo. Lo que no se vale es la traición, ni la cobardía que nos lleve a desertar, ni una actitud de indiferencia. La labor educativa en el hogar necesariamente es de tipo artesanal. Los moldes, protocolos y programas generales no suelen dar buenos resultados. Hay que trabajar a cada hijo de forma individual, conociéndolos, amándolos, animándolos, corrigiéndolos hasta que aprendan que la vida consiste en servir a los demás hasta hacerlos felices, pero con la exigencia necesaria, para ayudarlos a ser cada día un poco mejores.

“No debemos perder de vista que en las guerras hay que aprender a funcionar con lo que hay: lo bueno y lo malo. Lo que no se vale es la traición, ni la cobardía que nos lleve a desertar, ni una actitud de indiferencia” .

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