El Nuevo Tennessean 2014 (en español)

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Verano 2014 | El Nuevo Tennessean | 17

Loera hace un descanso con Joven Bass, Nina McComas y Ruth Aramburú. inscripción en la universidad. El apoyo económico familiar de Loera procede del restaurante que sus padres tienen en Matamoros. Loera prefirió continuar su educación, en lugar de involucrarse en el negocio familiar. “Era difícil porque casi nunca podía ver a mi madre”, ha dicho Loera. “Ella estaba siempre en el restaurante”. Loera ha dicho que el hecho de no ver casi nunca a sus padres la ha hecho madurar más deprisa. Ya que sus padres pasaban la mayoría de su tiempo en el restaurante, ella pasaba el suyo cuidando de sí misma y de sus hermanos menores, de 12 y 18 años. “Mi hermana pequeña es como mi bebé porque prácticamente la he criado yo”, ha dicho Loera. Ruth Aramburú, de 19 años, es amiga de Loera y su compañera de cuarto. Ella también estudia en Milligan gracias a una beca. A pesar de que su madre fue a la universidad en su ciudad natal en Perú, Aramburú y sus dos hermanos mayores, de 26 y 24 años son los primeros en ir a la universidad en Estados Unidos. Los padres de Aramburú abandonaron su cómoda vida en Perú para darles a sus hijos mejores oportunidades. Aramburú ha dicho que la educación superior [en Perú] es un reto mayor que en Estados Unidos. “Si vas con tu título universitario de

aquí a Perú, nadie te va a contratar”, ha dicho Aramburú. “También es más difícil y caro ir a la universidad allí”. Es la misma historia en México, donde Loera dice que las becas son escasas y los

préstamos no existen. “Si quieres ir a la universidad en Méjico, tienes que ser verdaderamente inteligente o bueno en los deportes para conseguir una buena beca”, ha dicho Loera. Loera hizo la escuela elemental en México y empezó a ir a la escuela en Estados Unidos cuando pasó a noveno grado. Su ciudad natal de Matamoros está justo al cruzar la frontera de Brownsville, Texas. “No deberíamos hacerlo, pero cruzamos un puente para ir al colegio durante años”, ha dicho Loera. “Al estar en la frontera, Loera dice que Matamoros es una ciudad muy peligrosa para vivir, a pesar de que la parte en la que vivía no tenía tanto índice de criminalidad como el resto”. “Oía disparos casi todas las semanas”, ha dicho Loera. El proceso de inscripción de Loera fue mucho más fácil de lo que lo es para algunos. Ella se da cuenta de que para muchos, ir a la universidad es un duro proceso que no se consigue fácilmente.

“Conocí a una chica la semana pasada y me sentí mal por ella porque no puede ir a la universidad porque no tiene papeles [de residencia legal]”, ha dicho Loera. “Yo he tenido esta oportunidad porque tengo papeles y los demás no”. A pesar de las dificultades de ser una estudiante universitaria de primera generación y de la separación de su familia, Loera mantiene en correcto orden sus prioridades. Sabe que esta oportunidad no se le presenta a todo el mundo y se esfuerza por sus seres queridos. “Yo creo que al ser la primera generación de estudiantes, tenemos que esforzarnos mucho”, ha dicho Loera. “Mis padres querían darme una buena educación porque ellos no la tuvieron, y eso es una gran responsabilidad para mí. Quiero que estén orgullosos de mí porque ellos no pudieron tenerla. Voy a aprovechar esta oportunidad, a hacerlo lo mejor que pueda, y quiero no sólo que mis padres estén orgullosos de mí, sino que también quiero ayudar a mi familia. Creo que eso es lo que me motiva”.

Fotos | Jessica Fuller

Loera estudia en la biblioteca de Milligan. Traducido por Inés Galiano Torres. Páginas diseñadas por Jed Garvey


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