Vi todo eso, mientras me desvanecía con lágrimas de alegría infame en la brisa provocada por el aleteo de mil mariposas. Vi a mi cuerpo irse, me despedí de él con una sonrisa, sabiendo que descasaría sin interrupciones allá en aquel estanque, allá… donde cantan los sapos.
EDWARD ALEJANDRO VARGAS PERILLA
Colombia
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