Crímenes y castigos. La obra gráfica de Félix Vallotton

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Crímenes y castigos

El Nadir Gráfica, 11



Crímenes y castigos La obra gráfica de Félix Vallotton

El Nadir

Ediciones

VALENCIA


Título: Crímenes y castigos. La obra gráfica de Félix Vallotton © de la introducción, traducción y notas: René Parra © de la edición: El Nadir Ediciones, S.L. 2019 Guillem de Castro, 77, 11ª - 46008 Valencia. España info@elnadir.es www.elnadir.es Cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública o transformación de esta obra sólo puede ser realizada con la autorización de sus titulares, salvo excepción prevista por la ley. Diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos, www.cedro.org) si necesita fotocopiar o escanear algún fragmento de esta obra.

Impresión: Ulzama digital I.B.I.C: AGB I.S.B.N.: 978-84-949454-1-0 Depósito Legal: V-2842-2018


INTRODUCCIÓN

E

l dibujo puede ser una suerte de escritura. Plasmación evidente de este principio: la narración gráfica. Sin embargo, un único dibujo, con un contundente título, también puede generar todo un abanico de sensaciones y… contar una historia. Representar el instante revelador, sin considerar principio ni final, y circunscribir toda narración al ámbito de «la literatura propiamente dicha»1. Eso es lo que hizo Félix Vallotton, autor de una obra gráfica en íntima trabazón temática, poética, con su obra novelística. Félix Vallotton (Lausana, 1865-París, 1925) suele figurar en la historia del arte 1

Rodolphe Töpffer, Essai de Physiognomonie, 1845.

como integrante del grupo pictórico de los Nabis, pero también fue dibujante y escritor. Su pintura, oscilante entre el «decorativismo» nabi y naíf y, más tarde, una especie de «nueva objetividad», resulta brillante, aunque también, por momentos, irregular. Muchos de los motivos de esta (paisajes, retratos, interiores) se encuentran en sus dibujos que, no obstante, presentan una dimensión diferente y quizá más genuina: a menudo de carácter político, rezuman negrura y nihilismo, y perfectamente podrían ser reunidos bajo el mismo título que la mejor de sus novelas, La vida asesina2.

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La vida asesina (El Nadir, 2008)

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Izquierda: Coin de rue à Paris («Esquina de una calle de París»), 1895. Derecha: La Loge de théâtre («El palco del teatro»), 1909.

Vallotton –nacido en Suiza, pero nacionalizado francés– alcanzó una pronta notoriedad gracias a sus revolucionarios grabados sobre madera: en la última década del siglo XIX, justo cuando los avances en la reproducción fotomecánica parecían haber relegado definitivamente la xilografía, Vallotton, influenciado por la estampa japonesa y los antiguos maestros (Durero a la cabeza), la recuperó como medio de expresión artística. «En sus grabados [de interiores], el fondo 8

negro –parte entintada, por estar en relieve–, (…) tiende a ocupar todo el espacio de la hoja, mientras el blanco –parte vaciada con la gubia– de algún modo se le resiste (luz, fuego de chimenea, reflejo de un instrumento, brillo de un brazo de mujer o de un vestido)»3. Composiciones de grandes masas negras que transpiran violencia, soterrada o descarnada, François Albera, «Los carteles de la esperanza», Le monde diplomatique en español, septiembre de 2018. 3


Retratos de los escritores Poe, Ibsen, MallarmĂŠ, Dostoievski. Grabados sobre madera.

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Portadas de Le Cri de Paris (1898). En la página opuesta, dibujo de Vallotton “comentado por Jules Renard”, segundo número de Nib, suplemento de La Revue blanche, 1895.

ya sea en el ámbito de las relaciones conyugales, en opresivos interiores domésticos donde reinan el engaño y la mentira, ya sea en el medio urbano, en las calles, escenario de toda clase de crueldades e injusticias. Y es que la mirada que proyecta Vallotton es muy similar a la de Jacques Verdier, protagonista de La vida asesina: ambigua, descreída y casi

igual de culpable. La dimensión política de muchos de estos grabados se vuelve explícita en sus trabajos realizados para la prensa comprometida y satírica, entre los que destacan sus portadas para Le Cri de Paris (las relativas al ineludible caso Dreyfus, cuya defensa enarboló el periódico, son, en este sentido, emblemáticas) y sus virulentas viñetas 11


Ilustración de la novela de Paul Scheerbart Rakkóx der Billionaer, 1901.

antiburguesas publicadas en los semanarios de tendencia socialista L’Assiette au beurre4 y Le Canard sauvage. Así pues, dibujante-escritor, pero también algo más. Aunque Vallotton no se empleó en las narraciones gráficas o historietas como sus coetáneos Caran d’Ache o Steinlen, su obra xilográfica fue el germen de las «novelas gráficas» de denuncia social de los años de entreguerras, esto es, de la obra de Frans Masereel, Otto Nuckel o Lynd Ward. Y no por casualidad: un principio de secuencialidad se halla en algunos de sus grabados e ilustraciones y, de modo anecdótico pero revelador, en la prueba de destrucción de planchas que cerraba la serie Intimités (pág. 39), una sorprendente yuxtaposición de fragmentos de dibujos que constituye toda una promesa de futuras narraciones gráficas… Madera y gubia, negro y blanco; denuncia social, nihilismo voyeur; la inconfundible impronta de un creador irrepetible. René Parra Febrero de 2019

Para esta revista, excepcionalmente, Vallotton realizó un número completo según la técnica litográfica: Crimes et Châtiments (Crímenes y castigos). 4

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LA VIDA ASESINA

(Selección de grabados de los años 1892-1895)


Página anterior: “Los necróforos”, 1892.


EL EXTRANJERO

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LA MANIFESTACIÓN

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LA CARGA

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ANGELITOS

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