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VIERNES 04 DE ABRIL DE 2014

NOTICIAS

Chile: Comerciantes inflan precios en la zona del terremoto. En Iquique un bidón de agua puede llegar a costar US$200 y US$6 el kilo de pan. La fiscalía ordenó a la policía intervenir

El succha y el hombre andino. Su rugido ha sido una alabanza para los dioses del mundo andino. En esta postal uno de los clarineros junto al cajero, en las lagunas de Alto Perú. Las fiestas en la cosmovisión andina de Cajamarca tienen al succha como elemento esencial. Es la conexión del hombre con las divinidades, con ese mundo que no podemos ver, solo sentir.

El succha, el alma de los cajamarquinos · El canto del succha es tan profundamente triste que conmueve, pero a la vez, es un canto de vida, es parte de la historia de esta tierra.

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l succha. Ese instrumento imponente, de ensordecedor sonido, identifica a Cajamarca en cualquier parte del mundo. El alma del cajamarquino reside en es objeto de místicos orígenes. El Succha, aquel instrumento que se conoce como clarín cajamarquino, nos define, habla acerca de nuestra realidad, de nuestros orígenes, demuestra forma de vida. Es parte de nuestra vida. Parte de nuestra identidad cajamarquina. No se es cajamarquino sino se conoce el succha o no se escuchó su triste sonido. El canto del succha llega hasta el alma, y nos identifica, porque solo en un mundo tan hermoso como el cajamarquino se puede escuchar aquel canto. Mariano Iberico Rodríguez, en su obra "La música del indio" describe que “los indios usan un instrumento ululante, el clarín. Es una larga caña, que el músico yergue como si quisiera lanzar su aliento al infinito, y por la cual se exhala un lamento de incurable pena. Transportada por el viento a largas distancias, esa queja suena como una emanación de la naturaleza. Vaga por el espacio sin que nadie sepa de dónde viene y suele poner en la infinita nostalgia de los atardeceres lluviosos y mustios, algo como el reclamo ignoto de un mundo todavía más triste".

El succha posee una carga cultural enorme, es la máxima representación musical y típica de esta tierra, sin duda alguna, un instrumento emblema. Pero el reconocimiento como tal no pasa por la emisión de una ley, por la resolución del Congreso declarando como patrimonio a este instrumento, o por las gestiones de una entidad a cargo del tema cultural, sino por cada uno de los que viven en esta tierra. No hay mejor ley, que aquella que surge del propio pueblo. ALGO DE HISTORIA El origen del Clarín es desconocido. Los cronistas de la conquista no lo mencionan. Posiblemente su antigüedad se remonta a los siglos XVII o XVIII, pues en 1784, el obispo de Trujillo, Jaime Martínez de Compañón en su visita a Cajamarca, nos ha dejado el testimonio más remoto de este instrumento en una interesante acuarela que representa el acto de la siega. El clarín o succha es una trompeta traversa de unos 3 a 4 m de largo, confeccionada con caña de carrizo de una sola pieza. Cuando está seca y madura se perfora y se pule. Es el típico instrumento cajamarquino por excelencia. En un extremo se coloca la boquilla del mismo material, que mi-

EL DE MAYOR CIRCULACIÓN EN LA REGIÓN CAJAMARCA,

de entre 10 a 15 cm por donde se sopla el instrumento. En el otro está el pabellón sonoro, que es un poto, mate o calabaza. Es posible que identifiquemos dos clases de sonidos del clarín, pero ello se debe a la emotividad de quien lo toca, es así que en Chetilla, las notas son melancólicas y el de Porcón y Pampa de Cajamarca, son más alegres. Cada ejecutor o clarinero es quien fabrica su propio clarín, sin embargo hay toda una mística para hacerlo, son ellos mismos los que escogen sus materiales, la caña o el carrizo que utilicen deberá crecer en la conga, que es un lugar seco que se encuentra en la cima de los cerros donde el agua cae hacia abajo, hacia la pendiente, sin empozarse, la caña que crece allí es mucho más compacta y ello ayuda a que el instrumento tenga quiebre melódicos. Esta construcción del instrumento hace que exista un acercamiento especial entre el hombre y su clarín, implica cierto respeto y cariño. Para tocar el clarín, el músico lo “emborracha” antes, introduciéndole chicha o cañazo. Los labios del ejecutante trasmiten la vibración al aire contenido en el instrumento. El esfuerzo físico es notable, pues hay que sostenerlo en el aire, en posición diagonal hacia arriba, y soplar con fuerza, por la boquilla, para obtener los sonidos adecuados. El clarinero suele llevar una faja tejida en la cintura que le protege el estómago. Toca en las ceremonias religiosas, las festividades sociales y en las faenas agrícolas.

El viejo romance del succha con el carnaval. Ninguna celebración cajamarquina sería lo mismo sin los clarines. En esta postal de la promoción del carnaval que se realizó en Lima, los clarines estuvieron presentes.

Pocas veces en la historia de la humanidad un instrumento puede estar tan ligado a una cultura. Por lo general la evolución hace que se adopten instrumentos y estos sean modificados. En el caso del succha esto no ha ocurrido. Desde que surgió ha sido el mismo.


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