reseñas
artes escénicas
Filomarino: danza contemporánea y butoh, conjugación de dualidades óscar tanat
Existe, como parte de un entramado mordaz en la conciencia, un impulso que recae sobre ciertos hombres y mujeres para hacerlos explorar sus límites; el cuerpo, como herramienta inmediata que se transfigura en el yo, en combinación con el espacio sobre el que se desplaza, es el artilugio inmediato para ejercer una exploración profunda. Con 66 años y una trayectoria profesional mayor a cuatro décadas, Rossana Filomarino ejecutó en el Centro de las Artes de San Agustín (CaSa) una serie de improvisaciones dancísticas sujetas a la combinación de dos grandes tradiciones escénicas: occidente y oriente. “Lo que hago no es butoh, es retomar algunos de sus elementos y combinarlos con la danza contemporánea”, arguye la bailarina originaria de Italia y naturalizada mexicana. “Es la primera vez que bailo sobre un escenario sin utilizar efectos de iluminación y escenografía”, dijo. Filomarino se deja llevar, improvisa, quizás regresa a uno de los principios básicos de la danza: dejar que el cuerpo encuentre sus propias pautas y arrastre a la razón. Sus resultados, a veces interesantes, a veces desconcertantes, otras monótonos, exhiben una voluntad de búsqueda, una lucha. ¿No es acaso la danza una especie de poesía corporal en la que más allá de sus intenciones racionales, se plasma una constante lucha de equilibrios dictados por la grave-
dad? El escenario es una hoja en blanco, el bailarín es el pincel, la pluma, el artilugio que da significado al espacio, un espacio en constante diálogo con el ejecutante, un diálogo efímero sometido a las reglas del tiempo. “Cada espectáculo de Filomarino será diferente, se improvisará a partir de una base” dispuesta a fracturarse. El butoh resulta del movimiento de fuerzas internas, el actor-bailarín suele extraviarse dentro de sí convirtiéndose en un péndulo que se agita fervientemente para volver, sin prisa, a la calma. Los bailarines –o actores en su caso, sugiere Eugenio Barba– “en tales situaciones no expresan nada. Y sin embargo, existe en ellos como un centro de energía, como una radiación, como una sugestividad sapiente pero no premeditada que capta nuestra atención, magnetiza nuestros sentidos”. Valdrá la pena contemplar esta serie de improvisaciones que la bailarina prepara y detectar con precisión la naturaleza del choque de fuerzas que, aunque no es novedoso, propone. Las siguientes presentaciones se realizarán en el Teatro Juárez del 1 al 4 y del 8 al 11 de septiembre. Oaxaca, Oaxaca (1984). Teatrero, estudió antropología. Editor web de El Jolgorio Cultural. www.oscartanat.blogspot.com.
el jolgorio cultural · septiembre 2011 ·
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