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EL DÍA
Cuenca Local
VIERNES,1 DE OCTUBRE DE 2010
HISTORIA DE CUENCA El 28 de septiembre de 1910 se celebró el acto de colocación de la primera piedra para su
La inconclusa fachada de Lampérez, ejemplar único en España “Abarca el desarrollo de la arquitectura ojival y es única en la escuela local anglonormanda”
el nivel de la Plaza Mayor a las flechas sería de 56 metros, por lo que “si se tiene en cuenta que la Plaza está a más de 1.000 metros de altura sobre el nivel del mar, se calculará el efecto grandioso que la nueva fachada ha de producir”. OPINIÓN DE GIMÉNEZ DE AGUILAR
JOSÉ VICENTE ÁVILA CUENCA
E
l comienzo de las obras de restauración de la fachada de la Catedral hace cien años, no tuvo durante los años siguientes la continuidad deseada, bien por falta de la consignación anual que obligaba a parar las obras o por la misma falta de suministro de la piedra empleada para el basamiento, que era de Bocairente y para la fachada, de Almorqui. La prensa de la época, en este caso “El Liberal”, señalaba que “en el inspirado proyecto del Sr. Lampérez se ha respetado escrupulosamente el estilo gótico-anglonormando de la Catedral, recordando la primitiva fachada del siglo XIII, de cuya desaparición no se tiene noticia, y que fue sustituida por la del siglo XVII, declarada ruinosa”. Informaba el bisemanario que la altura total de la fachada desde
La pluma autorizada de Juan Giménez de Aguilar, académico correspondiente de la Real Academia de Bellas Artes, y uno de los firmantes del acta de la primera piedra, ofrecía su opinión en “El Liberal” en un extenso y documentado artículo titulado “La Catedral de Cuenca en los siglos XVI y XX” apuntaba que “en el número de esos atrayentes museos de cosas del pasado, está la Catedral de Cuenca digna de un estudio detenido por el triple carácter que en ella han impreso la Religión, el Arte y la Historia”. El denso artículo de Don Juan terminaba señalando: “También en estos tiempos de agitación y lucha en que la fe agonizante se revuelve contra el frío escepticismo que parece enseñorearse del mundo, vuelve el Arte a derramar sus maravillas sobre una iglesia conquense. Una fachada de gusto exquisito, inspirada en la airosa y poética arquitectura ojival sustituirá en breve la pesada fábrica del XVII diri-
gida por Arroyo y Arriaga. Un arquitecto que como aquel Jamete de envidiable fama, une a su pericia en la ciencia de la construcción, las calidades de artista delicado y arqueólogo cultísimo, llevará a cabo las obras para las cuáles un digno sucesor de Ramírez de Fuenleal ha puesto la primera piedra. Y para final, cuatro palabras que no creo ociosas. Aún no había tenido el honor de conocer al señor Lampérez, ni tenía noticia de sus notables trabajos sobre esta catedral que tanto me deleitan, cuando inconscientemente me recreaba en la contemplación de aquel monumento. (...) Tras citar a Sánchez Almonacid, Mártir Rizo, Baltasar Porreño, Soria y Girón, Giménez Aguilar concluía: “He de añadir la cita de otra labor más modesta que vengo realizando asiduamente hace muchos años, para segurar que Cuenca se había percatado de que poseía en su catedral un tesoro inapreciable”. Vicente Lampérez escribía poco antes de morir: “La Catedral de Cuenca figura entre los de mayor categoría artística de España. La merece, ciertamente, pues abarca en sus fábricas todo el desarrollo de la arquitectura ojival y es ejemplar único en España de una de sus escuelas locales: la anglonormanda”. Cien años después sigue restaurándose...
GIMÉNEZ DE AGUILAR
RELIGIÓN, ARTE, HISTORIA
“Cuenca se percató de que tenía un tesoro inapreciable”
“La Catedral es digna de estudio por ese triple carácter”