Universidades y empresas

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nos empleados: empresa, industria, negocio, economía, mundo laboral, sector socioeconómico, etc. El concepto “empresa” incluye todo tipo de relaciones en todas las disciplinas académicas y en todas las demás actividades de las universidades, con todo tipo de entidades que desempeñen actividades económicas en la sociedad, incluidas la esfera pública, la salud, la cultura, la solidaridad, el medioambiente, etc. Lo mismo puede aplicarse a la noción de “empleabilidad”, que no se reduce a la preparación para alguna actividad con estatus de empleado, sino que incluye a los trabajadores independientes y a los voluntarios, que también contribuyen al desarrollo de la economía y de la sociedad. Y puede aplicarse también a ese concepto cada vez más amplio de “emprendimiento”, referido no solamente a la capacidad de crear una start-up u otro tipo de empresa comercial, sino a la capacidad de impulsar y liderar iniciativas que contribuyen a la mejora de los productos, del trabajo, de la eficiencia ecológica, etc.; referido, en resumidas cuentas, a un espíritu crítico e innovador aplicado a la vida profesional. En segundo lugar, en muchos casos el debate entre universidades y empresas está mal planteado: las expectativas reEN MUCHOS CASOS cíprocas de los protagonistas se ven de manera simplificada, EL DEBATE ENTRE a veces ideológica y, en definitiva, equivocada. Por parte de UNIVERSIDADES Y las universidades, la postura frente a la interacción con las EMPRESAS ESTÁ empresas oscila entre el deseo de impedir que las empresas MAL PLANTEADO. “entren en la universidad” y la esperanza de que en alguna reunión bilateral los empresarios manifiesten claramente “qué competencias necesitan desarrollar” en sus egresados. La realidad es algo más compleja, ya que los empresarios ignoran cuáles serán las necesidades del mercado laboral en ese plazo de 5 o 10 años que constituye el horizonte habitual de la mayoría de los programas de estudios universitarios. Para las universidades sería catastrófico desarrollar programas de estudios que permitan clonar en unos pocos años a un gran número de egresados que respondan en su totalidad a un perfil único, definido en un encuentro puntual entre universitarios y empresarios. Lo cierto es que el mercado laboral sigue cambiando con mucha rapidez, por lo que la destreza más necesaria será la facultad de adaptarse al cambio continuo y aprovechar las nuevas oportunidades que vayan surgiendo. En tercer lugar, para que el diálogo universidad-empresa tenga sentido se necesita una cierta intensidad y una forma de interacción regular; o, mejor dicho, una convivencia estrecha, duradera y abierta entre un número suficiente de personas de ambos tipos de entidades. No obstante, a menudo los contactos resultan demasiado

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