DÍA DEL MÉDICO: GUARDIANES DE LA SALUD: MARCO AGUILAR P. 8
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DEL DIRECTOR:
El calendario nos regala el 23 de octubre, y con él, la pausa necesaria para ver con respeto y gratitud a nuestros médicos. En México, esta fecha es más que una cortesía profesional; es un momento para calibrar la brújula de nuestro sistema de salud, un sistema que, como un barco en alta mar, exige navegantes tan dedicados como lo es el doctor Pedro Vidal Miranda Figueroa, cuya historia es un eco de miles.
La Medicina, esa venerable arte y ciencia, siempre ha requerido una vocación casi sacerdotal. El doctor Miranda, con su origen humilde en el deseo de cuidar a su abuela, personifica ese impulso noble que mueve a los “guardianes de la salud”. Pero la realidad, como muestran las cifras de nuestro reportaje central, es tozuda y, a veces, cruel.
Mientras países de la OCDE superan los tres médicos por cada mil habitantes, en México apenas rozamos los dos. La pandemia de Covid–19 no hizo más que poner un espejo a esta escasez crónica, revelando un déficit monumental de personal. A esta precariedad de recursos se le suma la precariedad salarial; un médico en México gana una fracción de lo que obtendría un colega en países vecinos, a pesar de que su entrega es universal. Es en este paisaje de escasez donde el médico de hoy debe navegar contra otra corriente, quizás menos visible, pero igual de poderosa: la era de la inmediatez digital.
La Medicina clásica se fundaba en la confianza, el examen físico y la escucha atenta. El médico era la autoridad que orientaba. Hoy, la consulta a menudo se inicia con un diagnóstico prefabricado en el bolsillo del paciente, cortesía del Dr. Google. Es la “solución rápida” buscada en internet para problemas que, por natu-
raleza, exigen un proceso lento y riguroso.
Esta desinformación digital no sólo consume tiempo valioso, sino que erosiona el cimiento de la relación médico-paciente: la confianza. Cuando la verdad clínica, basada en años de estudio y experiencia, se enfrenta al rumor de una búsqueda en línea, la humanidad de la profesión retrocede. Los insultos o la desconfianza que enfrenta el doctor Miranda son un síntoma de una sociedad que ha delegado el criterio a un algoritmo, olvidando que la curación es un acto profundamente humano.
Pero la tecnología no es el enemigo. Como el doctor Miranda bien señala, es una herramienta poderosa, siempre y cuando se le trate como un apoyo, y no como un sustituto. La recomendación a las nuevas generaciones es de una sabiduría atemporal: estudiar, leer y confiar en el conocimiento clínico.
La brújula ética del médico siempre debe apuntar a la responsabilidad y la humanidad. La tecnología ofrecerá nuevas imágenes diagnósticas, nuevas cirugías robóticas y, sí, también la fastidiosa Inteligencia Artificial. Pero ninguna máquina podrá jamás sustituir la calidad y calidez que solo se logra al escuchar, revisar, sentir y tocar al paciente.
En este Día del Médico, la mejor forma de honrar a estos profesionales es la reflexión. La sociedad debe mirar más allá del teléfono y devolverle al doctor su lugar como pilar de la salud. Y a los médicos, recordarles que, incluso navegando a contracorriente de la escasez y la desinformación, su valor se mide en la humanidad con la que extienden su mano para guiar, con certeza y calidez, a quienes buscan alivio. La vocación, como una flama antigua, es lo único que nos salvará del frío digital.
Digita Media BC, S.C. de R.L. de C.V. Calle Ambar No. 984, Fracc.Mediterráneo C.P. 22818, Ensenada, B.C. Tel: (646) 120.55.57 Ext. 1021
EL HABLA, UNA FORMA DE CONCIENCIA
Lenguaje, Género, Cultura
El lenguaje me intriga, me seduce y me alienta. Siento especial curiosidad por el habla, ese cuerpo de palabras al mismo tiempo individual y social. Parafraseando una idea de Žižek, el habla (individual) la ejercemos; en el habla (social), existimos.
Evidentemente, si pudiéramos elegir conscientemente cada una de las palabras que pronunciamos, nuestra comunicación sería ineficaz o imposible. El registro debe ser común para entendernos.
Pero ¿hasta qué punto podemos elegir y hasta qué punto somos meros repro -
ductores de lo que nuestra comunidad de hablantes utiliza a diario?
Las personas realzan su identidad mediante su estilo de vida, su forma de consumir, su apellido, el municipio en el que viven, su color de piel, su oficio o actividad profesional. En lo personal, la expresión verbal es una forma de afirmarme en el mundo; no es una simple consecuencia de mi entorno. Soy de la idea que cada palabra que se pronuncia, crea algo —sí, a veces nimio— y el tono, la cadencia, incluso los silencios, son huella de mi conciencia.
Concibo que hablar es una acto que se elige y que crea presencia. Creo en resistir la uniformidad de los mensajes, puesto que el lenguaje que se impone se vuelve mecánico, una especie de cliché.
Pienso que hablar, cuando es elegido, deja de ser una herramienta y es un camino del pensar individual, de nombrar desde lo propio. En otras
Pienso que hablar, cuando es elegido, deja de ser una herramienta y es un camino del pensar individual, de nombrar desde lo propio. En otras palabras, en la forma de hablar va implícito un modo de ver, de recordar y de sentir.
palabras, en la forma de hablar va implícito un modo de ver, de recordar y de sentir. Al pronunciar las palabras, éstas se recrean, pero construyendo un sentido propio.
De esta forma, el habla para mí es una forma de conciencia, un acto que lleva, en general, una responsabilidad interior. No es un acto automático, sino más bien una forma de poner un dique al ruido social.
En consecuencia, no coincido con la idea de que el lenguaje nos determina por completo, sino que tenemos un margen de elección, un espacio donde uno como individuo puede respirar y crear.
Pienso que elegir cómo hablar es de algún modo elegir cómo existir, qué aceptar y qué cuestionar de lo que el mundo da por sentado.
Y deseo ir más allá al afirmar que el acto de hablar es también un acto poético: el habla se vuelve una forma de pensar el mundo, no sólo de describirlo.
En resumen, el habla individual es para mí una forma de afirmar la identidad y una manera de existir con lucidez. Rechazo hablar desde la costumbre: prefiero hablar desde la conciencia y rechazar la domesticación de un habla que estandariza.
* Lector. Editor. Aficionado a la sociolingüística. gortega@elvigia.net
Gerardo Ortega*
LOS BIÓLOGOS Y LOS DILEMAS DE LA PESCA DE BAJURA
Reflexiones de un Abuelo
Homo sapiens ha atendido su hambre por consumir frutos del mar desde que tomó conciencia de sí mismo. Al comenzar sus migraciones, el humano ha estado relacionado con la costa. Algunos autores argumentan que, en sus migraciones, supuestamente motivadas por seguir a sus principales presas, trazó algunas rutas bordeando las líneas de costa, hacia el norte y luego al oeste en lo que hoy es el Mediterráneo y, hacia Oriente, por la línea costera asiática. Muchos invadieron las diferentes islas del océano Índico y, otros, se adentraron a la tundra siberiana para posteriormente cruzar el estrecho de Bering congelado y llegar al continente americano. En todo ese andar, en muchas ocasiones la fatiga les ganaba y se les iban las presas. En esas circunstancias recurrían a otra fuente de proteínas, algo menos móvil y relativamente a la mano: los mariscos. A partir de ello desarrollaron el gusto por los frutos del mar: moluscos (caracoles, lapas y almejas), crustáceos (camarones, cangrejos), equinodermos (erizos de mar, pepino de mar, etc.) y una infinidad de otros grupos de animales marinos, fueron fuentes para saciar sus necesidades alimenticias. Luego se percataron de que también podían alimentarse de organismos más o menos móviles: los peces, atrapándolos con la mano o usando sus lanzas y sus arcos–flechas. Esa cosecha de productos del mar las realizaba sobre aquellos organismos que habían sido atrapados en las pequeñas fosas de agua marina que se formaban durante las mareas bajas. Pero, además de utilizarlos en su alimentación, esos mismos recursos mari-
nos también fueron fuentes para confec cionar herramientas. De esto dan cuenta las excavaciones antropológicas donde se han localizado herramientas del sapiens arcaico, que datan de hace más de 35 a 70 mil años, confeccionadas con partes de organismos marinos. Las espinas de los peces, por ejemplo, tomaron formas de agujas o puntas de lanzas (arpones) y las conchas de moluscos se utilizaron como vasijas rudimentarias.
Así fue como el humano arcaico que todavía gustaba de migrar, inició su relación con el mar costero y sus frutos. Esa fue la primitiva pesca de bajura, término referido a la actividad que se desarrolla para obtener productos del mar en un área marina cercana a la costa y técnicas de pesca artesanales.
Vestigios arqueológicos de entre 13 mil y 10 mil años de antigüedad, localizados en las costas occidentales de Baja California, muestran indicios del uso intensivo de los recursos pesqueros por parte de las primeras poblaciones del sapiens. A esos grupos se les ha denominado pueblos paleocosteros. Grupos como los clovis y posteriormente los kumiai y cucapah, en Baja California; y los seris en Sonora, desde hace miles de años han practicado la pesca de bajura.
Los cucapah, por ejemplo, hoy asentados en el Alto Golfo de California, siguen practicando la pesca de bajura, pero de manera más sofisticada, usando embarcaciones con motor fuera de borda. Es parte de sus tradiciones y su cultura, por ejemplo, la pesca de la curvina golfina. Sin esa actividad, tal vez no llegaría a nuestras mesas los exquisitos platillos de cuaresma cuyo ingrediente principal es ese apreciado pez.
Miles de años después del inicio de las migraciones del sapiens, en un paralelismo evolutivo, el humano se hace sedentario. Y con ello se empiezan a establecer pequeños asentamientos humanos en las costas y a desarrollarse las civilizaciones de la costa. Las que se desarrollan con mayor celeridad pronto se convierten en imperios y conquistan otros pueblos asentados en otras costas, llevando, además de la guerra, algunos instrumentos que sirven para pescar.
Este, por ejemplo, fue el caso de la difusión de la pesca de bajura realizada por los Fenicios (mil 200 a 539 a.C.). Este pueblo asentado al oriente del Mar Mediterráneo, hoy Líbano, destacaba en todo el “mundo conocido” por su comercio marítimo, pero también por su actividad pesquera con el uso de artes y métodos de pesca muy elaborados. Algunos de los métodos de pesca combinaban la energía humana con instrumentos mecánicos (pastecas, huinches, etc.) y con embarcaciones impulsadas con energía eólica, para hacer la pesca de bajura más eficiente. Una las artes de pesca que inventó ese pueblo fue la almadraba: arte de pesca para capturar peces con mayor movimiento y velocidad. Esta arte de pesca fija y costera les habilitaba para capturar peces muy móviles, como son los atunes. El atún hoy lo concebimos como un pez pelágico (especies alejadas de la costa), de gran velocidad de nado y que anda en cardúmenes. Sin embargo, en el mediterráneo de los tiempos de los fenicios, cuando su aprovechamiento no era tan intensivo, en algunas épocas del año solía acercarse a las costas, donde eran engullidos por la almadraba. Almadraba, vocablo árabe andalusí que significa “lugar donde se lucha”, es un cuadrilátero donde pelea por su vida el colosal atún contra la voracidad del hábil humano, pero cerca de la costa. Los fenicios enseñaron el uso de la almadraba por todo el mediterráneo: por ejemplo a los romanos y los de las costas de la Hispania, que la utilizaron de manera intensiva. Esto lo refiere de manera novelada Almudena Grandes en su obra póstuma Escalera interior (Tusquets, 2025), donde nos relata las peripecias del uso de la almadraba hasta hoy frente a las costas de Cádiz. En el continente americano también destacaban algunas culturas que realizaban actividades de pesca. Este fue el caso de la civilización maya en la península de Yucatán y en Centroamérica (2 mil a.C. a aproximadamente el S. IX de
de la península de Yucatán para capturar peces como huachinangos, pargos y meros. Siglos posteriores hay indicios de que el Imperio Azteca (S. XIV y XV), demandaba a los pueblos dominados de la costa del Golfo de México importantes toneladas de pescado para satisfacer y deleitar a su emperador. Los imperios asiáticos, como China, Japón y la India también dependían de manera importante de los productos marinos. Esto también lo practicaban los pueblos de Oceanía, como los maorís y los lapitas de Nueva Guinea que, aunque no desarrollaron grandes imperios, dominaron por muchos siglos la pesca de bajura en el pacífico Sur y en el Océano Indico.
Y al igual que en franja marina, en los pueblos del interior de los continentes también se desarrollaba una importante actividad pesquera dentro de los cuerpos de agua dulce. Los Purépecha que se asentaron en las riberas de los lagos de Jalisco y Michoacán, practicaron actividades de pesca sobre el pescado blanco, charales y otros recursos lacustres como los anfibios (ranas). Asimismo, el reino texcocano y otros asentados en las cercanías de lago de Texcoco y Xochimilco, también realizaban tareas de pesca de bajura sobre ranas; acociles y langostinos (crustáceos); charales y otros. Cuando los conquistadores españoles, capitaneados por Hernán Cortez, divisaron por primera vez el valle de México, observaron que en sus grandes lagos existían trece puertos con mucho ajetreo de pequeñas embarcaciones, ¡a 2 mil 500 metros de altura sobre el nivel del mar!
Rafael “Rach” Solana*
La revolución industrial, cuya base de producción fue el uso de diversas fuentes de energía: vapor, carbón y, posteriormente, el petróleo, sumadas a la fuerza laboral humana - y con el objetivo de una producción masiva -, fue el gran motor que aceleró e im pulso la modernización de la pesca de bajura, y posteriormente la industrial. En cuanto a la primera, se empe zaron a utilizar motores de vapor para impulsar a las pequeñas em barcaciones pesqueras, aunque se siguieron utilizando las velas que aprovechaban la energía eólica. Una innovación fue el crecimiento de las dimensiones de las artes de pesca y la habilitación de cuartos húmedos (y luego con hielo), para conservar los productos pesqueros. En el aspecto social, en la pesca se definió la di visión del trabajo: los obreros de la pesca (que le seguimos denominan do pescadores), la mano de obra de tierra y los dueños-patrones de las embarcaciones. Estos últimos, por lo general, contaban con una impor tante flotilla de pequeños barcos y re quería de la mano de obra de pesca dores libres, a quienes les destinaba una paga por su jornada de trabajo; aunque el producto de su esfuerzo era propiedad del patrón. Esas flo tillas costeras estaban asociadas, en muchos casos, a una bodega de conservación del producto de la pesca, que poco a poco fue convirtiéndose en factorías de producción de productos marinos. Además, se contaba con un muelle para la descarga del producto de la pesca, una zona de conservación, de procesamiento y de comercialización. Para mantener la ya formada cadena de producción de productos pesqueros, el propietario (patrón) requería de financiamiento. Precisaba pagarles a los pescadores, a los estibadores, a los encargados de conservar y manufacturar el producto y los que vendían, todo eso antes de recibir los beneficios de la actividad. Sumado a ello requería de insumos de la pesca como redes, velas, etc.; dar mantenimiento a las embarcaciones, los muelles y a las instalaciones para conservar y procesar el producto. Todo eso demandaba un flujo continuo de dinero. Es decir, la empresa pesquera necesitaba de financiamiento y generaba deudas (intereses y costo del dinero). Para afrontar todo ello requerían incrementar sustancialmente la captura de peces y mariscos, que al comercializarlos les permitía solventar los gastos y palear las deudas financieras, pero además obtener
ganancias. Luego vinieron las asociaciones de pescadores y las cooperativas, pero eso es otra historia. La necesidad de incrementar cada vez más los volúmenes y los rendimientos de la pesca presiona fuertemente al recurso pesquero. Debemos recordar que antes de ser un producto de la pesca, los peces y mariscos son elementos del ecosistema marino (o dulceacuícola). Y esos grupos pueden ser de gran importancia para esos sistemas naturales, dado que pudieran ser controladores de los flujos de materia y energía, de la integralidad del complejo biótico o como reguladores del siempre inestable equilibrio del sistema.
En condiciones sin presión pesquera cada especie de pez o marisco forma un conjunto al cual los biólogos le llaman población natural. Ese conjunto se caracteriza por estar constituido de individuos de una sola especie, pero diverso en su composición: hay individuos adultos, juveniles y reclutas; y además suelen agruparse machos, hembras y hermafroditas. Y, por si fuera poco, suelen presentar una alta diversidad genética. Esas características le proporcionan estabilidad y la equilibran con los otros elementos de la bio-
diversidad y con todo el ecosistema. Si se quiere que este recurso pueda ser aprovechado de manera racional y sostenible en el presente, pero también en el futuro, es necesario explorar cómo se consigue esa balanceada composición poblacional y como puede mantenerse. Esta tarea la atienden los especialistas: Los biólogos o profesionales parecidos. Los biólogos lo que hacen es estudiar la dinámica de esas poblaciones a través de responder preguntas como las siguientes: i) ¿Cómo crecen los peces en lo individual y en número de individuos? y ¿Cuánto impacta el crecimiento la inmigración? ¿Cómo decrecen: mortalidad natural y emigración? Y ¿qué provoca esa disminución de individuos?, entre otras cuestiones. Con sus respuestas, el biólogo podrá medir y predecir cual será el destino de esa población, con o sin pesca, y con incertidumbre claro. Adicionalmente trata de responder el comportamiento (dinámica) de la población estudiando la también dinámica del ecosistema al cual pertenece: relaciones ecológicas con otras especies (depredación, competencia, etc.); presencia de El Niño/ La Niña, cambio climático y otros estudios. Todos esos resultados
permiten obtener resultados valiosos para entender al recurso pesquero e incorpora mayor incertidumbre. Por efecto de esa actividad humana, las especies sujetas al aprovechamiento pesquero ven modificada su dinámica poblacional. Esto se refleja principalmente en el incremento de la pérdida de individuos al incorporar otra vía de mortalidad, a la cual los biólogos le denominan mortalidad por pesca (F). Si la F no es tan intensa, entonces la población puede resistir esa pérdida de individuos: la población es resiliente; de otra forma puede experimentar cambios drásticos que en algunos casos pueden ser severos. Ejemplo de estos últimos son todos aquellos recursos pesqueros que actualmente se consideran sobreexplotados. Volvamos a la dinámica de la empresa pesquera. La necesidad de producir más producto incrementa la mortalidad por pesca. Esto se observa cuando se incrementa el número de embarcaciones o por “modernizar” la actividad. Se utilizan aparatos de navegación y de localización del recurso pesquero más sofisticados; se asesoran con expertos; se incrementa la efectividad en la gestión de permisos de pesca; o se abren nuevas fuentes de financiamiento. Todo ello son factores que incentivan el crecimiento de la pesca que, a su vez, hace incrementar la mortalidad por pesca y los riesgos sobre el ambiente. La empresa toma mayores riesgos, con la expectativa de obtener una mayor ganancia. Expectativa y riesgo de la mano de la actividad de la pesca de bajura. El biólogo es un factor clave para analizar esos dos “demonios” de la pesca de bajura: Riesgo y Esperanza. Evalúa la resiliencia y hace predicciones del comportamiento del recurso pesquero bajo la presión de incrementar la mortalidad por pesca, pero también apoya al crecimiento sostenido y sustentable de esas empresas que realizan la pesca de bajura frente al incremento del Riesgo y la Expectativa de Beneficios.
Tal vez el biólogo no sepa pescar, pero su trabajo científico permitirá saber cuánto y cómo pescar, sin afectar la dinámica de los recursos pesqueros y del ecosistema marino; y también apoyará a disminuir los riesgos de quien se aventura en la industria de producción de alimentos por pesca de bajura y evalúa sus expectativas de manera más realística.
EL MUSEO HISTÓRICO REGIONAL DE ENSENADA Y SU SALA DE LA ETAPA MISIONAL
En esta sala, como preámbulo al despliegue de la actividad misional en la península californiana, se exhiben objetos recuperados del naufragio de un galeón procedente de Manila, Filipinas, en el último cuarto del siglo XVI. No se conoce su nombre. La fecha se ha deducido a partir del estilo de la porcelana que se recuperó.
Se muestran restos de cuencos y platos de porcelana, algunos con caracteres orientales, que fueron de los primeros en llegar a la Nueva España.
De este naufragio, del que nadie sobrevivió, también se han recuperado objetos como frag -
mentos de cera y placas del revestimiento del casco, hechos de plomo. Estas láminas se remachaban en el exterior de la nave, bajo la línea de flotación (u obra viva), para impedir que los teredos, bivalvos xilófagos, perforaran el barco y entrara agua, afectando negativamente su flotación.
Un naufragio con una carga similar en cera y porcelana, fue recuperado en la costa del estado de Oregon, en Estados Unidos: el del galeón Santo Cristo de Burgos, que zozobró en 1693.
Como parte del guion de la sala, hay una cédula que resume algunas de las exploraciones que fueron hechas en torno a las Californias, con el fin de poblarlas, pero que evidenciaban las dificultades surgidas de la escasez de aguas para establecer asentamientos permanentes.
Enseguida, hay una guía cronológica de la fundación de las misiones cuya persistencia fue
Arco de la construcción franciscana de San Francisco de Borja, con el símbolo franciscano en su dovela clave.
variable, desde la de Loreto, en 1697, hasta la de Nuestra Señora de Guadalupe del Norte, cuya fundación fue en 1834. El trabajo misional dejó de realizarse en 1855, con la partida del dominico Gabriel González. La cronología señala las misiones fundadas durante cada una de las etapas en las que las tres órdenes estuvieron en la península.
Hay tres figuras de tamaño natural, representando a las tres órdenes que misionaron en la Antigua California, con sus respectivos hábitos. La primera es la de un integrante de la Sociedad de Jesús, llamados por otro modo jesuitas, con su vestimenta negra, cuyo color tiene presente la muerte en el mundo y la vida en Dios.
Columna INAH BC
John Joseph Temple SG*
Algunas sitios misionales de Baja California al resguardo del INAH.
La de los franciscanos, con su hábito marrón, que recuerda a la alondra, la tierra y la humildad de la orden,
junto con los tres nudos de su cinturón de cuerda, que son los votos que forman el pilar de la orden: pobreza,
obediencia y castidad. Y la tercera figura, la de la Orden de Predicadores, también conocidos como dominicos, cuyo hábito evoca, con sus colores blanco y negro, la penitencia y la pureza de la vida en Cristo. Generalmente acompañan su atuendo con un rosario, ícono de la orden.
Como apoyo museográfico, hay una reproducción de la pila bautismal de la misión de San Francisco de Borja, en cuya base está el monograma de la Sociedad de Jesús (IHS, o Iesus Homine Salvator, Jesús Salvador de los Hombres). La original está en la construcción jesuita que originalmente era de adobe y techo de paja, pero que los dominicos hicieron en mampostería de cal y canto, como se le suele llamar en la época.
Como parte de la historia constructiva de esta misión, hay una maqueta muy ilustrativa de un hecho poco conocido.
El modelo ilustra la construcción en obra de piedra de la misión antes mencionada, pero, a su lado, están las ruinas en adobe de la misión de San Francisco de Borja hecha por los franciscanos. Y es que, aunque se piensa que la única misión que construyeron los franciscanos durante su breve estancia en la Antigua California fue la de San Fernando Velicatá, en la entrega que hizo fray Fermín Francisco de Lasuén a los dominicos fray Manuel García y fray Joseph Ai
bar de la de San Francisco de Borja, aclara que se transfiere: “…una iglesia nueva de adobes [con] el arco de la puerta de piedra labrada…” Esto fue el 12 de julio de 1773.
Y lo interesante es que, aun a diferencia de Velicatá, aquí se recuperó el arco con su dovela clave, presenta los brazos de Cristo y san Francisco, ambos con sus estigmas (emblema de la orden franciscana), lo que no dejó lugar a dudas respecto a la afirmación en la entrega de dicha obra.
Por cierto, durante las excavaciones realizadas para la conservación del cementerio de la misión de San Fernando Velicatá, se recuperó, entre otras cosas, un crucifijo metálico.
Se recuerda que el padre Kino, casi 100 años antes, poco antes de zarpar para América, compró muchas crucecitas en España para repartir entre los neófitos una vez que llegara. Era muy importante que los catecúmenos las tuvieran, a tal grado de que, en Mulegé por lo menos, se ha recuperado una hecha en lítica de las catalogadas en la colección Castaldí. Por último, hay otras piezas de la vida misional y ranchera como tapones, losetas, y un maravilloso estribo de madera, que ilustran parte de la historia de nuestra Antigua
*Arqueólogo, investigador del
Ubicación de sitios misionales a lo largo de la península.
Crucifijo recuperado en excavaciones arqueológicas en el cementerio del sitio misional de San Fernando Velicatá.
Figura de santo Domingo, quien, en señal de pobreza y sacrificio, predicó descalzo.
DÍA DEL MÉDICO,
23 DE OCTUBRE GUARDIANES DE LA SALUD: ENTRE LA PRECARIEDAD Y LA VOCACIÓN
La vocación del doctor Pedro Vidal Miranda Figueroa comenzó a gestarse desde muy pequeño; al crecer, el ejercicio de la Medicina ha sido una de sus mayores satisfacciones, sin embargo, algunas dificultades lo han llevado a tener ciertos sinsabores
MARCO AGUILAR / LA BRÚJULA maguilar@elvigia.net | Ensenada, B. C.
En México, la pandemia de Covid–19 evidenció la falta de personal médico. Según los estándares internacionales, a nuestro país le faltan alrededor de 872 mil médicos y enfermeras, no sólo para atender la crisis del momento, sino para la atención de los mexicanos en cualquier momento.
Hasta 2024, las instituciones públicas de salud contaban con 79 mil médicos generales y familiares y 99 mil 811 médicos especialistas, alrededor de 12 mil 900 odontólogos, 47 mil 767 residentes, cantidades muy bajas.
Y es que la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda, al menos, 44 miembros del personal médico de salud por cada 10 mil habitantes y sólo contamos con 27 por cada 10 mil habitantes.
También, entre los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) cuentan con 3.3 médicos y 9.1 enfermeras, mientras en México se cuenta con 1.9 médicos y 2.1 enfermeras solamente.
Aunque la labor médica es similar en todos los países, el salario es otra de las preocupaciones. Mientras en México un médico gana en promedio 29 mil 100 pesos mensuales, en países como Brasil reciben el equivalente a 74 mil pesos mexicanos mensuales, o en Estados Unidos, donde un doctor obtiene mensualmente el equivalente en dólares a 500 mil pesos mexicanos por su labor.
Por esto, este 23 de octubre, cuando se conmemora el Día del Médico en México, una fecha para reconocer la labor de los profesionales de la salud y su contribución a la sociedad,
una familia en la que varios miem bros pertenecían al sector de la salud. “Atenderla, darle sus medicinas, ayudarla a comer y eso, y ver a mi familia que tengo médica, me inspiró a seguir los pasos”, relata.
Logró su meta y hoy, 23 años después de iniciar su vida como médico, señala que una parte importante en su vida es el placer que siente al ayudar a las personas que no conoce, y que estas mismas personas le expresen su agradecimiento.
“Es muy motivador, pero a la vez está el otro lado de la moneda: cuando por falta de recursos o cuando el problema de salud escapa de tus manos, y no puedes brindar una solución, recibir los insultos de los familiares, que te hace pensar lo que estás haciendo”, advierte.
Como médico general ha tenido muchas satisfacciones, entre ellas poder ayudar, atender muchos pacientes
e incluso salvar vidas. Pero también ha tenido satisfacciones en el plano personal, el reconocimiento de com pañeros, y también como profesor de Medicina, el agradecimiento y las pa labras de los estudiantes, que son mo tivaciones para seguir creciendo.
NAVEGAR CONTRACORRIENTE
Con más de dos décadas en el servi cio médico, el también el especialista en urgencias quirúrgicas señala que en este tiempo ha cambiado su forma de entender la vocación médica, pues en México el profesional cada vez más navega a contracorriente.
“La verdad, con la aparición de la inteligencia artificial, con la limita ción de recursos, todos los médicos y médicas van a estar luchando con tra corriente para seguir resolviendo problemas y atendiendo con calidad a los pacientes”.
Y es que la tecnología no siempre es una buena compañera, pues el doctor señala que muchos pacientes llegan buscando una solución que leyeron en internet, la cual no siempre es real y al decirles la verdad, no siempre creen en el médico y piensan que sólo buscan obtener más recursos.
Precisamente es así como define las diferencias de la medicina de sus primeros años como médico, a las de ahora. “Todo va cambiando, va evolucionando, al principio de mi carrera la Medicina era más humana, un poco más accesible, y en los últimos años con tanta desinformación, cada vez es más difícil ejercer y más cuando las personas buscan una solución rápida a problemas que no tienen un solución rápida”.
Entonces, advierte, ahora el médico se enfrenta a más retos y límites para atender adecuadamente a un paciente.
Sin embargo, también reconoce que la tecnología ha venido a ayudar mucho en el ambiente médico, pero reconoce que aún hay fallas, pues no todos los pacientes están familiarizados y se informan con noticias o artículos falsos, lo que limita más la atención.
PREVENIR, UN AVANCE
Pedro Vidal Miranda reconoce que hay importantes avances para la salud pública en México, entre ellos la prevención, que la gente busque la atención sobre todo de enfermedades como la diabetes melitus, que pueden ir provocando más problemas, el control de la hipertensión, el control de enfermedades como la rickettsia, además de la vacunación. Pero también el paciente ha cambiado a lo largo de los años. “La gente que tiene acceso a la tecnología, tiene un poquito más de información, pero muchas veces esa información es falsa o tienen una falsa esperanza. Antes pudiera ser que la población confiaba más en el médico, pero como todo hay cosas buenas y cosas malas, entonces también muchos médicos empezaron a fallar confiándose en su criterio, pero sin actualizarse.
RESPONSABILIDAD Y HUMANIDAD
El médico recomienda a los jóvenes que se inician en el servicio médico que estudien, que lean, que se mantengan en constante actualización, que confíen en su conocimiento clínico y no se hagan dependientes de la tecnología, que revisen a sus pacientes con calidad y calidez, escucharlos, revisarlos, sentirlos, tocarlos, para confirmar o descartar su sospecha clínica está bien fundada y, con base en esa sospecha clínica, ahora sí apoyarse en los estudios de gabinete y laboratorio.
Además, el médico recomienda a las nuevas generaciones responsabilidad y ser accesibles, humanos. “Una frase que he leído por ahí, dice: ‘trata a tus pacientes como te gustaría que te trataran a ti’. Entonces, ser humanos, ser cálidos, tener ese tacto como personas para lograr la mejor confianza y entablar una adecuada relación médico-paciente”.
Al médico Pedro Vidal Miranda Figueroa le gustaría ser recordado en el servicio de la salud “por mis enseñanzas, mi capacitación y la ayuda que he podido prestar a personas que realmente no conozco y he podido atender adecuadamente”.
Nobel de Medicina premia a tres científicos por su trabajo sobre el sistema inmunológico
Tres científicos ganaron el Premio Nobel de Medicina el pasado 6 de octubre por sus descubrimientos sobre cómo el sistema inmunológico sabe atacar a los gérmenes y no a nuestros propios cuerpos.
El trabajo de Mary E. Brunkow, Fred Ramsdell y el doctor Shimon Sakaguchi desentrañó una vía clave que el cuerpo utiliza para mantener el sistema inmunológico bajo control, llamada tolerancia inmune periférica.
Expertos calificaron los hallazgos como críticos para entender enfermedades autoinmunes como la diabetes tipo 1, la artritis reumatoide y el lupus. En proyectos separados a lo largo de varios años, los científicos —dos en Estados Unidos y uno en Japón— identificaron la importancia de lo que ahora se llaman células T reguladoras. Los científicos están utilizando actualmente esos hallazgos de diversas maneras: para descubrir mejores tratamientos para enfermedades autoinmunes, mejorar el éxito de los trasplantes de órganos y potenciar la lucha del cuerpo contra el cáncer, entre otros.
“Sus descubrimientos han sido decisivos para nuestra comprensión de cómo funciona el sistema inmunológico y por qué no todos desarrollamos enfermedades autoinmunes graves”, dijo Olle Kämpe, presidente del Comité del Nobel.
Brunkow, de 64 años, es directora senior de programas en el Instituto de Biología de Sistemas en Seattle. Ramsdell, de 64 años, es asesor científico de Sonoma Biotherapeutics en San Francisco. Sakaguchi, de 74 años, es profesor distinguido en el Centro de Investigación de In-
tos en una empresa biotecnológica investigando ratones con una enfermedad autoinmune. En un trabajo meticuloso en un momento en que la cartografía de genes aún era un campo en evolución, descubrieron que una mutación particular en un gen llamado Foxp3 era la culpable, y rápidamente se dieron cuenta de que también podría ser un jugador importante en la salud humana. “A nivel de ADN, fue una alteración realmente pequeña que causó este cambio masivo en cómo funciona el sistema inmunológico”, explicó Brunkow a AP.
mera de los premios Nobel y fue anunciado por un panel en el Instituto Karolinska, en Estocolmo, Suecia.
El sistema inmunológico tiene muchos mecanismos superpuestos para detectar y combatir bacterias, virus y otros agentes dañinos. Pero a veces ciertas células inmunológicas se descontrolan, atacando erróneamente las propias células y tejidos de las personas, causando enfermedades autoinmunes.
Los científicos pensaban que el cuerpo regulaba este sistema solo de manera centralizada. Guerreros inmunológicos clave como las células T son entrenados para identificar a los agentes dañinos y aquellas que se desvían de una manera que podría desencadenar enfermedades autoinmunes son eliminadas en el timo.
Los ganadores del Nobel desentrañaron una forma adicional en la que el cuerpo mantiene el sistema bajo control si las células inmunológicas se confunden y confunden las células humanas con intrusos, lo que ocurre cuando una persona tiene una enfermedad autoinmune.
Sakaguchi dijo que “tenía curiosidad por el mecanismo de respuesta inmune que se supone protege a uno mismo, pero también reacciona y se ataca a sí mismo”.
Sus experimentos en ratones mostraron que la vía del timo no podía ser la única explicación. En 1995, descubrió un subtipo de células T previamente desconocido, las células T reguladoras, que también podían frenar las células inmunológicas sobrerreactivas como un guardia de seguridad biológico.
Luego, en 2001, Brunkow y Ramsdell estaban trabajando jun-
De vuelta en Japón, Sakaguchi notó: “Estaba recibiendo mucha atención como un gen que puede explicar múltiples enfermedades autoinmunes, pero aún así, por qué el gen causa las enfermedades era un misterio”, dijo. Dos años después, Sakaguchi vinculó los descubrimientos para mostrar que el gen Foxp3 controla el desarrollo de esas células T reguladoras para que puedan frenar otras células sobrerreactivas.
¿POR QUÉ ES IMPORTANTE?
El trabajo abrió un nuevo campo de la inmunología, dijo la profesora de reumatología del Instituto Karolinska, Marie Wahren-Herlenius.
Hasta que se publicó la investigación del trío, los inmunólogos no entendían la complejidad de cómo el cuerpo diferencia las células extrañas de las propias, dijo el doctor Jonathan Schneck, experto en inmunología celular de la Universidad Johns Hopkins. Un objetivo ahora, dijo Schneck, es descubrir cómo aumentar el número de células T reguladoras —también conocidas como T-regs— para ayudar a combatir las enfermedades autoinmunes. Eso disminuiría la necesidad de las terapias actuales, las cuales suprimen el sistema inmunológico y dejan a los pacientes vulnerables a infecciones.
La Asociación Estadounidense de Inmunólogos dijo que el trabajo de los ganadores “ha remodelado fundamentalmente nuestra comprensión del equilibrio inmunológico”. Los descubrimientos aún no han llevado a nuevas terapias, advirtió Schneck. Pero “es increíblemente importante enfatizar que este trabajo comenzó en 1995 y estamos cosechando los beneficios, pero aún tenemos muchos más beneficios que podemos cosechar” a medida que los científicos construyen sobre su trabajo.
ALGORITMOS, INTELIGENCIA DE MÁQUINAS, AGENTES Y JUICIO HUMANO
Tecnología y Sociedad
Ainicios de septiembre de 2025, la revista Fortune publicó esta nota: “Eudia, una startup de inteligencia artificial con sede en Palo Alto, California, ofrece algo totalmente nuevo: el primer bufete de abogados del mundo potenciado por inteligencia artificial (IA). El director ejecutivo Omar Haroun, afirmó en un comunicado de prensa en el que anunciaba el lanzamiento de Eudia Counsel, al que calificó como “el primer bufete de abogados nativo de IA”. Según él, se creó para ayudar a las empresas a recuperar el control de sus conocimientos. La empresa ha luchado mucho entre bastidores para sacar a la luz este bufete de abogados, afirmó Haroun en una entrevista con Fortune en la Cumbre de Inteligencia Aumentada 2025 de Eudia en Nueva York.
Arizona es el único estado del país en el que no se exige que los bufetes de abogados sean propiedad de abogados, afirmó. Aun así, hay tecnicismos. Eudia no está constituida técnicamente como un bufete de abogados. En virtud del programa de Estructuras Empresariales Alternativas (ABS) de Arizona, está constituida como una empresa que es “proveedora de un bufete de abogados”. Por otro lado, en junio de 2025, el Fondo Monetario Internacional publicó la nota: Inteligencia de máquina y juicio humano en la que indica: “Imagina una isla que alberga a millones de genios. Son expertos en todo lo que se puede hacer con una computadora. Nunca dejan de trabajar. Y lo hacen felizmente a cambio de salarios modestos. Ahora imagina las profundas preguntas que surgirían cuando se integraran en la economía global
¿Cómo afectaría su integración a los mercados, los salarios y la distribución del poder? Los genios podrían impulsar una prosperidad abundante, o una profunda inestabilidad, dependiendo, al menos en parte, de las decisiones que tomemos el resto de nosotros. En una nueva era de prosperidad, la productividad y el crecimiento económico podrían dispararse y el bienestar social florecer.
Una fuerza laboral con una inteligencia única podría revolucionar industrias que van desde la atención médica hasta la educación y la tecnología. Las tareas de oficina podrían realizarse con una eficiencia impecable, lo que liberaría a las personas para dedicarse a actividades más significativas. El costo de muchos servicios disminuiría, lo que elevaría el nivel de vida. ¿Cómo sería una era de inestabilidad? Con los genios realizando tareas a una fracción del costo, los trabajadores del conocimiento y los profesionales podrían enfrentarse a un desempleo masivo. La erosión de los salarios y la seguridad laboral podría repercutir en todas las industrias, colapsando la clase media y profundizando la desigualdad. Unas
pocas empresas o naciones que monopolizaran el acceso a los genios podrían monopolizar la riqueza y el poder de formas sin precedentes, marginando a las empresas más pequeñas y a las economías más débiles. Esto podría sofocar la innovación y alimentar las tensiones globales”
Al respecto de los anteriores ejemplos, vale la pena reflexionar sobre los intentos de remplazar el juicio humano por el juicio algorítmico ofrecido por las herramientas de la IA. Cada vez son más los expertos que creen que podríamos estar a las puertas de un salto tecnológico de este tipo. En 2023, por ejemplo, Geoffrey Hinton, galardonado con el Premio Nobel por su trabajo pionero en IA, afirmó que la tecnología podría superar la inteligencia humana en un plazo de entre cinco y 20 años. Otros expertos creen que podría ocurrir antes.
Que una IA que eclipse la inteligencia humana conduzca a una mayor prosperidad o a una mayor inestabilidad dependerá probablemente de cómo afecte a la desigualdad. Desde la revolución informática de la década de 1960, muchos economistas,
entre ellos el premio Nobel de Economía 2024, Daron Acemoglu, han argumentado que los avances tecnológicos pueden exacerbar la desigualdad de ingresos al aumentar la demanda de trabajadores altamente cualificados y con experiencia, al tiempo que reducen la demanda de mano de obra poco calificada, un fenómeno conocido como “sesgo de habilidades (skill bias)”.
La creciente integración de la IA en diversos ámbitos ha generado un profundo debate sobre la relación entre la inteligencia de las máquinas y el juicio humano. En este contexto, la responsabilidad de las instituciones académicas es no sólo proveer los recursos humanos que aplicarán o desarrollarán estas nuevas tecnologías, es fundamental también el estudiar y ofrecer marcos de referencia y acción para aprovechar las potencialidades, así como entender las limitaciones de la IA, especialmente en el contexto latinoamericano donde existe un riesgo de rezago frente a otras regiones globales.
Ante esto, se requiere adoptar una visión crítica y equilibrada de la innovación frente a la IA, evitando tanto la tecno–filia desmedida como la tecno–fobia paralizante. Ya que la IA representa una ampliación cognitiva de las capacidades humanas, un cambio que difiere fundamentalmente de las anteriores revoluciones tecnológicas, las cuales ampliaban principalmente las capacidades físicas, el reflexionar sobre las implicaciones socioculturales y sociotécnicas que esta transformación conlleva, es una necesidad para educar y preparar a la sociedad para interactuar con tecnologías que modifican profundamente los procesos cognitivos humanos. Más aún, el desarrollo actual de la IA está dominado por corporaciones que impulsan estas tecnologías con fines financieros y de mercado, lo que plantea un desafío para la regulación, la ética, la gobernanza y la sustentabilidad global. El excesivo dominio corporativo limita la visión del bien común y amplía brechas tecnológicas.
Arturo Serrano Santoyo*
RELACIÓN ENTRE INTELIGENCIA DE MÁQUINAS Y JUICIO HUMANO
En la actual coyuntura, se evidencia un interés por explorar cómo las máquinas no solo aumentan la capacidad humana, sino cómo se configuran como agentes que colaboran con los humanos en procesos de toma de decisiones. Esta colaboración, exige una reconversión laboral y social, en la que los humanos aprendan a trabajar con máquinas inteligentes y a desarrollar máquinas que aprendan a colaborar con ellos. Si bien la IA puede aumentar la capacidad cognitiva, no debe reemplazar el juicio humano, ya que existe un riesgo de dependencia tecnológica y pérdida de autonomía crítica. Por ello, es necesario reconocer las limitaciones actuales de la IA, así como su complejidad y los sesgos algorítmicos inherentes, para construir visiones críticas que permitan un uso consciente y ético de estas tecnologías.
Sobre el juicio humano frente a las máquinas en el contexto de la IA se destacan las siguientes consideraciones:
1. Distinción entre simulación de resultados y procesos humanos: Los sistemas de IA intentan simular los procesos mentales humanos, imitando o replicando resultados. Esto implica que la IA no “piensa” como un humano, sino que procesa información de manera diferente para llegar de una manera rápida y ágil a un mismo fin o función, lo que marca una clara diferencia en la naturaleza del juicio humano versus el cálculo de las máquinas.
2. Importancia del juicio humano como autonomía crítica: Frente a la creciente automatización y dependencia tecnológica, el juicio humano debe mantenerse central para evitar la pérdida de autonomía y la dependencia absoluta en las máquinas. La IA debe ser una herramienta que complemente y potencie la capacidad humana, pero no la sustituya, preservando así la capacidad crítica y ética del ser humano.
3. Necesidad de construcciones críticas sobre sistemas de IA: Es urgente desarrollar visiones críticas que evidencien las verdaderas posibilidades, limitaciones y sesgos de la IA, de modo que el juicio humano pueda operar informado y consciente de los factores que influyen en las decisiones asistidas por máquinas.
4. Reconocimiento de la complejidad y la resistencia de la IA: La complejidad de los sistemas de IA y la resistencia a su aceptación y aplicación social requieren que el juicio humano sea sofisticado y adaptativo para aprovechar las oportunidades que la IA ofrece sin caer en riesgos sociales o éticos.
Estos puntos representan una primera aproximación sobre la generación de un marco de referencia sobre el juicio humano frente a las máquinas, planteando un balance entre la potencia tecnológica y la preservación de la capacidad huma-
na para decidir de manera autónoma, ética y crítica. En esta perspectiva se identifican áreas prioritarias de atención en función de su impacto social:
a. Transformación del trabajo con máquinas como agentes de aumento cognitivo: La “nueva normalidad” será aprender a colaborar con máquinas inteligentes que potencian la capacidad cognitiva humana, y a desarrollar máquinas que aprendan a colaborar con los humanos. Esto significa que tareas que antes dependían solo de humanos pasarán a depender en mucho de agentes tecnológicos, cambiando los perfiles laborales y la necesidad de reconversión de la fuerza laboral.
b. Ejemplos en la educación y generación de información: Las herramientas de IA pueden simplificar tareas que solían llevar horas, como investigación, elaboración de contenidos, presentaciones y reportes, mostrando la reconfiguración de
actividades antes realizadas solo por humanos.
c. Cambio tecnológico como fenómeno profundo y social: Históricamente, la revolución digital, donde tecnologías como internet y telefonía transformaron radicalmente actividades cotidianas y laborales, introdujeron al mismo tiempo, influencia y profunda dependencia en el modus operandi social
d. Evolución histórica del trabajo humano y automatización: En la transformación actual, tal como en revoluciones pasadas, como la revolución industrial y la era de la información, se perdieron trabajos manuales y se crearon nuevos puestos relacionados con la tecnología. Ahora el reto consiste en generar empleos a un ritmo que equilibre el remplazo que la IA producirá.
En conclusión, la pérdida de habilidades humanas frente a la IA genera riesgos de dependencia tecnológica y la erosión de la autonomía
crítica. Si bien la IA facilita tareas, puede generar que las personas dejen de ejercitar habilidades cognitivas esenciales para la toma de decisiones y el juicio crítico, afectando así la creatividad y el pensamiento reflexivo propio del juicio humano. Una excesiva tecno-dependencia puede convertir a las personas en “robots” que solo siguen instrucciones tecnológicas sin ejercer un juicio ético ni crítico propio, poniendo en riesgo la autonomía y capacidad humana de discernimiento.
Finalmente, preservar habilidades humanas frente a la IA implica un equilibrio de aprendizaje tecnológico, ética, colaboración hombre–máquina y educación crítica que mantenga la autonomía y desarrollo humano centrado en servicio a la sociedad como el núcleo de la transformación digital.
* Profesor de la UABC y director de la Fundación Teleddes.
SEMIÓTICA DE ENSENADA
La Última Pregunta
El domingo pasado analicé un par de fenómenos de la ciudad.
Leí Ensenada como un libro que emite mensajes, elabora discursos, que comunica. Empleé, digámoslo así, una semiótica de la ciudad. La Semiótica es la ciencia que estudia los símbolos en la vida social. En mis observaciones, se me reveló una urbe de turistas, una ciudad de atributos opuestos, de bellezas verdaderas y aparentes; ciudad de esquizofrenia glocal y espectáculos callejeros; de intercambios y sincretismo; de contrastes desalentadores: vialidades semidestruidas, endeudamiento millonario, y movilidad tercermundista.
Cada quien trae su ciudad en los hombros, escribió Ítalo Calvino en su extraordinario libro Ciudades invisibles. Seguramente, yo percibo a Ensenada de una manera muy distinta a la de usted. Aunque, puede ser que compartamos ciertas pinceladas, estructuras o rincones, no tiene que estar de acuerdo con mi versión.
Si sube al Mirador o camina por la playa en un día soleado y limpio puede disfrutar de esa belleza aparente a la que me refiero. El azul intenso del mar, la forma de la bahía y los bancos de arena pueden conquistar sus pupilas y cosechar miles de likes en sus redes sociales, pero luego, al descubrir que hay banderas rojas en Playa Hermosa o Playa Pacífica por contaminación, el ánimo se va derechito a la alcantarilla olorosa del Issstecali. Hace diez años, recuerdo que caminaba libre, sobre un entorno verde y acompañado de la música de los pájaros, por los senderos de los cerros que vigilan el fraccionamiento Valle Dorado. Hoy ya no lo hago porque hay ríos de basura, propiciados por los homeless que viven ahí. ¿Está creciendo el número de vagabundos en la ciudad? Mi experiencia de recorrer la ciudad a pie, por años me indica que sí. Hace poco vi un video en Youtube que anun-
ciaba que San Diego, nuestro vecino, se convirtió ya en la quinta ciudad con más homeless de Estados Unidos ¿Nos empezamos a equiparar a SD en este rubro? de ser así, ¿qué consecuencias sociales habrá? Ayer por la mañana, intenté regalarle una torta a un sincasa y recibí una mentada de madre a cambio, en fin, historias urbanas, “la ciudad nos impone sus condiciones”, dice Guillermo Fadaneli.
Hay una semiótica inherente en las ciudades, un lenguaje oculto que se manifiesta en el performance cotidiano y que les da un significado. Por ejemplo, un espacio encantador en Ensenada son los espectáculos callejeros donde el pulso urbano se vuelve audible y visible, una comunicación no verbal que nos obliga a detenernos.
¿Quién no ha sentido la llamada de las percusiones que retumban en algunas esquinas de la avenida Reforma, esos tambores que son el latido rítmico de la ciudad, un eco ancestral que dice más que cualquier discurso? La música de percusiones es un torrente primario, un diálogo de fuerza que se comunica directamente con el cuerpo, antes que con la mente. En contraste, el saxofonista de la calle Ruiz nos ofrece una melodía melancólica que funciona como el monólogo interior de la urbe.
Y luego está el mimo, que descubrí por la avenida Delante, ese poeta del silencio que, con sus impases sorpresivos y llenos de mensajes, emplea el lenguaje de las manos y el cuerpo para despertar el interés, narrando historias enteras en la quietud de un gesto. Es
ristas y su impacto cultural y comercial provocan un ambiente diverso, ambivalente, multicultural. Caminé por la Calle Primera y observé una oferta de curiosidades que te pueden volar la cabeza: demonios, aliens, zarapes muy mexicanos con logos gigantes de equipos de fútbol americano, veladoras, carretillas llenas de jamoncillos, alcancías de cochinitos con banderas “gringas”. Frente a una tienda, mientras que una señora compraba un bolso de 800 dólares, un ciego caminaba con dificultad, ayudado por su bastón, ofreciendo sus pepitorias a diez pesos.
Más adelante un borracho detuvo el tráfico al cruzar la calle, cerca del Mercado Negro, ahí, varias voces se entremezclaron, ofreciendo tacos de pescado, cocteles y ceviches de varios tipos: Friend, friend, it´s on this side, walking a little further to the second floor where the heaven of flavor is. (“Amiga, amigo es de este lado, camine poquito más al segundo piso donde está el cielo del sabor”).
za del vacío que nos recuerda el poder expresivo de lo que se calla. A este coro de movimientos se suma, con una gracia ceremonial, la joven que manipula los aros, una mujer flaca que teje trayectorias de color que hipnotizan a los transeúntes. Ella es el vórtice de la calle, produce figuras circulares y perfectas que nos anclan al presente, haciendo de su baile una meditación pública sobre el equilibrio y la inercia. Esta rica interacción de cuerpos y sonidos en la vía pública no es casualidad; es el relato vivo de la ciudad. El sociólogo Richard Sennett postula que el cuerpo es el primer lugar de la experiencia social y que las ciudades deben ser lugares de encuentro que inviten a la interacción y la espontaneidad, un principio que estos artesanos del espectáculo encarnan perfectamente. Al respecto, Sennett (1994) afirma que “la ciudad es el lugar donde los extraños se encuentran, donde la impersonalidad abre el espacio para la imaginación social” (p. 26). Asimismo, la teórica de la comunicación Doreen Massey nos recuerda que el espacio no es una superficie estática, sino una trama de relaciones que se está creando constantemente a través del movimiento y la interacción. Ensenada, a través de sus artistas callejeros, comunica esta multiplicidad, esta vitalidad contradictoria y apasionada ¿Qué historias nos están gritando estos cuerpos y estos ritmos que a menudo elegimos ignorar?
Otro fenómeno relevante de nuestra ciudad es el sincretismo. Las y los tu-
El sincretismo en ciudades fronterizas como Ensenada no sólo es una mezcla de elementos culturales, sino una forma viva de identidad que se manifiesta en lo cotidiano. La calle Primera, vena de la ciudad, se convierte en un escaparate de contrastes que sorprenden por su originalidad: desde zarapes con emblemas de la NFL hasta alcancías con banderas estadounidenses, una oferta que cautiva por su singularidad. Esta convivencia de lo local y lo global, lo tradicional y lo pop, revela una Ensenada que no se define por una sola narrativa, sino por la suma de muchas. Como señala Néstor García Canclini, “la cultura se transforma cuando se consume” (1995, p. 33), y en este espacio híbrido, el consumo se vuelve también una forma de pertenencia. El sincretismo aquí no es confusión, sino una estrategia de adaptación y resistencia que da sentido a la vida urbana en la frontera.
REFERENCIAS
García Canclini, N. (1995). Consumidores y ciudadanos: Conflictos multiculturales de la globalización. México: Grijalbo. Massey, D. (2005). For space. SAGE Publications. Sennett, R. (1994). Flesh and stone: The body and the city in Western civilization. W. W. Norton & Company.
*Lic. en Ciencias de la Comunicación y maestro en Estudios y Proyectos Sociales covarrubias@uabc.edu.mx
Sergio Armando Covarrubias Mercado*
CAFÉ CON AZÚCAR
Siempre que estoy detrás de la barra escucho discusiones acerca de si se le debe poner o no azúcar al café e indudablemente terminan preguntando, casi afirmando “¿verdad que si está bueno el café, no se le debe poner azúcar?”. Es cierto, en la pregunta viene implícita la respuesta, pero al final del día, la opción correcta es que el café es una bebida tan personal, que cada quien sabe si le pone o no azúcar, saborizantes, leche o hasta especias. Lo cierto es que el azúcar y el café están muy relacionados uno con el otro, pero no sólo por el consumo, sino por su llegada a Europa por ahí del siglo XVII. Tras su descubrimiento, el café tardó por lo menos doscientos años en llegar a occidente, y tuvo que ser la ruta de la seda la misma que llevó el
aunque ésta fue la razón por la que se transportó, también se convirtió en calvario para muchas familias.
Ahí por los años mil 600 se dio un fenómeno bastante peculiar. Abrían las primeras cafeterías para los caballeros de sociedad y casas de té para sus esposas, sí: no podían entrar a los mismos establecimientos. En dichos lugares concurría la crema y nata de la sociedad de ese tiempo; entonces pedir té o café era un verdadero lujo por todo lo que implicaba tener algunos terrones de azúcar en la mesa, y es que mantener tierras feudales y esclavos no era una tarea fácil, a tal grado que pedir el endulzante para las bebidas tenía un costo extra, a veces mayor que la misma taza. Hoy es comparable con lo que significa mantener una finca, y aunque a nivel social y laboral se tratan de evitar jornadas largas o pesadas, a veces se da; sin embargo, hoy por hoy muchas instituciones buscan regular el trabajo de campo.
te donde se lavaba la ropa, ya que burbujeaba por una especie de chimenea, se le quitaba el calor y se sacaba la ropa ¿te suena algo parecido?
2. Durante el imperio Otomano se pensaba que el café era un narcótico, y se castigaba con la muerte su consumo.
3. Estados Unidos de Norteamérica es el segundo país consumidor de café per cápita a nivel mundial. Hawái es la única parte de su inmenso territorio que produce café.
4. Añadir un poco de crema hará que la bebida se mantenga más tiempo caliente debido a los componentes grasos.
5. La palabra “espresso” en realidad es extracto; no está relacionada con la velocidad ni mucho menos.
6. Estudios han confirmado que el beber café produce dopaminas, mismas que evitan depresión.
7. En la Constantinopla del siglo XVI, no dar café a la esposa era causal de divorcio.
9. El 80 por ciento del café que se produce en México se exporta a nivel global por su gran calidad y sabor exquisito.
10. El café torrefacto se tuesta con azúcar, entonces se caramelizan los granos que le da un sabor muy peculiar a la bebida; en países como Vietnam, España, Portugal y Cuba es muy común tomarlo ya endulzado desde el tueste.
¿UN CAFECITO EN EL VALLE?
Seguimos recibiéndolos para celebrar el Día Internacional del Café. Quedan algunos fines de semana donde muy bien se puede empezar desayunando y bebiendo un cortadito en Olivea, pasando después por un rico pan con café en Boh. Una parada obligada es caminar por el hermoso complejo de Maglen, tomarse algunas fotos y darse un respiro en Aromas, su barra de especialidad; desde ahí las vistas al Valle de Guadalupe ¡son increíbles!
O bien, agarrar camino ha-
ma Bakery con un pan recién . Pasar a desayunar y chacharear en el
librí Café, donde además encuentras las Cambuchas de Café Consciente.
Cualquier día se puede hacer una escala para beber un delicioso café en Caffirano que está en El Provenir; muy cerquita de ahí y ya entrados en gastos, la vuelta puede continuar en Sed Negra, dentro del Barón Balché, que es un hermoso Spot, muchas fotitos y terminar la tarde en Almagre, ver la puesta de sol en sus mesitas de madera y como dicen ellos, hacer una pausa.
Aprovechar el día, tomando ricas bebidas de sabor equilibrado y sobre todo elaboradas con mucho corazón, es la mejor manera de celebrar con todo el mundo una fecha tan especial.
*Licenciada en Periodismo. Apasionada por el café, a cargo de una barra de especialidad en el Valle de Guadalupe. FB & IG: espresso.an4n4
Carrillo*
LA BRÚJULA
Hdel imaginario personal.
ambas apreciaciones desde mi per sonal y añoso gusto por la lectura.
lectura es una forma íntima de co nocer mis límites y virtudes, en caso de que las haya, pues cada día es más difícil descubrir alguna extraviada en el laberinto de mi vida.
lecturas adolescentes del poeta es pañol Miguel Hernández, hurtado de una antología del FCE de una biblioteca mínima de mi hermano donde había libros que, después en tendí, eran sobre socialismo y esas izquierdas mexicanas de los sesenta. Un día llegó con un regalo de cuatro libros en ediciones populares que marcaron el inicio de este gusto, placer y punto de partida.
jula como hasta ahora, por la generosidad de Enhoc Santoyo, periodista que me hermana una historia desde sus años en la Universidad Veracruzana.
después se convirtió en un hábito hasta que se transformó en un gusto y lectura obligada de fin de semana.
universales que escriben y escriben sobre la historia y la vida en una ba hía que florece en la querencia y la cotidianeidad.
gar a estas líneas del texto les comparto mis dualidades: nací en la Ciudad de México y vivo en Mexicali, ciudad–madre y ciudad–amante; es-
Hace muchos años abandoné la soberbia del universo periodístico. Si veo una publicación o leo un texto y me gusta, lo hago patente;
Así se lo hice saber a Enhoc, a otro gran amigo Arturo López Juan, también veracruzano, y a Gerardo Ortega, a quien conocí ape -
nas en persona, aunque antes a través de mensajes.
Leer a Cristina Álvarez–Astorga es un agasajo por su forma de escribir, que lleva al lector a las profundidades de la música, compositores y anécdotas con un sentido del humor que se hace disfrutable, y esas historias son torbellinos para el intelecto y la buenaventura.
Además de la pluma, a ella la conozco por el Tenorio de los Periodis, una creación de dramaturgia y escénica de grandes vuelos, digna de estar en primera fila por la recreación de personajes y el acontecer político que lo hace único, bajo la égida literaria de Francisco Daniel Vargas, de estirpe veracruzana.
Refrendo mi querencia a esa jarochada que aporta tanto a mi vida y a la de otros en este noroeste mexicano. Un caso singular ocurrió con Rosela Medina Lencioni. Leí un primer texto sobre la cultura ensenadense, a través del arte culinario y la genealogía, los gustos, los sabores, las texturas. Una espiral de sensaciones para el alma. Agradecí la lectura sabatina y la segunda y la tercera.
Esto no está bien, dije en mi mente vetusta. ¿Cómo no saber de esta autora sin conocerla antes ni hasta ahora? Di vista a los directores de El Viy, sin rubor alguno, le escribí un mensaje y refrendé mi reconocimiento original y mi querencia posterior. Su lectura es una guía sobre Ensenada y sus exquisiteces culinarias hechas en casa y en espacios gastronómicos. Ahora lo entiendo, pues representa la piedra de toque para conocer y disfrutar de ese puerto lejano (aunque cercano a vuelo de pájaro) y que mantengo en la mente acuciosa y añosa.
Otro obligado es Miguel Ángel Sánchez de Armas, académico y periodista de grandes vuelos formado con Manuel Buendía y su equipo de colaboradores, a principios en la década de los setenta.
La Brújula, su labor, su carta de navegación.
A celebrar el centenar de números, con olor a tinta y a un puerto con historia de la mano de El Vigía y de su editor Gerardo Ortega.
* Escritor y periodista desde la década de los ochenta. Autor de la novela Una de tantas y de los poemarios Crónica de una gata lejana y Presagio de Aguacero. Es fundador de Lindero Norte Noticias.
XXIX DOMINGO TIEMPO ORDINARIO
Cuando venga el Hijo del hombre, ¿encontrará esta fe en la tierra?
(LC. 18, 1-8)
Día del Señor
En el Evangelio de hoy, San Lucas nos presenta la parábola del juez y la viuda. Muestra a Jesús su sensibilidad con los problemas de los pobres y los sencillos. En el Antiguo Testamento, las historias entre jueces y viudas, especialmente en los planteamientos de los profetas, se multiplican incesantemente.
Con esta parábola nos anima el Señor a ser perseverantes en la oración, como la viuda. En nuestro caminar, ¿Cuántas personas nos dicen que hace tiempo dejaron de orar por -
que les parecía algo innecesario o una pérdida de tiempo?
Cuando la oración no parece eficaz; cuando nada sale como pedimos; cuando parece que Dios hace oídos sordos a nuestro clamor insistente; cuando empezamos a compararnos a quienes no rezan, en cómo les van las cosas; es entonces cuando debemos ser más perseverantes en la oración. No debemos desanimarnos.
Cuántas veces pedimos a Dios algo en concreto y no nos da eso, sino algo que no habíamos pedido. Hay que aprovechar lo que Dios nos ha dado y no quedarnos lamentándonos por lo que hemos recibido; quizá Dios quiere llevarnos por otro camino.
Frecuentemente no sabemos pedir y por eso nos decepcionamos si Dios no nos concede lo que pedimos. Dios no es un mago que nos soluciona los problemas. Cuando pedimos
algo nos implicamos en eso que pedimos y nos comprometemos con lo que suplicamos. Por ejemplo, si pedimos por la paz nos estamos comprometiendo nosotros mismos en ser pacíficos y constructores de paz. No pidamos imposibles, no podemos obligar a Dios a alterar el ritmo de la naturaleza. Pidamos mejor que sepamos aceptar nuestras limitaciones y sobre todo sabiduría para asumir lo que no podemos cambiar. Cuando llega el dolor o la enfermedad tan importante es pedir la curación como aceptación y confianza serena ante la enfermedad. No es necesario que nos pasemos todo el día pidiéndole a Dios que nos ayude, es suficiente con que vivamos todo el día viviendo como hijos de Dios, como sus siervos, como sus amigos, reconociéndole Señor de nuestras vidas. Y lo que tenemos que pedirle a
Dios todos los días es que yo haga su voluntad, no que él haga la mía.
En la oración judía y musulmana nunca se piden cosas. Dice una leyenda musulmana que, si un fiel pide bienes a Alá, su respuesta es quitarle los bienes que tiene. La oración no es una fórmula mágica y automática para llevar a Dios a cumplir nuestra voluntad. Muchas veces, Dios tendrá sus razones para no dar mucha importancia a aquello que le pedimos: a veces pedimos a Dios cosas que nos compete a nosotros conseguirlas (por ejemplo, pasar unos exámenes, ganar la lotería, tener más dinero); otras veces, pedimos cosas que nos parecen buenas, pero que a medio plazo pueden robarnos la felicidad; otras veces, aún, pedimos cosas que son buenas para nosotros, pero implican sufrimiento e injusticia para los otros. Es necesario que tengamos conciencia de esto; y, cuando nos parezca que Dios no nos oye, preguntémonos si nuestras peticiones tienen sentido a la luz de la lógica de Dios. Que Dios Todopoderoso, los bendiga hoy, acompañe y proteja siempre.
* Presbítero. cpomah@yahoo.com
Carlos Poma Henostroza*
LÁSZLÓ KRASZNAHORKAI: PREMIO NOBEL DE LITERATURA 2025
RAEL SALVADOR*/COLABORACIÓN
Las parrafadas László Krasz nahorkai (Hungría, 1954) — recién nombrado Premio No bel de Literatura 2025— son oleajes de una bravura germinal, como esos arrebatos que, en apariencia —sólo en ella—, se discursan interminable mente en la ebriedad onírica de una pasión exacerbada: un puñado de ideas heridas que danzan —en mu tuo auxilio mágico— para formar la armonía agónica de significativos “sistemas solares” literarios…
Gran cronista de la Hungría co munista del siglo XX, Krasznahor kai se ubica en la literatura épica —Gógol, Franz Kafka, W.G. Sebald o Thomas Bernhard, como referen tes—, caracterizada por la sistema tización humana del absurdo —sin abandonar su refinamiento ni su carácter contemplativo—, “porque también mira hacia Oriente”, como señala el comité del Nobel.
Hace justicia el discurso de la aca demia sueca —después de la repercu sión frustrante de las fiestas del No bel anteriores—, al perfilar a László Krasznahorkai, de 71 años de edad, “por su obra cautivadora y visionaria que, en medio del terror apocalíptico, reafirma el poder del arte”.
De la novela Melancolía de la resistencia (Editorial Acantilado, 1989), el formidable cineasta que es Béla Tarr (Hungría, 1955) rehace desde la óptica newtoniana de Melville —y de la mano de Ágnes Hranitzky— una parcela del océano de palabras de László Krasznahorkai y crea la belleza insondable de Armonías de Werckmeister. Podría aventurar que Armonías de Werckmeister (estrenada en 2001) retrata una gradual y paulatina historia donde la velocidad de la luz genera un entusiasmo primigenio que revitaliza las oscuridades más abisales del subconsciente —observar el Universo por el ojo de una ballena—, lugar donde “la perdida de las ilusiones —como sentencia Jacques Rancière— ya no dice gran cosa sobre nuestro mundo”.
(Demasiado trillado conocer a alguien por su dolor, ya que lo excepcional será conocerlo por su amor.)
János (Valuska), el joven protagonista de Melancolía de la resis-
tencia —soñador de silencios y ojos de Dionisos—, reinaugura todas las noches su teatro de alcohol en el bar rural, lugar comunitario donde los borrachos se convierten en astros, lunas, planetas…
Así, el salto de la literatura al cine (desde hace décadas, László Krasznahorkai es el guionista del cineasta húngaro Béla Tarr).
Pero, ¿en qué consiste esta extraña maravilla fílmica que es Armonías de Werckmeister, escrita por Krasznahorkai? ¿En la poderosa fachada de János, mitad príncipe de las ilusiones y mitad tonelero de tres centavos? ¿Es la música de Víg Mihály, esa partitura de tersura monótona, tan deliciosa como senos de seda y esperanza?
Por partes iguales, punk y ángel, János instaura —entre pastores, campesinos, cazadores e idiotas de rincón— la embriaguez del origen humano y nos arrulla con un vals de piedras girando en la nada filosófica, logrando el milagro de equilibrar emociones y pulimentar diamantes, como si el Universo se encontrara en el bolsillo del elogio y la gloria a la vuelta de la esquina…
El film está compuesto en el ojo vernáculo de la ballena y la revuelta civil, en un manicomio tomado por asalto y lo valioso de la amistad antigua… ¡Aquello que, al abandonar el espíritu de Séneca, las palabras ya no pueden advertir, mucho menos decir!: la traslación de Krasznahorkai a Tarr.
¡Espinas de luz en las tinieblas del deseo! ¡Misterio total en las cosas doblemente tontas! ¡Perplejidad en esa capacidad que poseen los seres más mediocres de recuperar su dignidad!
Uno, por más que lo desee, lo quiera o lo pretenda, lo demande o lo exija, no saldrá indemne de esa paz turbulenta que es encontrarse con la epifanía cinematográfica-literaria por excelencia...
Sí, es el ritual del tiempo en su templo: la orgía de luces que se intersectan para dar nacimiento a las estrellas en la cúpula del cráneo — alegoría inversa a la caverna de Platón—, comunión pagano literaria a la que arrastra el séptimo arte… Y después de ello, tiende uno a acariciar al gato, a precipitarse hacia el fresco de la ventana, a abrir cualquier diccionario y fijar los ojos en la
honestidad del perro, intentar una llamada que no se hace, alzar la mirada hacia Orión, tomar un bombón de araña entre las yemas o equilibrar el lápiz en la uña como si se tratara de un relámpago domesticado, apretar los labios, pasar el trago con dificultad, maldecir con lágrimas la alegría que en ese instante inunda la impostación de la sonrisa y hace pensar seriamente en los tristes despojos de la existencia…
Eso es László Krasznahorkai, también el maestro de la cámara… Y luego, cuando corren a todos después de armar el barullo cósmico, vemos a János caminar y caminar —en la acción del blanco y negro, que es el característico e hipnótico plano secuencia de Béla Tarr, color de lo que se escribe— y la música de Víg Mihály cae como nieve en el incendio metafísico que acaba de provocar, y lo que hemos visto o creímos ver es sólo la “armonía” del deseo que dibuja lo divino con dedos frágiles: ¡la gran literatura de Krasznahorkai!