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odos los domingos, Babar y Celeste sobrevolaban Villa Celeste a bordo de su globo. Una mañana, observaron que la vieja estación
de tren situada junto al lago estaba vacía. —Los elefantes ya no viajan en tren —afirmó Babar—. Prefieren conducir sus coches. Mira qué llenas están las carreteras que salen de la ciudad. —¿Qué ocurrirá con la estación? —preguntó Celeste—. Sería una pena que derribasen un edificio tan bonito. Y se quedó pensando en la estación mientras el globo flotaba sobre la ciudad. De pronto, Celeste exclamó: —¡Tengo una idea! Las obras de arte que hemos ido coleccionando necesitan un hogar. ¿Por qué no convertimos la estación en un museo? —¡Magnífica idea, Celeste! —asintió Babar.
J0302004 Babar's Museum 12.25”x8.75” 175L
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