La crisis de le educación progresista y el fracaso educativo y escolar. ¿Qué hemos hecho mal?

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La crisis de la educación progresista y el fracaso educativo y escolar...

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una ausencia de resultados, el no lograr lo que él anhelaba y pretendía o lo que otros esperaban de él o le imponían. Claro está, si fracasar es todo eso y el fracaso es el estado final del mismo, ¿se puede deducir que quienes sufran el proceso de fracasar es un fracasado? Este término tiene un significado fuerte porque en el lenguaje corriente es como una calificación a toda una vida, a todo lo que representa una persona actuando en muy diferentes facetas de la misma: vida familiar, educación, trabajo, etc. Fracasar en este sentido tan fuerte es el resultado también de una reiteración y acumulación de fracasos. La significación de los conceptos la establecemos en oposición al concepto contrario para aclararlos. ¿Es el fracaso escolar lo opuesto al éxito? Depende. Si el fracaso escolar lo constituyen los malos resultados escolares y el éxito es la superación de las exigencias académicas, la dicotomía éxito-fracaso sirve para entendernos. El éxito y el fracaso educativos tienen una significación más amplia; son otra cosa, porque la educación nos sugiere una mayor amplitud de fines, más allá de las exigencias académicas. ¿Cuál es el listón del éxito y del fracaso en el logro de la educación en ciudadanía, o del espíritu crítico, del espíritu emprendedor del que ahora se habla? Hay éxitos académicos que son fracasos educativos, pero no podemos decir que hay fracasos académicos que dan lugar a éxitos en la educación, porque para la mayoría este fracaso lo excluye de cualquier otra función que pretendamos que desempeñe la escolarización.

Se fracasa en algo ¿Respecto a qué proyecto, actividad o pretensión fracasan los alumnos cuando se dice que fracasan? No se fracasa en abstracto. El fracaso no es el resultado neutro de un proceso, una frustración sin referencia a nada más. El alumno o alumna fracasa cuando no supera la exigencia de algo en concreto, cuando no aprende aquello que se le encomienda. Nos hemos acostumbrado a hablar genéricamente del fracaso como una categoría cuyos contenidos damos por supuestos. El fracaso es en matemáticas o en lengua, en álgebra o en geometría, en una opción de cómo enseñar matemáticas o en otra, en escritura, en la no superación de aprendizajes memorísticos, por no saber relacionar aspectos y argumentar sobre lo aprendido, no alcanzar cualquiera de los múltiples objetivos que se proponen o se imponen dentro de las finalidades como la adquisición de la capacidad de expresarse oralmente o por escrito, en comportarse como le pide una norma… Un mismo sujeto puede fracasar puntualmente en algo muy específico o puede hacerlo en diferentes proyectos o tareas de forma sucesiva. El fracaso puede ser más o menos amplio, más o menos grave, pero siempre es algo importante. No nos paramos a pensar en qué se falla cuando aplicamos a un alumno la etiqueta de fracaso. Sin embargo, esta aclaración es imprescindible, como también es importante ponerle cara a los que fracasan. Afirmar que en el sistema ©  Ediciones Morata, S. L.


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