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Etnografía y observación participante en Investigación Cualitativa
El modo de vida distintivo que caracteriza a un grupo de esta índole es su cultura. El estudio de la cultura implica un examen del comportamiento, las costumbres y las creencias que aprenden y comparten los miembros del grupo. El enfoque etnográfico para el estudio de los grupos humanos comenzó con los antropólogos que, a finales del siglo xix y principios del xx, se convencieron de que las especulaciones de sillón de los filósofos sociales anteriores eran inadecuadas para comprender el modo en que vivían en realidad las personas. Llegaron a la conclusión de que solo en el campo podía un especialista encontrar de verdad la dinámica de la experiencia humana vivida. Los antropólogos en Gran Bretaña (y en otras partes del Imperio Británico, más tarde Commonwealth, como Australia e India) desarrollaron una forma de investigación etnográfica. Esta etnografía reflejaba su trabajo de campo en áreas que se encontraban todavía bajo control colonial, sociedades como las que se localizaban en África o el Pacífico que parecían haberse preservado en su forma tradicional. Por supuesto, retrospectivamente, podemos ver que el encuentro colonial cambió de manera drástica muchas de aquellas sociedades, pero hace un centenar de años era posible mirarlas como si estuvieran relativamente inalteradas por el exterior. Por tanto, los británicos pusieron énfasis en un estudio de las instituciones perdurables de la sociedad; ese enfoque se vino a llamar antropología social. Los dos antropólogos sociales más influyentes de la escuela británica fueron A. R. Radcliffe-Brown y Bronislaw Malinowski (McGee y Warms, 2003, véase especialmente las págs. 153-215). Por el contrario, los antropólogos de Estados Unidos estaban interesados en el estudio de pueblos nativos americanos cuyas formas tradicionales de vida, en aquel momento habían experimentado ya alteraciones espectaculares, si no una destrucción completa. Los antropólogos estadounidenses no podían suponer que los pueblos nativos vivían en el contexto de instituciones sociales que representaban su condición indígena. Si no era posible encontrar la cultura en esas instituciones, entonces se tendría que reconstruir mediante la memoria histórica de los supervivientes. De esta manera, la antropología estadounidense llegó a denominarse antropología cultural. El antropólogo cultural estadounidense más influyente fue Franz Boas, que formó a una generación entera de especialistas de dicha nacionalidad, incluidos Alfred Kroeber, Ruth Benedict, Margaret Mead y Robert Lowie (McGee y Warms, 2003, véanse especialmente las págs. 128-152). Malinowski y Boas fueron acérrimos defensores de la investigación de campo y ambos propugnaron lo que se ha llegado a conocer como observación participante, una manera de realizar investigación que coloca al investigador en medio de la comunidad que está estudiando. Debido a complicaciones derivadas de las condiciones internacionales durante la Primera Guerra Mundial, Malinowski, que estaba realizando un estudio de campo de las islas Trobriand (en el Pacífico Occidental), hubo de permanecer en el emplazamiento de campo durante cuatro © Ediciones Morata, S. L.