MÉDICO Y PACIENTE Jordi Sacristán
Conocí al Doctor Albert Jovell en la radio. Le había invitado a mi programa para comentar un artículo de opinión publicado unos días antes en las páginas del diario El País. A veces, en la lectura atenta de estos es pacios de opinión uno puede descubrir planteamientos que escapan del discurso más habitual. Voces diferen tes, que proyectan reflexiones profundas y sólidas, úti les en la construcción de nuevos pensamientos. Resulta estimulante el hecho de hacer públicas nuevas aporta ciones respecto a cuestiones que a menudo son tratadas a partir de corrientes de pensamiento muy homogéneas y poder superar así la rutina establecida en el campo del pensamiento, la opinión y los medios de comunicación. En ese artículo que nos incitaba a ir un poco más allá, el Doctor Albert J. Jovell, médico, sociólogo, prestigioso especialista en salud pública, hablaba del odio que habi ta y alimenta muchos espacios sociales. Odio cotidiano, visceral, provocado por las pequeñas cosas que surgen en el espacio de las relaciones más personales, innato a la condición humana misma, pero también fomenta do por actores de la vida pública que lo inoculan su 11