12 se), la necesidad de rotar los cultivos va a llevar al trigo donde se plantó soja, que se expandió ya hace algunos años a zonas donde nunca se había hecho agricultura. Y bueno, ahora cosechada la soja y para que los números sean más realistas, mucha gente plantará trigo», expresó. Seguramente la reciente reglamentación de la ley de suelos, que exige rotaciones y no dejar «el suelo desnudo» so pena de enfrentar multas (ver páginas …….) contribuirá a que la rotación entre cultivos y pasturas se convierta en una práctica más frecuente. «La rotación ayuda al equilibrio. Se sabe que dejar los suelos descubiertos en invierno es un peligro. Y hacer un cultivo tras el otro elimina otro peligro, el de caer en ‘la sojización’ del país, el miedo a generar problemas ambientales, algo que siempre genera temor a todos los niveles», dijo Souto. El técnico de Opypa estableció que en la agricultura «se está consolidando otro escenario, porque como la soja no ha tenido un gran desempeño productivo en estos años, donde ha tenido rendimientos mediocres – se estima que el rendimiento promedio para la zafra pasada andará por los 1.800 kilos por hectárea , pero en los anteriores lo máximo a lo que llegó como término medio fue a 2.200 kilos, casi mil kilos menos que en Argentina -, los empresarios del sector deben complementar con otro cultivo la inversión que han hecho, sea por la compra de tierras como por el valor que pagaron por el arrendamiento». COSTOS POR LAS NUBES Si bien en todos los casos se trata de valores diferentes, implantar una hectárea de trigo en la reciente campaña tuvo un costo particularmente alto comparado con los años anteriores. Según Symonds, dado lo que son los valores de los arrenda-
CEBADA SE EXPANDE También es importante el crecimiento del área que se dedicó a la cebada. Con la salvedad de que aún no hay números oficiales, desde todos los ámbitos se coincide en señalar que la superficie implantada fue de unas 180 mil hectáreas, la más alta en lo que va del siglo: el año pasado se plantó algo menos de 130 mil hectáreas, y el rendimiento fue de los más altos de la serie histórica, con 3.389 kilos de promedio nacional. El otro hecho significativo es que el cultivo también llegó al norte y al noreste, donde hasta ahora sólo se habían plantado predios pequeños, a modo de experiencia.
mientos y lo que han subido todos los demás costos, en particular los fertilizantes –»el fosfato de amonio se fue a las nubes», dijo textualmente-, pagando cosecha y siembra, con servicios, «se está en el entorno de los 700 dólares, aunque depende mucho de la zona y de las condiciones del agricultor. Escuché otras estimaciones, que rondan los 900 dólares, y en algún caso puede ser también posible», estableció.
gunda». Pero recordó también que «aún tenemos frescos los rendimientos que registramos cuando se produjeron ataques de fusarium, donde siempre estuvimos por debajo de los 2.000 kilos». Además Symonds dijo que como están aumentando las áreas, principalmente la soja, y se planta en zonas no apropiadas, la rotación exige cobertura y los rendimientos no son los mismos».
Calculándolo el costo en grano, señaló que tradicionalmente se manejaban valores situados entre 1.200 y 1.500 kilos por hectárea, «pero dado las subas en las rentas, en las fertilizaciones y también en los combustibles, se ha incrementado sensiblemente hasta llegar a los 2.000 kilos o más».
También Souto señaló que los costos de siembra se han incrementado en forma notoria, pero que en base a los rendimientos que se vienen registrando y a lo que son los valores internacionales, todavía sigue quedando un margen interesante para el empresario.
Teniendo en cuenta los últimos rendimientos – 3.160 kilos en la última campaña – y los valores que se están logrando, «los números siguen siendo positivos», y «más si se complementan con cultivos de se-
Foderé dice que todo el mundo habla «de los buenos precios agrícolas, del buen momento internacional, pero tenemos que ser conscientes de que los costos hoy juegan un papel preponderante. Con los nuevos va-