CARTILLA PLAN DE DESARROLLO

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gobernabilidad que lo conforman. Dicho análisis permite identificar los objetivos de manejo y programas necesarios para la construcción del plan y brindar herramientas para la gestión por parte de los administradores locales. De acuerdo con lo expuesto, se recomienda que el plan de desarrollo de las entidades territoriales costeras tenga en cuenta los siguientes aspectos: • Estrategias para la implementación del MIZC, entendiéndose éste como un proceso continuo y dinámico a través del cual se toman decisiones para el uso sostenible, desarrollo y protección de los espacios oceánicos y los recursos costeros y marinos. En este sentido, incluir líneas de acción en cuanto a cohesión territorial, conservación de recursos naturales, asuntos relacionados con transporte marítimo, energía, entre otros, de injerencia del municipio y que requieren adelantar acciones de coordinación con el departamento y/o la Nación. • Fortalecimiento de la gobernabilidad (entendida como un sistema institucional y normativo), que permitan y faciliten la adopción del MIZC y armonicen las políticas intersectoriales a nivel local. • Mecanismos apropiados para la cooperación, articulación y participación de los actores involucrados en el manejo de la zona costera. • Programas y proyectos con el propósito de ordenar el territorio, según las ven- tajas, oportunidades y potencialidades que brindan las zonas costeras, en pro de mejorar la calidad de vida de sus pobladores. • Principios y normas para la protección de los bienes de uso público, con el fin de recuperar su importancia como elementos estructurales en la planificación del desarrollo y ordenamiento del territorio marino y costero.

SI SU ENTIDAD TERRITORIAL TIENE ZONAS COSTERAS RECUERDE QUE: Las playas marítimas, las zonas de bajamar y las áreas marítimas jurisdiccionales son bienes de uso público de carácter nacional y de connotación estratégica para la unidad territorial y soberanía del Estado, por lo cual, este –a través de sus entidades competentes ­, para una adecuada gestión y desarrollo, mantendrá su administración y control en el orden nacional, con la participación y articulación de los entes regionales y locales. 4.11 la gestión del riesgo como instrumento de desarrollo Como la ocurrencia de terremotos, inundaciones, deslizamientos y otros fenómenos de origen natural afectan gravemente a un territorio, y éste no puede recuperarse sin ayuda externa, se está frente a una situación de desastre. En ella se ven afectadas de manera negativa vidas humanas y la infraestructura física esencial para el normal desempeño de la entidad territorial, lo cual genera un compromiso obvio de desarrollo, tanto presente como futuro. En este contexto, resulta importante que durante la elaboración del plan de desarrollo exista conciencia de la necesidad de comprender el origen y la relación del desastre con el desarrollo, con el fin de garantizar la sostenibilidad de los niveles de bienestar alcanzados. Para ello, es necesario identificar los riesgos existentes en la entidad territorial, esto es las condiciones de amenaza y vulnerabilidad, al igual que el diseño y la negociación de medidas para su prevención y/o reducción. El riesgo es el momento previo a la ocurrencia del desastre, es una condición que lleva implícita la idea de potenciales daños futuros, razón por la cual su intervención implica evitar la ocurrencia otros desastres o la reducción de su magnitud. El riesgo es además una condición gestada socialmente en tanto que los elementos determinantes de la existencia de condiciones de vulnerabilidad, debilidad o exposición de un grupo social frente a un determinado fenómeno peligroso, se originan en los procesos económicos, sociales y políticos. De esta manera, el riesgo es susceptible de control social.

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