Tom morris matt morris los superheroes y la filosofia pdf

Page 36

Todo un mundo nuevo Al situar bajo una luz más clara la realidad de las dimensiones éticas de los justicieros y explorar el contexto psicológico subyacente en el cual actúan los superhéroes, la historia de Miller nos obliga a repensar nuestra concepción de Batman y Superman y, con ello, a someter a nuevo examen nuestras nociones relacionadas del bien y el mal. Watchmen, la obra original de Alan Moore, publicada primero como número único y ahora como destacada novela gráfica, ro también nos mueve a replantearnos nuestras actitudes e ideas morales fundamentales respecto del concepto de superhéroe, pero lo hace de otro modo, mediante una reimaginación más integral del mundo superheroico. En este caso, se nos ofrece una distancia crítica hacia el fenómeno, al presentársenos un mundo de ficción distinto. Ya no es el mundo de DC Comics, que cobija a Batman, Superman, Flecha Verde y el resto de miembros de la Liga de la Justicia; tampoco es el mundo de Marvel Comics, con Spider-Man, la Patrulla X y Los 4 Fantásticos; Moore crea una colección totalmente nueva y distinta de justicieros enmascarados y un único superhéroe netamente sobrehumano. El mundo del relato de Moore comienza planteando la cuestión de qué habría ocurrido si la publicación del primer cómic de Superman, en 1938, hubiera movido a personas de carne y hueso a convertirse en justicieros autónomos y enmascarados. Luego resume la historia de los cómics inventando una colección -una «Edad de Üro»de superhéroes y varios vigilantes enmascarados, así como una generación posterior que habría seguido sus pasos. El relato de Watchmen los usa para ahondar tanto en la psicología como en las ramificaciones éticas y políticas de la justicia paralegal. ro. Véase la nota 5, más arriba. 66

U na de las maneras en las que Watchmen nos obliga a replantearnos los superhéroes es describiendo a varios justicieros enmascarados que, al menos hasta cierto punto, muestran problemas psicológicos. El personaje mo~reano _de Rorschach, por ejemplo, adolece del trauma de una 1~fancia de .ª~usos y, en muchos aspectos, ha desarrollado una madaptac1on emocional y psicológica. La determinación de usar la violencia contra el crimen la pone en práctica de un modo implacable, pero su compromiso con la justicia parece genuino y nada vacilante. Mientras la antigua generación de los superhéroes de Moore se había inspirado en el personaje de cómic de Superman, Rorschach entra en acción por otro acontecimiento del mundo real: el asesinato de Kitty Genovese, ocurrido en 1964. Las noticias de prensa de la época revelaron con toda claridad que treinta y ocho testigos habían contemplado el hecho -la mujer fue apuñalada hasta morir en un espacio público de una ciudad-, pero no habían hecho absoluta11 mente nada al respecto, ni siquiera llamar a la policía. En el mundo real, el advenimiento de los cómics de Superman no trajo consigo una oleada de justicieros enmascarados, como tampoco ocurrió tras la muerte de Kitty Genovese. Pero en Watchmen, las noticias del asesinato hicieron que el hombre que se convertiría en Rorschach sintiera «vergüenza de la humanidad» y lo movieron a ponerse una máscara grotesca, de manchurrones de tinta, «una cara que me resultara tolerable mirar en el espejo» 12 y, de esa guisa, salir a luchar contra el crimen. Un rasgo un tanto inquietante de la nueva narración de Moore es que mientras a las personas supuestamente «normales» que en la realidad fueron testigos rr. Martín Gansburg, «Thirty-Eight Who Saw Murder Didn't Call Police», New York Times (27 de marw de r964). r 2. Watchmen, capítulo Vl, p. ro.

67


Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.