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ueron dos las premisas con las que Labrecque trabajó: “generar la sensación de estar en una galería de arte”, y “lograr un espacio que fuera percibido como frío por el visitante”. Se buscó evitar el someter los espacios de una vivienda al obvio ejercicio de la búsqueda de calidez sacrosanta, obtenida generalmente a través de la madera. En respuesta a la solicitud del propietario, el espacio se vació de lo que los desarrolladores del proyecto de vivienda habían planeado para su “pequeña” unidad de 80 metros cuadrados. Una vez que el espacio se redujo a sus paredes originales industriales de concreto, pisos y techos, una delicada pieza escultórica multifuncional de muebles de aluminio en bruto, inspirado en la obra de Donald Judd, se instaló. Sus módulos combinados cumplen todas las funciones de la vivienda: cama, walk-in closet, estantería, un sofá, barra, taburetes, cocina y baño. Un atributo especial de este objeto complejo es un espacio dentro de la sala generado por un sistema de puertas correderas suspendidas sólo en su parte superior; el resultado da acceso al vestidor. Otras dos intervenciones completan la escultura funcional de aluminio de la zona principal. Un bloque de vidrio técnico contiene los electrodomésticos, el almacenamiento y el calentador de agua. En una antigua bóveda de hormigón se encuentra el cuarto de baño, de pequeño tamaño que está completamente acabado en negro. De la altura del cielo y del ancho total del baño es el espejo de este recinto adosado a una de sus paredes, creando una sorprendente sensación de “inmensidad absorbida”, según su autor. Este proyecto terminado en 2011, catalizó el desarrollo de una colección de muebles que Jean-Maxime Labrecque ha diseñado desde ese momento; todos ellos realizados exclusivamente a medida.