Revista Fraternidad Vol. 16

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Columnistas

Monseñor Pedro Manuel Salamanca

Vicario Episcopal de Evangelización

El cardenal Rubén, promotor incansable de la evangelización en la Arquidiócesis

Padre Germán Medina

Vicario Episcopal de san Pedro Las vicarías episcopales territoriales en el ministerio del cardenal Salazar en Bogotá

Fraternidad

Carrera 7ª No. 10 – 20

Tel.: 350 55 11 Ext.: 1096

Revista de la Oficina Arquidiocesana de Comunicaciones

Año 4 No. 16

Issn: 2619-6352

Con autorización del Arzobispo de Bogotá Director

Rafael De Brigard Merchán, Pbro.

Correo electrónico: fraternidad@arquibogota.org.co eDición y fotografía

Oficina Arquidiocesana de Comunicaciones

Colaboradores: Aglaya Alvarado, Doris Hernández, Nicolás Ruiz, Johan Mendoza

Diseño y Diagramación Juanita Isaza juanaisaza@gmail.com

PortaDa

Cardenal Rubén Salazar Gómez

Arzobispo de Bogotá 2010-2020 imPresión

Printer Colombiana Distribución gratuita

Derechos reservados de la Oficina Arquidiocesana de Comunicaciones Arquidiócesis en redes

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Arquidiócesis de Bogotá (oficial)

Fraternidad, - 1

una revista para el clero de la arquidiócesis de Bogotá
Un pastor, un camino
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14 Encuentros con la prensa 8 Asambleas de la arquidiócesis de Bogotá 4 Rubén, el arzobispo de la sonrisa 12 Vicarías nuevas 9 Una tradición en la Arquidiócesis, las reuniones del presbiterio 5 Jóvenes 10 Visita pastoral, alegría y fiesta para la comunidad 6 Arzobispos de Bogotá 1564-2020 15- 36

Cardenal Rubén Salazar, un buen balance

Concluyen el 11 de junio de 2020 diez años de servicio pastoral en la arquidiócesis de Bogotá del cardenal Rubén Salazar Gómez. En efecto, había tomado posesión de esta iglesia particular el 13 de agosto del año 2010. Llegaba el prelado procedente de la arquidiócesis de Barranquilla, después de atender la diócesis de Cúcuta.

Pero todo había comenzado con su vida sacerdotal en Ibagué, aunque había nacido en Bogotá. Más de 50 años ha dedicado Rubén Salazar a servir a Dios en su Iglesia y en diferentes regiones de Colombia, lo mismo que en Latinoamérica y también en el Vaticano. Un hombre de Iglesia ciento por ciento, un servidor del Evangelio sin pausas, un sacerdote de los pies a la cabeza.

En lo personal, sus más cercanos colaboradores destacan un hombre de áni mo sereno, estable y afable, capaz de dialogar y de escuchar. Una persona cuya vida se funda en la fe en Dios y en Jesucristo, lo que le ha permitido ver todo en la seguridad de que es Dios quien guía la historia y todas las historias. Hombre de costumbres sencillas, ajeno a todo protocolo engorroso y a cualquier tipo de ostentación. Frugal en la mesa y en todo. Lo describen también como una per sona muy de su familia, la cual ha sido para él prácticamente su único ambiente de vida social. Siempre se ha destacado por el buen trato a todas las personas. Respetuoso y misericordioso con el necesitado y de gran cercanía con los más pobres, muchos de los cuales atestiguan su discreta generosidad. En lo personal, digamos, un caballero. Y como canta María Dolores Pradera: “de aquellos que vieron los abuelos”.

El cardenal Salazar, pasando a la misión, es un ejecutivo. Haciendo y delegan do. Como debe ser en toda organización grande y la arquidiócesis de Bogotá lo es. Es un hombre de iniciativa, abierto a nuevas propuestas, con deseo de lle varlas a cabo todas, pero consciente de los límites propios y de la misma Iglesia en Bogotá. Y como buen líder ha sabido delegar y, lo más importante, confiar en las personas a las cuales encargó una o varias tareas. De esto los testimonios se suman por docenas. Hombre de confiar en la gente, en sus colaboradores y hombre que sabía pagar el precio de algunas confianzas defraudadas. Pero es parte del trabajo. Líder con visión, interesado en reflexionar sobre el mundo que vendrá, la Iglesia que seremos, la ciudad que despuntará el día de mañana. Moderno en su pensamiento. Sin nostalgias de pasados idealizados. Actualiza do, con todas las puertas que abre en el desempeño pastoral esta condición. En el mejor sentido, un hombre con el mundo en la cabeza y en el espíritu, lo que rompe ese pecado venial que se llama el parroquialismo. No en vano trabaja para cinco de las congregaciones vaticanas. Sin olvidar que fue presidente del Celam y de la Conferencia Episcopal. A la hora de trabajar, enérgico, pero, sobre todo, organizado.

En la arquidiócesis de Bogotá la huella del cardenal Salazar es profunda. Co menzando porque recuperó el sentido de unidad y de pertenencia, después de que las vicarías territoriales habían adquirido aires de pequeñas diócesis sin serlo ni pretenderlo, pero eso sucedió. Pero no cultivó la uniformidad. Sencilla mente equilibró diversidad y unidad, factores siempre presentes en las grandes urbes como Bogotá. Y de esa unidad obtuvo muchas energías para diversos proyectos y compromisos pastorales. De ahí surgió el nuevo plan de evangeliza ción, el famoso Plan E, un verdadero compendio de esfuerzos por comprender la ciudad y la Iglesia y un planteamiento muy serio, para gente con ganas de comprometerse en una verdadera evangelización. No se trata solo de distraer se u ocuparse evangelizando. Se trata de que esto produzca la adhesión de las

Editorial
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personas a Jesucristo. Si eso no sucede, quedan todas las preguntas sobre el que hacer de la Iglesia en Bogotá.

Y, en medio de ocupaciones sin fin, el cardenal Salazar ha sido en estos úl timos diez años de la arquidiócesis de Bogotá, un pastor presente. Y presen te al estilo siglo XXI. Físicamente, desde luego, pero también espiritualmente, virtualmente, telefónicamente. Con una costumbre que se debe elogiar porque no siempre está presente en las curias: todo lo respondía. En efecto, no había llamadas, mensajes, cartas, correos, razones que no encontraran la respuesta del Arzobispo Primado, pese a que entre tanto trabajo quizás algunas podrían haber terminado en el cesto de la basura, pero nunca fue así. Por ligero que fuera el asunto a tratar. O sea, además de todo lo dicho, una persona de buena educación y esto vale tanto como las mejores virtudes evangélicas.

No sobra por ningún motivo destacar otro aspecto notable del cardenal Sa lazar en sus años en la iglesia primada. Ha sido una época supremamente di fícil para la Iglesia, o bien por sus doctrinas, o bien por sus propios errores. El prelado nunca perdió la serenidad ya señalada. Tampoco se dejó llevar a las espinosas trampas de la comunicación masiva. Nadie pudo decirle nunca lo que él bien sabía debía decir. Tampoco se dejó sacar palabras a la fuerza o intimi dado por circunstancias difíciles. Ni los micrófonos ni las cámaras le hicieron perder el norte ni lo llevaron al peligroso campo de la vanidad que a tantos ha arruinado. No se dejó manosear de la implacable comunicación social que hoy está, por todo concepto, desbordada y arrasando. Como un viejo lobo de mar, las tormentas no lo arredraron y en ocasiones fueron ellas las que se amainaron con su presencia serena y decidida. Sucesor de los apóstoles, se nos había olvi dado señalar. Detalles.

‘Un buen balance’ hemos titulado estos párrafos. Tres palabras que pueden dar sensación de apenas suficiente. Por ningún motivo. Es que de eso se trata en todos los oficios de la vida: obtener un buen balance, combinar con sabiduría las virtudes y limitaciones personales con la tarea recibida, con retos plantea dos, con las dificultades del camino, con los recursos humanos, espirituales y materiales a la mano. Y en este caso particular, además, con lo que Dios quiere. Una ecuación nada fácil de despejar, pero que don Rubén Salazar Gómez, ha despejado con lujo de detalles, como lo esperaba Dios de él y también el pueblo de Dios que peregrina en Bogotá y sus bellos municipios al oriente.

Cuando contamos la historia de los prelados que han pastoreado la arqui diócesis de Bogotá, inmediatamente vienen a la mente nombres ilustres como Vicente Arbeláez Gómez, Manuel José Mosquera, Herrera Restrepo, Ismael Perdomo, Crisanto Luque y otros más. En adelante, con absoluta seguridad, el del cardenal Rubén Salazar Gómez, será de los primeros en saltar a la vista del buen observador, del que esté buscando la presencia de Dios en la historia de la arquidiócesis de Bogotá, fundada en el año de 1564 y que entre 2010 y 2020 estuvo bajo su cuidado pastoral y obtuvo un muy buen balance.

Rafael de Brigard Merchán, Pbro. Director

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Un pastor, un camino

Asambleas de la arquidiócesis de Bogotá

Las asambleas arquidiocesanas son un signo de comunión que reúne a lai cos, religiosos y ministros ordenados; animan la vida diocesana y promue ven la transformación misionera de la arquidiócesis, por lo general, haciendo memoria agradecida del camino reco rrido o motivando la espiritualidad y la puesta en marcha de proyectos arqui diocesanos o marcando el inicio de una nueva etapa dentro del plan de evange lización de la arquidiócesis de Bogotá.

La primera asamblea se realizó en el año 2011 para celebrar y agradecer al Señor por la construcción del Plan de Evangelización y, luego, en los años 2012, 2013, 2014 en memoria agrade cida por el camino recorrido. En 2016, 2017 y 2018 fueron asambleas que mar caron acentos y etapas de la puesta en marcha del Plan de Evangelización, Plan-E.

Todo esto bajo la dirección, guía y acompañamiento del cardenal Rubén Salazar Gómez, quien con su Consejo Episcopal, y un comité especialmente asignado para trabajar en la prepara ción y desarrollo de cada uno de estos encuentros masivos, permitieron que resultaran exitosos.

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Una tradición en la Arquidiócesis, las reuniones del presbiterio

Las reuniones del presbiterio marcan el horizonte común de la vida arquidio cesana, haciendo énfasis en los acentos de su espiritualidad y en las mediacio nes que se van asumiendo, promovien do la corresponsabilidad y fraternidad de los presbíteros que tienen un oficio pastoral en la Arquidiócesis.

Actualmente las reuniones del pres biterio se llevan a cabo cada dos meses, por lo general se tienen 4 encuentros al año y los demás se realizan a nivel vi carial. Son espacios también de unidad, de compartir y de escuchar las peticio nes del pastor.

El 10 de marzo de 2011, el señor ar zobispo Rubén Salazar Gómez convo có a la primera una reunión general del presbiterio para lanzar la hoja de ruta de la construcción del Plan de Evange lización, y a partir de esa fecha se rea lizan las reuniones generales intercala das con las reuniones vicariales que ya se venían realizando en la arquidiócesis de Bogotá.

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Un pastor, un camino

Visita pastoral, alegría y fiesta para la comunidad

Las visitas que realizó el cardenal Rubén Salazar Gómez a las parroquias desde el norte hasta el sur y dentro de los límites que pertenecen a la arqui diócesis de Bogotá, son incontables, solo él, el Cardenal, conoce el número exacto de cuántas fueron durante estos 10 años, pues cada domingo esta activi dad era casi que sagrada.

Para la comunidad y para el mismo párroco la visita de Señor Cardenal, los llenaba de alegría, expectativa y se unían para preparar una fiesta en tor no a la mesa, pues el principal objetivo de su presencia era compartir juntos la Sagrada Eucaristía, que él mismo pre sidía.

Luego de esto, saludaba a los feligre ses, les daba la mano, a muchos abra zaba; a personas mayores, familias, jó venes, niños pequeños, recién nacidos a quienes bendecía también. Era un pastor junto a su rebaño; cercano, fra terno, amigo. Muchos posaban para la foto, otros traían rosarios, estampas, cuadros, imágenes o cirios para que los bendijera, nadie quería que se mar chara, todos anhelaban conversar con él, corresponder a su sonrisa cálida y auténtica.

Gran tarea evangelizadora del Car denal; gran ejemplo también; cono cer realidades de esta ciudad, vivirla y compartirla, pero sobre todo hacerse cercano, escuchar, compartir y mostrar a un Dios vivo, en medio de nosotros.

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No nos salimos de nuestro campo de acción, cuando buscamos la manera de incidir en los diferentes contextos y transformarlos para que sean más acordes con el reinado del amor de Dios.

Los últimos pontífices en su magisterio más reciente nos han recordado que la evangelización es la razón de ser y la alegría de la Iglesia. El paso del cardenal Rubén por nuestra Iglesia de Bogotá no sólo nos permitió descubrir en su vida y ministerio la figura de un testigo fiel y, por lo tanto, creí ble de la Buena Noticia de Jesucristo, sino beneficiarnos de su servicio decididamente encaminado a promover en todos los miembros de nuestra Arquidiócesis el compromiso misione ro. Al obispo le corresponde ser el primer heraldo del Evan gelio y, al mismo tiempo, concitar a toda la Iglesia en torno al anuncio de Jesucristo y a la edificación de su reinado de amor en medio del mundo.

Hubo desde el inicio del ministerio del cardenal Rubén, un hecho bien significativo al respecto. Nos pidió que constru yéramos un plan de evangelización, no un plan de pastoral. Podría parecer un asunto simplemente de variación en la terminología. En realidad había en ello una opción de fondo. Hablar de un plan de evangelización significa destacar que la tarea de la Iglesia no puede limitarse a atender a los que ya ha cen parte de ella y se empeñan por seguir a Jesucristo, dejando de lado o ignorando la situación de muchos que no participan hoy de la alegría del Evangelio.

Por otra parte, hablar de evangelización y no sólo de pasto ral, significa dar cuenta de la riqueza y complejidad de la tarea de la Iglesia, de sus diferentes dimensiones y etapas. Como lo señaló san Paulo VI, la evangelización comporta una diversi dad de aspectos íntimamente relacionados, como la promo ción humana o la trasformación cultural de la sociedad.

Todavía a nivel de la concepción de la evangelización, el cardenal Rubén, nos insistió en que la evangelización consiste en descubrir lo que Dios está realizando en el mundo para se cundar su acción y ayudar a otros a descubrirlo y secundarlo. No se trata, entonces, de llevar a Dios a quienes no lo tienen, sino de salir, como reza nuestro paradigma de evangelización, para descubrir a Dios presente y actuante en la ciudad. De esta manera de comprender la evangelización se derivan una serie de actitudes que podríamos sintetizar en la humildad y el diálogo.

Es necesario, entonces, discernir la acción de Dios. Apren der a leer e interpretar los signos de los tiempos. No pretender interactuar con la realidad a partir de recetas prefabricadas, sino desde la certeza de que Dios habita en la ciudad y de que insertándonos en ella, podemos evangelizarla de manera sig nificativa para los hombres y mujeres de nuestro tiempo. El magisterio del cardenal Rubén fue un permanente ejercicio de discernimiento de las realidades sociales y culturales de nues tro país y de nuestra ciudad.

Desde esta perspectiva, quiso también renovar y potenciar la dimensión social de la evangelización. No nos salimos de nuestro campo de acción, cuando buscamos la manera de incidir en los diferentes contextos y transformarlos para que sean más acordes con el reinado del amor de Dios. Por el contrario una visión espiritualista de nuestra tarea o una re ducción de la pastoral social a lo puramente asistencial, sería claramente insuficiente, cuando no abiertamente incongruen te con lo que el Señor nos pide.

El discernimiento del querer de Dios y la colaboración en su obra, pide que hagamos camino juntos. La sinodalidad fue otra marca del servicio evangelizador del Señor Cardenal. Todos los bautizados debemos contribuir a la lectura del querer de Dios y todos debemos contribuir para secundarlo. El Arzobis po denunció con frecuencia y vigor el riesgo del clericalismo y nos invitó a crear o a renovar las estructuras que favorecen la participación de los laicos en la vida y misión de la Iglesia.

Una expresión concreta del discernimiento arquidiocesano, bajo la guía del Señor Cardenal, fue la elaboración y puesta en marcha del Plan de Evangelización. Un instrumento al servicio de la tarea de la Iglesia para que tuviésemos un norte claro y pudiéramos articular los diferentes esfuerzos evangelizadores. Así como fustigó el clericalismo, nos puso también en guardia contra el riesgo de la dispersión y de la fragmentación.

Nos queda al final de su tarea, una mística misionera re novada y un plan de evangelización de largo aliento, cuyo ideal como horizonte y cuyos proyectos como mediaciones concretas, pueden seguir dinamizando la evangelización en la Arquidiócesis.

Que el Señor conceda abundante fruto al celo evangelizador de este Pastor y Maestro que se vivió con generosidad y agu deza a la evangelización en Bogotá y en Colombia.

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Monseñor Pedro Manuel Salamanca ■ Vicario Episcopal de Evangelización
El cardenal Rubén, promotor incansable de la evangelización en la Arquidiócesis
Reflexiones

Un pastor, un camino

Encuentros con la prensa

Fueron varias los encuentros que tuvo el cardenal Rubén Salazar Gómez con los medios de comunicación, siem pre atento y amable para responder todos los interrogantes que le plantea ban los periodistas. Diferentes temáti cas como el inicio de Expocatólica en 2016; el rechazo a las orientaciones que el Ministerio de Educación pretendía realizar a los manuales de convivencia en los colegios en agosto de 2016; sobre la visita del Santo Padre a Colombia en 2017; la presentación de la Fundación de Atención al Migrante (FAMIG); en su rol de presidente del CELAM y de los últimos encuentros fueron con mo tivo de la pandemia por el COVID-19 y el cierre de todos los templos de la Ar quidiócesis.

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Vicarías nuevas

Una de las principales acciones realizadas durante su gestión fue la creación de dos nuevas vicarías episcopales territoriales en el año 2017. La primera en el sur de la ciudad en Ciudad Bolívar, llamada Santa Isabel de Hungría, santa protectora de los más pobres, nombrando como primer Vicario a monseñor Jorge Humberto Acevedo Quintero y posteriormente a su actual vicario monseñor William Casas. La segun da, llamada Padre Misericordioso, la cual nació de la división de la vicaría San Pe dro, tomó la parte oriental desde la Autopista Norte y tuvo como primer Vicario a monseñor Alberto Ojalvo, ahora se encuentra monseñor Juan Álvaro Zapata. La mitad restante conservó el nombre de San Pedro y su actual Vicario sigue siendo monseñor Germán Medina Acosta. V.E.T. Cristo Sacerdote José Inmaculada San Isabel Hungría Ojalvo Prieto Álvaro Zapata Jorge Humberto Acevedo Quintero William Casas

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Monseñor Germán Medina Acosta
de
V.E.T. de San
V.E.T. del Padre Misericordioso V.E.T. de la
Concepción V.E.T. del Espíritu Santo V.E.T. de
Pablo V.E.T. de Santa
de
V.E.T. de San Pedro Monseñor Alberto
Monseñor Juan
Monseñor
Monseñor
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Un pastor, un camino

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Jóvenes

El Señor Cardenal siempre tuvo una importante preocupación por los jó venes y tener un acercamiento real con ellos. De esta manera en el año 2018, nació Puente J, iniciativa de la arquidiócesis de Bogotá que como su nombre lo indica pretende acercar a los jóvenes a las parroquias, estrechan do lazos entre las comunidades y las nuevas generaciones. Su primer coor dinador fue el padre Jorge Páez. En la actualidad se encuentra el padre An drés Pérez. Además, el Señor Cardenal tuvo varios encuentros con jóvenes de la Arquidiócesis, donde mostró una faceta abierta, descomplicada y muy cercana. Destacamos el evento llamada Renova+, iniciativa realizada por la Vi caría Episcopal Territorial de San José, que reunió más de mil jóvenes. Allí el Cardenal realizó un conversatorio, en el que respondió varias preguntas e in quietudes de varios jóvenes presentes.

También, Puente J tuvo la iniciativa de realizar dos conversatorios llama dos Al oído del Cardenal, que en sus dos jornadas reunió casi mil jóvenes de todo el territorio arquidiocesano. En estas jornadas el Cardenal, conversó con los jóvenes y respondió todos sus interrogantes.

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Rubén, el arzobispo de la sonrisa

Quienes han tenido la oportuni dad de compartir el camino pastoral -o personal- con el señor cardenal Rubén Salazar coinciden en descri birlo como un hombre de muchas virtudes. Tal vez la mayor de ellas es su amor por la Iglesia y su fidelidad. Como hombre convencido de su vo cación sabe que la misión de la Iglesia es evangelizar y su anhelo ha sido gas tar su vida en esa tarea.

Desde muy niño, cuando pidió como regalo un altar ‘para jugar a la misa’ con su hermana, quien desde entonces le acompaña y le ‘acolita’, definió su destino vocacional. Don de quiera que ha desempeñado sus labores pastorales, desde su prime ra parroquia de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro en Ibagué hasta sus cargos en El Vaticano ha sido un constante sí a la llamada de Dios, la que supo escuchar, entender y res ponder.

Su trabajo en lo social siempre ha estado presente, desde cuando se desempeñó como director del Depar tamento de Pastoral Social de la Con ferencia Episcopal de Colombia y fue miembro del Pontificio Consejo Cor Unum y representante de los países bolivarianos en el Consejo Ejecutivo de Caritas Internationalis entre 19871990.

Riguroso en la proyección de las tareas e impecable en la ejecución de las mismas siempre va más allá, es un visionario y se lanza a proyectos innovadores. Aquí nos puso, ya hace diez años, a conocer y reconocer la Arquidiócesis, con sus luces y som bras, a proyectarla como un modelo de vida cristiana construida sobre el amor, la caridad como dice Benedic to XVI, dentro de una gran estructura orgánica, al mejor estilo gerencial, sin perder su acento de pastor.

Su presencia en la historia de la Iglesia no pasará desapercibida, pues en uno de los momentos más difíci les, pero así mismo valientes, como la reunión, en Roma, de los presidentes de las conferencias episcopales para estudiar y principalmente combatir la pederastia fue el encargado de ha blar sobre la responsabilidad de los obispos. ¡Vaya discurso! No quedó esquina sin tratar ni deuda sin en frentar “Un análisis somero de lo que ha sucedido nos permite constatar que no se trata solo de desviaciones o patologías sexuales en los abusadores, sino que hay una raíz más honda que es la tergiversación del sentido del ministerio convertido en medio para imponer la fuerza, para violar la con ciencia y los cuerpos de los más débi les. Esto tiene un nombre: clericalis mo”. Y ha combatido el clericalismo desde su trinchera con valentía, pero sobre todo con su ejemplo de vida.

Y como ejecutor e innovador, la creación y puesta en marcha de la Oficina del Buen Trato se convirtió en referente para Colombia y, sin aso mo de exageración, otros países.

Durante su gobierno pastoral ce lebró los 450 años de la existencia de la Arquidióceis. La emblemática imagen del Señor de Monserrate bajó a encontrarse con sus fieles hijos bo gotanos, la Plaza de Bolívar se llenó, el atrio de la Catedral se vistió de gala para la celebración eucarística y la cara del Arzobispo mostró su mejor sonrisa, como de enamorado de su grey.

Fueron muchos los sucesos históri cos para reseñar, pero tal vez la visita Ad limina de 2012, siendo papa Be nedicto XVI; el año santo de la Mi sericordia y su especial jubileo (20152016); la extraordinaria ceremonia de creación del cardenal José de Jesús

Pimiento, tal vez por vez primera fue ra del Vaticano, merecen mención especial.

Sin embargo, fue la visita del papa Francisco, en 2017, la cresta de la ola. Su recibimiento en Eldorado, las mul titudes en las vías y en las plazas, el encuentro con los jóvenes y su emble mático saludo desde el balcón, la reu nión con los obispos… Y el cardenal siempre discreto, siempre sonriente, siempre feliz.

Ya empezando el texto decíamos de su pasión por lo social, por la en trega al hermano, por ver el rostro de Dios en el necesitado, así que fortale ció dos ejes principales de atención: el FAMIG y el Banco de Alimentos y creó un frente nuevo, el SEAB que reúne 19 colegios y una universi dad, Unimonserrate, con la misión de atender con excelencia académi ca a sectores desfavorecidos, son casi 18.000 estudiantes y se ha constituido en el segundo sistema educativo más importante en Bogotá.

Han sido diez años de gran esfuer zo con un norte muy preciso: evange lizar en todo, con todo y a todos.

Y, para finalizar, algunos datos para quienes gustan de las estadísticas: el cardenal Rubén entrega un territorio diocesano distribuido en ocho vica rías territoriales, tres creadas durante su gobierno pastoral; 286 parroquias, 25 de su cosecha. Como padre y pas tor ha ordenado 70 presbíteros y 85 diáconos permanentes. Ha tenido 6 asistentes; cinco obispos auxiliares; dos cancilleres y 18 vicarios episco pales territoriales.

Gracias Su Eminencia. Deja un gran y hermoso legado de entrega y amor a su Arquidiócesis, que permanezca su sonrisa.

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70 presbíteros ordenados 2 Cancilleres 6 Asistentes 85 diáconos permananentes ordenados 5 Obispos auxiliares Fernando Sabogal Viana  Francisco Nieto Súa Roberto Ospina Leongómez Pedro Salamanca Mantilla Manuel Alí Herrera V.E.T. de Cristo Sacerdote V.E.T. de San José V.E.T. del Padre Misericordioso V.E.T. de la Inmaculada Concepción V.E.T. del Espíritu Santo V.E.T. de San Pablo V.E.T. de Santa Isabel de Hungría V.E.T. de San Pedro El cardenal Rubén entrega un territorio diocesano distribuido en ocho vicarías episcopales territoriales, tres creadas durante su gobierno pastoral. 6 Vicarios episcopales territoriales 286 parroquias 25 de su cosecha Fraternidad, una revista para el clero de la arquidiócesis de Bogotá - 13

Desde el comienzo de su ministerio episcopal en la ar quidiócesis de Bogotá, el señor arzobispo Rubén Salazar Gómez, valoró la forma como nuestra iglesia particular venía organizando su presencia y proyectando su acción evangelizadora, en el extenso territorio rural y urbano que la conforma.

Dentro del proceso de discernimiento y construcción del nuevo plan de evangelización (PLAN E), el cardenal Sala zar supo, consecuentemente, redimensionar y potenciar las vicarías hasta lograr reformularlas desde la perspectiva de la transformación misionera de la Iglesia, a la que el Papa Francisco nos ha convocado; podemos decir que sintonizó muy bien con el sueño del Santo Padre al asumir “una op ción misionera capaz de transformarlo todo”.1

Esta reformulación se plasmó en el modo de denomi narlas (dejó de llamarlas “Zonas Pastorales” para desig narlas “Vicarías Episcopales Territoriales”), marcando el acento en su presencia como cabeza y pastor, por medio de sus vicarios episcopales, en el extenso territorio y en su compleja, pero rica realidad sociocultural y eclesial; por otra parte, dicha reformulación se verificó también en el incremento del número de vicarías (de 5 pasó a 8) y, so bre todo, en la concepción de su misión y en la manera de organizarlas: “Una vicaría episcopal territorial es una parte de la arquidiócesis de Bogotá que el arzobispo confía a un vicario episcopal para que, actuando en su nombre, extienda su misión evangelizadora en un territorio deter minado y le ayude en el gobierno pastoral de la misma”.2 Y acentúo, como criterio para su establecimiento, que fuese un número adecuado de parroquias, de tal manera que éste permitiese el acompañamiento cercano del vicario episco pal territorial a los ministros ordenados y a las diferentes comunidades eclesiales, en un contexto sociocultural ho mogéneo.3

Además, en la estructura evangelizadora de la arquidióce sis, las ubicó en el nivel táctico con la tarea “crear las condi ciones necesarias para que las líneas y proyectos estratégicos arquidiocesanos se realicen eficaz y coordinadamente en los diferentes contextos”.4

1 “… para que las costumbres, los horarios, el lenguaje y toda estructura eclesial se convierta en cauce adecuado para la evangelización del mundo actual más que para la autopreservación” (FRANCISCO, Evangelii Gaudium, 27).

2 ARQUIDIÓCESIS DE BOGOTÁ, Estructura evangelizadora de la arquidiócesis de Bogotá, Documento de trabajo, Publicaciones de la arquidiócesis, 2019, numeral 5.10.1.

3 Cf. Ibid., numeral 5.10.2.

4 Ibid., 4.4.

Desde el fuero del Consejo Episcopal, sus vicarios confir mamos y testimoniamos las auténticas motivaciones que le acompañaron en esta reforma:

La presencia cercana del obispo

El Señor Cardenal siempre quiso hacerse presente y cercano en medio del Santo Pueblo de Dios. Este deseo lo llevó a crear tres nuevas vicarías, redistribuyendo las parroquias y procu rando una acción evangelizadora más a “escala humana”, aten ta y esmerada.

El cuidado del presbítero

En su corazón siempre estuvo un especial afecto y preo cupación por sus sacerdotes; sentimientos que tradujo en su excelente trato y en sus múltiples detalles de amistad y fraternidad, cargados, a la vez, de bondad, comprensión y misericordia. No podemos olvidar su insistencia en las comunidades de vida sacerdotal como “lugares” para vivir la fraternidad y el mutuo acompañamiento; él las pensó, como muchas veces nos lo dijo: “para cuidarnos y enveje cer juntos”.

La salvaguarda de la comunión

Una especial motivación acompañó su ministerio como padre y pastor: el cultivo de la comunión. Pronto nos ani mó a “recomenzar desde Cristo”, a dejarnos conducir por el Espíritu, autor de la comunión y fundamento de la unidad en la Iglesia. Su insistencia en el nuevo plan de evangelización estuvo impregnada de esta intención: visibilizar la comunión, tener el mismo horizonte y caminar juntos. En este sentido, nos permitió superar la tentación de marchar cada uno por su lado, dispersos y/o aislados.

El amor y atención a los fieles

Consciente de las transformaciones socioculturales en “ebullición” y del sufrimiento de su gente, visitó asiduamente a los sacerdotes y a sus comunidades eclesiales; proyectó la creación de parroquias buscando “anticiparse” y garantizar la presencia misionera de la Iglesia.

La articulación de fuerzas y el acompañamiento en la misión

Procurando la articulación y coordinación de la acción evangelizadora, repensó los arciprestazgos como lugares para asegurarlas, confiándole un rol especial al arcipreste como hermano mayor.

Valoró, cuidó y siguió con fidelidad a su Consejo Episcopal; allí nos permitió conocer su humanidad y nos aleccionó, dán donos testimonio de su serena confianza en el Señor, siempre presente en el devenir de nuestra arquidiócesis.

Hoy damos gracias a Jesucristo, Buen Pastor, por el bien que nos ha hecho en la persona del Señor Cardenal y nos dispo nemos a brindarle, como arzobispo emérito, nuestra amistad y acompañamiento.

Las vicarías episcopales territoriales en el ministerio del cardenal Salazar en Bogotá
Padre Germán Medina ■ Vicario Episcopal de San Pedro
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Arzobispos de Bogotá 1564-2020

En Historia de la Arquidiócesis de Bo gotá. Su itinerario evangelizador 15641993, Bogotá, 1994

Siendo la persona de los obispos esencial en la vida de sus Iglesias particulares, es apenas natural que el aspecto biográfico de quienes han ostentado ese título y digni dad atraiga la curiosidad de aque llos que se ocupan de la historia de una Iglesia local. Tal es el caso de la arquidiócesis de Bogotá, en donde ese interés se ha manifestado reite radamente y de muy distintas ma neras, desde las primeras décadas del siglo XVII hasta nuestros días.

Uno de los primeros catálogos completos de los arzobispos hasta el año de 1638, parece ser el que se contiene repartido en las páginas de El Carnero de Juan Rodríguez Freyle, que abarca desde fray Juan de los Barrios hasta fray Cristóbal de Torres, de quien precisamente afirma al comenzar el último capí tulo de su obra que: “entró en esa ciudad de Santafé a 8 de septiem bre del año 1635, y en este presente de 1638 rige esta santa Iglesia me tropolitana, el cual es ido a visitar los pueblos de su arzobispado…”

Seis años después de Rodríguez Freyle, un sacerdote nonagenario de la Arquidiócesis, llamado don Alonso Garzón de Tahuste, se ocu paba en escribir un catálogo de los arzobispos de Santafé. Como ha bía sido párroco de la catedral por espacio de sesenta años, a todos los había conocido y tratado, y tan

dilatado tiempo le permitía escri bir no sólo con la suficiente ma durez sino con sobrada autoridad. Este catálogo solamente vino a ser conocido en 1911. Por aquella misma época surgían por vez pri mera, en biografías individuales, las figuras de dos arzobispos: la del santafereño don Hernando Arias de Ugarte, escrita por su capellán, el presbítero don Diego López de Lisboa y León, que se imprimió en Lima en 1638; y poco después la de don Bernardino de Almansa, escrita por don Pedro Solís y Va lenzuela, publicada en Madrid en 1647, una y otra sobrecargadas del estilo panegirista y edificante de la época, que a la postre es muy poco lo que filtran del aspecto biográfi co real, y tras de los inciensos que emanan, más excitan a la duda que a la credibilidad del dato y a desear la verificación de las supuestas no ticias históricas.

Nueva ganancia recibieron las biografías de los arzobispos santa fereños a través de los acreditados datos de Juan Flórez de Ocariz, consignados en su extensa obra Genealogías del Nuevo Reino de Granada, publicada en Madrid en 1674. Tales datos abarcan hasta fray Juan de Arguinao, quien tuvo un largo gobierno de casi diecio cho años.

Modernamente, pero mucho antes de que apareciera la monu mental obra de monseñor José Restrepo Posada, las biografías de los arzobispos santafereños y bo

gotanos ocuparon la atención del presbítero Gonzalo Uribe Villegas, en su socorrido libro Los Arzo bispos y Obispos Colombianos, publicado en 1918. Años después, en 1951 y 1955, respectivamente, fueron publicadas dos biografías de arzobispos santafereños: la de don Antonio Caballero y Gón gora y la de don Baltasar Jaime Martínez Compañón, prelados de finales del siglo XVIII, de las que es autor el fecundo compilador de datos y documentos don José Ma nuel Pérez Ayala. Ninguna de ellas registra la acción propiamente pastoral de los arzobispos, sino su función oficial y los actos curiales, al fin de cuentas como escritas sin una perspectiva religiosa. Quizás porque a ello invitan las figuras de los dos prelados, sobre todo la de Caballero y Góngora, quien simultáneamente se desempeñó como virrey y arzobispo.

La década de los sesenta, en el presente siglo, fue rica y fecun da para el conocimiento de los arzobispos de Santafé y Bogo tá. En efecto, en 1960 apareció la biografía de fray Juan de los Ba rrios, estudio crítico y depurado del primer arzobispo, cuyo au tor es monseñor Mario Germán Romero. Posteriormente, entre 1961 y 1966, aparecieron los tres volúmenes con las biografías de todos los arzobispos, hasta don Ignacio León Velasco (1891), de los cuales es autor monseñor José Restrepo Posada, quien falleció

Fraternidad, una revista para el clero de la arquidiócesis de Bogotá - 15

en 1972. Obra estupenda y llena de méritos, pero como humana -al fin de cuentas- susceptible de enmiendas, más que en la par te formal y documental, en la de las perspectivas, sobre todo en lo referente a la época de las con frontaciones de la Iglesia con los gobiernos liberales. Sin embargo, todo cuanto se diga en alabanza de esta obra resultará inferior a sus cualidades pues ella encierra, a manera de rico filón, los datos necesarios para conocer la his toria básica de la Arquidiócesis, tras de la cual habrán de ir, como uncidos, todos los futuros histo riadores. Es la obra clásica por excelencia acerca de la historia arquidiocesana, desgraciadamen te hoy convertida en una rareza bibliográfica, que suscita el anhe lo de una nueva edición.

A pesar de ser la del arzobispo don Manuel José Mosquera una de las más completas biografías dentro de la obra de Restrepo Po sada, un nuevo trabajo histórico vino a enriquecerla en 1987. Se trata de la Vida y pensamiento del arzobispo Mosquera (1800-1853), del presbítero Gonzalez Sánchez Zuleta, P.S.S., excelente opúsculo en el que se presenta de manera bien ordenada y sobre todo ejem plarmente documentada, la vida del sufrido prelado.

Finalmente, cierran el panora ma historiográfico sobre los arzo bispos de Bogotá dos obras de las cuales son autores sacerdotes de la misma Arquidiócesis. La primera es la biografía de monseñor Ismael Perdomo, escrita por el presbítero Julio César Orduz, que publicó en Bogotá en 1984 con el título de Monseñor Ismael Perdomo y su tiempo. La segunda, bajo el título Cuatro Arzobispos que han mar

cado nuestra historia (1928-1984), del presbítero Guillermo Agudelo Giraldo, la cual recoge los nom bres de los arzobispos Ismael Per domo, Crisanto Luque, Luis Con cha y Aníbal Muños Duque.

No quiere decir que el anterior panorama bibliográfico agote los tratados biográficos sobre los ar zobispos. La infinidad de artículos en revistas diversas, y muy disper sas, pueden demostrar que lo que nosotros hemos señalado aquí son simplemente las obras de carácter general y por supuesto las más co nocidas o, por lo menos, las más fácilmente accesibles. La otra pue de y debe ser búsqueda para espe cialistas.

Tampoco agota la historia de la realidad arquidiocesana, desde el punto de vista de sus pastores, el conocimiento que de ellos pueda tenerse, aun si fuera muy comple to y muy perfecto. La dirección de los destinos de la arquidiócesis de Bogotá, en virtud de la legisla ción canónica vigente en la épo ca hasta 1983, estuvo por largos años en manos de su cabildo ecle siástico o capítulo catedral, como también se le llama. Las largas va cancias de la sede episcopal y los largos viajes que debían empren der los arzobispos electos para sumir personalmente su gobier no, y que dejaron en manos del provisor o deán o vicario general o gobernador y los capitulares el gobierno de la Arquidiócesis, in vita de inmediato a pensar en el papel protagónico que a estos les correspondió asumir en el derro tero arquidiocesano, lo que a su vez explica ciertas características de autoridad y relevancia que entonces circuyeron a la corpo ración. Sumados los años en que estuvo vacante la sede arzobispal

de Bogotá resultan más de 105, dentro de los cuales hay períodos sumamente prolongados, de 9, 12 y hasta 16, y de ordinario entre 3 y 4 años, que acostumbraron al capítulo a prescindir de su ca rácter interinario y a actuar con decisión. Por estas razones, la his toria de los capítulos catedralicios fue integrada con la de los arzo bispos, y así parece que lo enten dió Juan Flórez de Ocariz, quien ya para 1674 tenía tan completa la lista de los arzobispos como la de los canónigos, integrados unos con otros en el orden cronológi co en que los fueron colocando las circunstancias de su elección. Esta importancia histórica del capítulo catedralicio también la entendió el ilustrísimo señor Joaquín Pardo Vergara, quien en 1892 publicó su libro Datos bio gráficos de los Canónigos de la Catedral Metropolitana, que da cuenta de doscientos treinta y seis canónigos, y monseñor Res trepo Posada, quien dedicó a este particular muchas horas de su investigación, con resultados que fue dando a conocer en distintas publicaciones.

De todas maneras, es necesario dejar en claro que cualquiera que sea la intención que se tenga del conocimiento de los arzobispos o de los que los suplieron por una u otra razón, lo que se busca en ellos es su identidad como pasto res. Al menos esta es la sensibili dad a que nos inclina la perspec tiva más genuina en torno lo que es un obispo.

Tras de estas ideas generales va mos a presentar el elenco de los arzobispos desde que se creó la Arquidiócesis, pero únicamente con los nombres de los que se po sesionaron de su cátedra.

16 - Fraternidad - Mayo de 2020

Ilmo. Sr. D.

Ilmo. Sr.

Nació en Pedroche, Extremadura, España, hacia 1496; elegido obispo de la Asunción del Río de la Plata, Paraguay, el 1o de junio de 1547; con sagrado probablemente en el mismo año; trasladado al obispado de Santa Marta el 2 de abril de 1552; promovi do al arzobispado de Santafé el 22 de marzo de 1564.

Gobernó 15 años y 6 meses, primero como obispo de Santa Marta y luego como arzobispo de Santafé, desde julio de 1553 hasta el 12 de febrero de 1569, fecha de su muerte en Santafé.

La sede quedó vacante 4 años y 1 mes.

Nació en Llerena, Extremadura, Es paña, hacia 1510; elegido arzobis po de Santafé el 8 de noviembre de 1570; consagrado probablemente en Madrid hacia mayo de 1571.

Gobernó la Arquidiócesis 16 años y 9 meses, desde el 28 de marzo de 1573 hasta el 24 de enero de 1590, fecha de su muerte en Santafé.

La sede quedó vacante 9 años y 2 meses.

Fraternidad, una revista para el clero de la arquidiócesis de Bogotá -
Fr. JUAN DE LOS BARRIOS, franciscano. 1553-1569
D. Fr. LUIS ZAPATA DE CÁRDENAS, franciscano. 1573-1590
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Ilmo. Sr. D. BARTOLOMÉ LOBO GUERRERO, del clero diocesano. 1599-1609

Ilmo. Sr. D. Fr. PEDRO ORDÓÑEZ Y FLÓREZ, de la Orden de Alcántara. 1613-1614

Nació en Ronda, Reino de Grana da, hacia 1546; elegido arzobispo de Santafé el 12 de agosto de 1596; con sagrado en México en el segundo se mestre de 1597.

Gobernó la Arquidiócesis 9 años y 9 meses, desde el 28 de marzo de 1599 hasta el 8 de enero de 1609, fecha de su partida para el arzobispado de Lima, donde murió el 12 de enero de 1622.

La sede quedó vacante 4 años y 1 mes.

Nació en las Brozas, Extremadura, España, hacia 1560; elegido arzobis po de Santafé el 19 de abril de 1610: consagrado en Lima el 21 de diciem bre de 1611.

Gobernó la Arquidiócesis 1 año y 3 meses, desde el 3 de marzo de 1613 hasta el 11 de junio de 1614, fecha de su muerte en Santafé.

La sede quedó vacante 3 años y 6 meses.

18 - Fraternidad - Mayo de 2020

Nació en Santafé el 9 de septiembre de 1561; elegido obispo de Quito el 22 de abril de 1613; consagrado en Lima hacia 1614; promovido al arzobispa do de Santafé el 14 de marzo de 1616.

Gobernó la Arquidiócesis 7 años y 6 meses, desde el 7 de enero de 1618 asta el 30 de julio de 1625, fecha de su partida para el arzobispado de Charcas, Bolivia; trasladado al de Lima en 1628, donde murió el 27 de enero de 1638.

La sede quedó vacante 1 año y 11 me ses.

Nació en Durango, Viscaya, España, el 7 de enero de 1576; elegido obis po de Tucumán, Argentina, el 10 de abril de 1617; consagrado en San tiago del Estero, Argentina, el 25 de diciembre de 1618; promovido al ar zobispado de Santafé el 7 de abril de 1625.

Gobernó la Arquidiócesis 4 años y 3 meses, desde el 4 de julio de 1627 hasta el 25 de octubre de 1630, fecha de su muerte en Santafé.

La sede quedó vacante 11 meses.

Fraternidad, una revista para el clero de la arquidiócesis de Bogotá
Ilmo. Sr. D. JULIÁN DE CORTÁZAR, del clero diocesano. 1627 - 1630 Ilmo. Sr. D. HERNANDO ARIAS DE UGARTE, del clero diocesano. 1618-1625
- 19

Ilmo. Sr. D. BERNARDINO DE ALMANSA, del clero diocesano.

Nació en Lima el 6 de junio de 1569; elegido arzobispo de Santo Domingo el 17 de septiembre de 1629; consa grado en Madrid a fines del mismo año; trasladado a Santafé el 15 de di ciembre de 1631.

Gobernó la Arquidiócesis 1 año y 11 meses, desde el 12 de octubre de 1631, en virtud del nombramiento real porque el nombramiento pon tificio llegó un año más tarde, hasta el 27 de septiembre de 1633, fecha de su muerte en Villa de Leyva.

La sede quedó vacante 1 año y 11me ses.

Nació en Burgos, España, el 27 de diciembre de 1573; elegido arzobis po de Santafé el 8 de enero de 1635; consagrado en Cartagena a media dos del mismo año.

Gobernó la Arquidiócesis 18 años y 10 meses, desde el 8 de septiembre de 1635 hasta el 8 de julio de 1654, fe cha de su muerte en Santafé. La sede quedó vacante 6 años y 11 meses.

Ilmo. Sr. D. Fr. CRISTÓBAL DE TORRES, dominico.
1631 - 1633
1635 - 1654
20 - Fraternidad - Mayo de 2020

Ilmo. Sr. D. Fr. JUAN DE ARGUINAO, dominico.

1661 - 1678

Ilmo. Sr. D. ANTONIO SANZ LOZANO, del clero diocesano.

1681 - 1688

Nació en Lima por abril de 1588; elegido obispo de Santa Cruz de la Sierra, Bolivia, el 10 de septiembre de 1646; consagrado en Lima el 17 de noviembre de 1647; promovido al arzobispado de Santafé el 10 de no viembre de 1659.

Gobernó la Arquidiócesis 17 años y 3 meses, desde el 17 de junio de 1661 hasta el 5 de octubre de 1678, fecha de su muerte en Santafé.

La sede quedó vacante 2 años y 4 meses.

Nació en Cabanillas, Guadalaja ra, España, en 1622; elegido obispo de Cartagena de Indias el 10 de no viembre de 1659; consagrado en la misma ciudad hacia marzo de 1661; promovido al arzobispado de Santa fé el 19 de agosto de 1680.

Gobernó la Arquidiócesis 7 años y 3 meses, desde el 22 de febrero de 1681 hasta el 28 de mayo de 1688, fecha de su muerte en Tunja.

La sede quedó vacante 2 años y 3 meses.

Fraternidad, una revista para el clero de la arquidiócesis de Bogotá - 21

Ilmo. Sr. D. Fr. IGNACIO DE URBINA, monje jerónimo.

1690 - 1703

Nació en Burgos, España, el 31 de ju lio de 1632; elegido arzobispo de San tafé el 7 de noviembre de 1689; con sagrado en Cartagena el 8 de mayo de 1690.

Gobernó la Arquidiócesis 12 años y 6 meses, desde el 25 de septiembre de 1690 hasta el 9 de abril de 1703, fecha de su muerte en Santafé, aun que había sido trasladado a Puebla de los Ángeles, México, el 18 de abril de 1701.

La sede quedó vacante 3 años y 3 meses.

Nació en Turieno, Santander, Espa ña, quizá en abril de 1646; elegido ar zobispo de Santafé el 14 de enero de 1704; consagrado en Madrid hacia julio del mismo año.

Gobernó la Arquidiócesis 8 años y 3 meses, desde el 1 de agosto de 1706 hasta el 29 de noviembre de 1714, fe cha de su muerte en Santafé. La sede quedó vacante 3 años y 1 mes.

Ilmo. Sr. D. FRANCISCO DE COSSIO y OTERO, del clero diocesano. - 1714
1706
22 - Fraternidad - Mayo de 2020

Nació en Borox, Toledo, España, quizá el 29 de enero de 1650; elegido arzobispo de Santo Domingo el 14 de diciembre de 1705; consagrado en la Villa de Puerto Príncipe, Camagüey, Cuba, el 29 de junio de 1707; trasla dado al obispado de Caracas en 1714; promovido al arzobispado de Santa fé el 5 de octubre de 1716.

Gobernó la Arquidiócesis 5 años y 5 meses, desde el 24 de enero de 1718 hasta el 27 de junio de 1723, fecha de su muerte en Santafé.

La sede quedó vacante 8 años y 2 meses.

Nació en Alcalá de Henares, Espa ña, hacia 1674; elegido arzobispo de Santo Domingo el 12 de abril de 1717; consagrado en Santiago de Cuba el 1º de mayo de 1718; trasladado al ar zobispado de Santafé el 25 de enero de 1725.

Gobernó la Arquidiócesis 5 años y 2 meses, desde el 27 de agosto de 1731 hasta el 21 de octubre de 1736, fecha de su muerte en Santafé.

La sede quedó vacante 2 años y 9 meses.

Ilmo. Sr. D. Fr. DEL RINCÓN, mínimo.
Ilmo. Sr. D. ANTONIO CLAUDIO ÁLVAREZ DE QUIÑONES, del clero diocesano.
Fraternidad, una revista para el clero de la arquidiócesis de Bogotá -
FRANCISCO
1718 - 1723
1731 - 1736
23

Ilmo. Sr. D. JUAN DE GALAVIS,

Ilmo. Sr. D. DIEGO FERMÍN DE VERGARA,

Nació en Robledillo de Gata, Extre madura, España, el 9 de mayo de 1683; elegido arzobispo de Santo Do mingo el 28 de noviembre de 1729; consagrado en Caracas a principios de abril de 1731; trasladado al arzo bispado de Santafé el 3 de marzo de 1738.

Tan sólo gobernó la Arquidiócesis desde el 29 de julio hasta el 14 de no viembre de 1739, fecha de su muerte en Santafé.

La sede quedó vacante 1 año y 9 me ses.

Nació en San Martín de Valongo, Galicia, España, en 1675; elegido obispo de Popayán el 19 de diciem bre de 1732; consagrado en Cartage na a mediados de 1735; promovido al arzobispado de Santafé el 19 de diciembre de 1740.

Gobernó la Arquidiócesis 2 años y 5 meses, desde el 26 de agosto de 1741 hasta el 7 de febrero de 1744, fecha de su muerte en Santafé.

La sede quedó vacante 3 años y 11 meses.

Fr.
premostratense. 1739
Fr.
agustino. 1741 - 1744
24 - Fraternidad - Mayo de 2020

Nació en Santiago de Chile en 1693; elegido obispo auxiliar de Concep ción, Chile, el 6 de agosto de 1735; consagrado en dicha ciudad el 17 de abril de 1740; trasladado al obispa do de Concepción el 28 de febrero de 1742; promovido al arzobispado de Santafé el 18 de diciembre de 1744.

Gobernó la Arquidiócesis cerca de 6 años, desde el 20 de enero de 1748 hasta 1753 por aceptación de su re nuncia; murió en Cartagena el 22 de abril de 1754.

La sede quedó vacante aproximada mente 1 año.

Nació en Quito en 1697; elegido obis po de Santa Marta el 28 de noviem bre de 1746; consagrado en Quito el 21 de septiembre de 1747; promovido al arzobispado de Santafé el 28 de mayo de 1753.

Gobernó la Arquidiócesis 9 años y 9 meses, desde el 2 de junio de 1754 hasta el 29 de febrero de 1764, fecha de su muerte en Santafé.

La sede quedó vacante 4 años.

Ilmo. Sr. D. PEDRO FELIPE DE AZÚA E ITURGOYEN, del clero diocesano.
Ilmo. Sr. D. JOSÉ JAVIER DE ARAUZ y ROJAS, del clero diocesano.
Fraternidad, una revista para el clero de la arquidiócesis de Bogotá
1748 - 1743
1754 - 1764
- 25

Ilmo.

Ilmo. Sr.

Nació en Renedo de Piélagos, San tander, España, a fines de agosto de 1720; elegido arzobispo de Santafé el 9 de diciembre de 1765; consagrado en Madrid el 11 de junio de 1766.

Tan sólo gobernó la Arquidiócesis desde el 25 de marzo hasta el 8 de di ciembre de 1768, fecha de su muerte en Santafé.

La sede quedó vacante 1 año y 2 me ses.

Nació en Belalcázar, Córdoba, Es paña, el 18 de octubre de 1715; ele gido obispo auxiliar de Cartagena del Levante, España, el 6 de abril de 1761; consagrado en Sevilla el 31 de mayo siguiente; trasladado al obis pado de Chiapas, México, el 12 de junio de 1769; promovido al arzo bispado de Santafé el 21 de agosto del mismo año.

El 18 de febrero de 1770 el deán del capítulo catedral en su nombre tomó posesión de la sede; antes de salir para Santafé, el 12 de diciem bre de dicho año, fue trasladado a la diócesis de Tui, España, donde mu rió el 19 de marzo de 1774.

La sede quedó vacante 9 meses.

Óleo de José S. Castillo. Colección Museo de la Independencia - Casa del Florero, Mincultura.

Fuente: http://www.revistacredencial.com/credencial/ historia/temas/la-independencia-en-bogota-el-20-dejulio-de-1810

Sr. D. FRANCISCO ANTONIO DE LA RIVA MAZO, del clero diocesano. 1768
D. Fr. LUCAS RAMÍREZ GALÁN, franciscano. 1690 - 1770
26 - Fraternidad - Mayo de 2020

Ilmo. Sr. D. Fr. AGUSTÍN MANUEL CAMACHO y ROJAS, dominico.

1771 -1774

Ilmo. Sr. D. AGUSTÍN DE ALVARADO y CASTILLO, del clero diocesano.

1775 -

Nació en Tunja hacia 1699; elegido obispo de Santa Marta el 20 de agos to de 1764; consagrado en Santo Do mingo el 28 de octubre de 1765; pro movido al arzobispado de Santafé el 4 de marzo de 1771.

Gobernó la Arquidiócesis 2 años y 6 meses, desde el 28 de septiembre de 1771 hasta el 13 de abril de 1774, fe cha de su muerte en Santafé.

La sede quedó vacante 2 años y 1 mes.

Nació en Limpias, Santander, Es paña, el 16 de junio de 1720; elegido obispo de Cartagena de Indias el 7 de septiembre de 1772; consagrado en Mompox en mayo o junio de 1773; promovido al arzobispado de Santa fé el 13 de marzo de 1775.

Gobernó la Arquidiócesis 1 año y 5 meses, desde el 2 de junio de 1776 hasta el 30 de noviembre de 1777, fe cha de su salida para el obispado de Ciudad Rodrigo, España, donde mu rió el 21 de julio de 1781.

La sede quedó vacante 1 año y 5 me ses.

Fraternidad, una revista para el clero de la arquidiócesis de Bogotá -
1777
27

Nació en Priego, Andalucía, España, el 24 de mayo de 1723; elegido obispo de Chiapas, México, el 29 de mayo de 1775 y trasladado al obispado de Mé rida de Yucatán, también en México, el 11 de septiembre siguiente; consa grado en La Habana el 30 de junio de 1776; promovido al arzobispado de Santafé el 14 de diciembre de 1778.

Gobernó la Arquidiócesis 9 años y 11 meses, desde el 23 de mayo de 1779 hasta abril de 1789, fecha de su par tida para el obispado de Córdoba, España, donde murió el 24 de marzo de 1796.

La sede quedó vacante 1 año y 11 me ses.

Nació en Cabredo, Navarra, Espa ña, el 10 de enero de 1737; elegido obispo de Trujillo, Perú, el 7 de junio de 1778; consagrado en Miraflores, Perú, el 25 de marzo de 1779; promo vido al arzobispado de Santafé el 15 de diciembre de 1788.

Gobernó la Arquidiócesis 6 años y 5 meses, desde el 12 de marzo de 1791 hasta el 17 de agosto de 1797, fecha de su muerte en Santafé.

La sede quedó vacante 2 años y 3 meses.

Ilmo. Sr. D. ANTONIO CABALLERO y GÓNGORA, del clero diocesano.
Ilmo. Sr. D. BALTASAR JAIME MARTÍNEZ DE COMPAÑÓN, del clero diocesano.
1779 - 1789
1791 -1797
28 - Fraternidad - Mayo de 2020

Ilmo. Sr. D. Fr. FERNANDO DEL PORTILLO y TORRES, dominico.

1799 - 1804

Nació en Ciudad Real, España, el 3 de agosto de 1728; elegido arzobispo de Santo Domingo el 15 de septiem bre de 1788; consagrado en Caracas el 28 de junio de 1789; trasladado al arzobispado de Santafé el 29 de oc tubre de 1798.

Gobernó la Arquidiócesis 4 años y 1 meses, desde el 1º de diciembre de 1799 hasta el 20 de enero de 1804, fe cha de su muerte en Santafé.

La sede quedó vacante 12 años y 10 meses.

Nació en Maranchón, Sigüenza, Es paña, el 1º de julio de 1759; elegido arzobispo de Santafé el 20 de agosto de 1804; consagrado en Puerto Rico hacia junio de 1810.

Tan sólo gobernó la Arquidiócesis desde el 5 de diciembre de 1816 hasta el 1º de febrero de 1817, fecha de su muerte en Santafé.

La sede quedó vacante 10 años y 5 meses.

Ilmo. Sr. D. JUAN BAUTISTA SACRISTÁN y GALIANO, del clero diocesano. - 1817
Fraternidad, una revista para el clero de la arquidiócesis de Bogotá - 29
1816

Ilmo. Sr. D. FERNANDO CAYCEDO y FLÓREZ, del clero de Santafé.

1827 - 1832

Ilmo. Sr. D. MANUEL JOSÉ MOSQUERA y ARBOLEDA, del clero de Popayán.

1835 - 1853

Nació en Suaita, Santander, el 15 de julio de 1756; elegido arzobispo de Santafé el 21 de mayo de 1827; con sagrado en Bogotá el 19 de marzo de 1828.

Gobernó la Arquidiócesis 3 años y 11 meses, desde el 19 de julio de 1827, aún sin recibir la consagración epis copal, hasta el 17 de febrero de 1832, fecha de su muerte en Bogotá.

La sede quedó vacante 3 años y 7 meses.

Nació en Popayán el 11 de abril de 1800; elegido arzobispo de Santafé el 19 de diciembre de 1834; consagra do en Popayán el 28 de junio de 1835. Gobernó la Arquidiócesis 18 años y 2 meses, desde el 21 de septiembre de 1835 hasta el 10 de diciembre de 1853, fecha de su muerte en Marse lla, Francia.

La sede quedó vacante 1 año y 1 mes.

30 - Fraternidad - Mayo de 2020

Ilmo. Sr. D. ANTONIO HERRÁN y ZALDÚA, del clero de Santafé.

1855 - 1868

Ilmo. Sr. D. VICENTE ARBELÁEZ GÓMEZ, del clero de Antioquia.

1868 - 1884

Nació en Honda, Tolima, el 11 de fe brero de 1797; elegido arzobispo de Santafé el 13 de enero de 1855; con sagrado en Bogotá el 15 de abril del mismo año.

Gobernó la Arquidiócesis 13 años y 1 mes, desde el 21 de enero de 1855, aún sin recibir la consagración epis copal, hasta el 6 de febrero de 1868, fecha de su muerte en Villeta, Cun dinamarca.

La sede no quedó vacante.

Nació en San Vicente, Antioquia, el 8 de marzo de 1822; elegido vicario apostólico de Santa Marta el 13 de noviembre de 1859; consagrado en Bogotá el 25 de marzo de 1860; tras ladado a Santafé como obispo coad jutor con derecho a sucesión el 9 de diciembre de 1864.

Gobernó la Arquidiócesis 16 años y 4 meses, desde el 6 de febrero de 1868 hasta el 29 de junio de 1884, fecha de su muerte en Bogotá.

La sede quedó vacante por 7 meses.

Fraternidad, una revista para el clero de la arquidiócesis de Bogotá - 31

Ilmo. Sr. D. JOSÉ TELÉSFORO PAÚL VARGAS, jesuita.

1885 - 1889

Ilmo. Sr. D. IGNACIO LEÓN VELASCO, jesuita.

1889 - 1891

Nació en Bogotá el 5 de enero de 1831; elegido obispo de Panamá el 17 de septiembre de 1875; consagrado en la misma ciudad el 5 de marzo de 1876; promovido al arzobispado de Santafé el 6 de agosto de 1884.

Gobernó la Arquidiócesis 4 años y 2 meses, desde el 11 de febrero de 1885 hasta el 8 de abril de 1889, fecha de su muerte en La Mesa, Cundina marca.

La sede quedó vacante 5 meses.

Nació en Popayán el 11 de abril de 1834; elegido obispo de Pasto el 15 de marzo de 1883; consagrado en Qui to el 3 de junio de 1883; promovido al arzobispado de Santafé el 24 de mayo de 1889.

Gobernó la Arquidiócesis 1 año y 6 meses, desde el 6 de octubre de 1889 hasta el 10 de abril de 1891, fecha de su muerte en Bogotá.

La sede quedó vacante 5 meses.

32 - Fraternidad - Mayo de 2020

Ilmo. Sr. D. BERNARDO HERRERA RESTREPO, del clero de Santafé.

1891 - 1928

Siervo de Dios ISMAEL PERDOMO BORRERO, del clero de Garzón.

1928 - 1950

Nació en Bogotá el 11 de septiembre de 1844; elegido obispo de Medellín el 27 de marzo de 1885; consagra do en Bogotá el 27 de diciembre si guiente; promovido al arzobispado de Santafé el 4 de junio de 1891.

Gobernó la Arquidiócesis 36 años y 3 meses, desde el 13 de septiembre de 1891 hasta el 2 de enero de 1928, fe cha de su muerte en Bogotá.

La sede no quedó vacante.

Nació en Gigante, Huila, el 22 de fe brero de 1872; elegido obispo de Iba gué el 29 de abril de 1903; consagra do en Roma el 19 de junio de 1903; promovido a Bogotá como arzobispo coadjutor con derecho a sucesión el 5 de febrero de 1923.

Gobernó la Arquidiócesis 22 años y 5 meses, desde el 2 de enero de 1928 hasta el 3 de junio de 1950, fecha de su muerte en Bogotá.

El 31 de enero de 1962 se inició el pro ceso de su canonización en la curia primada.

La sede quedó vacante 3 meses.

Fraternidad, una revista para el clero de la arquidiócesis de Bogotá - 33

Emmo. Sr. cardenal CRISANTO LUQUE, del clero de Bogotá.

1950 - 1959

1959 - 1972

Nació en Tenjo, Cundinamarca, el 1º de febrero de 1889; elegido obispo auxiliar de Tunja el 16 de enero de 1931; consagrado en Bogotá el 3 de mayo siguiente; trasladado al obis pado de Tunja el 9 de septiembre de 1932; promovido al arzobispado de Bogotá el 14 de julio de 1950; crea do cardenal de la Santa Iglesia en el consistorio del 12 de enero de 1953.

Gobernó la Arquidiócesis 8 años y 8 meses, desde el 8 de septiembre de 1950 hasta el 7 de mayo de 1959, fe cha de su muerte en Bogotá. La sede quedó vacante poco más de un mes.

Nació en Bogotá el 7 de noviembre de 1891; elegido obispo de Manizales el 13 de julio de 1935; consagrado en Bogotá el 30 de noviembre siguiente; promovido al arzobispado de Mani zales el 10 de mayo de 1954; trasla dado al arzobispado de Bogotá el 18 de mayo de 1959; creado cardenal de la Santa Iglesia en el consistorio del 16 de enero de 1961.

Gobernó la Arquidiócesis 7 años y 11 meses, desde el 20 de junio de 1959 hasta el 24 de mayo de 1967, aunque su renuncia fue aceptada el 22 de ju lio de 1972; murió en Bogotá el 18 de septiembre de 1975.

La sede no quedó vacante.

Emmo. Sr. cardenal LUIS CONCHA CÓRDOBA, del clero de Bogotá.
34 - Fraternidad - Mayo de 2020

Emmo. Sr. cardenal ANÍBAL MUÑOZ DUQUE, del clero de Santa Rosa de Osos.

1972 - 1984

Nació en Santa Rosa de Osos, Antio quia, el 3 de octubre de 1908; elegido obispo de Socorro y San Gil el 8 de abril de 1951; consagrado en Bogotá el 27 de mayo siguiente; trasladado al obispado de Bucaramanga el 18 de diciembre de 1952; promovido al arzobispado de Nueva Pamplona el 3 de agosto de 1959; nombrado ad ministrador apostólico de Bogotá el 22 de abril de 1967; trasladado a Bo gotá como arzobispo coadjutor con derecho a sucesión el 5 de febrero de 1969; creado cardenal de la Santa Iglesia en el consistorio del 5 de mar zo de 1973.

Gobernó la Arquidiócesis 17 años y 1 mes, como administrador apostólico desde el 24 de mayo de 1967 y como arzobispo residencial desde el 22 de julio de 1972 hasta el 25 de junio de 1984, fecha de la aceptación de su renuncia; murió en Bogotá el 15 de enero de 1987.

La sede quedó vacante menos de un mes.

El señor cardenal Mario Revollo Bra vo nació en Génova, Italia, el 15 de junio 1919. Ingresó al Seminario Me nor y allí terminó el bachillerato. Al terminar sus estudios básicos viajó a Italia, fue ordenado en 1943, en me dio de la Segunda Guerra Mundial, por monseñor Luigi Traglia.

El 2 de diciembre de 1973 es llama do al episcopado por su santidad Pablo VI, como auxiliar de Bogotá, siendo arzobispo monseñor Aníbal Muñoz Duque. En febrero de 1978 es nombrado arzobispo de Nueva Pamplona y arzobispo de Bogotá el 25 de junio de 1984.Poseedor de una personalidad genial, profunda, de buen humor, tranquilo, y profunda mente humanitario creó una de las obras con más visión en Bogotá, la Fundación de Atención al Migrante –FAMIG.

Fue creado cardenal por san Juan Pablo II el 28 de junio de 1988; re nunció al gobierno pastoral de esta arquidiócesis el 13 de agosto de 1994 y falleció el 3 de noviembre de 1995.

Fraternidad, una revista para el clero de la arquidiócesis de Bogotá - 35

Emmo. Sr. cardenal MARIO REVOLLO BRAVO, del clero de Bogotá.
1984 - 1995

Nació en Cartago, Valle, el 13 de sep tiembre de 1932. Realizó sus estudios eclesiásticos en el Seminario Menor de Popayán, el Seminario Mayor de Popayán y teología en la Universi dad de Laval en Quebec, Canadá. Recibió la ordenación sacerdotal de manos del obispo Julio Caicedo y Téllez el 8 de julio de 1956. Después adelantó estudios de catequesis en Washington y de doctrina social de la Iglesia en Santiago de Chile. Fue nombrado obispo de la diócesis de Cúcuta el 2 de junio de 1971 y recibió la ordenación episcopal el 11 de junio de 1971. Fue nombrado, después, ar zobispo de la arquidiócesis de Cali el 7 de febrero de 1985. También se des empeñó como presidente de la Con ferencia Episcopal de Colombia du rante tres periodos. Tomó posesión de la Arquidiócesis de Bogotá el 11 de febrero de 1995 y fue su arzobispo hasta el año 2010. El papa Juan Pa blo II lo creó cardenal el 11 de febrero de 2001.

Nació en Bogotá el 22 de septiembre de 1942 y recibió la ordenación sa cerdotal de manos del arzobispo de Ibagué José Joaquín Flórez Hernán dez, el día de 20 de mayo de 1967, para el clero de la arquidiócesis de Ibagué. Estando allí fue nombrado obispo de la diócesis de Cúcuta y recibió la ordenación episcopal del 25 de marzo de 1992, de manos del Nuncio Apostólico, arzobispo Paolo Romeo. Después fue elevado a la ca tegoría de arzobispo de la arquidió cesis de Barranquilla el 18 de marzo de 1999 y tomó posesión de esa igle sia particular el 15 de mayo del mis mo año. Fue nombrado después ar zobispo de la arquidiócesis de Bogotá el 8 de julio de 2010 y ocupó dicho cargo desde el 13 de agosto de 2010 hasta el 25 de abril de 2020, cuan do le fue aceptada su renuncia por parte del papa Francisco. Fue creado cardenal por el papa Benedicto XVI en el consistorio del 24 de noviembre de 2012. También presidió la Confe rencia Episcopal de Colombia en dos periodos y fue presidente del Celam por un periodo.

Emmo. Sr. cardenal RUBÉN SALAZAR GÓMEZ, del clero de Ibagué 2010 - 2020 Emmo. Sr. cardenal PEDRO RUBIANO SÁENZ, del clero de Cali 1995 - 2010
36 - Fraternidad - Mayo de 2020

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