opio en lass nubes

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Creo que la idea de escaparse le vino a la cabeza a Highway un día a la hora del desayuno. Highway fumaba tranquilamente su cigarrillo mientras sorbía ruidosamente el café. Marciana estaba al otro lado de la mesa y de cuando en cuando le daba migajas de pan a Houston que para llamar la atención picoteaba el vidrio. Definitivamente Highway ya no soportaba más el olor del sanatorio. Todo el ámbito olía al doctor Tomás, a su bata blanca, a su pecueca sicoanalítica mezclada con tabaco negro. Esa mañana Highway le dijo a Marciana que odiaba al doctor Tomás. -Oye Marciana. Lo que más deseo es orinarme en la cara del doctor, sobre sus gafas, sobre su nariz. Sí. Eso. Ahogarlo con esos orines con olor a autopista, a billar de autopista-. Mientras terminaban de desayunar Highway 34 le dijo a Marciana que la iba a sacar de aquel sanatorio y que la iba a llevar a vivir al desierto, lejos, donde nadie pudiera interrumpir esos gratos momentos que olían a eso, a diesel con durazno. Vivirían en una casa y Highway observaría a Marciana preparar recetas con tomates, la observaría orinar mientras leía una revista donde decía que la receta de espinacas era excelente contra la resequedad de la piel, la llenaría toda de sudores y luego harían el amor en un duro catre de camionero envueltos por el blend of the best finest american and turkish and other choice of tobaccos. A Marciana le sonó la idea, pero le respondió que decididamente a ella le gustaba hacer el amor cerca de los espejos. -Eso suena bien Highway. En las mañanas sacaré a secar mis calzones rotos para que toda la autopista huela a eso, a diesel con durazno-. Agregó que por plata fresco porque ella se conformaba con sus cucos rotos que sacaría a secar cerca de las ventanas para que el ruido lejano de los autos que pasaban por la autopista los terminara de volver más tristes, más rotos, más descompuestos. Highway se emocionó mucho. Tal vez pensó que toda la autopista iba a oler a gasolina, a cucos rosados de Marciana y le dijo que los domingos saldrían a pintar con el labial las líneas de la autopista.

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