Diario de Chiapas

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OPINIÓN

Sábado 8 de Enero de 2011

El futuro de la economía mundial Jesús Martínez Soriano

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e acuerdo con las proyecciones de diversos analistas, hacia mediados de la presente década los países emergentes generarán 50% de la producción mundial, Estados Unidos 25% y las naciones europeas junto con Japón el restante 25%. Pero entre los mercados emergentes en algunos casos estas tendencias parecen más sólidas que en otros, particularmente en la India que está por sobrepasar a China en cuanto a nivel de crecimiento, y Brasil, las democracias más consolidadas.

El caso de los BRIC’s

Como se recordará, el acrónimo de los BRIC’s (Brasil, Rusia, India y China) fue acuñado en 2004 por la correduría Goldman Sachs, para diferenciar a los países emergentes que por el tamaño de su población, extensión territorial y potencial económico, estaban proyectando las expectativas de desarrollo más importantes a escala internacional. Desde esta perspectiva, China y la India serían los proveedores globales dominantes de tecnología y de servicios, mientras que Brasil y Rusia se constituirían en los grandes abastecedores de materias primas. En el 2011, por primera vez en la historia, China pasará a ser el más grande centro manufacturero del mundo, por encima de Estados Unidos, y continuará manteniendo su impresionante ritmo de crecimiento económico superior al 9%. Sin embargo, varios analistas se preguntan si ese comportamiento pudiera ser abruptamente interrumpido por algún conflicto político debido a la prevalencia de un régimen cerrado y autoritario. El otro gigante, la India, pronto podría superar a China en cuanto a generación del PIB y seguirá contando con el bono demográfico del que ya no dispondrá Beijing, en donde la población en edad de trabajar empezará a mostrar un declive gradual inevitable. Además, Nueva Delhi tiene la ventaja de estar familiarizada con el inglés, el idioma universal que hoy en día continúa dominando el mundo de las finanzas, el comercio y los negocios, así como el de las nuevas tecnologías de la información. Brasil, por su parte, perece dar pasos cada vez más sólidos hacia una mayor bonanza, consolidándose como el gigante de América Latina, no sólo como abastecedor de materias primas sino también como foco de desarrollo industrial. Las expectativas apuntan a que en los próximos años crecerá a un ritmo superior al 5% anual. El caso de Rusia es muy diferente al de los tres anteriores; dos décadas después de haberse constituido como país independiente, tras la desintegración de lo que fue la Unión Soviética en 1991, ha sido presa de sucesivos gobiernos corruptos y su riqueza relativa se debe más bien, como lo sostiene The Economist, a “un accidente de la geología”, pues posee grandes yacimientos de petróleo y gas natural, “que a su creatividad e innovación”.

La emergencia de nuevos polos de desarrollo México es otro de los países que presenta condiciones semejantes a los BRIC’s pero con tasas de crecimiento más moderadas, cuyo PIB para 2011 según diversos pronósticos se ubicará en alrededor de 4%. De acuerdo con el semanario estadounidense antes referido, el país sigue generando interés en gobiernos e inversionistas extranjeros, debido a su vecindad geográfica con el mayor mercado del mundo, a “los éxitos alcanzados por varias de sus compañías y al florecimiento de una clase media en ascenso”. Sin embargo, también es visto con “preocupación y escepticismo en virtud de los niveles de violencia que hoy enfrenta”. En África Ghana será el principal atractivo económico en 2011, al canalizar grandes flujos de inversión extranjera, pero el centro más exitoso fuera de los BRIC’s será Indonesia por las innovaciones recientemente desarrolladas, la multiplicación acelerada de su clase media y la relativa estabilidad política de que goza. A raíz de ello, hacia finales del quinquenio más de 700 millones de personas de los países emergentes pasarán a formar parte de la clase media, incrementando los niveles de consumo en el planeta.

El mundo desarrollado

Los países industrializados continuarán creciendo a un ritmo mucho más moderado, con una débil recuperación de la economía y el empleo, después de haber enfrentado en 2008 la peor recesión de los últimos años. Estados Unidos será la nación con el PIB más significativo del grupo en 2011 (4%), pero arrastrará un enorme déficit fiscal generado por el paquete de recuperación que se vio obligado a otorgar para subsanar la crisis, mismo que sigue generando amplia preocupación en los círculos financieros. Por otra parte, en Europa se vislumbran dos realidades un tanto distintas: un centro que no obstante las dificultades existentes parece más robusto y consolidado, bajo el liderazgo de Alemania, y una periferia con grandes problemas para equipararse a sus contrapartes. En general, en esa región el crecimiento será lento y pausado debido a un recorte en el gasto de los gobiernos para reducir sus deudas. La situación resulta un poco más complicada en países como Irlanda, Grecia, Portugal y otros más que ya han enfrentado revueltas y manifestacionesdeinconformidadporlosrecortes y reducciones de los beneficios sociales. Este es el panorama general que presenta la economía mundial en los albores de un nuevo año y de una nueva década, con tendencias y proyecciones que, en algunos casos, parecen muy claras e irreversibles y, en otros, más inciertas e impredecibles. Y, sin duda, constituye un referente imprescindible para ubicar la realidad de nuestro país en el concierto de las naciones. Acerca del por qué estamos en la situación descrita y de lo que deberíamos hacer para ascender a mejores estadios de desarrollo, son algunas de las interrogantes que debemos formularnos con mayor amplitud y detenimiento.

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ESPACIO DE OPINIÓN

Terroristas y sus infracciones de tránsito Salvador Monroy Ordaz

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no de mis propósitos de Año Nuevo era el poder hacer a un lado el agotante tema de la seguridad pública y de nuevo dedicarme a aburrir a los lectores con artículos sobre economía, pero un par de eventos ocurridos en la segunda mitad de diciembre me obligan a retomar el asunto. Me refiero a dos sucesos, que ni siquiera fueron extraordinarios o inusuales en el actual ambiente de cosas en México, pero que son ejemplos muy ilustrativos de las fallas de la política de combate a la delincuencia organizada que el gobierno federal intenta aplicar. El primero de ellos es el secuestro y, hasta el día de hoy aparente desaparición, de un grupo de cerca de 50 migrantes indocumentados centroamericanos, ocurrido en Oaxaca a mediados del pasado mes. La noticia fue más o menos bien cubierta por los medios nacionales. Pero, independientemente de la tragedia personal de las víctimas y de sus familiares, hubo varios detalles que deberían alertar a la sociedad sobre la ineficacia de las autoridades nacionales: fueron los gobiernos de los países originarios de los migrantes quienes sonaron la alarma; el gobierno de Oaxaca y las agencias federales mexicanas (PGR, PFP, Migración), en principio negaron los hechos y luego, una vez que tuvieron que aceptarlos, se enfrascaron en la discusión sobre las jurisdicciones del caso: el gobierno estatal dice que los migrantes son un asunto federal, y el gobierno federal alega que el secuestro, aún cuando se trate de extranjeros, es un asunto estatal. Los migrantes, por cierto, siguen desaparecidos. Como quiera que sea, tratemos de imaginar el desplante logístico que se requiere para llevar a cabo el secuestro de 50 migrantes en Oaxaca (o de 72 migrantes en Tamaulipas o de 22 turistas michoacanos en Acapulco): hacen falta vehículos para transportar a los secuestradores, que a su vez deberán ir fuertemente armados; vehículos para transportar a las víctimas; y una casa de seguridad razonablemente grande para retenerlos. Todo el trasiego debe hacerse en carreteras públicas, a la vista de todos. La pregunta que surge es: ¿nadie vio algo de lo ocurrido? El segundo lamentable suceso decembrino ocurrió en Tamaulipas. En una de las mayores fugas masivas más grandes de la historia, 151 maleantes salieron del penal de Nuevo Laredo a plena luz del día y por la puerta principal (esta fuga no debe confundirse con la de 71 reos del penal de Reynosa ocurrida en septiembre). De nuevo, hubo gran discusión sobre quién debía hacerse cargo de esos reos: el gobierno federal alega que escaparon de prisiones estatales (tiene razón), y el gobierno estatal dice que eran reos detenidos por cargos federales y por tanto eran responsabilidad

salvadormonroy@gmail.com federal (también tiene razón). Como quiera que sea, hacemos las mismas preguntas que planteamos arriba en relación con los migrantes en Oaxaca. Como puntilla de la fuga de diciembre, pasaron más de dos semanas sin que siquiera se dieran a conocer los nombres y las fotografías de los fugados. Cuando tal información por fin fue dada a conocer, en carteles y en un sitio web, no fue por alguna autoridad mexicana, sino por la oficina del sheriff de Laredo, Texas. La herramienta más antigua y pedestre del combate a la delincuencia, el letrero de “Se busca”, evidentemente rebasa las capacidades de nuestras policías, sea del nivel que sean. Todo este galimatías me hace recordar la captura, en noviembre del 2008, de Mikel Aspiazu, mejor conocido como Txeroki, a la sazón jefe militar y segundo en la cadena de mando de la organización separatista vasca ETA. Txeroki era el hombre más buscado en España, tenía numerosas causas penales abiertas por actos terroristas y era sujeto de una enorme y sofisticada cacería humana principalmente a raíz del asesinato de dos agentes de inteligencia españoles un año antes. Sus correos electrónicos y llamadas telefónicas eran interceptados regularmente, pero aún así había logrado evadir la captura desde hacía más de siete años. Cuando por fin fue arrestado, su captura pareció fruto de una casualidad, pero la realidad es que se debió al profesionalismo y excelente entrenamiento de un policía de tránsito municipal. Txeroki no podía utilizar el transporte público, ya que las cámaras de seguridad de trenes y autobuses en sus zonas de operación eran minuciosamente analizadas por las policías francesa y española. Para sus traslados, debía recurrir a vehículos robados y reemplacados, y fue esta necesidad la que terminó con su carrera delictiva. Cuando se encontraba en la localidad francesa de Cauterets (de 1600 habitantes, imagine el lector el tamaño de la fuerza policial de tal pueblito), un agente de tránsito notó que un automóvil modelo 2007 traía unas placas que habían dejado de ser emitidas en el 2005. El agente detectó esta anomalía y la reportó a sus superiores, quienes ya estaban al tanto del operativo de búsqueda. Txeroki fue capturado esa misma tarde, junto con buena parte de la cúpula de ETA. Todo gracias a que, al menos en Francia, se tiene perfectamente clara la noción de que para controlar al crimen organizado, primero hay que hacerle la vida difícil desde los aspectos más mundanos de su operación diaria, y la manera más eficiente de lograrlo es por medio de policías municipales que sean igual de importantes, entrenadas y financiadas que las policías federales. Ojalá los gobiernos estatales hayan tomado nota.


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