diari
8 sábado 4 de diciembre de 2010
E
bomberos: llama al 116
PUDo SER fUTbolISTA. DE HECHo, ASEgURA qUE jUgAbA mUY bIEN. Y ES mUY PRobAblE qUE ESAS ‘PICHANgUITAS’ HAYAN gENERADo EN él ESA ENfERmEDAD PoR No ACEPTAR UNA DERRoTA. Solo ASí SE ExPlICA qUE No HAYA RENUNCIADo A lA IDEA DE SER ImITADoR, A PESAR DEl RECHAzo INICIAl DE AUgUSTo fERRANDo. HoY, Al boRDE DE loS 43 AñoS, HERNáN VIDAURRE llAmA lA ATENCIóN CoN SUS boTAS EN PUNTA, PERo SoRPRENDE máS Al HAblAR DE SU VIDA, SU HIjA Y gIAN mARCo. AqUí No HAY ImITACIóN qUE VAlgA. III MICHAEL A. ZÁRATE III
mzarate@diario16.com.pe
¿Por qué usa esas botas?
Son modelos italianos. De chiquillo siempre me ha gustado usar botas, a pesar de vivir en Pucallpa. Me las he comprado hasta de color beige. Son bonitas y bien cómodas.
Hablando del chiquillo Vidaurre, este miércoles cumplirá 43 años.
¡43 años ya! Fíjate que mis padres tuvieron seis hijos. Gracias a Dios, mi familia era de clase media. Mi papá tenía una lancha de dos pisos, en la que llevaba pasajeros y carga a Iquitos por todo el río Ucayali. Era nuestro crucero. Mi papá nos llevaba en las vacaciones.
¿Cuánto demoraba el viaje a Iquitos?
Nueve o diez días. Primero hacíamos rutas cercanas, como Contamana o Juancito, que tomaban seis días, y de ahí partíamos a Iquitos. ¡Uy!, yo disfrutaba mucho eso de niño. Llegábamos a un puerto y comprábamos frutas baratas, como el aguaje, el umarí, el zapote. Para mí era el paraíso.
Para un niño, un viaje es la puerta al cielo.
Claro, pero también me gustaba el fútbol. Lo he jugado en club desde los ocho años. Y jugaba muy bien, no era del montón.
Si bien tengo entendido, usted jugó en el Tarata, en los Diablos Rojos en Segunda División, y llegó a Primera con el Deportivo América.
Así es. Jugué también en el Instituto Nacional de Comer-
•fotos freddy padilla
HERNÁN VIDAURRE
“lA ARRogANCIA
mE joDE”
cio. El fútbol era mi pasión. Yo era de patear bien fuerte. Jugaba de media volante y era el goleador. ¡Pucha, no sabes! Mi barrio era el jirón Huancavelica y jugábamos contra el jirón Ayacucho. No te miento, pero los del otro barrio pedían que no estuviera yo, porque todo era con apuesta (ríe). ¿Y pensó ser futbolista?
Sí, quise ser futbolista en serio. Cuando llegué a Lima quise meterme en el San Agustín. Fui a verlos y yo jugaba mejor, pero no tenía padrinos y, además, venía de sufrir un desgarro.
Su habilidad para la imitación la descubrió en el colegio, ¿no es así?
Sí. Yo imitaba al director y hacía reír a mi salón. Tenía 13 ó 14 años, ya sacaba voces, pero era muy ‘chupado’ para las actuacio-
nes. Ensayaba una semana antes del aniversario del colegio con un amigo guitarrista, pero al final decidía no salir. Era timidez.
Usted ha contado que cuando acabó el colegio en Pucallpa, no hacía nada. No estudiaba ni se preparaba para la universidad. ¿Por qué?
Porque mi hermana ya estaba en Lima y yo pensaba en cualquier momento venir y hacer una carrera acá. Y fue así. Llegué a Lima en 1986, me preparé para ingresar a la UNI en la academia Sigma, pero eran los tiempos de Alan y la hiperinflación. Mi hermana tuvo que regresar a Pucallpa a poner su negocio.
¿Dónde vivía su hermana?
En (la calle) Domingo Elías, Miraflores. Era modista de alta costura y yo la ayudaba. Llevaba las faldas ya hilvanadas al jirón Huancavelica para que les hicieran los plisados. Yo quería estudiar Ingeniería Industrial, pero – como te digo– llegó la hiperinflación,
el alquiler del departamento subió y mi hermana se fue. ¿Por qué usted se quedó?
Porque quería estudiar. Pero ya no pensé en la UNI porque no tenía apoyo. Entonces, me metí a la carrera técnica.
Estuve tres o cuatro ciclos en IDAT. ¿Cómo se ganaba la vida?
Trabajaba en una fábrica de muebles en Surquillo. Sé hacer muebles, modulares, puertas y ventanas. Estuve ahí como cuatro años.