3 relatos sobre químicos y sus contextos

Page 20

volver al índice

RELATOS SOBRE QUÍMICOS, SUS CIRCUNSTANCIAS Y CONTEXTOS

de observación, aún de los hechos más inesperados, y el darse cuenta de la trascendencia de los mismos. Así, de la manera más sencilla, y desde una observación aparentemente nimia (el jugo fermentante es capaz de rotar el plano de la luz polarizada), Pasteur llega a establecer un concepto absolutamente general: “la fermentación es un fenómeno correlativo de la vida”. Pasteur se convenció así que, contrariamente a lo creído en ese tiempo incluso por eminentes científicos (Berzelius, Liebig), el proceso de la fermentación no era de carácter meramente químico, sino que partía de la actividad de “fermentos” vivientes. Sostuvo que las sustancias orgánicas servían de alimento para estos elementos vivientes, y que los productos que se acumulaban en su presencia eran el resultado de sus procesos metabólicos. Esta simple constatación representa nada menos que el eslabón entre su vida científica pasada, dedicada a la química, y su trabajo posterior en biología. Esta convicción lo llevó naturalmente al terreno de la discusión sobre la llamada “generación espontánea”. Del mismo modo que había ocurrido con Lavoisier y la teoría del “flogisto”, el esclarecimiento por Pasteur de esta vieja controversia es quizás la mejor evidencia posible, no sólo de su habilidad como experimentador y científico teórico, sino también de la originalidad de sus contribuciones. Con la lucidez no exenta de ironía que lo caracterizaba, así explicó a sus colegas cómo repetir una de sus experimentos, quizás el más significativo, entre las que le permitieron a él refutar esa teoría: “Después de haber introducido en el balón una infusión putrescible, estírele el cuello con la llama de un mechero, de forma de hacerlo contorneado y sinuoso, en forma de S (Figura 4). Después, haga hervir el líquido. Cuando el vapor ha salido durante algunos minutos por el orificio del cuello, arrastrando consigo todo el aire del balón, apague el calentamiento y deje enfriar el líquido. El balón se va a llenar de aire ordinario que no ha sido calentado y que llegará allí conteniendo todos sus elementos conocidos y desconocidos. Como el cuello permanece abierto, la difusión permitirá el intercambio incesante entre el aire del balón y la atmósfera exterior. Y sin embargo el balón permanece indefinidamente estéril. ¿Cómo pueden explicar Ustedes este resultado, Ustedes, partidarios de la generación espontánea?. Se encuentran allí la materia orgánica, el agua, el aire continuamente renovado y el calor, y sin embargo, nada aparece en el líquido. Nos dirán que la facultad genésica de la infusión ha sido alterada por la ebullición. Pero si, sin tocar nada, cortamos el cuello del balón, de forma de dejar el balón expuesto a la caída de polvo atmosférico, la solución se enturbia en 2 o 3 días. ¿La facultad genésica esperaba para manifestarse la desaparición de ese cuello de cisne? Qué poco vale esa explicación en presencia de ésta: las curvaturas del cuello, que permanecían húmedas al momento de apagar el fuego, lavaban al pasar (a través del líquido) el aire que cruzaba la delgada red. Al principio, cuando la entrada de aire es rápida, la acción purificadora de este lavado se duplica debido a que el líquido está todavía caliente, en la medida de destruir los gérmenes que arriban a su contacto. Más tarde, son las paredes húmedas del cuello que retie30

nen los gérmenes del aire. La prueba es que si, cerrando la extremidad abierta del balón para no permitir que entre allí nada nuevo, ustedes lo agitan, de modo de hacer llegar hasta la curvatura del cuello una gotita del líquido, esta gota se enturbia, y si ustedes mezclan después esta gota al resto del líquido, éste se enturbia como si hubiéramos roto el cuello. La prueba todavía es que, una vez que se ha separado el cuello, se ve normalmente formar el primer desarrollo (siguiendo una línea) en la vertical de la apertura, en el lugar donde

pudieron caer los gérmenes de la atmósfera”. Figura 4: Equipo de vidrio con y sin cuello de cisne, utilizado por L. Pasteur en los experimentos citados en el texto, referidos a la generación espontánea de microorganismos. Tomado de Ducleaux (1896).

Este es sin duda, como bien dijo su biógrafo y discípulo, E. Duclaux “uno de esos trabajos à la Lavoisier, que llegan a ser inmediatamente clásicos por su amplitud, su elegancia y su simplicidad.” Algunos de esos balones, conservados en el Instituto Pasteur de París, permanecen todavía hoy tan límpidos y claros como cuando Pasteur realizó la experiencia, hace ya 150 años… Los experimentos realizados en este campo le permitieron no sólo refutar esa teoría sino, más importante aún, poner a punto las técnicas fundamentales de la asepsia y la esterilización. Por otra parte, el propio estudio de las levaduras le permitió desarrollar la técnica del cultivo in vitro, la cual reveló el hecho fascinante de que las células vivas tenían muchas características comunes. Como dice Dubos (1960) “el trabajo de Pasteur condujo, inevitablemente, a la doctrina de la unidad bioquímica de la vida, que es verdaderamente uno de los conceptos filosóficos más importantes de la ciencia moderna.” Desde el punto de vista de la evolución de su pensamiento, de acuerdo a los aspectos tratados en esta monografía, el hecho de poder ”cultivar” microorganismos in vitro en condiciones de completa asepsia, lo llevó a reconocer que los mismos eran los verdaderos causantes de enfermedades infecciosas. Resulta curioso, otra vez!!!, recordar que a partir de allí, todo el


Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.