PANORAMA ACUICOLA JULIO-AGOSTO Vol. 17 No. 5

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Por favor no vayan a crear una nueva Secretaría de Pesca y Acuicultura, o cualquier otra “novedosa” idea de estructura gubernamental para potenciar el desarrollo pesquero y acuícola de México.

E

n un país como México, cualquier nueva idea, por más ingeniosa y acertada que sea, tomará varios años en implementarse cuando llegue a las oficinas y pasillos de los edificios gubernamentales, repletos de burócratas automatizados que seguramente representarán una barrera muy difícil y costosa de franquear al implementarse cambios radicales, cuando lo que el sector acuícola y pesquero necesita es una rápida gestión en programas de apoyos a la producción y un esquema de financiamiento apropiado para cada actividad acuícola o pesquera de forma particular. Y la realidad es que en los últimos diez años se ha trabajado en establecer estos cambios y estructuras que le permitan a la acuicultura y pesca contar con estos esquemas de apoyos y financiamiento apropiado, pero es muy poco lo que se ha concretado. El sector no aguantará otros seis años en diseñar y construir una nueva estructura gubernamental que solo llevará el aumento presupuestal que se consiga al pago de sueldos y salarios, rentas de edificios, viajes y viáticos, sin tener ningún efecto significativo en el aumento de la producción pesquera y acuícola, tal y como nos lo indican las mismas cifras oficiales de la última década. El mejor ejemplo que tenemos

para mostrar esta situación es el “Fondo PROMAR”, decretado como parte de la “Nueva Ley de Pesca y Acuicultura” en el año 2007, y por lo tanto como un mandato de Ley, al ser aprobado por el H. Congreso de la Unión, y que en más de cinco años la actual administración no ha podido terminar de conformar, luchando contra la burocracia dentro de sí misma, lo que ha ocasionado la pérdida de oportunidades y crecimiento del sector en todos estos años. En lugar de crear una nueva estructura, mejor sería rescatar y concretizar los planes y proyectos de la que se tiene actualmente, a la que nunca se le ha dado la atención y la voluntad política suficiente para terminarla de conformar desde la creación de la misma CONAPESCA en el año 2000. Sin embargo, se respira un aire positivo en este sentido. Como nunca antes hay un consenso generalizado en el sector acuícola y pesquero del país en relación al estancamiento en la producción en estos últimos diez años, y de que esta situación no puede continuar igual. Este consenso puede representar un factor de unión de ideas y voluntades que repercuta en un rápido crecimiento de la planta productiva y de la producción en cifras superiores al 10% anual con una simple gestión atinada por el próximo gobierno en turno. Un capital político nada despreciable para algún buen gestor y promotor del sector acuícola y pesquero, con los conocimientos suficientes y las habilidades políti76

cas adecuadas que busque no un empleo, sino una carrera política en asenso para el fortalecimiento de la pesca y acuicultura en México. Con una simple gestión apropiada, y sin requerir de nuevas fórmulas, ni de nuevas estructuras, y mucho menos de nuevos títulos y nombres rimbombantes de agencias gubernamentales, utilizando todos los gastos que representarían esos cambios en apoyos a la producción y a la constitución del Fondo PROMAR, se lograría lo que en diez años no se ha logrado: aumentar la producción de pescados y mariscos en México y mejorar la oferta de estos productos al mercado interno, para que éste pueda favorecer su consumo sobre las importaciones, y se generen así más empleos en áreas rurales y de alta marginación, las cuales son zonas de incidencia de otras actividades que afectan la paz social del país y han puesto el nombre de México en los titulares rojos de los periódicos y noticiarios del mundo. Es tal el atraso del sector, que cualquier gestión que logre por lo menos consolidar este Fondo PROMAR, el cual ya consumió tiempo y dinero de todo un grupo de expertos consultores y productores del sector en su concepción y propuesta años atrás, y que lo lleve a operar en la forma en que está propuesto en la Ley, ya representaría una avance histórico en el sector, y realmente lo potenciaría para un crecimiento sostenido por las siguientes décadas. Sólo eso… ¿será mucho pedir?


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