EL CIRCO QUE SE PERDIÓ EN EL DESIERTO DE SONORA: UN OASIS PARA LA ORALIDAD de Raquel Iglesias Plaza

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actos que supuestamente van contra de la moral. Por consiguiente, en este episodio se puede verificar, ciertamente, esta característica del refrán, que es la de inducir al receptor; en este caso, a Reinaldón: al dirigirse al oyente busca influir en su conducta con un discurso frecuentemente pedagógico-moral y emotivo-lógico, haciendo recaer la responsabilidad del acto discursivo en la voz colectiva e incuestionada de la comunidad, gracias a la validez que le transfiere el pertenecer a un acervo compartido (2009: 121).

1.4 “¡Ay, Chihuahua, cuánto apache, cuánto indio sin guarache!”10 En un discurso oral, como es el de una conversación, existen expresiones que enfatizan, entre muchos sentimientos: indecisión, admiración, enojo, sobresalto, sorpresa o asombro, como es el caso de “¡Chihuahua!” Por medio del estudio de la 10  “¡Chihuahua!: Eufemismo por exclamaciones de sorpresa o desagrado que empiezan por ching- (compárese también achi, achis, chingado)” (Gómez de Silva, 2014). 56


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