La ética de Cristo

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Jesús no fue puritano Una de las cosas que más llaman la atención, al leer los evangelios, es que unos escritos en los que ocupan un puesto tan central y determinante las cuestiones relacionadas con la ética, no se interesen para nada por los problemas morales relativos a la sexualidad. Y que nadie diga que ese asunto no preocupaba entonces a la gente. Decir eso, sería, desde luego, una ingenuidad o una simpleza. Pero, además, sería también una mentira. Porque el hecho es que problemas relacionados con el sexo aparecen repetidas veces en los relatos evangélicos. Lo que refleja obviamente una problemática que es perfectamente comprensible en cualquier modelo de cultura, pero más en una sociedad como aquélla, de la que tenemos datos abundantes para pensar que era una sociedad bastante puritana, enormemente patriarcal y machista2". Jesús vivió, por tanto, en una situación en la que cualquier conducta socialmente desviada en relación al sexo era motivo de escándalo, de juicio y de condena. Pues bien, estando así las cosas, resulta aún más chocante que las primeras comunidades cristianas, en las que se recogieron y redactaron los hechos y los dichos de la vida de Jesús, no tuvieran nada que decir sobre la moral sexual. O si tuvieron algo que comunicar sobre este asunto, no lo consideraron digno de mención. Lo cual quiere decir, ante todo, que a Jesús no le interesó el problema de la sexualidad en cuanto problema ético. Al menos, no hay datos sobre eso. Y, por tanto, de ahí se puede y se debe deducir que los evangelios no suministran materiales para elaborar una "ética de la sexualidad". Lo que significa, en definitiva, que aquellos primeros cristianos pensaron que tenían bastante con la "ética del amor cristiano", que resume y condensa todo lo que Jesús nos dejó como "testamento ético" (cf Jn 13, 33-35; Mt 25, 31-46; Rom 13, 8-10). Lo más seguro es que lo que acabo de decir le parecerá a mucha gente una cosa inaceptable, exagerada o sencillamente falsa. No lo es. Y lo voy a demostrar. Ante todo, es llamativo que los evangelios no digan absolutamente nada sobre una cosa que es muy importante en la

26. Por ejemplo, las costumbres que había, en aquella sociedad, con respecto a los derechos y deberes de la mujer, indican con fuerza la importancia que los judíos de entonces le daban al tema del sexo, siempre con detrimento de las mujeres. Cf. J. Jeremías, Jen/salen en tiempos de Jesíis, 371-387, con amplia bibliografía.


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