Revista Cultura Urbana Nr.37-38

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Poil de carotte

descuidado transeúnte, y un delirio estableció su reino en mi cabeza. Esto no puede seguir así. Por su parte, Poil de carotte se dedicó a enviar mensajes a mi celular, en donde declara que le parezco encantador, que está fascinada por haberme conocido, que ya quiere verme. No fue posible reunirnos al amparo del cerro de la silla debido a sus compromisos laborales, sino hasta muchos días después, ya de regreso en la Ciudad de México. Por supuesto, el día que nos encontramos, cumplí mi promesa de explorar con ella todas las formas posibles de la gravedad entre dos cuerpos y desafiar cada una de las leyes de la física. La despedida fue una transfiguración del vicio en virtud. Por una broma de la geografía, ella vive lejos de mi zona de influencia. Nunca ha estado en Coyoacán, la Condesa ni la Roma. Yo ignoro todo lo referido al Mundo E, o como se llame ese planeta de su sistema solar. Tres Sólo se fue, dejándome una promesa que se desdibuja morosamente. Después aquel encuentro, desapareció. No se reunió mas conmigo, ni pude localizarla de nuevo. Me atormenté cavilando qué pudo haber sucedido. Juro que me bañé ese día, que la llevé a cenar, que recorrimos numerosos senderos de la ciudad, en los que conocí un sabor en su piel que me dejó más ebrio que nunca. Le regalé un par de libros y un disco de Tom Waits. Hasta le concedí mi abrigo, porque temblaba y yo quise imaginar que era de frío. Pero ya no hay mensajes de agradecimiento a la vida por haberme conocido, ni besos de diez mil voltios. Yo estaba más que dispuesto a partir en misión de reconocimiento hasta su Mundo E o al planeta que fuera necesario, para ser visto por ella. Verla. Transité por la paciencia, la impaciencia, la desolación, la apatía, el juramento vano. Ella me heredó el insólito sabor de lo fugaz, el cual antes que revelar su consistencia, se extingue. Decidí recurrir a los clasificados con el siguiente mensaje: POIL DE CAROTTE, DAME VIDA OTRA VEZ. Un par de días más tarde, recibí un mensaje por celular, donde decía: “Cantante mío, parto a Phoenix, a buscar el pasado. Regreso en tres años, piensa en mí”. Sé que la respuesta la tiene Tom Waits, pero quiero ignorarlo. También sé que antes de reencontrar a Poil de carotte, podrían diluirse todos los años de mi vida. Y esta vez el ave fénix no renacerá, ni de su pasado ni del mío.

Edgar Krauss

Gothic Dream (Detalle) Verónica Rojas (México)

Édgar Krauss. Editor, columnista, historiador y narrador. Colabora en Reforma, Letras Libres, Fahrenheit, Libros México, entre otros. CULTURA URBANA 79


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