la concepción materialista de Marx

Page 49

Aulide? Todo esto nada tiene que ver conmigo, y no encuentro ninguna moraleja que se me pueda aplicar dice Beaumarchais en su Ensayo sobre el género dramático serio. Y lo que dice es tan justo que es posible preguntarse con sorpresa: ¿cómo los partidarios de la tragedia pseudo— clásica no lo pudieron comprender? ¿Qué “tenían que ver en todo esto”? ¿Qué moraleja encontraban? Y sin embargo, el problema era simple. En la tragedia pseudo— clásica, tan sólo se trataba en apariencia de “tiranos del Peloponeso” y “princesas de Aulide”. En realidad, y para usar una expresión de Taine, aquí se daba un cuadro delicadamente realizado del gran mundo y que despertaba la admiración de éste. El mundo nuevo, el mundo de la burguesía, sólo respetaba esta tragedia por tradición, o se rebelaba abiertamente contra ella porque también se rebelaba contra “el gran mundo”. Los voceros de la burguesía veían en las reglas de la antigua estética una ofensa a la dignidad del “burgués”. “¡Presentar hombres de una condición media, atribulados yen medio de desdichas, vamos, vamos!”, exclama Beaumarchais con ironía en su Carta moderada sobre el fracaso y la crítica de “El barbero de Sevilla”. Únicamente se los puede mostrar burlados. Los ciudadanos ridículos y los reyes desdichados se reparten entre ellos todo el teatro existente y posible, y lo he de tener en cuenta…”

Los ciudadanos77 contemporáneos de Beaumarchais eran, por lo menos en su mayoría, descendientes de burgueses franceses que imitaban a los nobles con un celo digno de mejor causa y que, por esta razón, fueron ridiculizados por Moliére, Dancourt, Regnard y tantos otros. Tenemos, pues, en la historia del espíritu y las costumbres de la burguesía francesa, por lo menos dos épocas distintas: la de imitación de la nobleza y la de $u oposición a esta misma nobleza. Cada una de estas épocas corresponde a una cierta fase del desarrollo de la burguesía. Las inclinaciones y los gustos de una clase dependen pues del grado de su desarrollo y aún más de la posición que toma en relación a la clase superior, posición que está determinada por dicho grado de desarrollo. Esto significa que la lucha de clases desempeña un gran papel en la historia de la ideología y, efectivamente, este papel es tan importante que no se puede comprender la historia de los gustos y de las ideas de una sociedad, a excepción de sociedades primitivas, en las cuales no existen clases sin tomar en consideración la lucha de clases que en ellas tienen lugar. La esencia profunda del desarrollo de la filosofía moderna en su conjunto, dice Ueberweg, no reside solamente en una dialéctica inmanente de principios especulativos, sino en la lucha y las tentativas de conciliación que se producen entre las convicciones religiosas tradicionales y profundamente afincadas en el espíritu y el alma, por un lado, y los conocimientos adquiridos gracias a las investigaciones de la época moderna en las ciencias de la naturaleza y el espíritu, por el otro.78

En caso de poner un poco más atención, Ueberweg hubiera podido ver que los mismos principios especulativos, en cada instante dado, no eran nada más que el resultado de la lucha y de las tentativas de conciliación de las cuales

En francés (citoyens) en la edición alemana. (N. de la R.). Esbozo de la historia de la filosofía, edición del Dr. Max Heinze, tercera parte, p. 174. Berlín, 1880. 77 78

Carlos Marx

• 51


Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.