RAZA DE BRONCE

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El relato de Suárez crea una atmósfera estetizante en la que los indios del Imperio incaico son presentados como seres bellos y nobles, capaces de sentimientos abnegados como el servicio fiel a su monarca. Esta atmósfera es diametralmente opuesta a la del mundo indígena de Raza…, lleno de fealdad, abusos y crueldades. Por ello, “La justicia del Inca” es un relato falso, y por lo tanto, sin público: “Así leyó Suárez, emocionado; mas nunca supieron sus amigos lo que había leído el ingenuo poeta enamorado...” (308). Así, se produce la contradicción de que una novela que en apariencia sirve para criticar la postura modernista ante la realidad latinoamericana haya derivado gran parte de su belleza artística del mismo movimiento que se proponía condenar123. Las tensiones y contradicciones de Arguedas no sólo se hicieron presentes en su análisis sociocultural de los problemas de Bolivia en el camino a la modernidad, o en su postura ideológica frente a la “cuestión del indio”, sino en su misma estética literaria. En la obra de Arguedas, se debatía el lugar de lo literario en relación al cuadro social boliviano. Acaso la paradoja de la forma (modernista) y el contenido (significación sociológica) hace que Raza de bronce se haga cargo, en su propio registro, de una contradicción de larga data para Arguedas (la tensión general entre ficción literaria y no-ficción sociológica). Cuando Agiali regresa del valle, se entera de que su novia está embarazada de Troche, el administrador mestizo. Agiali golpea a Wata-Wara. Ella responde: “¿Y lo hice acaso por mi gusto?... Me puso fuerza, y si no cedo, nos arroja de la hacienda, como a otros, sin dejarnos sacar la cosecha, o cuando menos, lo manda a mi hermano al valle para que inutilice sus bestias o vaya a morirse como el Manuno” (130-131). realizado, su frustración se debe a la esterilidad sexual que acompaña su elección. La historia tiene una moraleja: Huaina-Capac le dice: “has destruido tu vida, la has hecho infecunda y es tu falta, porque antes que amado, has querido ser admirado, y toda vanidad se paga” (307). Si Arguedas adoptó una postura moralista y exploró narrativamente las consecuencias de la falta de “educación” de los deseos en una sociedad racialmente heterogénea, con esta leyenda parecería decir que la represión absoluta de los deseos tampoco es el camino adecuado. 123. Ver el artículo de Teodosio Fernández, “Análisis estructural y estilístico de Raza de bronce: texturas, formas y lenguajes”, Raza…, Edición crítica, pp. 537-552. BIBLIOTECA AYACUCHO

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